Partida Rol por web

Mik se recordó que un antídoto a tiempo podía permitirle a uno beber de la botella del arsénico... pero también se recordó que Gunray, que ella supiera, no tenía motivos para liquidarla. Brindó:

- ¡Por el futuro de la Federación... y la prosperidad de los que la dirigen!

Había estado a punto de decir "los que la dirigimos" pero la prudencia sacó lo mejor de sí misma. 

- Por curiosidad ¿Tiene su Excelencia un cliente ya en mente? ¿o este movimiento viene de una necesidad de colocar unos excedentes concretos?. Porque imagino que la nueva unidad no se venderá hasta que la FDC esté completamente suministrada... salvo que tengáis otros planes. Sea lo que sea estoy segura de que podremos hacerlo.

Brindé sin alzar la copa por la victoria, al fin y al cabo, si iban bien las cosas tenía esperanza de que la bolsa, de igual modo, aumentara. Los negocios, son los negocios, diría alguien más pragmático. 

Tenía un regusto desagradable aquella bebida, igual era una señal de lo amarga que podría ser la victoria o simplemente que los neimoidianos hacían unas bebidas asquerosas. Me incliné por lo segundo, ante la ausencia de datos para la estimar que la primera fuera de una simple especulación pudiera llegar a traducirse en una realidad.

- Por supuesto que tengo el primero...droides espías 50 de ellos...los datos técnicos te serán enttregados por vía segura, respecto al potencial comprador, se trata de unos emisarios del planeta Kuat, espionaje industrial para ser totalemnte exactos, ellos no saben que tenemos la información por supuesto, aunque los servicios creativos de una dama como tú sabrá que de manera sobresaliente vender el producto de manera adecuada con una visita al sistema...Coruscant debe mantenerse al margen concreto de estos negocios.

- ¡¿Tenemos droides espías?! -reaccionó Mik internamente-

- Por supuesto: tenemos negocios con Kuat Drive Yards. -Exteriorizó ella, sin poder sin embargo evitar lanzar una mirada furtiva al droide que acompañaba a Gunray- No será sospechoso si me reúno con ellos. Hay como media docena de buenas excusas, dependiendo de los individuos. Sobre todo si representan al gobierno o a parte de él. 

Mik dió un sorbo de la bebida: estaba buenísima.

- Sabré más sobre la aproximación al caso cuando tenga las especificaciones de los droides y de los clientes. Es importante lo último: estoy asumiendo que no hay ningún mojigato involucrado, pero fuera de Cato Nemodia hay que vigilar los pasos propios, ¿no?.

- Así es, pero veo que tienes dominio de este tipo de cosas asi que no te preocupes, se te dará muy bien... Gunray se levantó del sillón y su guardia droide ...tendremos un canal codificado que le haré llegar para hablar en cuestiones futuras, encripatado por supuesto...yo debo de marchar de forma inmediata por otro asunto que me reclama con urgencia...un placer... dijo de forma instántanea marchando hacia la puerta.

- Por supuesto, Virrey -prosiguió Mik en tono servil- confío en que podremos seguir tratando este asunto y sus felices resultados al cierre del ejercicio. 

Dejó la copa en la mesilla y se levantó para despedir a su excelencia.

- Dicen que es malo conocer a tus ídolos -le confía a Aiks cuando el Virrey ha abandonado la sala- Pero imagino que tampoco esperaba una cena y un maletín de acciones. 

Asiento cuando el líder neimoidiano se despide y se marcha. Luego me quedo mirando y escuchando a Mik, parece ser que esperaba más aunque se contenta con lo que ha obtenido - Al final, no era una trampa. Tú líder te ha dado instrucciones - como ella solía dármelas a mí - y parece un buen negocio, ésto te reportará prestigio y poder Mik.

A veces es bueno no conocer toda la información, una cena podría ser peligrosa en ese sentido, a menudo las misiones más complejas requieren escenarios muy cómodos - precisamente para dar esa apariencia de banalidad - casi es preferible hablar lo justo, así la responsabilidad será en lo concreto.

