Partida Rol por web

Todo aquello había sido una auténtica locura, no solo el asesino había cumplido sus amenazas y había teñido a todos de rojo, si no que una de sus compañeras, se había suicidado. Estaba callado, atónito, pues sentía que esta vez la culpa no era de alguien en concreto, si no de todos ellos. - Chicos... - comentó en un tono apagado. - Yo... Me siento fatal. Siento que si no la hubieran echado del club de animadoras, si el asesino no hubiera ido a por su mejor amiga, si no hubieran sido sus padres tan exigentes... Si hubiéramos estado, cualquiera de nosotros, más atentos a ella, porque era evidente que no estaba bien esta mañana. - suspiró, con gran tristeza.

Esta vez no podemos simplemente culpar a Ghostface, todos podríamos haber hecho algo por ella, cualquiera la podría haber salvado y entre todos hemos hecho que acabe... - ni si quiera podía terminar la frase. - Solo quiero irme a casa y que acabe esta noche. - el suicidio de aquella chica había eclipsado prácticamente todo lo demás, como su inesperado baile con Verónica, el arresto del padre de Diana... Solo aquella iluminación roja que recibieron prácticamente todos los presentes seguía al son de aquella muerte, pues por mucho que le doliera admitirlo y por fácil que fuera echarle la culpa a quien la había expulsado o quien había pasado de ella después de tener cierto encuentro sexual, recaía en todos el no haberla ayudado y por ende, sentía que él también era culpable de aquello.

Intentó mirar a sus compañeros, buscando algo de consuelo en ellos. Lazlo parecía bastante poco afectado, a diferencia de Jordan, quien parecía estar igual de mal que el propio Ryan, incluso diría que peor. - ¿Queréis que os lleve a casa? Aunque no todos cabemos en mi coche... - decía muy desganado el chico que normalmente andaba animado.

Centró también su mirada en Diana, quien había perdido a un padre, pues aunque no hubiera muerto, enterarse de que colaboraba con el asesino y verlo arrestado era algo fuerte. - Sam va a pasar la noche en mi casa porque... Bueno, discutió con su padre y no puede volver. - intentaba sonar animado ante el ofrecimiento que iba a hacer, pero simplemente, no podía. - Si quieres puedes venir también, así no te sientes sola ahora que no está tu padre. - en cualquier otra situación habría dicho alguna barbaridad, pero dada la situación actual y el pensar también en como lidiar con su madre al llegar a casa, hacía que no le traicionera su pervertido cerebro.

Intentó agarrar la mano de Luke para que no se separaran, pero entre los empujones la perdió. De repente, River se quedó sola en una marabunta de gente, sin tener claro si huían solo de la figura que colgaba o de algo más. Le recordaba a la bolera, cuando creyó ver a Ghostface persiguiéndola. En ese momento había sido una falsa alarma, ¿pero y si ya no lo era?

River no pudo reunirse con sus compañeros hasta que la cosa se calmó. Corrió hacía ellos, su rostro lleno de pánico, y comprobó uno por uno que no faltara nadie.

-Mier--rda. Pensaba que ig--ual era alguno d-de vosotros.-hablaba entrecortado, sin aire. Se apoyó en sus rodillas y cogió una bocanada de aire. Con la mano en el pecho, esperó a que se le calmara el corazón, aunque no podía dejar de pensar en algo.-Tenemos que hacer algo y ya. O volverá a atacar.

Se sentía fatal. Habían dejado de lado el plan por una fiesta y ahora alguien había muerto, justo cuando ella confiaba en que nada malo pasaría. Claro que luego explicaron que era un suicidio, lo que significaba que no era responsabilidad suya, pero al mismo tiempo, era horrible pensar que la chica hubiera decidido tomar su vida de esa manera.

-Sí, es ella.-respondió a Lazlo, temiendo lo que eso significaba.-No entiendo, ¿Elba sabía lo qué iba a hacer y no hizo nada?

-Por mí no te preocupes, volveré a casa con Mickey.-a River no se le pasó por alto la preocupación de Ryan por Jordan, a ella misma se le hizo un nudo en el estómago cuando le vio, así que tomó la iniciativa para que pudiera llevar a su amigo en coche a casa.

Jordan asintió a Ryan, sin decir nada.

