Partida Rol por web

Yo la verdad es que tengo que irme. Qué con Yuki en acompañarla al club de fotografía, pero mañana miraré los horarios. ¡Hasta mañana!

BK se despidió sonriente y salió de la clase, dejando a Kaname y Fran.

El escuchar a Kaname decir que no sería necesario culparla por la invitación de Rebecca al club, hizo sonreír a la peliblanco, sabiendo muy bien que la chica no la culparía por algo así, aunque aún así, se había prestado para que lo hiciera, si lo consideraba necesario. Después de todo, era su club, y la guitarrista no quería que la presidenta lo pasara mal por tener a una integrante que no era de su agrado o que no cumplía con sus expectativas. Por otro lado, parecía que, al decir aquello, había querido demostrar que estaba bromeando, que no se tomaba demasiado en serio la situación, actitud que endulzó un poco a la joven rebelde, principalmente porque le parecía algo adorable de parte de Kaname.

- Está bien, aunque siempre puedes culparme si quieres. Es tu club, y no tiene sentido si no estás a gusto con algo. - Le aseguró en un tono amable, tras haberse separado de su brazo para no incomodarla demasiado. Tenía que admitir que había disfrutado estar cerca de ella pero... por un lado, no quería repetir la mala experiencia con Momomi, así como tampoco quería incomodar a la chica, incluso si parecía que no la había molestado. Era como si no le importara esa clase de cercanía. De cualquier manera, la presidenta del club no tardó mucho en decirles, a las dos, que al otro día estarían los horarios de los clubes, y que, por ende, podrían saber cuándo comenzarían las actividades.

No obstante, no había duda de que Kaname se quedaría allí un poco más, ya que debía de esperar si alguien más aparecía para apuntarse al club. Mientras decía aquello, la presidenta pareció mirarla de reojo, al mismo tiempo que les decía que podían quedarse si querían. Fran sonrió gentil al escuchar esas palabras, sabiendo muy bien que Kaname no deseaba quedarse sola, o que al menos deseaba su compañía, por lo que asintió tranquila, dando a entender que se quedaría. - Me quedo contigo, Kaname. No sería bueno que te quedaras esperando sola. Ahora soy una más del club. - Le aseguró en un tono dulce, antes de sentarse al lado de la chica, sonriendo de manera brillante ante la posibilidad de poder continuar conversando con ella. Rebecca, por el contrario, no se quedaría, ya que tenía que acompañar a Yuki a otro club, por lo que la peliblanco se despidió de ella con una sonrisa y moviendo su mano contenta en despedida.

- Sería bueno que vinieran otras más a apuntarse... - Comentó con cierto entusiasmo ante la idea, si bien tampoco le importaría ser una de las pocas integrantes del club. Después de todo, a Fran le interesaba entrenarse allí bajo la instrucción de la presidenta. Ella parecía bastante competente, por lo que sería mejor entrenar con ella, ya que sería una excelente oponente, a diferencia que con una principiante. Aún así, suponía que tampoco estaba mal que hubiera más chicas en el club, principalmente para que no desilusionara a Kaname, quien parecía querer que otras se apuntaran también. De cualquier forma, ahora estaban solas en el aula, por lo que no sería malo conocerla un poco mejor. - Mm, ¿qué clase de género musical te gusta, Kaname? - Le preguntó al final, mostrando curiosidad por la respuesta, ya que, como guitarrista, a la joven rebelde le gustaba saber qué clase de música le gustaba a las personas que le agradaban lo suficiente. La presidenta, por su parte, parecía alguien de gustos refinados, aunque siempre podía ser que la sorprendiera con la respuesta.

 Me quedo contigo, Kaname. No sería bueno que te quedaras esperando sola. Ahora soy una más del club

La respuesta de Fran le satisfizo. Le agradaba y además, no le apetecía quedarse sola. Aunque eso significaba que tendrían que hablar, y claro, hablar implicaba conocerse. Kaname hacía tiempo que no había hecho intentos por conocer a alguien.

