Partida Rol por web

  El soldado niega con la cabeza mientras le reprendes, como teniendo muy claro lo que es el marqués para el, o quizás reprendiendose a sí mismo por su inacción cuando la paliza-no, padre-dice-la madre no tiene nada que ver.Respecto a tu petición, asiente con los ojos muy abiertos, como dandose cuenta que a lo mejor el enemigo está en el castillo y puede liar un buen jaleo-No creo molesten a la Ramona. Y la ama y la señora dudo que se atrevan. Pero estaremos ojo avizor.-

Por el camino entablas conversación con el forastero, al que se le ve afectado por lo ocurrido.

No lo dudo padre-responde-Poco puedo deciros que no sepáis. El tal don Juan es un energúmeno de mucho cuidado. Allí en el pueblo de Luesia pararon a abrevar los caballos y dejó lisiado de una pierna a un muchacho de origen humilde que osó acariciar su corcel. Pensé que era una exageración de las gentes, pero visto lo acontecido en el castillo ya no tengo dudas sobre él. Más cosas.... he oido que su linaje está maldito. Que toda su estirpe ha fallecido en circunstancias misteriosas y solo quedan el y su hija. Que nadie osaba casarse con ella por miedo a la maldición.....salvo vuestro barón, que quizás por ambición o quién sabe qué aceptó casarse con ella. Muertes misteriosas allá por donde pasa, nada bueno se puede esperar de él.

Después de las palabras del trovador quedó el silencio y el murmullo del viento.

Jimena seguía sin aparecer-Tarde-dijo el trovador con una medio sonrisa. Serían pasadas las doce de la noche.

Mi semblante se torna serio al escuchar las palabras del trovador. Son malas noticias y me preocupa que el marqués sea un hombre tan despiadado. 

-¿Malditos?- Las acciones del padre bien se corresponden con las de un hombre desesperado y atormentado, un alma que ha perdido el rumbo envuelta en las sombras y que no es capaz de hallar la salida. ¿Pero la dama? ¿Qué maldad podía haber cometido una muchacha tan joven? El diablo toma las formas más insospechadas me recuerdo mentalmente - Don Pedro es un hombre, en general, de buen corazón. Aquí el pueblo vive en calma. Lo que ha acontecido hoy ha sorprendido a todos et de bien seguro que si nadie fabla de ello será por miedo-  Guardo mis pensamientos para mí, pues no estamos en situación de juzgar al Barón, no podemos señalarle como un hombre ambicioso que desoyó los rumores de una maldición y la certeza de un marqués tan cruel. No, más bien prefiero pensar que le movió la bondad y la generosidad de brindarle a la muchacha una oportunidad y librarla de su padre. Eso o la ingenuidad de Don Pedro en todo este asunto.

-Parece que la curandera no se encuentra en casa, no creo que tarde mucho en llegar pero por el momento limpiemos la sangre de la pobre Blanca. Si tienes a bien ayudarme prende algunas velas más et vayamos por una palangana con agua et paños limpios. - Digo al joven mientras observo si el pecho de la muchacha se mueve indicando que respira.

Apresuradamente cubrió a la doncella con una de sus múltiples capas. Bien, no podemos conseguir ropa, así que permanece escondida y sígueme. Si te preguntas diles que has salido a tomar el aire.

Salir por la entrada principal del castillo sin ropas adecuadas era una locura, los guardias reconocerían rápidamente a Violante. Había que encontrar ropas adecuadas, las de los criados, o encontrar una salida secundaria. 

La joven asiente a tus palabras, se ciñe la capa y sale tras de tí.

Bajáis por las escaleras y hay un extraño murmullo, parece que la fiesta ya ha acabado. Se ve a los soldados del barón recibiendo órdenes de Ramón, pero no puedes entender lo que dicen. Parece que ha pasado algo, no sabrías decir el qué. El caso es que para salir tenéis que bajar las escaleras, cruzar la puerta y pasar al guardia del portón de entrada al castillo. No hay otra salida, no que conozcas, meterse en las habitaciones supone pasar por el salón principal donde estan todos los soldados.

