Partida Rol por web

El calor era sofocante y los esfuerzos por llegar al río resultaron ser buenos, el ver el río fluir nos alegró a todos. Gial aprovechó para refrescarse, yo bebí un trago de agua y refresqué la cabeza. Ahora debíamos organizarnos y decidir la dirección que debíamos tomar a continuación. 

La opción más lógica era ir hacia la desembocadura como bien señala Sharene y empezamos a avanzar en esa dirección:-ID despliega sensores y haz de avanzadilla. Vuelve aquí cuando encuentres algo.-le digo a ID y el desacoplamiento de ID en la espalda me quita un peso de encima, a pesar de ir en modo mochila son unos diez kilos de metal que llevo a la espalda.

Sharene nos advierte de que hay un nativo observándonos y siguiendonos. Ella realiza un saludo cordial y con respeto y, a continuación, le invita a acercarse. Decido imitar el gesto de Sharene y que viera que no somos una amenaza. 

El droide se despega de la espalda de Daedar e inicia un viaje silencioso siguiendo el propio río. Del otro lado del río, entre la espesura de la jungla... aparece una criatura de  piel grisácea y orejas picudas. Lleva una especie de pañuelo en la cabeza con lo que parecen dientes colgando del mismo por la frente.  En sus manos una balllesta cargada con la que no os apunta. No hay duda de que se trata de un nativo. Un Kashoonara.

Se detiene nada más salir de su fracasado escondite mirando como ID desaparece. Luego os mira a vosotros, uno a uno...

- ¿Quienes sois? ¿Que habéis venido a hacer a Kashoon? - 

Trent mira a los demás y adopta una aire tranquilo con las manos hacia delante para dejar claro al nativo que no hay ninguna intención de hacerle daño. Hemos tenido un accidente y estamos siguiendo el curso del río para buscar alimentos. ¿cuál es tu nombre?

El kashoonara accedió a presentarse en cierto modo y como era natural quiso averiguar las intenciones del grupo. Sharene le miró con curiosidad, nunca había visto antes a uno de ellos. Si le había invitado a acercarse era por un motivo. El consejero lo era de una tribu local y él debía conocerle.

-Seré franca con usted -respondió mirándole a los ojos-. Hemos venido a reunirnos con un consejero. Nos está esperando, pero nuestra nave está destrozada y perdimos la localización.

Esperaba que el nativo apreciase la sinceridad y que tuviese a bien ayudarles. Dejó un par de segundos para que lo valorase.

-Su nombre es Kaj'hal -le miró analítica buscando cualquier variación en su rostro- ¿seríais tan amable de indicarnos el camino o de avisarle de que hemos llegado? -rogó al desconocido ofreciendo una alternativa por si no confiaba en ellos-. No quisiéramos demorar más nuestro encuentro.

Trent y Sharene estaban exponiendo ante el nativo la naturaleza de nuestra misión y las circunstancias, por lo que Gial decidió permanecer en segundo plano, atento al entorno. Inconscientemente su cerebro empezó a buscar posibles rutas para salir corriendo en caso de una emboscada.

Nada más desaparecer ID, el individuo que nos observaba se acerca a nosotros y Trent y Sharene interactuan con él. Noto que Gial empieza a otear los alrededores en búsqueda de objetivos y puede que rutas de escape.

Mantengo la mirada fija sobre el kashoonara y espero una respuesta por su parte ante la pregunta de Sharene.

El kashoonara parece reaccionar ante el nombre de Kaj´hal. Asiente con la cabeza.

- Kaj´hal os está esperando - Dice mientras guarda su arma en una especie de cuerda que cuelga de su espalda. Da un largo salto que le permite cruzar el río y cae justo a vuestro lado.

Señala hacia donde se ha ido el droide

- Os guiaré, todavía estamos un poco lejos - Dice finalmente mientras comienza a caminar delante de vosotros. 

Acompañando el suave descenso del río comenzáis un viaje acompañados del silencioso lugareño. El lugar esta especialmente silencioso, un silencio que tan solo es roto por las palabras del Kashoonara.

- ¿De donde venís? - 

De nuevo podéis notar ese escalofrío que antes percibisteis. Esta vez algo más intenso, produciendo incluso un leve dolor en la cabeza acompañado de una sensación de frío helador que desaparece casi al instante. 

