Partida Rol por web

Anhknut vive el intercambio de pareceres sobre temas de los que nada sabe entre la recién conocida Hundra y el vuelto a conocer Bit-Yakin con creciente impaciencia: es un hombre práctico, por lo que estar sin hacer nada, ni siquiera discutir planes, le resulta totalmente ajeno.

- Bien, ahora la cuestión es ¿qué hacemos a continuación? No sé los demás, pero yo, más allá de proteger a Perla y, quizá, a nosotros mismos, no tengo claro cuál es nuestro objetivo. Y me parece que necesitamos saber qué hacer, digo yo.

Bueno...creo que en realidad no hay mucho que hacer, salvo esperar. Confiesa el nómada.
No?...No les has contado sobre lo que lograste en el Dragon Rojo? La reunión para mañana? interroga entonces a la cimeria.

- No.- dijo con tono ironico.- Estaba esperando que vinieras tu a contarselo... venga, informales.- dijo con aire retador. Cruzando los brazos sobre su estomago con evidente gesto de enfado ¿Pero que le podia importar a los medicos que ella buscara venganza con los que les traicionaron?

...¡Aquí hay muchas cosas que desconozco! Y para más inri mi casa parece un burdel en hora punta, no para de entrar y salir gente...

...Una vez se haya curado Perla creo que voy a hecharlos, estoy cansandome de tanta visita...

Con algo de asombro en la cara saludo con un gesto al paisano y me pongo a escuchar mientras continuo con mi tarea, al cabo de unos instantes me empiezan a molestar los malos modales, así que después de que hablara Hundra no dejo que el shemita nos explique nada y intervengo yo.

- Una cosa, y primera de todas. Esta es mi casa y por tanto exijo un respeto, parece que vosotros os conoceis, pero yo no tengo ni la más remota idea de quién es este joven...-  Realizo un saludo nómada típico, inclinando el cuerpo y extendiendo los brazos - Yo soy Eban, y este es mi hogar, ¿Quién eres tú?-

Bit responde al saludo con cortesía, reconociendo al shemita a cargo de los cuidados de Perla. El nomada, ha viajado por mar, pradera y desierto, y aun asi asiente y dice.
Sin dudas estará Perla en buenas manos, bajo el cuidado de un sanador Shemita.
Mi nombre es Bit...Bit Yakin. Se presenta al fin.
Y es cierto que no conozco al anfitrión y dueño de esta morada. Simplemente debo decir que soy un viajero, y aunque he estado antes en Shadizar, he estado varios meses fuera de la ciudad ultimamente.

Recordando entonces las palabras de Hundra, se decide a explicar lo acontecido en la posada del Dragon Rojo.
Respecto a lo que dije del encuentro de mañana...no es nada muy importante en realidad. No al menos para el bienestar de Perla. Solo que estuve presente durante cierta propuesta para encontrar a los dos mercenarios que traicionaron a Hundra, a Perla y a tantos otros que no han sobrevivido.

Asiento satisfecho ante las palabras de Bit, por lo menos es educado. Hace unos años yo también viajaba y veia mundo, pero últimamente no me muevo mucho, la verdad.

Bien, bien, parece que vuestros asuntos se van aclarando... - Digo animado pensando que los problemas no durarán mucho.

Anhknut, enviale mis saludos a la dulce confesora que he visitado hoy si? Comenta entonces el nomada, dirigiendose al estigio.
De reojo, Bit observa las reacciones de Hundra, aunque es sabido que la cimeria no ha de perocuparse mucho, seguramente el shemita se deleitará de todos modos con cualquier expresion agria en su bello rostro.

Viendo que el sacerdote estigio no le responde, y que Perla duerme profundamente, Bit se le acerca y le susurra nuevamente.
...y ya que estamos con esto, estee...me acuerdo que me dijiste que tu superior estaba a cargo del templo de Derketo...No sabe si él, o quizas tu mismo...o alguna de las confesoras, pues...si alguno de ahi sabe donde se puede conseguir un poco de...shh...de loto?

Eban, parado bastante cerca, logra oir parte de lo que susurra el nomada. Será acaso adicto a la potente droga?

Anhknut, claramente pensativo antes, parece salir esta vez de su ensimismamiento cuando Bit-Yakin vuelve a hablarle. Balbucea algo incoherente mientras sacude la cabeza y, una vez parece estar de nuevo allí, comenta, con cierto desagrado:

- Supongo que el Sumo Sacerdote sabe bastante del tema, por lo que he tenido oportunidad de comprobar, pero no es ése mi caso. Creo que Perla también podría hablarte largo y tendido del loto, o más bien proporcionártelo, pero eso tendrás que discutirlo con ella.

Hundra parece despistada a todo esto, y es la única que se fija en la ventana, esperando encontrar a alguien, aunque no sepa muy bien por que.

Tiene que frotarse los ojos incrédula al ver quien viene.

Por la calle, apresurado e intentando que nadie le vea una silueta enorme viene con otra recostada en el hombro.

Hundra corre a la puerta a recibirlos, para que estén el menor tiempo posible en la calle, y nadie los vea.

Por la puerta entran Moghcorb y Diego. Apresurados los dos, pero en un estado muy diferente.

Diego está medio muerto, con unas cuantas heridas, pocas, pero serias, y pálido como la cal de las paredes, apenas puede mover sus brazos y piernas, pero se aguanta en pie. Pero muy torpemente

Mogcorb va vestido con ropa que antes no tenía. Una chaquetilla roja, nueva, unos pantalones de piel muy suaves y un buen par de botas. Sobre esto, lleva un justillo de malla y una espada en el cinto.

