Partida Rol por web

-deberían, deberían- repetí las palabras de Hina demostrando que estaba de acuerdo con su idea sobre el puestecito mientras contemplaba la escena de como Fran le ofrecía ella misma la comida a Kaname, parecía que habían hecho buenas migas y aunque me sentía algo celosa porque a mi no me lo había ofrecido de la misma forma este sentimiento se veía eclipsado por el alivio de que Fran estuviese bien. Asentí enérgica ante las palabras de mi compañera de cabello blanco -Sí, espero que lleguemos a tiempo- antes de Kaname hiciese su oferta sobre hablar con la presidenta -¿lo harías?- pregunté con los ojos radiantes y juntando mis manos en señal de ruego -solo me apuntaría yo, pero tendrías mi eterno agradecimiento- seguí como si tuviese que convencerla pese a que ella misma se había prestado voluntaria a ello.

Los cumplidos de su senpai, respecto a su habilidad en la cocina, dibujaron una hermosa sonrisa en el rostro de la peliblanco, alegre ante el hecho de escuchar lo que pensaba Kaname sobre su habilidad. De todas formas, Fran sabía que no era la mejor, pero tampoco se le daba tan mal, más cuando ella disfrutaba de comer algo delicioso, por lo que era normal que supiera preparar comidas deliciosas, de modo que ella también pudiera disfrutarlas... y enamorar a la persona apropiada con su comida, claro. De cualquier modo, era agradable escuchar esa clase de cosas por parte de la presidenta del club de esgrima, en especial cuando le importaba, bastante, la opinión que ésta pudiera tener de ella, por más que pudiera ser un detalle menor para otros. Aún así, no le había gustado mucho que la joven afirmara que era todo gracias a ella, cuando sabía que Kaname también la había ayudado mucho en la preparación.

No obstante, en cuanto la bella chica aceptó que Fran la alimentara, todo pensamiento previo se esfumó por completo de su mente, tan sólo sonriendo, contenta, mientras veía cómo su senpai parecía disfrutar del takoyaki en su boca. Había pensado que tal vez no aceptaría aquel ofrecimiento de su parte, posiblemente para guardar apariencias, ya que sabía que Kaname parecía darle cierta importancia  a ese aspecto, probablemente para no ganarse la crítica de su familia. Sin embargo, por alguna razón, había aceptado que la alimentara de esa manera, algo que la había complacido en demasía. - Tú también hiciste mucho para que quedaran así de deliciosos. - Afirmó de buen humor, dejando en claro que no era todo gracias a ella, sino también gracias a que su senpai también había hecho un buen trabajo.

- Gracias... Sí, puse todo mi corazón en ellos. - Aseguró al final, al comprender la razón por la cual Kaname se había expresado de esa forma, no pudiendo evitar dedicarle una sonrisa divertida, antes de picarle la mejilla, levemente, con los palillos, jugando con ella por haberse mostrado tan reservada. La única razón, por la cual no le había dicho nada a sus amigas aún, era porque no sabía si su senpai realmente quería que hablara de aquello con otras personas, recordando muy bien la conversación que habían tenido anteriormente sobre su familia, y como ésta parecía limitarla, colocando unas cadenas invisibles sobre ella, deseando controlar su vida. No se había olvidado de aquel tema, y no dudaría en mostrar sus "colmillos" si aquello resultaba ser una problemática a partir de ese momento. Si había algo que la guitarrista odiaba, era el hecho de que alguien le negara su debida libertad a otra persona, algo de esperar de una chica que le daba mucha importancia a la libertad, a la capacidad de hacer lo que quisiera, siempre que no perjudicara a otros en ese actuar.