No se atrevía a mirar hacia arriba. Todo se había convertido en una especie de pesadilla en la que escuchaba voces, ruidos, gente pero se le hacían etéreos, secundarios. Su mente no paraba de dar vueltas sobre lo mismo, sentía sus manos manchadas de sangre al igual que pasó con Mía. Trataba de repetirse una y otra vez que él no era culpable, pero esta segunda muerte hacía mucha fuerza hacia el otro lado.

Aún shockeada por el suicidio de Bryoni y su nota de suicidio me dejé llevar por los policías para que me hicieran preguntas. Sin embargo, pronto mi gesto dolido e impactado se transformó en una de incredulidad y enojo. Podían preguntarme muchas cosas, mi participación en el suicidio de mi amiga, qué significaba todo lo que había comentado en la nota, pero decidían interrogarme por el maldito tupper.

- Y yo qué sé de dónde vienen esos malditos sesos, me los envió mi madre pensando que me lo había olvidado - expliqué airada - pero ese tupper no es mío, nunca lo había visto. ¿Para qué demonios traería algo así al festival? Tengo suficiente con ese loco que anda por ahí matando a mis amigas como para que encima buscarme problemas por algo tan macabro.

Saqué el móvil y les enseñé los mensajes de mi madre.

- ¿Veis? No tuve nada que ver, seguramente fue esa maldita gorda de Elba Ginaso la que lo puso ahí. Me han dicho que ahora mismo está en la cárcel por andar haciendo algo parecido. Es una tipa muy rara que siempre anda haciendo cosas desagradables.

Las notificaciones de los teléfonos de toda la gente que andaba aún por el lugar, no paraban de sonar y es que todos, sin excepción, vieron el hilo de Twitter de Elba, haciendo que miradas de asco se posaran sobre Samantha, aunque nadie se atrevía a decirle nada.

¿Cómo tomarían los adolescentes aquella noticia? ¿Cambiarían los asientos ocupados en el Ryanmóvil? ¿Le harían el vacío a Sam? Todas aquellas respuestas solo podían ser respondidas por los propios adolescentes.

Ryan ya conocía el secreto de Samantha y entendía perfectamente porque lo quería ocultar, sin decirle nada a nadie. Todo el mundo la miraba ahora como un despojo social, algo que Ryan había sido toda su vida, por lo que sabía lo que era sentir esas frías miradas en la espalda, esos ojos con aire de superioridad, juzgándote, las risas, los dedos acusadores...

Cerró el puño con cierta rabia y caminó hacia Sam. - ¡¿Qué estáis mirando?! - gritó, mientras alzaba los brazos, intentando atraer sobre él todas las miradas. - ¡Ella me ha demostrado ser mucho mejor que todos vosotros juntos, así que tenéis que decirle algo, decidlo, panda de abusones! - tenía la adrenalina a tope e incluso flipaba consigo mismo con lo que acababa de hacer. Nunca se había plantado contra los bullies, de hecho les había respondido ignorándolos o con una sonrisa en la cara, pero eso es porque se lo hacían a él, sin embargo, últimamente algunas personas le habían demostrado que él importaba y no podía dejar que nadie pasara por lo que ha pasado él, tenía que plantarse y luchar, luchar como nunca antes lo había hecho por si mismo.

Se giró entonces hacia su amiga. - Aunque todo el mundo acabe dándote de lado, estaremos solos juntos Sam. - finalizó, para mirarla a los ojos y entonces, ponerse rojo como un tomate, mirando así al suelo. - Aunque debo decir que dudo que hoy podamos dormir en mi casa... No creo que mi madre esté contigo. - admitió, hablando por lo bajo.

Suspiré de resignación al ver la escena del baile.

Quería pensar que quizá podría ser distinto. Que quizá podría haber salido a bailar con Ryan, ahora que le había dado clases (una solamente) y había dejado de bailar como un calamar fuera del agua. Quizá había visto demasiadas veces Pretty in Pink, pero ni yo era Molly Ringwald ni esto era un anime escolar adolescente salido de Netflix.

Sentí envidia al ver a Bárbara bailar con el creído de Jordan. Sentía envidia de no ser nadie más que la estúpida rebelde que se metía en jaleos, quizá para no ser reconocida como un estereotipo común al resto de chicas. Pero en aquel momento... ojalá me hubieran sacado a bailar.

