Partida Rol por web

Un entierro... Tsk, bien seguro que no es por ninguno de nosotros, que se nos tiró como bestias a un agujero a morir.

El cielo se tiñó de rojo y pareció cernirse sobre nosotros el mismo Ragnarok, el apocalipsis. Corrí, adelantando fácilmente a todos. Era rápida y ligera, no me supuso problema huir de aquel campo santo. No comprendía las razones, pero si aquella cosa estaba probando nuestras habilidades físicas, iba a demostrarle que era mucho más de lo que...

Sí, tú sé que me oyes. ¡No me asustas! Ni tú ni este despliegue de artimañas y magias que desmuestras.

"¿Ahora un entierro?" pensé extrañado cuando llegué al otro lado del "circuito" que habíamos recorrido.

Observé la escena confundido al tiempo que recorría con la mirada a los presentes en el funeral. Mientras estaba atento a lo que ocurría en el funeral ví el cielo iluminarse y meteoritos empezaron a caer del cielo. Antes de empezar a correr, miré una última vez a los asistentes del entierro esperando que estos saliesen corriendo, pero se quedaron en el sitio, como si el apocalipsis no fuera con ellos.

Al tiempo que Thaddeus gritó, empecé a correr por mi vida justo detrás de Helga, esperando poder escapar de ahí y descubrir el motivo del acontecimiento.

Saltarón al vacio huyendo de la nube de polvos y rocas que salieron por los aires tras los impactos, la nada era el único "fondo" que podrían alcanzar de pronto notan el impacto contra el agua, habían caído en un lago y mientras flotaban contemplaban que estaban rodeados por las altas montañas cercanas a la ciudad, y hacia el este se desarrollaba una batalla entre los revolucionarios y el bando realista, los cañones de los realistas sacaban volando por los aires a mujeres, hombres y niños de los rebeldes, las espadas de los soldados realistas atravesaban con facilidad las gargantas de sus pobres rivales, las balas no fallaban y de pronto una poderosa nueva arma, una gran circunferencia formada por cañones de pistolas de alto calibre que rotaban provocando una espiral de disparos letales*, y de pronto entre el calor de la batalla, Karl Row.

Él caminaba como si se tratará de una simple calle tranquila por el cambo de batalla, un contendiente rebelde trató de atacarle pero este lo agarró con su brazo mecánico de la cabeza aplastando su cráneo, posteriormente otro rebelde le disparada con su pistola a bocajarro y la bala sale rebotada de su pecho, Karl lanza su puño golpeandolé en la zona de las costillas, su fuerza hace palanca entre el primer par de costillas empujandoló hacia dentro, mientras que el segundo sale hacia fuera desgarrandolé...la sangre de la batalla corre por el suelo haciendo que el agua del lago donde estaís se tiña de sangre.

-¿Como no voy a oírte?...¿no te asusta, no te impresiona?...¿porque gritas, porque pierdes los nervios, porque te alteras?...eres una mujer valiente pero la verdadera pregunta en reside...¿hasta cuanto es capaz de extenderse ese valor?.

Al caer al agua, de inmediato subí a la superficie y vi el horror. Estaban eliminando a todos los rebeldes sin ningún esfuerzo con aquel nuevo arma. Injusto era la palabra que venía a mi mente, pero por mi cuerpo solo fluía la rabia. Y vi a Karl Row caminar, y mi rabia encontró un foco donde centrarse. Para eso nos había traído este ser, para acabar con él, no podía ser de otra forma.

Nadé de forma sigilosa en aquella dirección. Tomaba bocanadas de aire y metía la cabeza bajo el agua, acercándome cada vez un poco más.

Ya lo verás...

Cuando ví la escena delante mía no pude evitar quedarme embelesado con aquella arma por un momento, pues como especialista en el combate a distancia era algo que estaba muy por encima de las armas a las que estaba acostumbrado. Aunque  eso no fue lo único en lo que me fijé, pues también había una cara conocida entre los combatientes: el comandante Karl Row.

Se veía claramente que sus "mejoras" le daban bastante ventaja a la vez que confianza en el campo de batalla, pues cada rebelde que se cruzaba en su camino acababa muerto. La sangre de los muertos teñía cada vez más de rojo el agua en la que nos encontrábamos. "Qué asco..." pensé antes de coger aire y meter la cabeza debajo del agua para nadar sigilosamente justo detrás de Trash.