De cualquier modo, sin perder su buen humor, alejó los ohashi de su senpai, para luego coger otro takoyaki, aunque ésta vez para llevarlo a su propia boca, deleitándose con el hermoso sabor de lo que había preparado con ayuda de la joven elegante a su lado. Como, en efecto, habían dicho, los takoyaki estaban deliciosos, y la textura de los mismos era simplemente fantástica, así como la suavidad de los preciosos buñuelos al ser mordidos. En verdad, les habían quedado deliciosos.  - Mm, no. Prefiero que sólo las personas que quiero puedan disfrutar de mi comida. - Les explicó a Ayami y a Hina, tras haber disfrutado del takoyaki, en base al consejo que las dos le habían ofrecido. No obstante, si Kaname deseaba hacer algo así, en algún momento, no dudaría en ayudarla, si bien la peliblanco no lo haría por propia iniciativa, ya que, como había explicado, no le gustaba cocinar para otros excepto para quienes le caían lo suficientemente bien y eran buenos con ella. No era lo mismo cuando se trataba de tocar su guitarra, ya que deseaba que todo el mundo la conociera en el futuro gracias a su habilidad con aquel instrumento.

- ¿En serio, Kaname? Sería genial si hablas con ella. Ami-chan está interesada en apuntarse a ese club, y no me gustaría que no pudiera hacerlo. - Explicó entusiasmada, agradeciendo el hecho de que su senpai se ofreciera a hablar con la presidenta del club de costura. Si hablaba ella, de seguro no habría problema con que Ayami se apuntara un poco tarde, algo que la había preocupado en cierta manera anteriormente, ya que no quería que su amiga se quedara sin la posibilidad de asistir al club de su agrado, sabiendo muy bien lo mucho que a la rubia parecía gustarle todo lo relacionado a la moda y el poder expresarse en base a su atuendo y los accesorios que siempre llevaba con ella. - Como dijo Ami-chan, parece que es la única que quiere apuntarse. - Respondió a la pregunta de la bella chica, sin estar segura sobre la posibilidad de que Hina estuviese también interesada en apuntarse. - Aunque bueno... como te apuntaste al club de esgrima, no tendría problema en hacerte un poco de compañía en el de costura. Igual, que sepas que no tengo mucha experiencia en eso. Así que puede que sea todo un desastre. - Después de todo, no era como si alguna vez le hubiese llamado la atención esa clase de actividad, pero no dudaría en ayudar a la rubia si ésta deseaba a una amiga en dicho club.

Fran estaba exultante, y Kaname sabía que no era solo por los resultados en la cocina. Se mostraba sonriente y juguetona, y ciertamente se notaba entre ellas una chispa que sin duda, Hana y Ayami habrían notado sin ninguna dificultad. No le molestaba, en verdad, aunque no estuviese acostumbrada a ello. Era solo... diferente.

El problema del club de costura tenía fácil solución, y no tanto porque ella hablase con Chikaru sino porque ésta tenía muy buen carácter y dudaba que fuese a poner problemas. A pesar de todo, Fran se emocionó con su ofrecimiento y ella no pudo hacer menos que sonreír, igualmente agradecida por su reacción.

- ¿En serio, Kaname? Sería genial si hablas con ella. Ami-chan está interesada en apuntarse a ese club, y no me gustaría que no pudiera hacerlo. Como dijo Ami-chan, parece que es la única que quiere apuntarse. Aunque bueno... como te apuntaste al club de esgrima, no tendría problema en hacerte un poco de compañía en el de costura. Igual, que sepas que no tengo mucha experiencia en eso. Así que puede que sea todo un desastre.

-Veréis como no hay ningún problema -les aseguró, antes de continuar andando hacia Le Rim. 

Kaname se sentía extraña. Tenía la tentación de coger la mano de Fran, pero no deseaba hacerlo por temor a que ello supusiera un problema para la guitarrista. Por otro lado, no sabía cómo reaccionarían sus amigas, así que apuntó para más adelante comentárselo, a ver qué opinaba. 

Y así, hablando distraídas y cogiendo un takoyaki de vez en cuando, llegaron finalmente a Le Rim.

Chikaru estaba con una máquina de coser trabajando en un bordado, en la clase que se había dispuesto para su club. Era la única del club, pero no le importaba. De hecho, para ella era un hobby y le daba lo mismo que terminase eliminándose de la lista por falta de gente. 