Mm, ¿qué clase de género musical te gusta, Kaname? 

Kaname sonrió ante el cambio de tema, aunque considerando que iban a pasar allí bastante tiempo, no debía sorprenderle. Pensó en si responderle sinceramente o no, pero como era nueva, decidió arriesgarse.

-Tengo una reputación que mantener, pero reconozco que lo que más me gusta es el heavy metal. Claro que no lo escucho a menudo, solo cuando esto a solas. Es... la desventaja de tener un nombre.

-¿Y a ti, qué te gusta?

Parecía que la peliblanco había acertado al momento de optar por hacerle algo de compañía a la presidenta, principalmente porque ésta pareció mostrarse agradecida, aunque, por otro lado, la joven rebelde no estaba segura si Kaname estaba un poco nerviosa, tal vez por el hecho de que tendría que conversar con ella más de lo normal. Aunque, si era así, no lo aparentaba. De cualquier forma, Fran estaba contenta ante el hecho de poder conversar un poco más con la elegante chica. No lo iba a negar, le agradaba bastante, tal vez porque, en cierta forma, a la presidenta también se le hacía forjar amistades, o al menos eso pensaba la guitarrista, luego de haber visto la manera en la que había reaccionado con Rebecca. No había duda de que tenía una actitud un tanto dura, como una especie de cascaron que debía de romperse primero para conocer lo que era en el fondo.

No obstante, luego de que la joven presidenta pareciera dudar sobre responder o no a la pregunta que la peliblanco le había hecho, a Fran se le hizo difícil no abrir los ojos sorprendida ante la respuesta de la chica, ya que no había esperado algo así por parte de Kaname. No había que malinterpretarla, no le había desagradado la respuesta, para nada, incluso la había emocionado lo suficiente. Sin embargo, no había imaginado que a la presidenta, elegante y refinada, le gustaría escuchar esa clase de música. Habría pensado que le gustaría la música clásica o algo más propio de alguien que se mostraba tan seria, la mayor parte del tiempo. - ¡¿En serio?! - Preguntó entre una mezcla de entusiasmo y clara sorpresa. - ¡Genial! Algo me decía que eras muy intensa en el fondo, Kaname. - Debería de haberlo imaginado, teniendo en cuenta lo dedicada que era cuando se trataba de su club, y el hecho de que ésta reaccionara de esa forma cuando Rebecca había expresado su deseo de apuntarse a esgrima.

Sin embargo, el resto de las palabras por parte de la presidenta la preocuparon un poco, ya que Fran no veía nada de malo con que la muchacha escuchara heavy metal. No creía que aquello fuera importante a la hora de mantener la imagen y el "nombre" que Kaname deseaba mantener, más para la guitarrista, quien no le daba mucha importancia a esa clase de cosas. - Pero... ¿qué importa que escuches esa música? A mí me parece que eres genial. - Respondió con total sinceridad, sonriéndole brillante ante el hecho de saber que había alguien que compartía algunos de sus gustos musicales en aquel colegio. - Bueno, si te preocupa demasiado... supongo que puedo guardar tu secreto. Aunque no creo que debería de ser algo que tengas que ocultar, Kaname. Tú eres maravillosa, no importa lo que el resto diga. - Le aseguró con total confianza, como si aquello que había dicho fuera una verdad universal. Aún así, respetaría el hecho de que la presidenta deseara mantener aquella información entre sólo unas pocas personas.