Trent se siente aliviado al ver que el alien parece amigable y les está ayudando a encontrar a su objetivo para cumplir la misión, así que junto al resto del equipo sigue al alien.

Sin embargo, el extraño silencio que les envuelve es muy inquietante y Trent permanece alerta ante posibles amenazas o emboscadas, cuando por segunda vez, vuelve ese escalofrío y dolor de cabeza igual que tras el accidente. Esta vez parece más intenso y preocupante. Trent no dice nada, pero mira al resto del equipo para confirmar sus sospechas de que nuevamente, este extraño evento les ha afectado a todos a la vez.

Estaba optimista y confiada hasta que volvió a sentir esa desagradable sensación serpenteando helada por su columna vertebral. Se apretó las sienes un instante para combatir el dolor.

Fue precisamente este frío el que disparó su instinto que se impuso a la razón. Lanzó a sus compañeros una mirada cargada de intención. Cuando se cruzó con la de Trent supo que él también lo había sentido.

Había algo que la tenía muy mosca. No se escuchaba nada. Especialmente pájaros. ¿Cómo podía ser que no escuchasen ni un solo pájaro? ¡Estaban en la selva, maldita sea!

Observó al kashoonara. Debía ser guerrero o cazador, ¿qué otro luciría esos trofeos en la cabeza? Habían conseguido que les guiase a algún lugar, pero no sabía las intenciones. Si bien le otorgaba el beneficio de la duda, contemplaba otras opciones tan escalofriantes como esa perturbación que les perseguía.

Aprovechando que el nativo iba delante y no lo vería, Sharene fijó su bláster para aturdir. Luego se adelantó para quedar más cerca de él, aunque continuaba caminando detrás suyo.

-Este lugar es precioso -admitió pensando que realmente lo era a pesar del pequeño gran inconveniente-. Soy Sharene, ¿y usted? -preguntó amable. Parecía que la arqueóloga tenía ganas de hablar-. ¿Cómo es la vida en Kashoon? ¿Qué costumbres tienen? -aguardó un instante para que le respondiese si decidía hacerlo.

-¿A cuánta distancia estamos? Avíseme antes de llegar por favor, tendré que asearme un poco -añadió en un tono algo más bajo para luego recuperar el habitual. ¿Cómo se encuentra Kaj'hal?

Gial observó que sus compañeros, al igual que él, seguían muy tensos, la sensación de alarma era continua, quizás producto de la tensión de los últimos meses.

Vió como Sharene, colocó en bláster en modo aturdimiento, pero el decidió dejar el suyo como estaba, no quería hacer el más mínimo movimiento extraño y convertir una situación tensa, en una de vida o muerte. Continuó caminando a lado de Daedar, mientras esperaba la respuesta del Kashoonara.

El nativo caminaba presto, ligero y confiado por el sendero que discurría paralelo al río. Sin detenerse ni mirar hacia atrás contestó a la primera pregunta de Sharene.

- Mi nombre es Aarwynn. - Entonces se detuvo y se giró mirándoos a todos, aunque principalmente a Sharene.

- Kashoon es un planeta pacífico, no solemos tener visitas muy a menudo y recelamos bastante de los extranjeros. Pero siempre acogemos a quienes respetan nuestras tradiciones y nuestra cultura. - 

Se dio la vuelta y señaló un nuevo camino. 

- Hay que salirse del camino del río. Hay una cascada más adelante y tenemos que rodearla. Sin esperar respuesta por vuestra parte inició la marcha adentrándose de nuevo en la jungla. El silencio que reinaba tan solo era roto por vuestras pisadas sobre la tierra y las ramas que crujían cuando se partían por vuestro peso. 

- Todavía queda un poco. Cuando lleguemos a la base de la cascada estaremos cerca. ¿Kaj'hal? - Dijo de nuevo hablando mientras andaba - Bien, lleva con nosotros ya 8 estaciones, es parte de la tribu. Se alegrará de vuestra visita sin duda.

El camino sigue, y a pesar de que el lugar no es especialmente amigable para orientarse desde que os habéis alejado del río, os percatáis de que puede que Aarwynn este dando algún tipo de rodeo... quizá incluso andando por la misma zona siempre. O simplemente es posible que a vosotros todo os parezca lo mismo.