Tras caer al agua, Helga abrió ligeramente los ojos, y fue a la superficie. No daba imagen a lo que veía… Inocentes muriendo de forma bastante cruenta, volando en todas partes debido a las explosiones… La espadachín  había visto parte de su vida desde el punto de vista del mercenario… pero no desde la guerra, y no estaba acostumbrada a ese nivel.

-Seguramente sea una ilusión o un sueño y haga lo que haga no le ocurrirá en la realidad… pero no me importaría partirle la mandíbula…-

Volvió en sí y se percató , al igual que los demás, que un viejo conocido se acercaba a la orilla: Karl Row. Se notaba su presencia, no solo por su tamaño, o por su singular aspecto… Sino por el rastro de muerte, destrucción y, sobretodo, sangre en la orilla.Trash y Tucker decidieron acercarse de forma sigilosa. Helga hizo lo mismo; tomó una bocanada de aire, y se puso a bucear.

Tras caer repentinamente al agua mi cabeza emergio de la misma en busca de aire, estaba desorientado pero al menos sabia de que habiamos salido de la lluvia mortal de antes, miré detenidamente la escena y ciertamente, no sentia lastima alguna por los rebeldes, ya que una batalla es lo que tiene, que conlleve este tipo de consecuencias, ese gran arma demostraba un potencial de destrucción impresionante... y de repente surgio el bastardo que nos habia arrojado a morir en aquel lugar dejado de la mano de dios, nada de lo que le hiciesen parecia hacer mella en el, da igual si fuese cuerpo a cuerpo o disparos, aparentemente parecia invencible.

No sé si se trata de otra ilusión o este es el de verdad, lo que si tengo claro es una cosa, que esta podria ser la oportunidad de acabar con ese cabrón y que deberia de aprovecharla.

También sabia de que en un enfrentamiento directo estaria perdido, tendria que pillarle desprevenido pero antes necesitaria un arma, de momento opté por seguir a los demas.

Karl Row queda detrás de sus tropas que avanzan asaltando la barricada de los revolucionarios mientras el comandante queda atrás mirando satisfecho, la batalla se convertía en una masacre los rebeldes caían al suelo pesadamente matados de las maneras más horribles, degollados, partidos en dos, seccionandos por partes o acribillado como si fuera un colador por la ametralladora...-Victoria en el nombre de la justicia esa es la verdad, toda la verdad...jajaja... rió de manera irónica el "cyborg".

Ahi se presentaba nuestra oportunidad para acabar con ese hijo de puta, todo lo que necesitaba era encontrar un arma para poder usarla contra el, asi que me pusé inmediatamente a buscar algo que me fuese de utilidad, a ser posible un arma de filo.

Tengo que aprovechar ahora que se ha quedado rezagado, veamos que podemos encontrar por aqui...

Thaddeus examinó el suelo y halló en el mismo junto con un cadáver una especie de alfanje que habría utilizado algún rebelde por aquello de la apariencia que tenía, no parecía que estuviera muy afilada y probablemente su utilidad sería cuestionable pero era mejor eso que nada.

Me quedé petrificado ante la escena que tenía ante mí, pero salí de mi trance en cuanto empecé a notar movimiento cerca mía. Se trataba de Thaddeus, que estaba examinando los cadáveres que ahí se encontraban, por lo que parecía en busca de un arma. Finalmete encontró un alfanje, aunque no parecía estar en muy buenas condiciones. "Solo con eso no vamos a hacer mucho, igual hay algo que pueda usar..." pensé mientras miraba a los cadáveres de mi alrededor en busca de una pistola o ballesta con su correspondiente munición.

Agarré el alfanje del suelo y lo examiné ligeramente. Bueno, supongo que esto me servirá...

A continuación busqué trazar alguna ruta hasta el por detras, de forma de que no me pudiese localizar, si hubiese algo para esconderme mientras tanto, podria usarlo a mi favor.

Corrí en dirección a Karl Row, debía pagar por todo. Él era el objetivo del principio de mi venganza y pagaría con sangre. Aceleré, acercándome a él, si no encontraba nada con lo que matarle, lo intentaría con mis propias manos. La rabia que me invadía era demasiada como para estarme sentada, nunca fui alguien que se conformara y mirara pasiva cómo ocurría todo, esta no sería una excepción.