- Pues... a mí también me gusta el heavy metal. Aunque bueno, también me gusta todo tipo de rock, desde el hard rock al punk. - Respondió a la pregunta que le había hecho, aun manteniendo aquella actitud entusiasta ante aquella revelación por parte de la joven de apariencia elegante. Era como si le brillaran los ojos de la emoción. No había duda de que ahora respetaba más que antes a la chica, a pesar de que pareciera empecinada en ocultar sus gustos musicales. - Tengo una guitarra eléctrica y toco todo el tiempo... también canto, aunque no siempre. - Confesó al final, restándole importancia al hecho de que cantaba, algo que no se le daba mal pero que, por alguna razón, prefería no hacer, ya que le gustaba más tocar a Revy y dejar que otros tomaran el rol de vocalista. Para ella, cantar era algo muy personal, y no le gustaba que cualquier persona la oyera cantar. - Había pensado en apuntarme también al club de música pero... creo que no lo haré. - No sabía si allí estaban las chicas que Momomi había mencionado anteriormente, y prefería evitar todo lo que la vinculara a ella, en lo posible. Incluso estaba pensando en que no se apuntaría al club de cocina, ya que eso significaba que tendría que verla allí también. - ¿Tocas algún instrumento? - Preguntó interesada, al mismo tiempo que intentaba despejar su mente de aquellos pensamientos innecesarios.

Al entrar, pude ver que la chica que se acercó a recibirnos era mucho más agradable que Kaname... pero ni con esas dejaba de sentirme nerviosa -Ho-ola Hekima-san- la saludé con timidez con una reverencia por educación -S-si... ve-venimos a a-apuntarnos... yo so-soy Yuki Hana... mu-mucho gu-gusto...- le confirme que veníamos a apuntarnos y me presenté, algo roja. Mis respuestas eran muy escuetas... pues dejaba que Yaya hablase más ya que era la extrovertida dé las dos. Esperaba no darle una mala impresión a la presidenta.

 ¡¿En serio?! ¡Genial! Algo me decía que eras muy intensa en el fondo, Kaname.

Kaname se sorprendió al ver la entusiasta reacción de la joven, pero intentó no reaccionar. Quizás había ocurrido porque sentía que compartían algo, aunque le extrañaba que fuese aquel tipo de música.

Seguramente, la sensación de marginación. Fran parecía estar un poco aparte del resto de chicas, por mucho que hablase con ellas. Cuando le explicó que no podía hacerlo público, al menos no demasiado, su reacción fue de indignación.

Pero... ¿qué importa que escuches esa música? A mí me parece que eres genial.

Lo es- dijo Amane -, pero de alguna forma quizás no es lo que se espera de nosotras. Por eso prefiero mantenerlo más oculto. Muchas compañeras lo saben, por supuesto, pero no hablo mucho de ello.

Bueno, si te preocupa demasiado... supongo que puedo guardar tu secreto. Aunque no creo que debería de ser algo que tengas que ocultar, Kaname. Tú eres maravillosa, no importa lo que el resto diga.

Las palabras de Fran hicieron que Kaname enrojeciese. Hacía mucho tiempo que nadie le decía algo así. Era... inesperado.

-Esto... muchas gracias, Fran. No creo que sea para tanto.

La confesión de que ella tocaba también la guitarra y de que le gustaba lo mismo, explicó muchas cosas. Seguramente, también la habrían criticado por eso.

¿Tocas algún instrumento? 

-La guitarra eléctrica -le dijo, sonriendo. Parece que compartían bastantes cosas, al final -. ¿Quizás... podríamos tocar juntas un día?

Cuando entraron a la clase del club de tiro con arco, les recibió una chica la mar de animosa. A Yaya le cayó bien inmediatamente, aunque al mirar a Yuki vio que esta seguía desconfiando un poco de apuntarse.

-Pues... yo soy Nanto Yaya, y sí, veníamos a apuntarnos, aunque mi amiga no está muy segura todavía. Cree que es muy torpe para los deportes.

Momomi escuchó lo que decía Mitsuki sobre el teatro, pero enseguida tuvo claro que no pensaba apuntarse. Eso de actuar en público no era lo suyo.

-Lo siento, Mai, pero el teatro no es lo mío. Quizás alguien más se anime, pero yo creo que prefiero quedarme con el cocina y el de voleibol -dijo, cogiendo rápidamente la mano de Mitsuki. Se sentía mucho más segura cuando hacía eso.

Al oír tantas voces, Nagisa salió de la clase. Estaba claro que había mucha gente en los pasillos, y sabía por experiencia que si no entraban, muchas veces se debía más a timidez que otra cosa, así que se asomó.

