Partida Rol por web

Si...

Ella aun lo lleva.

Irka os sirve las bebidas y todo se desarrolla con normalidad.

Diego juega a las cartas unas cuantas manos con los otros. El juego es bien conocido para él. A mas de un primo había desplumado con esas cartas pero ese no era el día para ello. Sus compañeros hacen trampas, Diego también, pero no es buena idéa perder el refugio por unas pocas monedas.

Tras unas risas, unas copas y muchas historias fantasiosas, sobre grandes botines robados, torres llenas de monstruos y reliquias de otra era, Diego vuelve con vosotros.

Ha pasado ya 1 horas desde que estáis aquí y empieza a ser hora de que os pongáis los unos a los otros al día.

En primer lugar deja de hacer lo que estás haciendo ahi en la pared...No quisiera tener que acribillarte a flechas cuando encuentres lo que estás buscando.
Ahora...me pones en un dilema. Puedo llenarte de flechas las piernas y brazos, y el sanador aqui presente se encargará de cuidar de tus hemorragias hasta llevarte a un lugar seguro, preguntarte lo que quiero saber y recién ahí dejarte ir con cojera y alguna fiera cicatriz en tus brazos, o puedes comenzar a hablar ahora mismo.

Bit apunta al pecho del fugitivo, con el arco tenso oculto por los bordes del poso.
Por ahora habla, mantén tus manos en alto, hacia mi, y mientras tanto, ve enrollando tus manos en esa cuerda!
Quiero saber que hacías en esa casa, que planeabas, y que es lo que ocurrió con esos otros fugitivos, con el incendio y con la guardia. Si me gusta tu historia, puede que me ahorres unas cuantas flechas.
De paso me puedes decir que estás buscando ahi abajo verdad?

Diego se reune con sus dos compañeros en un rincón.

- Verás Hundra, creo que Eban y yo nos hemos vuelto a meter en un lio - al ver la cara de exasperación de la cimmeria no puede sino encogerse de hombros - que le voy a hacer... Bueno, el caso es que nos metimos en el Maul y nos dirigimos a casa de Suwong, pero cuando llegamos estaba rodeada de guardias.

- La cosa es que nos enteramos de algunos rumores charlando con dos damas de... - hace una pausa para encontrar las palabras adecuadas a la situación - ..damas de vida alegre. Viendo el tema Eban se acercó y me hizo una seña. - hace una pausa dramática - Te lo puedes creer, se pensarón que Eban era el médico que esperaban...

- Naturalmente suerte como esta no se puede desperdiciar sin incurrir en la ira de Bel, así que Eban me coló como su ayudante. Dentro vimos que habían matado a Suwong, tenía signos de asfixia, pero creo que la muerte le debió venir a puñaladas. Se defendió con poco éxito y al parecer fueron más de uno los asaltantes.

- Además habian tratado de quemar la habitación para ocultar sus huellas. Había una daga muy bonita, pero no parecía el arma del crimen, ¿quizás se defendió con ella y algún asaltante está herido? La ventana parecía destrozada como si hubieran huido por ahí. En la pila de papeles quemados encontramos un trozo de papel con una especie de sello a medio quemar. Creo que es la única pista solida que tenemos para saber lo que pasó.

- Abajo tenían un testigo, que me delató como ladrón y no ayudante de Eban. Intentamos liar al capitán, pero a pesar de que no tenía muchas luces la cosa se complicó. Así que como dice Bel, si no tienes dedos ágiles ni suficientes palabras dulces, ten al menos pies rápidos. Siguiendo este sabio consejo nos descolgamos por la misma ventana por la que al parecer huyo el asesino. En ese momento dimos con vosotros y ya sabes el resto...

Desde el fondo del pozo Tu presa suelta su espada.

De acuerdo... Tranquilo... No dispares...

Dejame salir de aquí y te lo contaré todo.

Trabajas para Perla, no? Mientras no se enteren los perros del Rey...

Cuando el fugitivo afirma que trabajamos para Perla, Bit aleja durante una fracción de segundos el arco hacia un costado. Sin embargo, rápidamente vuelve a apuntarle, como si desconfiara, poniendo una expresión de duda en el rostro.
El hombre obviamente muerde el anzuelo, o al menos eso parece delatar su sonrisa y lo que dice luego...

Cita:

Bit, siguiendo con su perfecta actuación, le responde.
Claro que estamos con Perla, pero nunca te he visto asi que no eres más que un extraño para mi.
Por lo que a mi respecta, podrías ser un hombre de Oshric....Sin embargo...¿Como, como es que sabes del plan para acabar con el rey?

Si estás con Perla, como es que nunca te hemos visto? Y porque huías de esa casa?...se suponía que te buscaríamos ahi, ibas a ayudarnos a acabar con dos hombres que están resultando muy molestos...Un Nemedio y un Kothico.

Bit espera a que el hombre le responda...luego le señala vuelve a preguntar.
Solo Perla puede aclarar si eres de los nuestros o un perro del rey. Si en verdad eres el Kenzankio que vinimos a buscar, entonces tu debes saber en donde encontrarla...Te daré una pista....no estás muy bien vestido para ir a donde ella se encuentra.
Vamos...dice tendiendole la cuerda. Responde en donde nos reuniremos con Perla y vive...erra y muere, perro de Oshric...