-Está muy mal.

Veneno...

Me quedo parada, apenas un segundo, mirando los ojos de dientes. Por un lado quiero partirle la cara y por otro me alegro tanto de que este bien que le abrazaria llenandole de besos... pero no hago nada. Salgo de mi atontamiento en cuando descubro a la pequeña figura de Diego.

Cierro la puerta apresuradamente y me dirijo a los medicos.- Eban, Anhknut...les llamo esperando que acudan de inmediato en ausilio del herido recien traido.

Poco puedo hacer por el si es veneno, miro a mi compatriota esta vez con rabia, buscando la empuñadura de mi espada.- Solo dime quien fue y donde esta.- le digo apretando los dientes, llevada por la rabia y la sed de venganza.

Escucho distraido las palabras de Bit y Anhkunt cuando de pronto algo llama mi atención.

Cita:

Me levanto como un resorte descruzando las piernas y girandome hacia los nuevos visitantes a la vez, me acercoa  Diego, le pongo una mano en la cabeza para medir su temperatura y otra en el cuello para sentir su corazón... han dicho veneno, eso nunca es bueno.

Miro al bárbaro a los ojos ignorando las últimas palabras de Hundra, la vida de Diego es más importante ahora que su venganza.

- Has dicho veneno... ¿Como ha sido? ¿Sabes que veneno ha sido o como se lo han administrado?-

Intento averiguar que clase de sustancia es la que lo ha dejado así, un mal diagnóstico en estos casos puede ser fatal. De todas formas mientras hablo y me responden empiezo a inspeccionar el cuerpo del herido evaluando la gravedad de los cortes y intentando formarme un buen plan en la cabeza.

Cuando el sacerdote insinúa que Perla puede llegar a proporcionarme Loto Negro, hecho una rápida mirada hacia la convaleciente morocha, solo para ver que lamentablemente pasará un tiempo aun inconsciente, sin poder hablar demasiado.
¿A si? Y porque lo dices? Ella...sabe donde conseguirlo? O tiene algún cargamento y quizás pueda venderme un poco?

En eso, antes de que el estigio pueda replicar, entra el enorme cimerio de la posada del Dragon Rojo, portando sobre sus regios hombros a un moribundo zamorio, joven, y con la oscura trenza de su cabellera empapada en reciente sangre.

¿Veneno¡? Repite el nómada ante las palabras del salvaje. Loto una vez más? Más bien parece un afilado acero...murmura cínico al ver las múltiples heridas del rufianillo.

Cita:

Bit, se calla entonces, a la espera de oir el nombre del asesino.

Cita:

- Tendrías que ir a Arallu o a cualquier otro infierno a pedirle cuentas - dice con una sonrisa mientras los ojos le brillan por un momento - por cierto te queda bien el cabello rubio - acaba la frase guiñandole el ojo, pero la pose le queda mal pues de inmediato le viene un acceso de tos

Cita:

- Lo tengo muy fresco en la memoria Eban, todavía veo esa monstruosa araña cuando cierro los ojos, la madre de todas las arañas por su tamaño - dice mientra se abre la ropa para mostrarle el mordisco - me mordió ahí, la maldita

Mientras habla echa un vistazo a la sala hasta localizar a Perla - Perla, cariño, tengo aquello que buscabas, lo hablamos ahora... - dice mientras mueve la cabeza como para señalar al resto de los presentes y haciendo que la frase quede como una pregunta

Perla está inconsciente ahora. Susurra el nómada al ver que la salud del recién llegado zamorio no parece estar tan en riesgo a pesar de la fiera mordedura.
Pero no te preocupes...está bien, y se va a recuperar. Solo necesita mucho reposo.

Bit entonces, parece tomar conciencia de que nunca ha sido presentado, y haciendo una reverencia propia de sus lejanas tierras del sur, se inclina abriendo ambos brazos a los costados.
Salud para ti joven zamorio. Mi nombre es Bit...Bît Yakin.

El shemita, se aleja entonces de uno de los catres, permitiendo asi que el cimerio deposite a Diego con cuidado.

¿Asi que Arallu eh? Veo entonces que te ha tocado la mejor parte! Susurra sonriendo al ver las armas empapadas del muchacho de oscura trenza...

- ¡Maldito loco! ¿Como se te ocurre meterte con semejante bestia?.- pregunto casi riñiendole, igual que si se tratara de un niño.- ¡No ves que casi te matan!¡ Ya puede ser valioso eso que casi te cuesta la vida!.- exclamo cada vez mas enfadada, hasta que doy un gruñido y vuelvo a mirar por la ventana con la mano en la empuñadura. Era una extra forma de decir que me alegraba de verle y que me doleria el alma si le perdiera a el tambien como perdimos a tantos otros compañeros... pero yo era de una tierra donde los sentimientos no se expresaban con palabras calidas y suaves gestos, tales cosas devilitaban a los guerreros, o al menos en tal creencia se cimento mi educacion.

Miro el mordisco con destenimiento mientras escucho las palabras de mis compañeros con detenimiento...

-¿Arallu? ¿Quién es Arallu, la araña?-

Pregunto levantando una ceja, si esa araña tiene nombre debe ser enorme. Poco a poco me voy formando en mi cabeza una forma de tratar al Zamorio.