Pero eso no significaba que no le hiciese ilusión compartirlo con más gente, así que cuando aparecieron aquellas cuatro chicas, se levantó muy sonriente.

Al frente de todas ellas, a quienes no conocía, estaba Kaname, de Spica, una alumna muy seria y responsable, a quién respetaba, pero de la cual opinaba que tendía demasiado a buscar la soledad en lugar de acercarse al resto de alumnas.

-Hola, Kaname-chan. Hola. Soy Minamoto Chikaru. ¿No me digáis que estáis interesadas en el club de costura? -preguntó, emocionada.

Mitsuki contempló, horrorizada, el papel en blanco delante suyo. No había mentido a las chicas sobre no saber dibujar; ella sabía que contaba con muchas ventajas, pero el dibujo no estaba entre ellas. Aún así, no quería ser menos que las demás, así que cogió prestados algunos de los (muchos) colores de Atashi y se puso manos a la obra. 

El proceso creativo fue un desastre. Si alguna de las chicas se hubiera molestado en mirar a Mitsuki, la habría visto con expresiones de esfuerzo, frustración, enfado, y su lengua salió de su boca más veces de las que le habría gustado. Y, al fin, consiguió terminar su obra maestra

La observó durante unos instantes, inexpresiva pero temblando, y sus mejillas se fueron poniendo cada vez más rojas. Aquel dibujo no era digno ni de un niño de primaria. No sabía si alguien lo había visto ya, pero cogió el papel entre sus manos, lo arrugó hasta hacerlo una bola, y lo lanzó contra la papelera del cuarto, fallando miserablemente. 

Por fin, Yaya y Yuki se pusieron a trabajar. Después de su "sugerencia", Yaya se había dado cuenta de que le había costado mucho centrarse a su compañera, pero un buen té y después, unas palabras amables, fueron suficiente para empezar. Yaya esperaba que nada de eso enturbiara su amistad con su compañera, que valoraba como algo muy importante, aunque siguiese pensando que podrían llegar a algo más.

El problema fue que hacer los deberes cuando no tienes la cabeza en donde debes, es bastante complicado, y Yuki no tardó en desesperarse.

-So-son mu-muy di-difíciles...

-Ven, deja que te ayude -le dijo Yaya, acercándose a ella y explicándole las cosas muy despacio, para que las entendiera. A ella le resultaba todo aquello muy sencillo, pero entendía que a su compañera le costase un poco más. Después de todo, ella estaba habituada a las profesoras de Astraea y sus pequeñas manías  y había tenido tiempo de adelantarse a las clases.

-¿Lo entiendes ahora? -le preguntó -. Menos mal que estoy yo aquí para ayudarte, porque si no, quién sabe cómo te iría en el curso. Pero no te apures. Si tienes dudas, pregúntamelas, que para eso soy tu compañera de cuarto. Para ayudarte con lo que necesites.

Yaya sonrió. Sí, era su compañera de cuarto, y le gustaba ayudar a Yuki. Siempre lo haría, pasara lo que pasase.

¡OOOHHHH! ¡Ese cartel está... muy bien, Mitsuki-chan! -exclamó Mai, sorprendida por lo bien que lo había hecho. Ella aún iba a la mitad y no estaba nada segura de cómo iba a resultar. Bueno, sí que lo estaba. Iba a ser peor.

Creo que al final usaremos el tuyo, pero si quieres comparar, tendrás que esperar a que nosotras hagamos el nuestro. ¿Tú cómo vas, Ruby-chan? -le preguntó, acercándose más de la cuenta a ella, hasta que sus mejillas casi se rozaron.

-¡INCREÍBLE! Está excelente Mitsuki, me gusta mucho-

Rubí siguió el elogio de Mai, a ella también le gustaba, recién estaba comenzando con un boceto de cartel cuando siento la pregunta de mi compañera de club. 

-Bueno, aún estoy con un boceto y-

Su cara está muy cerca del rostro de la pelirroja, haciendo qué está misma se sonroje, mirándole a los ojos, en los que se perdió por un segundo, quería darle un beso profundo, uno que durara mucho tiempo. 

