Partida Rol por web

Jimena se sintió extrañamente feliz de poder conseguir pasar, al fin y al cabo, no estaba segura de que fuera posible, pero allí estaba.

Miró como los señores se divertían con el hijo de la cocinera, ¿como podía entretenerles algo así? suspiré. Agradeció que nadie se percatara de que estaba por allí y me sorprendió no ver al ama por ningún lado. Intenté orientarme para ir a la habitación de la muchacha, nunca había andado por allí más de lo necesario. Pero no debía de ser muy dificil.

Finamente Jimena llegó y vio al guardia ... tragó saliva, a ese no iba a poder engañarle con un par de caídas de ojos, tenía que ingeniarse un plan ... ¿y si usaba? ... pero ... no le gustaba usar hechizos, era de brujas, ¿pero no era al fin y al cabo lo que era ella? aunque no debía saberlo nadie, claro.

Vale, tenía un plan, se escondería, llamaría la atención del guardia y cuando este se alejara, ella se volvería invisble y trataría de colarse en la habitación, aunque temía no saber que se iba a encontrar allí. ¿Como iba a salir después? ya se las ingeniaría. 

Lo intentaste una vez, dos,tres....y a la cuarta fué la vencida Lograste desaparecer. tiraste lo primero que encontraste por ahí. Un casco de armadura. El guardia se sobresaltó y fué hacia el lugar del que provenía el ruido, momento que aprovechaste para ir a la puerta y abrirl con cuidado.

En la cama postrada estaba la dama, a su lado el ama que estaba de espaldas a la puerta dándole un vaso de algo. La dama apenas se movía, sólo la cabeza como negándose a beber, pero el ama la obligó. Después viste que la ama le aplicaba un extraño potingüe en la entrepierna de la muchacha a la vez que recitaba unas palabras en una engua extraña y lo acompañaba de unos pases de manos. Lo qe fuese apestaba a brujería. No maligna pero brujería a in de cuentas. Después dejó a la muchacha tumbada n la cama y salió por la puerta.

Te quedaste sola con la dama, el hechzo empezaba a perder su efecto y se te empezaba a ver. La muchacha fijó su mirada en tí y sin un ápice de sentiiento en la voz te dijo:

  ¿Quién eres?¿qué quieres?

Jimena miró a la muchacha, intentando asimilar lo que había sucedido - Soy una persona que quiere ayudaros - dijo con tanto respeto como su voz se lo permitió - Me llamo Jimena y soy del pueblo, os vi desfallecer en la iglesia y me preocupé, no se muy bien porqué pero ... siento que debo ayudaros, ¿puedo acercarme? - preguntó, no quería ser una amenaza - Os vi frágil, me preocupa vuestro estado - dijo con sinceridad.

-Ja...mi estado-dice con cierto desdén. Después aparta la mirada y mira hacia la puerta. Luego te vuelve a mirar-haced lo que os plazca.....a fin de cuentas apenas puedo moverme. Mi ama se ha encargado de que así sea. Dice que tiene miedo de que me mate.-

Aparta de nuevo la mirada y esta vez mira hacia la ventana.-Sólo lo intené una vez...y no resultó. Después mi padre montó esta farsa y me casó con ese hombre al que no había visto en mi vida. -

Hace una pausa, está soltando lo que lleva dentro, quizás sea necesidad de confesión, quizás que sabe que no puedes hacer ni decir nada-He decidido matarme de hambre, no probaré bocado alguno y moriré....pero mi ama insiste en darme sus pociones y aunque me falla la fuerza no muero.

Se oye gente subiendo fuera. Escuchas al ama, al barón que rie y el guardia que se prepara para abrir la puerta

… Gracias al Señor …

Piensa Diego al ver aparecer a el tabernero con su mazo, como si fuera un guerrero de lejanas tierras, y hacía huir a los ladrones. Hacía tiempo que no se encomendaba a Dios, pero la situación le estaba superando por momentos.

Al ver que los rufianes huían, intentó empujar al más cercano y tirarlo al suelo del impulso, para acto seguido tratar de lanzarle una rudimentaria patada. Si al menos podían capturar a uno podrían reclamar justicia. No está bién ir de invitados a un pueblo e intentar robar después, y menos al tabernero, al cual no le sobra de nada.

Telmo se lanza como una furia sobre el rufian, pero no logra acertarle. Diego intenta liarse a empujones y patadas pero tampoco logra nada. Los tres rufianes huyen como alma que lleva el diablo hacia el monte, sin nada de lo que habían venido a buscar y con un buen susto que casi se torna en desgracia para ellos.

Haced lo que os plazca.....a fin de cuentas apenas puedo moverme. Mi ama se ha encargado de que así sea. Dice que tiene miedo de que me mate.-

Jimena se sobresaltó, matarse ... la muerte era algo con lo que no debía jugarse. Según la chica fue hablando, Jimena fue entendiendo algunas cosas.

 -Sólo lo intené una vez...y no resultó. Después mi padre montó esta farsa y me casó con ese hombre al que no había visto en mi vida. -

Jimena se acercó un poco - Lamento que os encontréis en esta situación pero ... la vida posee muchas cosas por las que merece la pena - Jimena no podía llegar a entender por lo que la chica estaría pasando, la verdad, pero debía animarla. 