La luz roja nos alcanzó a todos y ver el cuerpo allí arriba de Bryony, me hizo contener la respiración. Lo que pasó después con el padre de Diana, hizo que me girara hacia Leslie e irónicamente, la dijera algo.

- Te lo dije.- Una advertencia que llegaba demasiado tarde.

La policía abrió los candados y cada hormiga salió a su hormiguero corriendo, excepto algunos. Los que nos quedamos, por acompañarnos unos a otros, quizá no teníamos a donde ir, en realidad. Diana tampoco, después de lo ocurrido.

- Tranquila, cielo.- Dije abrazando a Diana por los hombros.- Has hecho lo correcto.- Suponía que ella había "entregado" a su padre, y si no me equivocaba, posiblemente le habría salvado la vida.- Míralo por el lado bueno, esta noche te daré calorcito del bueno en la cama de Ryan- Miré al pringaillo y sonreí, agradeciendo así su ofrecimiento.

Jordan estaba jodido. Y aunque me parecía un pijo, en el fondo no parecía mal tío. Sobre todo ahora.

- Hey!- Llamé desde donde estaba junto a Diana.- Bryony no se ha suicidado por tu culpa. Hay gente que no puede soportar...

Nos llegó a todos un mensaje y por las caras del resto, supe que algo andaba mal. Muy mal. Me separé lentamente de todos mientras leía el contenido.

ASESINA

-Hija de puta...- dije entre dientes.

Mi cabeza empezó a enturbiarse y mi corazón a latir deprisa. No... no... ¡Lo sabían! Dejé caer el móvil al suelo, si querelo mientras me llevaba las manos a la cabeza, sin poder creerlo. Y las voces empezaron de nuevo. 

ASESINA

-No... no... yo no...- Balbuceaba. Que Dana fuera mi madre no debería suponer nada... ¿o si? A finde cuentas había seguido los pasos de ella, punto por punto. ¿Estaba loca? Cerré los puños y apreté los dientes mirándolos a todos uno por uno.

PUTA LOCA ASESINA

Jordan estaba muerto. Diana estaba muerta. Incluso River estaba muerta. No podía evitar verlos ahora mismo como si estuvieran muertos bajo mis manos. Miré a Ryan defenderme. Le odio. Le mataría también...¿Debería?

MATALOS A TODOS, SAM.

-Te...odio...- Dije a Ryan andando de espaldas hacia la puerta. ¿Por qué me defendía? Era una buena persona y a este paso lo iban a matar también.- ¡TE ODIO!- Le grité. Quizá así se alejase de mí de una maldita vez y... viviera. -¡¡¡Os odio a todos!! Yo no estoy loca!

SI...SI LO ESTAS. ACABA CON ELLOS. ACABA LO QUE EMPEZASTE...

Salí corriendo como alma que lleva el diablo, sin importar si alguien me seguía o no. Tenía claro lo que iba a hacer. Iba a matar a esa hija de puta gorda con complejo de muñeco de Michelin.

Alzó la cabeza al recibir el mensaje de Sam. ¿Era para él? No lo tenía claro pero cuando empezó a leer los mensajes del hilo de Elba salió de su sopor por unos instantes y se quedó contemplando, con lágrimas aún en los ojos, al show que estaba montando Sam.

No tenía cojones de alzar la mirada más de lo necesario. No quería ver a Bryony. Se levantó y se quitó la chaqueta para ir junto a Barbara que se había quedado a solas con la policía. Era injusto para ella también.

Al pasar al lado de Ryan le comentó rápidamente un par de cosas y le dió un golpecito en el hombro.

— Ryan, amigo, no pierdas tu esencia. Siento no haber estado contigo estos días, está siendo todo una puta mierda. Supongo que dejaré a Bárbara en su casa y me iré con mi hermana.

Dicho esto pasó cerca de Sam y la miró de reojo, incluso con una pizca de miedo y preocupación en su rostro.

Al llegar junto a Bárbara la tapó con su chaqueta del traje y se quedó junto a ella para tratar de reconfortarla, aunque en parte era él quien necesitaba no estar solo en esos momentos.

Su ceño se frunció cuando leyó el hilo de Elba y miró a Sam sin entender nada, queriendo escuchar de ella si era verdad. ¿Ella, hija de Dana Scully? Era tan surrealista que le encajaba como una de las estrafalarias invenciones de Elba. Si hubieran querido, podrían haberlo negado todo. Incluso podrían haber encontrado la forma de explicar por qué y cómo estaba Eleanor dándole la razón. Pero Ryan se puso a la defensiva, confirmando así que lo que decía el hilo era verdad.