  El trovador asintió cuando dijiste lo de ¿malditos?-Eso he oido, aunque la mayor de las veces no son más que supercherías para explicar algo a lo que no encuentran explicación.-dice encogiendose de hombros. DEspués asiente cuando le pides que te ayude con las velas y la palangana y las enciende y te trae un cubo con agua que ha encontrado.

Blanca respira, con dificultad pero respira.

Que la joven respire me tranquiliza, aunque parece débil y eso me pone bastante nervioso, temiendo por su vida.  ¿Hasta dónde habrá llegado la gravedad de los golpes recibidos? Voy limpiando la sangre de la cara y brazos de Blanca, nada que la ropa cubra. Lo hago con un paño que voy mojando en el agua, y con suavidad y despacio lo paso por la piel ensangrentada de la chica. Poco a poco su rostro va quedando limpio, imagino que agradecerá no haber dejado que la sangre se secase haciendo grandes costras. Ni tan solo el frescor del agua la vuelve en si, y por eso, tras secarla para que no se enfríe, me encuentro con que no se que más puedo hacer por ella si no orar.

A las palabras del joven mozo asiento, pensativo, no pueden darse todas las cosas por ciertas, pero sí creo que debemos estar alerta.

-¿Crees en Dios?- Pregunto cuando termino con Blanca -Solo nos queda aguardar a que regrese la curandera, mientrastanto podemos rezar por Blanca- 

Comenzó a avanzar, confiando más en su buena ventura que en sus habilidades. Yo nunca he sido muy ducha en el sigilo, siempre he llamado la atención por mi pelo plateado. Comento nerviosa la curandera. No era muy dada a hablar pero el nerviosismo le había soltado un poco la legua, igual que una copa de vino.

Espera un rato mientras te busco ropa más adecuada para pasar por la puerta. Puede que con el bullicio del fin de la fiesta tengamos suerte para salir.  

Conseguiste pasar por el salón sin llamar la atención, cosa difícil pues los guardias del barón parecía que estaban bastante tensos. Ramona, la cocinera y su hijo Mateo recogían las cosas y estaban bastante ajetreados. No había espíritu de fiesta en absoluto.

Pasaste cerca del cuarto de la soldadesca, allí estaban los hombres del marqués bebiendo y celebrando, pero no se mezclaban con los hombres del barón. Luego llegaste al cuarto de los criados y en un arcón encontraste uno de los pocos vestidos de Blanca. Con el volviste y se lo diste a la joven Violante que se lo puso encima del camisón.

Juntas `pusísteis rumbo a la puerta donde estaba el último guardia.

El trovador te mira con desconcierto ​-​Claro padre,¿ por qué no voy a creer? .....Solo dudo en ocasiones como esta ¿qué le había hecho esta pobre moza para reaccionar así? ¿dónde estaba Dios para protegerla? Si no fuese por vuestra intervención esta moza estaría muerta y yo en el cadalso. Esperemos pues a la curandera y mientras oremos si os place.-Responde de manera contundente

Sonrío levemente, complacido por la respuesta del joven. En alguna ocasión las personas reniegan del Señor, más por despecho, por ser incapaces de gestionar el dolor que alguna vivencia les ha causado y por la que culpan a Dios. El Todopoderoso lo es, y debe serlo para poder derrotar a otras fuerzas poderosas que también actúan, aprovechando la oscuridad y las debilidades que albergan los corazones de todo ser humano. Es más sencillo arremeter contra el Padre, culpándolo de todo, o decidir desoír sus mandatos negando su existencia, a pesar de que en lo más profundo del ser se sepa que aunque uno reniegue del Padre él jamás reniega de nosotros. El joven juglar demuestra con su respuesta no haber sucumbido a los placeres de la vida, aunque su profesión bien podría haberle arrastrado hasta allí. 