He decidido matarme de hambre, no probaré bocado alguno y moriré....pero mi ama insiste en darme sus pociones y aunque me falla la fuerza no muero.

- No quiero que me entendáis mal pero ... ¿Tan mala es vuestra situación? mi madre siempre decía que incluso de las peores situaciones podía sacarse algo en beneficio, me gustaría poder ayudaros ...de corazón - dijo Jimena con sinceridad, en ella nunca había maldad y por alguna extraña razón quería ayudar a esa muchacha, fuera lo que fuera. 

Escuchó ruido fuera y Jimena se puso nerviosa, se acercó para intentar reconocer el estado de la muchacha pero estaba nerviosa por los ruidos que cada vez eran mas cercanos y no tenía mucho tiempo - Puedo ayudaros, ¿queréis mi ayuda? - dijo apurada, temía que la pillaran - Haré cuanto sea necesario para sacaros de aquí si es lo que queréis pero necesito vuestra ayuda yo también - dijo mirándola a los ojos.

​-¿Ayudarme a salir de aquí?¿para qué?¿a dónde voy a ir?-​dijo la novia con cansancio y sin esperanza en la voz.Al oir ruido fuera te instó a desaparecer.-​Viene mi......"marido" . No creo que le plazca verte aquí. ​-Dijo esto sin mostrar ninguna emoción, resignada a su destino que no era a ojos vista el que ella deseaba.

La puerta suena y se empieza a abrir. La voz del Baron suena fuera, se le nota ebrio y contento. El guardia no dice nada y el ama de doña Violante habla de las virtudes de una doncella y le pide al barón que tenga cuidado. No tienes mucho tiempo, si no haces nada te van a encontrar.

Viendo que no los perseguís huyen hacia el bosque. Cuando ya está a una distancia considerable el "líder" de los rufianes levanta el puño y dice-​¡Esto no quedará así, volveremos a vernos. Vaya que sí!-​Después se pierde en la espesura del bosque con sus compañeros al abrigo de la noche. NO los habéis pillado, pero habéis evitado el robo.

- ¡Madre mía! – Dice Diego resollando y limpiándose las manos en la ropa. La situación había sido bastante tensa, y aunque una vida como alguacil le había preparado para momentos como este, cuando la muerte acecha se te eriza el vello de la nuca y empieza a empaparte un horrible sudor frío, es inevitable.
- Por los pelos Telmo, por los pelos … - Diego se incorpora en toda su estatura y contempla al basto tabernero que tiene ante él. – ¿Iban a robarte, sabias? Ya sabía yo que esa gente no era trigo limpio… -

- Por los pelos Telmo, por los pelos … - Diego se incorpora en toda su estatura y contempla al basto tabernero que tiene ante él. – ¿Iban a robarte, sabias? Ya sabía yo que esa gente no era trigo limpio… 

 

Malnacidos! Ya me parecía a mi que esas gentes no traían nada bueno- Rujo al ver huir a los rufianes. -Como vuelvan por aqui les voy a meter la maza por el agujero que mas les duela- 

Muchas gracias Diego, si no hubiera sido por vos buen estropicio podían facerme esos hideputas. Ven acompáñame y calmemos los nervios con un trago de vino en la taberna. Tengo una bota reservada de un caldo excelente que trajo un comerciante el otro dia. Ese no lo sirvo a cualquiera, vive Dios

De la taberna véis salir a María que corre hacia vosotros

  ¿Qué ha pasado Telmo?¿Estás bien?- dice esto con evidente preocupación, a la vez que palpa a Telmo buscando alguna herida. Cuando ve que no tiene nada se lanza a su cuello quedando colgada de este y lo abraza. Telmo es mucho más grande que María. Pasados unos instantes en los que la mujer ha encontrado consuel y se ha reconciliado con el mundo, suelta a su marido, baja de nuevo a la tierra y se dirige a Diego-Menuda borrachera llevas-suena a reproche, pero no parece que lo haga con maldad-Pasa anda, necesitarás entrar en calor-Después mira a Telmo como advirtiéndole y le dice-Y no más vino por hoy ¿entendido?- Cuando camina, pone su mano en la espalda de Diego, se le acerca y al oido le susurra-gracias-y le da un beso en la mejilla.

En la taberna os relajáis, María prepara un vaso de leche caliente para Diego y vigila que Telmo no le de más vino.

Con el chorro de adrenalina por el altercado, a Diego le había bajado completamente el pedo, y después de la carrera se sentía profundamente mareado y exhausto. Las palabras de Telmo lo reconfortaron, y la promesa de un buen vino en la taberna lo mareaba y lo animaba a partes iguales.

Al ver a María, sonríe cuando esta le da un beso de agradecimiento, rascándose la nuca algo avergonzado por el comentario sobre su ebriedad. Tenía la lengua como el corcho, y la boca rasposa como una lija, pero la mujer había decidido por él, esta noche no probaría más vino, le vendría bien.