Mik se queda ahí sentada, bebiendo mientras considera sus opciones. Esperando protocolariamente a que venga el que la recibió para acompañarla de vuelta a su nave. En un momento dado, se le ocurre echar mano del comunicador:

- ¡Z1! ¡I2! ¡Informad! ¿Se ha producido alguna novedad?

¿Estaba siendo paranoica? Bastante. Pero su imaginación llevaba rato volando más allá de una posible emboscada: a un escenario en el que el Virrey, asediado por los micrófonos de la prensa, negase todo conocimiento de las acciones de "esa representante de que usted me habla". Es más: estaba dispuesta a asegurar que el Virrey se estaba arriesgando mucho al confiar en ella de modo tan explícito. Tomó nota de empezar a modificar su agenda más a menudo, solo por si acaso. 

- ¿Cuanto tiempo más tendré que esperar a que mi anfitrión venga a recogerme? ¡Tengo trabajo, maldita sea! -Pensó, asustada de sus propias divagaciones.

El comunicador se abrió...- Negativo señora, sin novedad que reportar.

- ¿La reunión ya ha tenido lugar?, ¿desea que vayamos preparando la lanzadera para el despegue?, el calor no es muy negativo para los circuítos, no así como la arena, señora...

- No. Todavía no preparéis nada. Solo quería una actualización. Mik, corto.

La neimoidiana cortó la comunicación y se dirigió a su guardaespaldas:

- Aiks: adelántate hasta la lanzadera y asegúrate de que todo va bien. Comunica conmigo y vuelve a buscarme. -Dijo vaciando el vaso- ¡Que yo sepa Z1 no está programado para quejarse!.

Empezó a dar vueltas a la habitación, nerviosa. Metió la mano en el bolsillo, buscando el tacto tranquilizador del bláster de bolsillo.

Aiks avanzó primero de vuelta a la lanzadera tras asentir a la indicación de Mik, el pasillo estaba tal y como lo recorrieron en un primer momento, al mirar a la lanzadera todo parecía normal y el droide Z1 estaba allí vigilando, nada parecía haber cambiado en este tiempo...- Todo está completamente normal en la zona, señora.

- Volvamos a la oficina -sentenció Mik lacónica-

Limpió el vaso del que había estado bebiendo y se encaminó de vuelta a la lanzadera. Le escamaba que el tipo que la había recibido siguiera sin aparecer, y no dejó de fijarse en todo lo que pudo mientras volvía. Había algo en la actitud general de Gunray que la mosqueaba. 

¡Ah! ¡Cato Nemodia! -se dijo- ¡Malditos están tus hijos con la maldición de la paranoia!. Pero no dejó deponer el oído, preocupada.

Después de notificar la seguridad de la lanzadera me dispuse a regresar para buscar y escoltar de vuelta a mi contratante. Pese a haber verificado que todo estaba en orden en el trayecto de ida, no pude evitar hacer un segundo escrutinio mientras regresaba al salón donde esperaba la representante Dremon. Aunque ya no estaba muy segura del cargo que ocupaba ahora que había recibido nuevas órdenes y lo que parecía a todas luces una promoción. De cualquier modo ya tendría tiempo de averiguarlo. Por ahora es mejor centrarse en el trabajo y nada mejor que nunca bajar la guardia para evitar que tareas rutinarias como la de escolta no terminen por hacerme falible.

Cuando llegué al habitáculo, la señora Dremon apuró su bebida para salir de allí cuanto antes. Asentí con diligencia y me dispuse a caminar junto a ella atenta, una vez más, a cualquier eventualidad que pudiera surgir. 

En ese momento ambas llegana a la lanzadera con los droides, que comienzan a tomar asiento tras Mik, no había equipaje que tener que mover de aquí para allá así que la vuelta sería sencilla.