-No deberías dudar de Él, hijo mío- Le respondo con una sonrisa santurrona -Pues si uno se para a pensarlo un poquico pronto verá que no soy un hombre valiente. Mi fuerza es únicamente la que Dios me da, y él obra a través de mi persona. Así que no soy yo quien ha detenido la furia del marqués, si no nuestro Padre allá en los cielos quien con su voluntad ha expresado por mi boca unas palabras capaces de detener la obra del mal - junto mis manos mientras parpadeo lentamente antes de proseguir -En cuanto a la Blanca, esto se lo ha causado un soldado del mal, que aprovechando la preocupación de marqués le ha susurrado palabras adecuadas para llenar al hombre de ira. Por eso ante cualquier cosa reacciona con tanta brutalidad. Ahora solo nos queda confiar en el Señor, que de seguro estará cuidando de esta zagala, y pedirle que le de fuerzas para ponerse buena y que nos traiga pronto a la Jimena. Pero si al final el Todopoderoso tuviese otros planes para la Blanca y la llamase a su lado, nosotros no debemos angustiarnos ni enfadarnos por ello. Allá en el cielo es a dónde debemos ir todos algún día, y allí volveremos a encontrarnos con todos nuestros amigos y familiares de buen corazón.-

Miro un instante al joven, esperando que comprenda lo que le estoy diciendo, pues jamás debe dudar de Nuestro Señor, solo hay que dudar de los hombres, y sobretodo de Satanás y sus huestes.

-Ahora oremos para que nuestra hermana pueda volver a nuestras vidas en plenas facultades- 

Todo lo que dije lo creía firmemente, y tan solo por eso no se apoderaba de mi ser la desesperación y el pánico. Quiero pensar que Don Juan es una víctima del maligno, pues sus ojos y los de sus hombres casi me han hecho llegar a creer que pudiesen ser algo peor. Estoy seguro de que es el miedo quien me hace percibir en ellos servidores del Diablo, pero no, no es posible, de bien seguro son tan solo víctimas a las que debo iluminar y sosegar sus almas para que vuelvan a cobijarse bajo el amor de Nuestro Señor Padre.

Tranquila, yo distraeré a los guardias mientras tú pasas. Continúa por el camino hasta que yo te alcance. No mires en ningún momento a los guardias, mantén la cabeza gacha y todo irá bien. Le dijo con susurros a la joven doncella.

Al llegar a la puerta, Jimena se adelantó hacia el puesto de los guardias. ¿Cómo ha ido la fiesta? Parece que ha habido algo de revuelo. Esos nuevos bufones han causado algún desperfecto o alguien en el pueblo ha bebido más de la cuenta.  

  ¡Jimena!¿qué haces aquí todavía? MAldita mi suerte como se enteren que te dejé pasar.Corre a tu casa que está allí el padre con la Blanca que menuda paliza la ha pegao el marqués que casi la mata. Y ten cuidao no te pillen los hombres del marqués que paece tienen ganas de fiesta. Corre.-MIra a doña Violante que está cubriendose la cara con la capucha y que intenta pasar-¿ tu quien eres y de dónde has salido?

Doña Violante se para en seco y te mira insegura sin saber qué decir o qué hacer.

Es una de las funambulistas que venían con los trovadores, andaba perdida por el castillo en busca de sus compañeros. Ahora mismo la acompaño hasta la posada. Contesto rápidamente Jimena continuando con el hilo de conversación de los trovadores. Me  he retrasado por su culpa. La chiquilla es curiosa y quería ver el castillo, es la primera vez que ve uno tan grande.

Gracias por el aviso. Dijo mientras continuaba caminando y agarraba a Violante del brazo. Venga rápido, no querrás encontrarte con los hombres del marqués. Te aseguro que esos hombres tienen un concepto muy diferente de fiesta del que tienes tú.

El soldado parece satisfecho con la respuesta.....lo cierto es que solo entró el trovador, pero este soldado no ha estado aquí todo el día y las órdenes que tiene no parecen indicar que nadie salga. De modo que se encoje de hombros y dice-anda salid rápido-

HAbéis logrado salir, pero esto acaba de empezar. Necesitáis provisiones o por lo menos una antorcha para poder ver por esos caminos de Dios. También está el problema de los lobos.....Tenéis que valorar si ir a tu casa a buscar esas cosas o salir a la desesperada del pueblo. Y también está el problema de la pobre Blanca muriendose y necesitando de tus cuidados, pero claro, entónces tendrías que hacer cómplice al cura. DEcidsiones, decisiones.....

