Partida Rol por web

Capitana, la prisionera está en el interior de la celda de contención.

La pequeña comitiva entró en la sección de las celdas. Detrás de la barrera energética se encontraba, en el suelo, la TEniente Annaith, aún inconsciente. No tardaría demasiado en despertarse así que quizás conviniese no alejarse demasiado o también se podía forzar su estado, haciendo que la doctora la despertase.

Enfrente de la celda había un oficial de seguridad, encargado durante aquel turno de que no escapase.

Para el andoriano, ver a la Teniente Annaith dentro de aquella celda, contravenía todo lo que pensaba de ella. Aún no podía creer que fuese una traidora y mucho menos, que hubiese puesto en peligro al personal de aquella nave. Además, le constaba que tenía fuertes lazos con algunos de sus miembros, por lo que era una inconsistencia completa, fuera de toda lógica.

Interiormente, no lo creía.

Pero sí que era cierto que había mordido el anzuelo que la capitana le había ofrecido, así que debía dar explicaciones y él, más que nadie, o tanto como los demás, deseaba oírlas.

-Doctora, ¿cree que podría despertarla? Me parece que en este caso, la rapidez es primordial, ¿no, capitana?

Cruzada de brazos y expectante a la llegada del oficial táctico, del cual requeriría más que nunca sus habilidades betazoides responde la capitana a su primero.

-No, aun no. Todavía no ha llegado el señor Daq. Cuando llegue comenzamos. – responde Cira a la sugerencia de Shev.

Lena dejó su equipo médico sobre una mesa y comenzó a manipularlo para preparar el estimulante con el que despertar a la vulcana mientras el teniente Jor llegaba. 

- Capitana- le dijo a Cira mientras manipulaba varios tubos y hacía sus cáculos para preparar la jeringuilla- si me permite la pregunta ¿Cómo empezó a sospechar de Annaith?- era una cuestión simple, si la vulcana era culpable habría que darle un oscar por su interpretación puesto que había engañado no sólo a la tripulación de la Enterprise sino a los dos hermanos Connor, que nunca habrían sospechado de ella.

El teniente tova'Daq entró.  Saludó formalmente a la capitana y al Primer Oficial. 

Listo para las preguntas.   

Tecleó en su pad:  Computadora, cargue el reglamento y manual en materia de interrogatorios con respeto a los derechos de seres sentientes, e interactúe conmigo.  Queremos mantener los más altos estándares de Starfleet. 

- si me permite la pregunta ¿Cómo empezó a sospechar de Annaith?-

Finalmente había llegado el oficial que faltaba, y que tan eficiente había sido en “la entrevista” anterior. Tan solo lamentaba no actuar de otro modo, pero debía complacer a los remilgados de las normativas y derechos. Los mismos derechos que directamente no existen en aquellos que mataron a cientos de tripulantes de las naves de la Federación caídas en la defensa de los justos.

-No voy a revelar mis fuentes doctora, pero le aseguro que es el mismo indicativo que tuve con Da´Par, el cual no ha fallado hasta ahora y tampoco lo hará.- responde Cira a la doctora y lo hará con todo aquel que tenga dudas al respecto.

-Excelente señor Daq. Proceda igual que antes. – Responde a la llegada del oficial – Listo doctora, puede despertar a la tripulante- indica, señalando a Annaith.

Lena asintió escuetamente a la orden de la capitana, no había querido soltar prenda sobre lo de la vulcana y ella tampoco iba a insistir, sus motivos tendría... Así pues, con una jeringa en la mano se aproximó hacia Annaith se arrodilló a su lado y le aplicó en el brazo el compuesto químico, una vez hecho aguardó junto a la teniente mientras le controlaba las constantes vitales con el tricorder.

La vulcaniana tardó unos segundos en abrir los ojos y cuando lo hizo, su confusión duró unos pocos más. A su lado estaba la doctora, con un hipospray en una mano y el tricorder médico en la otra, sin duda, monitorizándola. Además, ya no estaba en la bahía de carga sino en una celda y detrás de la barrera de energía la observaban la capitana, el Comandante th'Shon y el Teniente tova'Daq.

Ella estaba tumbada en el suelo de la celda, así que apoyó las manos y lentamente, se puso en pie.

-Me encuentro bien, doctora, no se preocupe -le dijo a esta. Cuando por fin estuvo completamente erguida, la miró directamente a los ojos -. Supongo que preferirá salir de la celda para sentirse a salvo, aunque le aseguro que no corre peligro a mi lado.

Después, se giró hacia la capitana.

-¿Desea saber algo, capitana?