Partida Rol por web

Anhknut dedica un buen rato de la mañana a sus tareas cotidianas a la supervisión del funcionamiento del templo, recordando a las confesoras que no sólo deben satisfacer sexualmente a quienes vienen a confesar sus pecados, sino también disfrutar, a ser posible, del encuentro, de modo que Derketo esté más satisfecha aún con él. Y, de haber ocasión, recordar a quienes vienen al templo más a disfrutar de sus placeres que por un motivo aunque sea ligeramente religioso que tienen algo tan deseable para ellos a su disposición gracias a la Diosa de la Fertilidad, Derketo, a quien deben agradecer su placer.

Tras ello, toma una decisión: la actitud del sumo sacerdote lleva siendo demasiado extraña, demasiado esquiva durante demasiado tiempo, así que va a investigar a qué chanchullo está dedicándose esta vez. Piensa hablar con él y, con sutileza, plantearle si no podría dedicar algo más de tiempo a la supervisión del templo y a la burocracia, como es su deber, en lugar de dejarla en manos del propio Anhknut.

Te diriges a la cámara del lider. Una de las pocas habitaciones con puerta del templo. Estás a punto de llamar a la puerta, para ver que ha mantenido tan ocupado a tu superior eclesiástico para dejar de lado sus obligaciones, cuando una de las confesoras te llama.

No es difícil encontrar el templo.

Es un lugar hermoso. Cosa que no puede decirse de muchos templos de esta ciudad.

Sus muros pintados con motivos Estigios desconciertan un poco, pero al atravesar sus muros todo esmas agradable.

El patio interior es un gran jardin repleto de plantas verdes y exóticas, muchas de ellas no crecen en ningún otro lugar.

Estatuas de la diosa Derketo, voluptuosa y exuverante, con todos sus rasgos femeninos bien definidos decoran el patio, así como de Min Koptos, el consorte de Derketo.

En el patio hay varias jóvenes, tanto Zamorias como de muchos otros lugares, con colores de piel y cabello muy variados. No llevan demasiada ropa, y se dedican a hablar entre ellas.

Dentro del templo, puedes ver como en diferentes lugares y a la vista de todo el mundo, hombres y mujeres están disfrutando de los placeres carnales de la diosa. No necesariamente hombres con mujeres.

También hay que destacar el fuerte olor a incienso del lugar, seguramente para tapar el olor a sudor y a sexo.

Cuando preguntas por el Lider, no tardan en responderte.

Si, claro. Ahora mismo te llevaré con él.

Hoy hay trabajo extra...

La muchacha lleva al Shemita a dentro del templo.

-Padre Anhknut, este hombre preguntaba por usted.

Cuando os ha dejado juntos, la muchacha se va, mientras se desprende de su ropa para unirse a una de las orgías cercanas.

... Derketo, la diosa de la fertilidad. Parece que sus adeptos se lo pasan en grande entre estas paredes... Mi mente divaga lujuriosa mientras sigo a la muchacha hasta donde se encuentra el hombre al que andaba buscando.

Una vez la joven nos a dejado me inclino notablemente como saludo, lo hago despacio y marcando el movimiento, y de igual forma salen las palabras de mi boca.

- Un lugar precioso, sin duda.- Digo señalando alrededor ligeramente con la mano- Mi nombre es Eban y me envia Perla, dice que tienes algo para mí ...- He sido cortés, pero necesito ir al grano, necesito saber que está ocurriendo aquí exactamente.

ju ju ju!!!

Eban se ha equivocado de persona :P

Yo no digo nada, tu hazte el sorprendido y discutid un rato de loque os de la gana.

Tras un instante de enfado debido a la interrupción cuando se disponía a hacer algo que lleva tiempo postponiendo, Anhknut comprende que no es culpa de nadie, sencillamente de las circunstancias, y se gira hacia el recién llegado, ya calmado. Sin rastro de su anterior ira en la voz, contesta a la muchacha que le presentó al extraño:

- Gracias por avisarme.

Instantes después de que se marche, y más para romper el hielo entre dos desconocidos antes de iniciar una conversación que para evitar que la muchachao oiga su diálogo, Ahnknut contesta, tras abrir mucho los ojos en un inequívoco gesto de sorpresa, a la interpelación del recién llegado:

- Lo siento pero no os entiendo, la verdad. Estoy seguro de que el que preguntéis por esa bailarina no es casual, puesto que otra persona acaba de interesarse por ella hoy mismo. Pero puedo aseguraros que, más allá de su fama como bailarina que gusta enormemente a los hombres y de su cuerpo lleno de tatuajes, no sé nada de esa mujer. Bueno, que actúa en un local bastante selecto de la ciudad.

El estigio evita usar el nombre concreto del lugar por si las intenciones de este nuevo personaje que ha preguntado por él no son buenas. Está seguro de que, si lo intentara en otro lugar, conseguiría las indicaciones correctas, el que preguntó antes tenga algo de ventaja si el nuevo visitante está persiguiéndolo... Intenta fijarse mucho en la respuesta de su interlocutor para tratar de deducir cuáles pueden ser sus intenciones a partir de su reacción.

Las palabras del hombre me desconciertan, y por un instante mis ojos se abren de sorpresa... ¿Una bailarina? ¿ Ya han preguntado por ella? ¿Este hombre no sabe nada? ¿Que ocurre aquí?... De pronto recuerdo algo que se me habia pasado por alto, Perla me dijo un nombre, y la muchacha llamo a este hombre Urkenethets.