-Saludos. Soy Aoi Nagisa. Si alguna está interesada en el club de literatura puede entrar -comentó, haciendo una pequeña reverencia.

Mitsuki había intentado ayudarme viendo que estaba en un aprieto gordo con Rubí intentando que las demás se apuntaran al club de teatro.

Como ya había supuesto, Kiyashiki-san no iba apuntarse a teatro, eso ya lo tenía yo más que claro pues no tenía pinta de que le gustara por lo que la idea de una Mitsuki princesa se iba desvaneciendo en mi cabeza.

Una de las representantes de la escuela que tenía el sobrenombre francés que no conseguía recordar, salía del aula donde estaba el club de literatura y pidió que las interesadas entrasen.

-hai…-dije algo cortada y mire a Rubí que aún me cogía del brazo, por lo que no tuve más remedio que tirar de ella hacia el aula.

Cuando pase el umbral de la puerta me dirigí a la mesa de la profesora donde creía que estaría la presidenta del club:

-buenas tardes, Soy Ayako Mai y quisiera apuntarme a este club-digo.

-Hola, Nagisa-sama. Hola a todas. Mi nombre es Nakano Misora y soy la presidenta del club de cocina. ¿Alguna de vosotras está interesada en entrar en este club?

Al igual que había hecho Nagisa, Misora se había decidido a salir, visto que todavía no había llegado nadie. Siempre había gente en el club de cocina, pero le gustaba que vieran que se interesaba mucho por conseguir que se apuntaran.

- ¿Lo que se espera de nosotras? - Preguntó un tanto sorprendida ante aquella expresión por parte de la presidenta, ya que Fran no era alguien que le diera mucha importancia a esa clase de cosas. Ella hacía lo que le gustaba, y escuchar lo que le gustaba. No le importaba lo que pensara el resto respecto a esa clase de cosas. Sí le importaba que no la malinterpretaran cuando se expresaba, o que no se enojaran con ella cuando decía lo que pensaba, si bien sabía que eso no siempre era posible. Por ende, solía apreciar a las amigas que, a pesar de todo, se quedaban a su lado, ya que significaba que apreciaban incluso por más que ella pudiera ser un poco complicada. - Pues deberías hablar más de eso, Kaname. Yo creo que no tiene nada de malo, que es parte de lo que tú eres. - Le aseguró en un tono dulce, como si no viera nada malo en los gustos de la muchacha, aunque bien, eso era porque también eran los gustos de la peliblanco.

No obstante, cuando la presidenta se enrojeció en el momento en el que la guitarrista dijo que era maravillosa, no pudo evitar permanecer como hipnotizada ante la belleza de la chica. No había esperado esa clase de reacción ante sus palabras, y sin duda era una reacción que le gustaba. No sabía que la presidenta podía ser tan bonita cuando se sonrojaba de esa manera. La joven rebelde permaneció callada durante un breve instante, tan sólo apreciando el hermoso rubor de las mejillas de la presidenta, antes de recobrar la razón que le había sido arrebatada, negando con la cabeza ante lo que había dicho Kaname. - No, no tienes nada que agradecer. Yo creo que sí es para tanto. No todos son tan responsables como tú. Además, es algo bonito saber que alguien más comparte alguno de mis gustos. - Se expresó contenta, aún entusiasmada por lo que había descubierto de la chica que se encontraba a su lado. No había podido evitar también sonrojarse un poco, luego de aquella reacción por parte de la joven elegante, ya que en verdad se había mostrado más preciosa que lo que era normalmente.

Por un momento, intentó despejar su mente de aquellos pensamientos, ya que no quería repetir lo que había sucedido con Momomi. Sin embargo, cuando escuchó a Kaname decir que ella también tocaba la guitarra... la joven rebelde permaneció un breve instante con la boca abierta, sorprendida, antes de sonreír brillante luego de lo que fue una maravillosa revelación. ¿Quién hubiera imaginado que la presidenta también tocaba la guitarra como ella? Sin dudarlo demasiado, buscó las manos de la hermosa joven para sujetarlas con delicadeza, aunque realmente entusiasmada ante la idea de que hubiera alguien más que compartía aquel gusto por la música. - ¡¿De verdad?! - Preguntó contenta, antes de pensar en la propuesta de la muchacha. Sin duda, podían tocar las dos juntas en algún momento. Con lo seria que era Kaname con lo que le gustaba, lo responsable que era, de seguro habría de tocar muy bien la guitarra, por lo que a Fran le interesaba verla en acción.