El Kenzankio te mira desde el fondo del pozo, sorprendido por tus palabras.

Así que vas con Perla eh?

A ti no te vi la primera vez. Creo que te estás meando fuera de tiesto, amigo...

Si quieres que el Rey caiga, sácame de aquí, y iremos a hablar a algún sitio mas discreto. Ahora que mi jefa está muerta a mi me dá bien igual lo que le pase al rey, mientras no nos coja la guardia, ni las Compañías Libres.

Aquí cerca tengo una lugar seguro, seguro que allí no nos encontrará nadie.

Bit muerde el anzuelo...o quizás el Kenzankio, y lo ayuda a subir sin golpearlo con el hacha...de momento.
Vamos. Dice alerta, pero disimulando...

Pues vaya mierda...

Te contaré que nos ha pasado a nosotros, por que vas a fliparlo, pequeño amigo.

Undra se inclina hacia ti susurrándote.

Fuimos en busca de Dulcéa, como dijo Moghcorb,  ella nos había preparado una entrevista con Tenerius y Gálacus.

Quedamos en el campamento de las compañías libres, y allí estaban, El nemedio y el kóthico.

PRfff... Hablar con esos dos me puso de los nervios, y encima "Dientes" la lió aun mas.

No sacamos nada en claro, ni conseguí nuestra venganza. Solo palabras cruzadas...

Según ellos, la que tramó todo esto fue Perla. Ella misma hizo que el asalto a la caravana saliera mal, la que causó la muerte de todos los nuestros...

No me creo ya nada de lo que nadie diga, pero parecían muy convencidos. Así que allí los dejé.

Me fui con Bît y con el stigio a buscar a perla a casa de Eban, dice señalándole con el pulgar hacia atrás, pero al llegar no estaba. No solo eso, sino que vosotros tampoco y todos aquellos botecitos que conseguiste para ella tampoco. Pensamos que os había matado a vosotros también.

Nos topamos con una patrulla de guardias que te buscaban a ti y al matasanos, y tras despistarlos como mejor se me da, dice señalando sus dos enormes pechos, os encontramos, casi de casualidad.

Moghcorb se quedó con Dulcéa, Tenerius y Gálacus aclarando las cosas. Pero ahora, solo quiero encontrar a Perla, y sacarle la verdad de una vez por todas...

Como fuese ella... La tuvimos todo este tiempo malherida y drogada en la cama, y ahora... Vete a saber lo que va a hacer.

Por que diablos fuisteis a la casa de Suwong?

El kenzankio sube la cuerda que le arrojas y cuando está arriba se escurre el agua de sus pantalones de seda.

- El Estigio va contigo? Pues va, no perdamos tiempo. Me llamo Ahmed

Ahmed guarda su alfanjón y camina lentamente.

Tenía un escondite ahí abajo, pero ahora no va a servir de mucho.

Ahmed os conduce a los dos hasta la parte trasera de una casa cercana.

Golpéa con los nudillos la puerta con un ritmo peculiar, como una seña secreta.

Un ventanuco se abre y la cara de un hombre gordo con un parche en el ojo aparece.

-Buitre y tierra. Sangre y arena.

La puerta se abre como si se hubiese introducido la llave correcta y se le hubiera dado la vuelta al cerrojo.

Tras ella, hay un local muy sucio, seguramente un entresuelo, por la poca altura del techo, en el cual hay algunas mesas hechas con barriles cortados por la mitad.

En una de ellas podéis ver como están Diego, el astuto ladronzuelo zamorio, Hudra, la fiera guerrera cimmeria y Eban, el sabio del desierto bebiendo de una botella de vino seguramente muy malo, y hablando entre susurros.

El tuerto cierra la puerta y sube las escaleras refunfuñando algo sobre la agitación del local. Los otros parroquianos ya hace rato que se marcharon.

Ahmed queda sorprendido de encontrar aquí también a los otros fugitivos, Eban y Diego.

-Vaya, parece que no soy el único que ha conseguido escapar.

Hay que tenerlos bien puestos para hacer lo que habéis hecho.

Bit se mantiene callado, temiendo arruinar su mascarada, y espera a que Hundra, Diego o Eban digan algo.
¿Y que han hecho, si se puede saber...? Ellos si están con Perla...pero a ti sigo sin reconocerte. Susurra a oídos del kenzankio.
¿Dices que tu jefa ha muerto?

Cita:

Tu no te estarás refiriendo a Perla verdad...Hace unos minutos he estado con ella.
El shemita, actúa como si estuviera poniendo a prueba la fidelidad de Ahmed...

No.. No me refiero a ella.

Yo no trabajaría para esa arpía.

el kenzankio se dirige a la mesa en la que están Diego, Eban y Hundra.

Yo trabajaba para Suwong, desde hacía muchos años. Ella y Perla eran "amigas".

Y vosotros? quienes sois?

 Pregunta a los tres que ya había en la sala.