-¿Qué--?-River balbuceó, asimilando lo que implicaba. Sam empezó a gritar que les odiaba, sobre todo a Ryan, y de manera inconsciente dió un paso atrás. Pero Sam en vez de seguir hacía ellos, se dio medía vuelta y echó a correr.  

River se acercó a Ryan, deteniéndose un momento para recoger el móvil de Sam. Todavía no tenía claro lo que pensaba sobre la chica, pero sí creía que en el caso de que Sam necesitara ayuda, de cualquier tipo, mejor que no se quedara a solas con nadie. Porque no hacía falta ser ningún genio para imaginarse qué iba a hacer Ryan a continuación.

-Voy contigo.

La visión de la policía apresando a su padre, era algo que Diana se imaginaba que podía llegar a pasar, pero esa certeza no disminuyó el efecto. Había supuesto que la afectaría menos, pero una cosa era verlo en la tele, o incluso haber sido citado, como le había pasado a Diana últimamente, y otra totalmente distinta la humillación que estaba sintiendo ahora. 
Las palabras de Sam la tranquilizaron apenas. Hace pocas semanas Diana se habría sentido muy sola, no conocía a nadie, y su propia familia la trataba como a una extraña a veces. 
Por eso mismo, el efecto producido por el hilo de twittear fue doblemente doloroso. El sentimiento de traición que sentía desde Samantha era incluso más grande que el que había sentido con el móvil de su padre. 
Invadida por la ira, y totalmente desbordada, se sacó los tacones y salió en busca de Samantha. Tenía cosas para decirle, para escupirle en forma visceral. 

   Glacias Mui, pero paso~h - le comentaba a mi compañero que nos había traído - aún me in'elesa lo que les comen'aba en el coche, quizás con  la cosa andando pa'a pa riba, sea más fácil me'el las manos donde no se debe - para entonces irme caminando con total tranquilidad hacia la salida - luego me cuen'an como 'elmina es'o de los pecados de los padles...

Ryan escuchó las palabras de Sam como un grito de socorro, no como una amenaza. Las palabras de Jordan le dejaron un poco traspuesto, pues era irónico que quien le dijera que no perdiera su esencia fuera, precisamente, la persona que más había cambiado en el último año.

Aún así, Ryan sintió que si que es cierto que nunca se había atrevido a hacer aquello, defender delante de tanta gente a alguien. Tampoco nunca antes se había lanzado encima de una asesina que acabara de matar a alguien delante de sus narices... Por lo que si que es verdad que estaba cambiando, pero no sentía que fuera en un mal sentido, si no que ahora sentía la valentía suficiente para defender a aquellos que habían demostrado importarle, aquella valentía que no había sentido por sí mismo en el pasado. Y es que Samantha tenía más que merecida su confianza, pues le había salvado de morir en aquella taquilla, al igual que Jordan y River, personas por las que habría hecho lo mismo, a pesar de lo lejano que seguía pareciendo su amigo.

Y hablando de River, esta no tardó ni un segundo en darse cuenta de las intenciones del chico, por lo que, lleno de agradecimiento, le dedicó una leve sonrisa y asintió con la cabeza, para salir detrás de Samantha e intentar tranquilizarla antes de que cometiera ninguna locura, sin darse cuenta que detrás les seguía una enfurecida Diana, con tacones en mano.

Jordan se acercó a Barbara para darle algo de apoyo, aunque al policía no le hizo mucha gracia, pues el testimonio lo tenía que dar ella, sin tener ningún otra persona presente, pero puesto que ya había terminado con el interrogatorio, lo dejó pasar.

Pero para sorpresa de los tres, la radio de aquél policía sonó. - ¿¡Cómo!? ¿¡Qué se ha escapado la sospechosa y ha ido a la casa de los Charlister!? - se quedó callado un segundo, escuchando por el pinganillo. - Entiendo. Menos mal que ya la habéis pillado y le habéis quitado el móvil. - tomó nuevamente su libreta y se dirigió a Barbara. - Tengo, por desgracia, más preguntas que hacerte. - miró entonces a Jordan, con una mirada seria y fría, indicándole así que debía irse.