Al sentarse en uno de los toscos taburetes, Diego descarga todo el aire de sus pulmones, no se había dado cuenta, pero llevaba aguantando la respiración un buen rato. El primer sorbo de leche le recorrió las venas como una mágica poción curativa, y de pronto el ánimo volvió al alguacil desde dentro hacia afuera, retornando el color a sus mejillas.

- ¡Santo cielo! Falta me hacía algo caliente. Ningún sitio escapa de rufianes y maleantes, pero estos se llevaban la palma. Al parecer vienen de Uncastillo, pero no me lo creo. Muy descarados y echaos pa’lante. Cuando les llamé la atención no tardaron ni un segundo en sacarme la faca, y claro, el vino envalentona y los valientes caen de culo. Malditos bastardos hideperras. –

Algo más calmado por el despotrique se dirige a María amablemente. No quería entrar en temas de la intervención de Telmo por no alarmar a la mujer por el riesgo corrido por su marido. Que sea él el que hable si quiere.

- Gracias por la leche, me ha devuelto el ánimo – Y le giña un ojo con una media sonrisa mientras levanta la jarra a su salud.

- Tenéis una vida entera que vivir, buscaremos una solución - le dijo con ternura a la muchacha, sin saber bien porqué. Jimena se puso nerviosa al notar que la puerta se abría, tenía que volver a hacerse invisible y desaparecer cuanto antes. Esperaba poder hacerlo a la primera.

El talisman no funcionó. Tampoco te quedaba energia mágica suficiente para un segundo intento: Tendrías que buscar otra salida más mundana,

Doña Jimena te miró, pero no dijo nada. Parecía resignada a su destino. Su marido entraba dispuesto a disfrutar de su noche de bodas.

  Mas os vale esconderos "mi marido" viene.

- Maldición - murmuró por lo bajo, poniéndose nerviosa, miró los sitios donde podía esconderse ... el menos "peligroso" era bajo la cama - Voy, voy - musitó nerviosa Jimena, corrió hacia la cama y miró a la mujer antes de meterse bajo esta - Te ayudaré, lo prometo, pero ahora os toca a vos cubrirme - le guiñó un ojo semi divertida, sentía su corazón acelerado. En aquel pueblo nunca pasaba nada interesante y Jimena era una muchacha tranquila, pero aquella sensación de "peligro" la estaba haciendo sentirse viva.

Doña Violante asintió a tus palabras. Acto seguido entró el barón acompañado del ama de la doña. Solo veías sus pies y escuchabas sus voces.

  Aquí estás alondra mia.....os he echado de menos durante la cena.-Notas como se sienta en la cama y el peso extra hace que esta se hunda un poco.

Señor.....idos al cuerno.-Responde la señora sin emoción en su voz.

El barón duda, titubea y balbucea algo. Pero el ama de la doña reprende a esta de inmediato

  ¡Señora!-dice, para luego dirigirse al barón-No la hagáis caso, son los nervios por la boda.-dice amablemente disculpando a su señora.

Doña Violante calla. El barón habla.

Quizás debiera volver en otro momento........-Y se levanta, lo notas por el peso y ves como sus pies se dirigen a la puerta.

Los pies del ama se interponen en el camino de los pies del señor. Están parados frente a la puerta impidiendo el paso de los del señor. Entónces habla de manera contundente el ama, como si fuera ella la que mandase y no al revés.

  ¡NO! El matrimonio no será real a menos que lo consuméis.¡Cumplid con vuestra obligación!¡Ahora!.....¿o queréis que le diga al marqués que despreciasteis a su hija?

El barón no dice nada, quizás está confundido, puede que resignado. Se vuelve a sentar en la cama , se quita las botas, después el pantalón que cae a los pies de la cama. PArece dispuesto a consumarlo. Doña Violante permanece callada, seguramente resignada a su sino.

¿Qué ha pasado Telmo?¿Estás bien?-

Estoy bien mujer! Hace falta mas que dos marranos como esos para ponernos en un brete a este y a mi - digo sacando pecho y pavoneándome delante de mi linda esposa 

-Y no más vino por hoy ¿entendido?-

Ta bien. No mas vino por hoy. Oiste Diego?- le digo mientras le guiño el ojo con traviesas intenciones. Tras la trifulca andaba todavía con el pulso al galope y lo que me pedía el cuerpo era echarle un buen trago de vino 

María se quedó con nosotros y le preparó un vaso de leche que reconforto a Diego. Poco a poco los animos se fueron calmando y lo que fue euforia paso a ser modorra y cansancio. Mientras compartiamos alguna batallita de trifulcas del pasado la cabeza empezome a caer sobre el pecho, signo inequívoco de que el cuerpo me pedía ir a planchar la oreja. No veia el momento de irme al lecho con Maria y descasar enredado entre sus brazos

María sonrió a Diego cuando le dió las gracias. Dejó a los hombres hablando hasta que ya era tarde. Telmo empezaba a dar cabezadas y Diego estaba también cansado. Se despidieron y cada uno a su casa. Telmo con su mujer y Diego....bueno, Diego ya estaba acostumbrado a estar solo.