Pero las intenciones fueron anuladas por la situación actual. 

-Esto... Yo aun no termino-

Dije sin dejar de verle a los ojos. 

Moví las manos rápidamente a modo de negación al escuchar las palabras de mi compañera de habitación antes de responder a su oferta con una sonrisa amable -No te sientas presionada a hacerlo, como ya has dicho estamos en el club de esgrima así que pasaremos tiempo todas juntas de todos modos- no era como si no me gustase la idea de pasar más tiempo con ella, simplemente no quería arrastrarla a hacer algo que no quisiera; después mire a Kaname quien afirmó que nos demostraría que no había problema en que me apuntase y asentí de forma enérgica con la cabeza mostrando una gran sonrisa en señal de confianza.

-Hola Chikaru- respondí -¡cuenta conmigo!- guiñándole un ojo acompañado de un gesto divertido de "ok" antes de notar que posiblemente para ello necesitaría un mínimo de información ¡y de que no me había inclinado! así que lo hice rápidamente acompañado de una presentación que era todo lo formal que me había olvidado de serlo en un principio -Soy Ayami Izumi, de tercero de Spica aunque puedes llamarme Ami-chan, cuida de mi por favor-

Al principio, cuando Yaya dijo que se acercaría para explicarme las cosas que no me salían, me puse un poco nerviosa... aunque eso ya no era una novedad para nadie, menos para mí. Pero fui calmándome un poco cuando mi compañera me iba explicando las cosas que no entendía, y así poder hacer los ejercicios que no me salían... y así hasta que más o menos estuvo todo hecho y yo pensaba que lo había entendido.

S-si... a-ahora s-si... gra-gracias...- le dije a la chica y le agradecí por la ayuda que me había dado... aunque hubo una parte que... -Yo... yo creo que podría ir decente durante el curso... aunque no pidiera ayuda...- pensé sin exteriorizarlo, y simplemente asentí a sus palabras.

Bien... y ahora que hemos terminado con los deberes... ¿que hacemos?. La verdad, es que ahora me encantaría poder irme a una piscina y hacerme unos largos a solas para despejarme un poco la cabeza... pero sabiendo que no hay piscina hasta verano; y además teniendo ahora una amiga... pues no sabía que hacer. Me quedé en silencio pensando en algo... pero pocas cosas se me ocurrían, y las que se me venían a la cabeza tal vez a ella no le apetecía y la ponía en un compromiso por decirlo... no sabía muy bien... -¿T-te...?- empecé a decir -¿T-te a-apetece sa-salir a-a ha-hacer u-unas fo-fotos da-dando u-un pa-paseo?- termine diciendo sonrojada y muy cortada, esperando no importunar.

Al ver la reacción de su adorable amiga, la peliblanco sonrió divertida, antes de dedicarle una risilla por la reacción tan entretenida de Ayami. Parecía que pensaba que aquello sería un problema para ella, si bien a la guitarrista no le importaba demasiado. Después de todo, apenas se había apuntado al club de esgrima, por lo que era posible apuntarse a otro club si así lo deseaba. No era que no le agradara la idea del club de costura, simplemente no sabía si sería muy buena en ello, teniendo en cuenta que nunca lo había intentado. Aún así, siempre podía aprender de a poco hasta mejorar en aquella actividad. - Tranquila, Ami-chan. No me siento presionada. Eres mi amiga, y no tengo problema en hacerte compañía. Además, no estaría mal poder hacer algo de costura. - Le aseguró alegre ante la preocupación de su compañera de cuarto. Aún así, no tenía nada de qué preocuparse. Si Fran se había ofrecido, era porque no tenía problema en hacerlo.