El piloto despegó y a las pocas horas ya habían retornado a Coruscant, sencillo y tranquilo. La lanzadera tomó tierra en el espacio-puerto y los droides bajaron los primeros para cubrir la salida de Mik. Lott Dod había enviado a algunos de sus más cercanos para recogerte y volver al edificio, no había tareas asignadas para tí, día libre al parecer, salvo que las coas cambiaran la agenda del senado estaba parada hasta dos rotaciones después.

Contemplo mi súbitamente despejada agenda e interpreto en ella un mensaje: el de que tengo 48 horas para empezar a poner la cosa a rodar. De vuelta comento con mi guardaespaldas y mis droides detalles relativos a unos recibos y archivos que necesitaré que me traigan del departamento de contabilidad... principalmente por si hay algún gracioso creyéndose la leche de listo con un micro direccional. Más tarde, en mi alojamiento, me permito tranquilizarme tras haber puesto a los androides a controlar la puerta.

- Aiks -digo a mi guardaespaldas- Aunque delante de mis jefes no he querido decir nada, tengo un problema fundamental: no me puedo fiar de nadie. Y de neimoidianos con poder menos que de nadie. Desde que estoy en Coruscant solo he confiado en ti, y la verdad es que eso es decir mucho. 

Mientras comento todo esto, compruebo mi comunicador cifrado, para ver si los detalles prometidos por Gunray han llegado.

El viaje fue según lo previsto y eso siempre es de agradecer. Durante las horas muestras en travesías como éstas, aprovecho para realizar entrenamientos mentales. Un mantra que aprendí en mi entrenamiento pensado para entrenar la mente y poder controlar las emociones. Cuántas batallas se habrán perdido por culpa de un temperamento desatado y sin control... Por eso mismo no puedo permitirme vacilar ante cualquier situación. Mantener la sangre fría y la disciplina, es todo lo que me enseñaron y lo que me ayudó a llegar hasta aquí.

A las pocas horas, los droides interrumpen el reparador silencio para avisar de la inminente llegada. Siguiendo la rutina habitual, me dispongo a revisar la zona de desembarco. Una modesta comitiva nos esperaba para recibirnos y llevarnos al apartamento. Una vez allí comprobé los informes de actividad del sistema de seguridad*. -Sin incidentes.- Comuniqué a la Representante Dremon. Todo seguía tranquilo y por lo visto no había previsto nada más para el resto del día. Me disponía a realizar una inspección cuando la señora Mik se dirigió a mi con confianza. -Gracias.- No pude contener una sonrisa sincera y agradecida. Muchas veces no me suelo sentir cómoda con respuestas impulsivas, pero las palabras la representante ciertamente resultaron reconfortantes. -Si me permite la confianza, trabajar para usted resulta gratificante.- Sentí la necesidad de responder ante tal reconocimiento. Pero enseguida recuperé la compostura. -Entonces, ¿cómo desea aprovechar el tiempo libre que le han brindado?- Pregunté recuperando un tono más formal. Puede que no haya ninguna entrada en la agenda de la Representante, pero por mi parte no había descanso de mis tareas y siempre está bien planificar cómo afrontar el día.

- Lo que quiero decir -señaló Aiks finalmente relajándose y tecleando el encargo de un refrigerio en su pantalla- es que es posible que necesite apoyarme en tí en algún momento. Por ejemplo: si los representantes de Kuat andan preocupados por la seguridad, es posible que alguien de tu misma profesión pueda ser contactado al respecto. Tú podrías salir ahí fuera, con tu experiencia militar en un ámbito no restringido por la República, y dar a entender que estás considerando un nuevo empleador. 

Entonces apartó la mirada de la pantalla

- Voy a pedir la comida ¿qué te apetece?. Dice el menú que les han traído una sabrosa y exótica clase de pollo para asar: Porg. 

Mientras tanto, busco simultáneamente noticias sobre Kuat, sus representantes en Corsucant. Sus nombres, ámbitos, intereses, y qué han estado haciendo últimamente. A ver quién puede ser el responsable y con quién puedo contactar sin levantar sospechas. Y donde.