- No habéis contestado a mi pregunta. ¿De donde venís? Necesito saber como he de presentaros ante el Gran Trakjin y ante Kaj'hal - 

-Venimos de Troiken, nuestra misión es reunirnos con Kaj´hal, él es el único que nos puede ayudar. Desconocemos exactamente como puede hacerlo pero es lo que nos han dicho. - dijo el pirata informático en tono amigable. No quería dar demasiadas pistas sobre sus objetivos, todavía no se fiaba del nativo, ni del planeta.

Decidió que lo mejor era hacer otras preguntas para tratar de mantener una relación cordial.

-Como hacéis para combatir el calor, es terrible. Tras una breve pausa para secarse el sudor de la frente con el dorso de la mano, preguntó de nuevo. -¿Hay muchos animales salvajes? ¿Es fácil la supervivencia en la jungla?
 

Junto a kashoonara de nombre Aarwyn avanzamos durante un largo rato hasta llegar practicamente a las puertas del campamento. Parecía un tipo agradable y hablaba bien de su planeta y su tribu. Ese aspecto lo respetaba, los iktochis tenían costumbres tribales y algunas de las costumbres que mencionaban, los iktochis también las tenían.

Hablaba bien el contacto con el que teníamos que hablar y tenía curiosidad por saber de dónde veníamos, en parte para poder presentarnos y tal pero tambíen para saciar su propia curiosidad:-Creo que consiguen aguantar el calor con esas ropas y a que viven muy cerca de una cascada. Me equivoco?-

Trent empezó a sentirse incómodo ante la situación ya que parecía que estaban caminando en círculos. Se acerco a sus compañeros y susurró, ¿no os da la sensación de que ya hemos pasado por aquí? Trent comprueba que su blaster está en modo aturdir. Parece que el nativo no pretende hacerles daño pero hay algo muy extraño en todo esto.

Al menos parece que los escalofríos han pasado.

El kashoonara le cayó bien, lástima que tuviesen que matarlo ahora que Gial le había dicho de dónde veníamos.

Suspiró profundamente negando con la cabeza.

¿En qué estaba pensando Shaw? Revelar esa información a su nuevo amigo no les aportaba ningún beneficio. Al contrario, ponía en peligro la base rebelde. Los imperiales vendrían y no dudarían en interrogar a los nativos. Si Aarwynn les presentaba con este dato y no lo hacía a puerta cerrada, habría todo un pueblo que lo sabría y bastaría con que uno hablase para condenarlos a todos.

Pero Sharene no era una asesina y decidió darle una oportunidad.

-En realidad... -se rascó la nuca distraídamente- allí paramos a repostar, así que creo que no cuenta. Viajamos mucho y las últimas semanas hemos estado en... -comienza a recitar una retahíla de varios planetas lejanos entre sí con la esperanza de darle al kashoonara el mismo dolor de cabeza que les asaltaba a ellos desde que habían aterrizado- así que para ser honestos debería presentarnos como “Los itinerantes”, así se nos conoce.

Esperó atenta su reacción y luego desvió su mirada hacia Trent, quien se acercó para susurrar algo.

Asintió, el chico tenía razón. Mientras siguieron el río no hubo problema, pero al tomar otra dirección parecía que el guía estaba mareando la perdiz. Aunque Sharene había previsto hacerlo más adelante, cambió de opinión.

-Uff!! Parad por favor! -rogó con urgencia en la voz- Hagamos una pausa, no puedo más! -cambiaba rápidamente el peso de una pierna a otra de forma intermitente. Y sin esperar respuesta se alejó de ellos lo suficiente para no perderse pero asegurándose de que la espesura de la selva la ocultaba de sus ojos- Y no miréis! -añadió desde lejos.

Aarwynn, se detuvo unos segundos mirando varios caminos y finalmente tomó uno de ellos. Siguió con la conversación sin dejar de caminar...

- Los kashoonara estamos acostumbrados a esta temperatura, nuestra morfología favorece la transpiración. - Pareció obviar la pregunta de los animales o de los peligros de la jungla.

- Las ropas ayudan también si. Nuestro pueblo ya esta cerca - Dijo señalando hacia el frente. - El asentamiento se encuentra un poco más lejos de la cascada. - 

Entonces Sharene tuvo que escabullirse del grupo de forma momentánea. 