- Podemos hacerlo cuando quieras, Kaname. Me encantaría tocar contigo. - Aseguró emocionada ante la idea, dedicándole una sonrisa brillante que dejaba en claro lo encantada que estaba con aquella idea. - ¿Nunca has pensado en apuntarte al club de música? - Preguntó, intentando calmarse un poco. Tal vez era sólo un pasatiempo para la presidenta, a diferencia de Fran que deseaba alcanzar la fama siguiendo ese camino. De cualquier manera, incluso si era sólo un pasatiempo de la joven, la peliblanco estaba lo suficientemente contenta con el hecho de que compartieran algunos gustos, a pesar de lo elegante y refinada que era Kaname frente al resto. La chica estaba, sin duda, llena de sorpresas, sorpresas que resultaban del agrado de la guitarrista.

-¡H-Hina! -exclamó Rubí antes de entrar en el aula-, ¿te espero para irnos juntas luego? Rubí supondría que iban a tardar con el papeleo, por lo que le comentó aquello a su compañera de cuarto. Tras ello, se inclinó un poco y se presentó.

¿Nunca has pensado en apuntarte al club de música?

-No, no es lo mío. Prefiero tocar sola... o en compañías escogidas, y creo que tu y yo podríamos hacerlo sin problemas. Me parece que nos entendemos bastante bien. Quizás... cuando el club esté ya en marcha, podríamos quedar una tarde y practicar.

Nagisa entró en el aula y tras escuchar a Mai, sonrió.

-Desde luego. Es un honor. ¿Además de ti quiere hacerlo alguien más? -le preguntó, mientras se dirigía a la mesa para apuntar a Mai -. ¿Tú también... Ruby-san?

Me puse algo roja cuando escuché como Yaya hablaba sobre mi -¡N-no e-es po-por e-eso...!- dije con vergüenza y nervios. No soy torpe con los deportes... al menos yo no pienso eso -Lo... lo que m-me da mi-miedo e-es di-disparar y da-darle a a-alguien... te-tengo mu-muy ma-mal pu-pulso al e-estar ne-nerviosa...- dije de forma apocada y escogida en mi misma.

- ¿Eh? ¿No es lo tuyo? Ah... entiendo. - Asintió al comprender lo que la presidenta había querido decir. Bueno, si prefería tocar sola o con pocas personas que pudieran comprenderla, no había mucho que pudiera hacer al respecto. A diferencia de Fran, parecía que Kaname no estaba interesada en alcanzar la fama de ese modo, probablemente porque algo más como un pasatiempo, algo que disfrutaba, para ella en momentos de tranquilidad. Era una pena, porque la peliblanco estaba segura de que la presidenta debía de ser bastante buena tocando la guitarra, si se lo tomaba en serio tanto como esgrima. Sin embargo, no pensaba presionarla al respecto, si prefería lo otro, respetaría su decisión.

Además, en el momento en el que Fran la escuchó decir que pensaba que ella comprendía bastante bien, no pudo evitar sonrojarse ante lo que había escuchado, antes de pensar que, tal vez, la presidenta no le había dado mucha importancia a esa afirmación. Esa era el problema principal de la guitarrista, que más de una vez no comprendía muy bien al resto, y se hacía una idea que no era. Le había pasado con Momomi, pensando que ésta había flirteado con ella porque estaba interesada, sólo para luego llevarse una gran decepción. La peliblanco no quería cometer el mismo error de nuevo, por lo que no tardó mucho en suspirar y recomponerse antes de pensar en tonterías de su parte. - Sí, tenemos muchas cosas en común, Kaname. Nunca hubiera pensado que te gustaba el heavy metal y tocar la guitarra como yo. Me alegro de haberme apuntado a tu club. - Aseguró feliz, esbozando una sonrisa dulce que demostraba lo contenta de poder tener a una amiga que comprendiera en parte sus gustos, incluso si era posible que no le gustara todo lo que a ella le gustaba. Aún así, tenía algo en común con la joven elegante.