- Si me ayudas un poco, no creo que sea muy difícil... creo. - Afirmó sin estar muy segura de ello, aunque no le importara demasiado. Lo que importaba era divertirse con su amiga e intentar crear algo con sus manos. Quién sabe, tal vez podría diseñar alguna vestimenta para ella... luego de un buen tiempo, posiblemente un año de prácticas. Era eso o estaba soñando demasiado. De cualquier forma, no era como si tuviera miedo a que algo no le saliera bien. Ya de por sí, no le iba bien en clases, algo más no haría mucha diferencia, y al menos su amiga tendría algo con qué reírse... aunque no estaba segura de que Ayami fuera a reírse de ella cuando algo le saliera mal. De cualquier modo, tras decir aquello, no tardó mucho en acompañarlas al club de costura, disfrutando de la compañía de Kaname, quien se había ofrecido a ayudar a la rubia a apuntarse al club. Era bueno saber que podía contar con la ayuda de su senpai, quien de seguro debía de conocer a muchas de las chicas del colegio.

Una vez llegaron al club y se encontraron con la representante, la peliblanco no se demoró en inclinarse en una leve reverencia, mostrando cierto respeto hacia Chikaru, ya que no quería que sus acompañantes pasaran vergüenza por su culpa, incluso si a Fran no le importaban demasiado aquellos gestos vacíos de valor. Algo que no sorprendió a la guitarrista, fue el hecho de que la representante pareciera llevarse muy bien con su senpai. Era obvio, la chica era muy buena con ella, por lo que de seguro habría de ser bastante cortes con el resto, por más que en su caso fuera algo más especial. - ¡Hola! - La saludó con cierto entusiasmo, teniendo en cuenta que ahora estaba de mejor humor en comparación con la mañana. - Es Ami-chan la que está interesada en apuntarse. Aunque yo puede que también, siempre que no sea muy complicado... No tengo experiencia en costura. - Admitió sin vergüenza alguna ante su desconocimiento. Después de todo, nunca se había visto en la necesidad de hacer algo así, si bien, en este caso, le importaba más divertirse con su amiga que otra cosa. - Por cierto... ¿quieres un takoyaki? - Preguntó mientras le mostraba el contenedor donde aún quedaban algunos, si bien sus acompañantes habían hecho un buen trabajo en reducir el número de los mismos, algo que la alegraba mucho.

Aunque a Yuki le estaba costando trabajo, Yaya logró que entre las dos, terminaran con ello. El hecho de poder ayudarla hizo que se sintiera bien y que de alguna manera, compensaba el mal rato que había pasado antes.

Pero claro, una vez terminadas las tareas... qué harían. La verdad es que Yaya pensó en echarse un rato en la cama a leer hasta la hora de cenar, pero Yuki hizo otra sugerencia.

¿T-te...?-¿T-te a-apetece sa-salir a-a ha-hacer u-unas fo-fotos da-dando u-un pa-paseo?-

Yaya sonrió. Intentó no darle importancia al color rosado que le había inundado las mejillas a Yuki y tampoco hizo ningún comentario sobre todo lo que se había resistido antes a salir juntas para en aquellos momentos, sugerir lo mismo. Así que simplemente, dijo...

-¡¡Claro qué sí!! Y si me dejas una cámara a mí también podemos después comparar las fotos que hemos tomado. ¿Qué te parece?

Chikaru sonrió complacida. Ayami venía a apuntarse pero las demás... quizás también lo hicieran.

-Encantada, Ayami. Claro que cuidaré de ti. Y tú también de mí, estoy segura. La verdad es que es estupendo que queráis apuntaros -exclamó, mostrando su satisfacción. Claro que tendría que conseguir que perdieran el miedo.

...Yo puede que también, siempre que no sea muy complicado... No tengo experiencia en costura. 

Tranquila, coser es muy fácil. Se pueden hacer cosas muy sencillas o muy complejas, según la habilidad de cada una, pero las máquinas lo hacen todo. Es como yo digo siempre. No somos costureras, sino guías. Conducimos la aguja a través de la tela para al final, llegar a nuestro destino. Muchas chicas han empezado en el club sin haber cosido nunca y han terminado preparando vestidos para la obra de teatro de Astraea, así que seguro que se os da muy bien, ya veréis.