- Perdone...padre Anhknut, creo que me he equivocado de persona. ¿Hay alguien en este lugar llamado Urkenethets?- Hago una pausa y recapacito, este hombre no va a decirme nada porque si, tengo que paliar un poco su desconfianza con información. - No sé si la bailarina de la que me hablais es la misma que me envió aquí, pero me dijo que buscara a un estigio que estaba al cargo de este lugar y que se hacia llamar Urkenethets...-

Visiblemente más tranquilo, apaciguado en parte por las palabras del shemita, que parecen coherentes y ciertas, Anhknut contesta a sus preguntas con algo más de información:

- ¡Ah, por supuesto! Urkenethets es el sumo sacerdote de este templo de Derketo. De hecho, estamos ante su puerta, puesto que me disponía a hablar con él. Si lo deseáis, entraremos juntos y os presentaré a él. Juraría que no ha salido, probablemente me habría cruzado con él, el templo no es tan grande - agrega con una sonrisa.

Dicho esto, se aproxima a la puerta que da acceso a la cámara del sumo sacerdote y la golpea unas cuantas veces con los nudillos e informa, en voz alta:

- Urkenethets, tenéis visita, este hombre pregunta por vos. ¿Podemos pasar?

-Si, un segundo.

Unos instantes despúes, la tranca de la puerta se descorre, y el sumo sacerdote abre la puerta.

Es un hombre de piel cetrina, propia de los Estigios, no debe de ser demasiado mayor, solamente, maduro.

No tiene ningún pelo en la cabeza ni en la barba y sus ojos son profundos color miel. Viste una túnica roja y marrón muy ancha que deja ver su cuello y torso.

Cuando os ve, retira su capucha y os invita a entrar.

Por favor, pasad, pasad...

Su habitáculo es una habitación muy simple, en la cual hay una estera de mantas y cogines a un lado, lo bastante grande para que duerman en ella, o no, almenos cuatro personas. Una mesa con tres sillas delante sin respaldo y una detrás y dos delante.

Al fondo otra mesa mas grande donde hay varios objetos tapados con una sábana, que permite ver apenas parte de su silueta, pero no su natturaleza ni que debe de ser.

Cuando entrais vuelve a cerrar la puerta, esta vez sin atrancarla y os invita a sentaros.

Decidme hijos mios. Que os aflige?

Su voz es clamada y serena, al igual que dulce. Os mira con ternura y amabilidad mientras se sienta en la silla de detrás de la mesa.

Por unos momentos me quedo quieto mirando a Anhknut, no sé si empezar yo o dejar que hable él, al final me decido y me siento en la silla cediendo a la invitación.

Carraspeo un poco para meditar mis palabras.

- Ejem... Estoy aquí por una razón, más que por una razón por una persona, Perla. Me dijo que viniera aquí y que le dijera a usted que seguia viva...- Hago una pausa y miro los ojos de Urkenethets, no sé si es de fiar, pero una vez se empieza algo más vale acabarlo pronto y bién -... También me dijo que tenia algo para mí.

Anhknut realiza una rápida reverencia, como le corresponde hacer ante el sumo sacerdote del templo. Pensaba plantear él mismo la cuestión, para librar del embarazo potencial al hombre que acaba de conocer, pero éste vence su timidez y habla antes de que pueda hacerlo él mismo. De modo que, sencillamente, escucha y espera, con bastante curiosidad, a que Urkenethets le conteste: lo cierto es que las casualidades no suelen serlo, y el hecho de que dos desconcidos llegaran al templo el mismo día preguntando por la misma persona ha despertado su vena investigadora. O, al menos, la cotilla, quién sabe. La verdad es que la existencia como sacerdote de Derketo es placentera, más que la de la mayoría de los hombres, y sin duda más segura, pero a veces la monotonía es también muy grande, con lo que cualquier oportunidad de tener una sorpresa o recabar datos sobre lo que sea es bienvenida.

El estigio parece bastante contento con la noticia, y comenta en Zamorio con un fuerte acento de su tierra natal

-Gracias a los dioses! De veras que estaba preocupado por esa mujer.

Enonces deves de ser un hombre muy próximo a ella. Creo que no es necesario decir que todo esto a de ser tratado con sumo cuidado.

Nadie fuera del circulo de confianza ha de conocer nada a cerca de todo esto.

El sacerdote no parece preocuparse por la presencia de Anhknut.

Bien, supongo que querrás comprovar que es auténtico.

Se levanta y mete la mano bajo la manta que hay detrás de él, y de ahí saca una pequeña bolsita y se la entrega a Eban.

Ten cuidado, no queremos que ocurra una tragedia, verdad?

Anhknut presencia toda la escena con una mezcla de curiosidad y embarazo: quería enterarse de lo que el Sumo Sacerdote se traía entre manos, pero tras los momentos iniciales, le ha parecido que estaba fuera de lugar. No es que hubiera nada oscuro en lo tratado entre su superior y el recién llegado, pero si se trataba de proteger a esa tal Perla, cuanto menos gente supiera de su paradero, mejor. Los secretos en Estigia dejan de serlo cuando los conocen dos, así que en este caso, preferiría no haber sabido nada. Aunque, tras pensarlo de nuevo, conforme avanzaba la conversación, piensa que quizá Urkenethets desea que el juegue algún papel en este asunto. Por ello, y tras teminar de hablar los dos hombres, interviene..

- ¿Hay algo que deseés que yo haga para ayudar en este asunto, Sumo Sacerdote?

Recibo la bolsa con una inclinación de cabeza, cuando me la dá la cojo con las dos manos y la abro un poco con cuidado para ver que hay dentro: Polvo negro. Creia que viniendo aquí se me aclarirían las dudas pero solo surgen enigmas aquí y allá. Cuando voy a decir algo Anhknut interviene, la pregunta es interesante, así que me callo y escucho mientras miro el extraño polvo negro que tengo entre las manos, el cual no sé por que, me resulta algo familiar...