Partida Rol por web

Liam entró acompañado de Zoe. Realmente necesitaba un descanso después de la emoción del encuentro con Cira. Se dirigió al dispensador de alimentos, aunque no tenia mucha hambre, por lo que pidió una bebida. Buscó una mesa que estuviera libre y se sentó, delante de Zoe.

Tomó un sorbo de su vaso, en silencio, con la misma mirada perdida que había tenido unos instantes antes, al entrar en ingeniería. Depositó su vaso en la mesa y miró a Zoe.

- Y dígame, Zoe, ¿que le impulsó a entrar en la Flota?

Zoe entro en la cantina y pidio un sandwich con una bebida sin azucar ni burbujas. Se sentó con idea de comenzar a comer sola, como era su costumbre pero su jefe no se lo permitio, decidido a entablar una conversación de cortesia o algo parecio.

-Quise cambiar de trabajo, señor. La enterprise me parecio una buena opción, mucha tecnologia puntera del más alto nivel. ¿Que más puede pedir una chica?.- pregunto de forma retorica y aquello era cierto.... en parte.

- Ya, claro... - respondió algo distraído - Supongo que yo pensé lo mismo cuando lo hice. En mi familia hemos sido siempre muy de tradición exploradora, aunque a mi me apasionaban más las máquinas: desmontarlas, entender su funcionamiento, volverlas a armar, probar componentes...

Volvió a dar un sorbo de su bebida, y al depositar el vaso en la mesa empezó a moverlo sistemáticamente. Permaneció callado unos segundos, como buscando algún tema de conversación, pero más para estar con la mente ocupada.

- ¿Y su familia? ¿Sus padres llevan bien eso de que su hija vuele por el espacio plagado de peligros?

Zoe sonrió con cierta amargura. ¿Sus padres? Seguro que ni siquiera le daban importancia. Solo querían que aprendiese a comunicarse y encontrara su lugar... fuera el que fuese.

-Nunca... les cuento mucho sobre lo que me sucede. Es mejor no preocuparles -le respondió finalmente, sin querer no dar demasiados detalles. Sin poder evitarlo, se removió, incómoda, en la silla. No iba con ella eso de hacer confidencias.

-Su familia... debe estar orgullosa de usted entonces, ¿no, señor? -le preguntó a Liam, intentando desviar la atención de ella misma.

- ¿Mi familia?- respondió el ingeniero - Mi familia se encuentra en el puente de mando dirigiendo esta nave y no creo que sentirse orgulloso de alguien que no sea ella misma entre en sus pensamientos.

Liam terminó su bebida, depositó el vaso con parsimonia en la mesa y miró a la joven alférez.

- Si ha terminado, creo que es mejor que volvamos al trabajo. - le sugirió a Zoe.

Zoe se encogio de hombros.-Nunca se sabe lo que esta o no esta en el pensamiento de otros, señor.-afirmo despues de dar el ultimo bocado. Se levanto y llevo la bandeja al punto adecuado para ello.-Estoy lista señor. ¿En que vamos a trabajar ahora.?

Lightman se levantó una vez Zoe terminó su refrigerio.

- Pues veremos si nos piden algún sistema en concreto, si no haremos una revisión completa de los que acabamos de encender, quiero comprobar que no presentan disfunciones o que haya fluctuaciones de energía.

Dicho esto, se dirigió a la salida del comedor para encaminarse a ingeniería.

A pesar de estar en una misión en la cual podían estar en juego muchas vidas, en el Enterprise, las de aquellos que trabajaban en aquella nave, continuaban.

La tripulación de otros turnos se encontraba allí para comer, leer, trabajar o simplemente, conversar entre ellos. Las mesas podían estar consecuentemente ocupadas por un solo tripulante, dos o más de ellos.

Vrako miró a su alrededor y vio rostros conocidos, pero ninguno que le llamara la atención o le interesara.

Entré en la cantina, juraría que acompañado por el teniente klingon. Pero cuando me giré para hablar con él, descubrí que estaba completamente solo. - Se entretendría con algo por el camino. - Pensé para mí tratando de recordar si llegó a salir del puente a mi lado.