- Me encantaría tocar contigo. Estoy segura que nos vamos a divertir mucho. - Dijo con confianza, imaginando lo bonito que sería tocar con alguien más. Había tenido ganas de apuntarse al club de música, ahora que parecía que no se apuntaría al de vóley o al de cocina, pero ya no estaba tan segura. Kaname se tomaba muy en serio su club, por lo que era justo que Fran hiciera lo mismo, o al menos eso pensaba ella. De cualquier forma, estaba realmente entusiasmada con la idea de tocar junto a ella, incluso si tenías que esperar un poco luego de que comenzaran con las actividades del club. - Por cierto... ¿quieres mi número? Así podemos hablar cuando no estamos en el club y... eso... por si quieres hacer algo fuera del club, ya sabes, cosas así. - Se expresó con cierta duda, ya que no sabía si era buena idea o no. No se había olvidado de cómo le había pedido su número a Momomi, y luego todo se había arruinado tan rápido... Era normal que no estuviera segura si aquello era, o no, una buena idea. Aún así, Kaname le agradaba bastante, por lo que Fran quería ser su amiga.

Mitsuki dejó que Momomi le agarrara la mano, esta vez sin sonrojarse. Quería ir junto con ella al club de cocina, pero tampoco quería fallar a Mai. Su cabeza trabajaba a mil por hora, pensando en si sería capaz de atender a dos clubes y además ir a ver los entrenamientos de voley sin morir en el intento. Mientras estaban allí reunidas, dos alumnas se asomaron desde los cuartos en los que se ubicaban los clubes. Primero apareció Nagisa, una de las dos Etoile. Mitsuki, al igual que hizo cuando vio a la etoile de pelo blanco, se inclinó un poco para mostrarle respeto, aunque esta parecía más informal. 

Después, otra alumna con una chaquetilla blanca salió de otra de las habitaciones. Iba al mismo curso que Mai y ella, por lo que su cara (más bien su aspecto, pues aquellos ojos color ambar y el pelo tan corto y blanco eran bastante distintivos) le sonaba de haberla visto en clase. Mitsuki se quedó observándola embobada, hasta que abrió la boca. Echó un vistazo fugaz a Momomi y avanzó un paso. -Encantada de conocerte, Nakano-san. Nosotras estamos interesadas en apuntarnos al club de cocina. 

Y allí aparecía nada más y nada menos que una de las Etoile, que si no hubiera sido por la presentación de la noche anterior la hubiera confundido con una alumna más, no por nada, sino por su modo sencillo de comportarse. Hina le hizo una reverencia con el tronco un poco exagerada como autoreflejo y luego esbozó una torpe sonrisa a modo de saludo hacia Nagisa.

Entonces salió también del aula, la que parecía la presidenta del club de Cocina. No sabía muy bien por qué pero le imponía un poquito. - ¡H-hola! - dijo algo azorada, sin saber exactamente por qué. Serían los nervios de conocer gente nueva. Al escuchar la voz de Rubí se relajó un poquito. - ¡Hai, nos vemos luego Rubí-chan! - respondió agitando la manita mientras la veía marchar.

Siguiendo el ejemplo de Mitsuki, la pelirrosa trató de serenarse y comportarse como una señorita, ¡que no tenía cuatro años! - Sí, veníamos a apuntarnos al club de C-cocina, soy Hina Suzume, encantada de conocerla Nakano-san. -  añadió inclinando la cabeza ante la presidenta Nakano. Luego se quitó las gafas un segundo y empezó a limpiarlas con la manga de su rebeca. Eso le ayudaría a mantener la calma, explotar no era una opción.