  El joven asiente a tus palabras sin estar del todo convencido de lo que dices. Se pone de rodillas junto a tí y comenzáis a rezar por la salvación de Blanca.

Empezó a avanzar por el camino, y cuando estuvo lejos de la vista de los guardias se paró y aprovecho para recolocar las ropas de Violante. Bien, ahora iremos hasta el pueblo a recoger algo de comida y ropa para el viaje. Tranquila, actúa con normalidad. Dicho esto se encamino hacia el pueblo, con cuidado de no encontrarse con nadie por el camino.

Abrió la puerta de su casa Jimena y se encontró a Julian y al trovador rezando al lado del camastro en el que estaba Blanca malherida. La habían limpiado y respiraba con dificultad, pero respiraba que era lo importante.

Acompañando a Jimena iba una muchacha joven, pero llevaba capa y no se veía el rostro. Parecía asustada. Sus ropas eran de campesina y la capa parecía la de Jimena. Seguramente una clienta que iba a buscar los saberes de la curandera.

Allí estábais, Blanca debatiendose entre la vida y la muerte y vosotros cuatro con lo que parecía intereses distintos. El trovador se levantó y se hizo a un lado para que Jimena pudiera examinar a la pobre muchacha. Mientras que la encapuchada parecía nerviosa y con ganas de salir de allí cuanto antes.

Julián se alegró sinceramente al ver que Jimena llegaba a la casa.

-¡Gracias a Dios que has llegado! La Blanca está muy mal, ya lleva rato inconsciente. Le han dado muchos golpes, patadones, y la pobre zagala solo podía cubrirse. Enseguida la hemos traído -Dijo mientras se ponía en pie, pues Jimena les alló rezando por la Blanca.

El sacerdote no prestó mucha atención a la otra muchacha, estaba demasiado preocupado por la sirvienta del castillo, de la desconocida tan solo esperaba que no le importase esperar a que la curandera atendiese primero a la pobre estirada inconsciente en el camastro, pues a juicio de Julián su causa era más apremiante.

¿Qué ha pasado? Pobrecilla, mi vida te pondrás bien. Dijo mientras corría al pie de la cama de Blanca. Tranquilo Julián ya me encargo yo de ella. Ahora solo necesito tranquilidad.

Señorita, póngase cómoda mientras atiendo a mi amiga. Le digo a la misteriosa chica que había llegado con ella.

Lo siento Julián, ahora no tengo tiempo de contarte que ha pasada. Cuando termine con Blanca te prometo que te explicare las cosas. 

-La pobre se ha trepuzao con tan mala suerte que le ha ido a caer el pollo sobre el Marqués. El hombre ha enfurecido y ha empezado a golpear a la Blanca a patada limpia. Tanto la ha pateado que la pobre ha perdido el conocimiento - el sacerdote estaba preocupado y se le notaba. Sus ojos delataban la necesidad de saber si la joven superaría aquel episodio, a pesar de que la muerte no era un mal final por sus creencias prefería infinitamente más la vida.

Asintió cuando Jimena le dijo que después le contaría lo que había sucedido.
El párroco no sabía que hubiese sucedido nada más a parte de lo que él había presenciado. También él quería tratar unos asuntos con la curandera, pero las palabras de ella le hicieron temer más malas noticias. Miró al muchacho pensando que era posible que aquella maldición no hubiese perdido tiempo en actuar, pero por otro lado creyó que no era posible tal cosa.

-Por supueso Jimena. Nosotros acudiremos a devolver el caballo y tras eso regresaré a ver como está esta mozuela. Ya hemos pedido por ella al señor, y con su ayuda y la tuya no veo mejores posibilidades para la Blanca.-

Tras la respuesta que le diese la curandera, Julián saldría despidiéndose con un "buenas noches" a la desconocida de la que siquiera podía ver ni su rostro,
y salió para desatar el caballo y regresar al castillo.