Por cierto... ¿quieres un takoyaki?

Sorprendida, Chikaru alargó la mano para coger uno.

-Pues... sí, sí. Muchas gracias. ¿Los habéis preparado vosotras? Tienen muy buena pinta -dijo, mordiendo uno y a continuación, sintiendo que había llegado al cielo -... y están riquísimos.

Cuando Chikaru terminó con el takoyaki, se giró hacia Hina.

¿Tú también quieres apuntarte? -le preguntó, saboreando aún el último bocado -. Te aseguro que es más sencillo de lo que parece y tenemos máquinas de sobra en el almacén.

La alegría de Yaya, aunque me alegrase a mi también, pues me hizo sentirme más vergonzosa y que me pusiera colorada como antes. Al menos parecía que le había gustado la idea de salir a hacer fotografías.

Va-vale... me pa-parece bi-bien...- le respondí a la chica, mientras me levantaba para ir a por mis cámaras. Cogí mi cámara de fotos la cual me colgué al cuello con la correa, y cogí al cámara que escogió Yaya ayer en el club para prestarle -To-toma Yaya...- le dije tendiéndosela para que la cogiera -¿Sa-sabes de a-algún lu-lugar e-en co-concreto que me-merezca l-la pe-pena fo-fotografiar?- le pregunté. El primer día vi zonas muy bonitas e hice varias fotos... pero aún había muchas zonas de la escuela que no conocía. Quizás ella habiendo estado más tiempo aquí sepa saber un lugar más bonito que el resto.

Hummmm.... el lago es siempre la parte más bonita, sobre todo cerca de la iglesia. Allí siempre pueden verse flores muy vistosas cerca de la orilla y también bastantes peces, si esperas lo suficiente. ¿Por qué no vamos allí y lo comprobamos?

Yaya estaba emocionada con la idea de salir con Yuki, así que donde ella dijera, le valía, pero lo cierto es que aquel lugar era especialmente hermoso. Después de todo, muchas parejas iban allí a escondidas, al anochecer, para ver la puesta de sol.

Al final, los esbozos de Mai y Ruby no dieron sus frutos, y fue el cartel de Mitsuki el que las tres consideraron sin duda, el mejor para reclutar gente. 

Era el mejor, sin duda, pensaron, a pesar de que Mitsuki seguía diciendo que no era tan bueno. Así que ahora lo único que tenían que hacer eran copias para después distribuirlas por todo Astraea. 

Así que lo recuperaron de la papelera, lo retocaron, y decidieron darle una oportunidad.

Lo mejor de todo era que pintando y creando los carteles, se les había ido casi toda la tarde. Eso significaba que ya quedaba poco para la hora de cenar.

En un principio, Mitsuki pensó que Mai le decía que le gustaba su cartel para agasajarla, como una especie de manera de hacer las paces. No obstante, acabaron por pescar el papel de la basura y usarlo (aunque con algunas modificaciones). El ego de la rubia había crecido un poco más, así que la tarde había acabado y ella estaba más contenta que unas castañuelas. 

Oh, no. La tarde ya había llegado a su fin. Había quedado con ir a buscar a Momomi. Y al final no he hablado con Mai. Porras. Mitsuki guardó los lápices y rotuladores en los estuches alborotadamente y se levantó apresurada. -Chicas, tengo que irme. Nos vemos en la cena. Lo siento por marcharme así -se disculpó con una pequeña inclinación y se dirigió hacia la puerta. Una vez con la mano en el manillar, se dio la vuelta para mirarse en el espejo; se atusó un poco la melena y, por fin, salió pitando hacia la habitación de Momomi. 

Mai no tuvo tiempo apenas de decir nada. Bastante que habían conseguido el cartel sin que protestara. Seguramente habrá quedado con Momomi. No me gusta esa chica. No me gusta nada.

Cuando salió de la habitación, miró a Ruby.

-Bueno, pues... ahora estamos nosotras solas. La verdad es que... ¿te apetece un té?

Sí que eres original.