Obeservé en silencio el lugar. Rostros conocidos se entremezclaban con el resto de desconocidos de la nave. Al menos pude comprobar con cierta alegría que los hombres asignados a la misión y que debían estar descansados y frescos para ella, no se encontraban allí comiendo y bebiendo en exceso. - Un punto a favor de ellos. - Luego pasé mi vista nuevamente sobre las mesas, buscando aquella que dejase a Jor oculto a los ojos de la cardassiana una vez nos sentásemos en ella.

La decoración minimalista de aquel lugar no ayudaba demasiado y no podía permitir que la mujer se quedase frente a la cristalera, pues podría usarla como "espejo". Sentándose de espaldas a la misma, podría ver también demasiado. Empezaba a pensar que aquella no era tan buena idea... aunque claro, ¿qué hay de extraño que ambos comamos juntos y que el teniente Jor esté en una mesa cercana? Sólo debía ser lo suficientemente sutil con mi "interrogatorio" como para que la cardasiana no sospechase de nada.

Me volví a girar, buscando a Jor con la mirada. Empezaba a tardar demasiado para mi gusto y aún debía localizar a la coqueta mujer y conseguir que acepte venir aquí para hablar con calma...

A los pocos segundos, Jor entró en la cantina, mirando a su alrededor al igual que lo había hecho Vrako antes de él. También le llamó la atención la intensa actividad que parecía haber, a pesar del estado de semi-alerta en el que se encontraban, pero bueno, después de todo, el Enterprise era como una pequeña ciudad.

Sin mucho esfuerzo, Jor y Vrako se localizaron mutuamente, pero casi al instante fingieron no haberse visto, para así pasar desapercibidos en su tarea.

Jor se sentó junto a unos compañeros klingon, y pidió al replicador, como siempre, una ensalada de oksoid con utamoras, y como bebida, un poco de leche de targ.  Estaba que todavía tenía que regresar al Puente, por lo que nada de vinodesangre o brandydefuego para él a estas horas, no señor. 

-Qa'pla! -le saludó uno de los klingons con los que se sentó Jor, que estaba bebiendo vino de sangre. Cuando se fijó en lo que había pedido, gruñó.

-¿Qué es eso? ¿Ha dejado de gustarle el 'Iw HIq, Teniente? -le preguntó, echándose a reír, al igual que el otro klingon que estaba a su lado.

-Debe ser su sangre be-ta-zoi-de, que lo deja saborearlo JAJAJAJAJAJA -comentó Ko'ntag, tras tomar otro sorbo de su vino y mirar burlonamente a Jor.

Jjajaj, se rio Jor, con esa sonora risa klingon, y de ahí le dió un sendo topetazo a Ko'ntag, frente a frente, en actitud amistosa, claro.  Calla.   Era lo más que permitía Starfleet en sus espacios comunes, los tres lo sabían, por más que dieran ganas de aventar a la gente sobre las mesas y darles sillazos, como hubiera sido lo más sabroso.  Cualquier otra cosa: a holocubierta, y ahí si tenían peleas más socialmente aceptables sin tener represión homogenizante cultural, como argumentó su embajador.  Imagínense lo que hacían los Orionitas.

¡Atrapé con mi padre mi primer targ hembra a los 9 años en las planicies de Qo'noS! y desde entonces me gusta su leche.  ¿A que edad atrapaste el tuyo?  Jajja, -le dió otro tope, aún más duro- ¿todavía no?  Sólo quienes ya han atrapado una tienen luego derecho a beber su leche.     

Tu comentario hace evidente Ko'ntag que eres un logh-ghub*, pero no se diga más.  Levantó su vaso, brindando al rededor, ¡en cuanto lleguemos a un planeta klingon, ¡i Kont'tag irá a atrapar una Targ con sólo sus propias manos, como debe ser !!     Yo seré su padrino,  -lo volteó a ver desafiante y alegre- si me acepta el honor.    Al ser su superior jerárquico en la nave, era lo correspondiente hacer, y de hecho era una señal de amistad, a lo klingon, esto es.

 Una tierna targ.