Ryan, River y Diana, en ese orden, persiguieron a Sam hasta el coche del chico, para ver que la hija de Dana Scully, se encontraba intentando forzar la puerta del coche del chico.

- ¡¡Joder, joder, joder!!- La puta puerta del coche de Ryan no se abría.

Seguramente fuera cosa de los nervios, de la rabia que me cegaba en aquel momento, o de que aquel vestido me complicaba las cosas. ¡Maldito vestido! El rimel se me había corrido como si ahora fuera Alice Cooper, debido a las lágrimas. Esa maldita gorda había sacado a la luz aquello, por lo que luchaba que no se supiera.

Y ahora todos me odiaban. Yo los odiaba a todos... su forma de mirarme, el hecho de que me esquivaran como si oliera mal. Juro por Dios que si hubiera tenido los poderes de Carrie aquello se habría convertido en la puta barbacoa del 4 de julio.

- Dejadme en paz...- Masculle entre dientes, apretándolos, cuando vi a algunos venir hasta mí.- ¡Jodido troncomovil!- Grité ansiosa golpeando la puerta del coche de Ryan al ver que no se abría. Me giré con los puños en alto, crispada hasta el máximo, y llorando si poder parar.- ¡Os mataré! ¡Os mataré a todos si os acercáis! ¡Alejaos de mí!

¿Qué iba a hacer a hija de una asesina, sino... matar?

- Voy a matar a esa hija de puta... -Gruñí lanzando un par de Jabs al aire. Tenía una pinta cómica, como una luchadora de MMA con tacones y vestido de fiesta. Lamentable.- No...no puedo protegeros ya... ya no... Me rompía por dentro a cada segundo que pasaba allí.

Jordan volvió al poco rato. Al parecer la policía no quería que estuviera con Bárbara durante le interrogatorio, así que fue a ver como estaba su hermana, que sabía que andaba por el baile. Le había visto entrar con uno de sus.. 'amigos especiales' uno mas de su colección, así que esperó algún momento que estuviera sola para acudir a ella.

— Sis.. — la abrazó con lagrimas aún en sus ojos. Se sentía perdido completamente y solo. — ¿Cómo estás? Parece que el terror nunca termina en este pueblo maldito.

Maryam no era de los que más afectados estaban en aquél lugar, a pesar de que ver un cadáver no era del agrado de nadie, menos aún si este contenía una nota suicida que culpaba a casi todo el pueblo. Jordan la encontró sentada en uno de los bordillos del aparcamiento, mirando al cielo. - Estoy... Bien, dentro de lo que cabe. - admitía la chica. - No conocía mucho a Bryony, pero no puedo decir que no la entienda. - confesó, sacando algo de empatía, algo que no solía verse en Maryam.

A veces simplemente me junto con chicos o me voy de fiesta con gente random, por el mero hecho de que siento que no valgo para nada en particular. - miró a su hermano, apretó un poco los labios e hizo una leve mueca. - Yo no soy una friki de los móviles, así que la opción de usar mi cerebro para ser millonaria no está. - se levantó del suelo y se espolvoreó el trasero. - Mírame, lo único que tengo es este cuerpo y mi cara, porque de personalidad hasta yo sé que suelo ser algo zorra.

Suspiró con algo de pesadez. - No quiero acabar como Bryony, Jordan. No quiero que si algún día todos estos colegas de fiesta me dejen de lado, me quede sin absolutamente nada, sin absolutamente nadie, completamente vacía... - se la notaba muy afectada, aunque había llevado la negatividad a su terreno, mostrando así en parte su egocentrismo, pues, después de todo, ella no era ni la muerta ni la expuesta.

Jordan se sentó junto a ella.

La rodeó con un brazo por la espalda y la atrajo para que se apoyara en él.

— Tu vales mas que esos idiotas con los que te juntas a veces, mil veces mas. Eres mi hermana y siempre te apoyaré, a mi lado no te va a faltar de nada ¿lo sabes eso no? 

Le dio un beso en la frente mientras le acariciaba su pelo con suavidad y ternura. Odiaba ver a su hermana con cualquier hombre, sabía que no iba a estar mejor con nadie mas que no fuera él. Tenía dinero de sobras y la iba a cuidar para siempre, alejada de esos randoms que solo la querían por su cuerpo.

— Solo tienes que concentrarte en ser feliz, del resto me ocupo yo ¿si?