- No se aleje demasiado, esta zona de la jungla esta plagada de plantas venenosas que emiten gases tóxicos. Podría morir. - 

Mientras la arqueóloga estaba ausente, Aarwynn contestó a Trent.

- La selva es confusa, además hay que seguir rutas peculiares para evitar las zonas tóxicas. Nuestro pueblo ya está acostumbrado a ellas, pero para vosotros podrían ser fatales. - 

- Ya queda poco para volver a la senda del río. Desde allí estamos a menos de una hora en tiempo estándar galáctico* de nuestro asentamiento. -

El Kashoonara miró hacia el lugar donde se había ido Sharene... 

Mientras caminaba hacia un lugar más privado abrió el kit de supervivencia para comprobar si tenía un respirador. En caso afirmativo lo utilizaría, aunque no sabía hasta qué punto sería verdad lo que decía el kashoonara.

Si le hubiese aturdido no tendría que alejarme.

Pero en tal caso todo se habría complicado.

Se giró para comprobar qué hacían sus compañeros y vio que el nativo observaba en su dirección, así que avanzó un poco más, lo justo para salir de su campo de visión. Caminaba prudente fijándose en las plantas y en lo que pisaba, y cuando halló un árbol de su agrado, trepó por él. Quería subir lo suficiente para poder ver la jungla desde las alturas. Utilizaría los binoculares para obtener toda la información que buscaba: ubicación de su nave, distancia del río a la que se hallaban, encontrar la cascada y si allí cerca había un asentamiento, mirar si había algún claro o alguna zona con algo remarcable como pueblos, humo, cuevas y grutas o por qué no, otra nave. En especial, buscaría trazando una línea recta desde donde debieron separarse del río, pasando por donde ahora se encontraban, y prolongarla más allá para ver qué particularidades presentaba el terreno en un ángulo de unos 90 grados.

Algo extraño ocurría en el planeta. Los kashoonara podían ser o no una amenaza, o tal vez verse amenazados y actuar en consecuencia. En cualquier caso algo no iba bien.

Había pasado un rato largo desde que Sharene se había ido. Gial no era de carácter nervioso, pero el calor, la selva y el guía, comenzaron a trasladarle una preocupación. A medida que los minutos se iban sucediendo, las dudas por si le había sucedido algo, se iban incrementando. Pasados otro par de minutos decidió que ya era el momento de buscarla.

-Chicos creo que debemos de ir a buscar a Sharene, no es normal en ella que nos haga esperar tanto tiempo. Aarwynn ¿nos puedes ayudar?. Me imagino que con tú conocimiento del entorno la localizaremos rápidamente.

El kit parece tener solamente utensilios básicos de supervivencia, en cualquier caso mientras te acercas al árbol que has fijado como objetivo no pareces notar nada fuera de lo que has sentido hasta ahora. Trepas con cuidado, hasta que llegas a un punto en el que no puedes subir más ya que tu propio peso comienzan a doblar las ramas. 

Te sorprende que todos los árboles tienen la misma altura o casi la misma, no hay ningún árbol que sobresalga del resto. Parece que no podrás llegar hasta la copa. En cualquier caso, desde el punto más alto al que logras llegar si que eres capaz de visualizar el río. Se encuentra relativamente cerca, quizá más de lo que debería. Desde esa altura además puedes escuchar el sonido de lo que parece la cascada que Aarwynn mencionó.

No eres capaz de ver ningún asentamiento o claro en el bosque; tampoco localizas el lugar de aterrizaje de la vuestra nave. Finalmente te fijas en el cielo. Todo parece despejado... no hay ni rastro de ninguna nave del imperio...

Nos paramos a descansar y beber un poco de agua, dado que lo necesitábamos, ese clima nos estaba pasando factura. ID estaba haciendo de avanzadilla y era más llevadero que revoloteara por su cuenta un rato, llevarlo encima suponía una carga adicional. No veía a ID e intenté varias veces contactar con él pero sin éxito.

.-No consigo contactar con ID, temo que haya encontrado alguna bestia y lo haya destruido.-comenté al resto con un tono de preocupación.

Sharene nos dijo que no miráramos, en el momento no entendía por qué, no estaba prestando atenció y fue muy tarde para darme cuenta que ya se había escondido.