Partida Rol por web

Asentí con una gran sonrisa al ver a Fran más segura de sus posibilidades y cogiendo la mano de Hina para alzar la de ambas en señal de "victoria" respondí ante la afirmación de que lograrían hacernos tanto a mi como a ella unas buenas esgrimistas -¡daremos lo mejor de nosotras!- afirmé antes de bajarlo de nuevo y soltarla.

-Yo no voy a echarme atrás- reproché inflando mis mofletes mientras seguía a las chicas hasta la puerta -hasta entonces Chikaru- me despedí de ella dirigiéndole una última mirada antes de desaparecer del club, usado expresamente esas palabras y no un adiós en señal de que cumpliría mi compromiso pese a que Kaname lo había puesto en duda, bueno, aunque en realidad no me había ofendido, solo que soy muy expresiva cuando estoy alegre.

Hina no parecía muy convencida, pero se despidió con una sonrisa, algo forzada quizás, pero llena de agradecimiento, de Chikaru.

-Yo también estaré aquí -aseguró -. Creo que podré hacerlo... si me ayudan.

Cuando salió, la poca confianza que tenía, casi había desaparecido.

-M-me ayudaréis, ¿verdad? -les preguntó a a Ayami y a Fran, mirándolas preocupada.

-¡Estupendo! Pues si te parece, lo prepararemos todo para escabullirnos el sábado.

Yaya se volvió hacia Yuki.

-No te preocupes, Hana-chan, que no te pediré que vengas conmigo. Iré yo sola. 

Yaya le guiño el ojo y empezó a caminar para entrar en el edificio junto a las demás.

En ese momento, vieron que estaba girando la esquina una de las monjas que solían proteger el recinto precisamente para evitar tanto que entraran como que salieran las alumnas fuera de horas.

La guitarrista estaba contenta de que Ayami estuviera emocionada por comenzar, así como bastante confiada con el hecho de que daría lo mejor de sí misma en ambos clubes, o al menos en el de costura. No estaba segura si su amiga tenía la misma confianza para con esgrima, pero se aseguraría de ayudarla en lo que fuera necesario, así como esperaba que Kaname hiciera lo mismo con las tres, incluso si a Fran se le daban mejor los deportes, por lo que no debería de tener mucha dificultad en aquella actividad, por más que fuera un poco diferente. - Mejor así que tengas esa confianza, Ami-chan. ¡Nosotras podemos con todo! - Aseguró divertida ante las palabras de su amiga, a medida que salían de la sala, con la intención de regresar a los dormitorios. No parecía que Ayami fuera alguien que se rindiera ante alguna dificultad, por lo que creía en las palabras de su amiga.

No obstante, al escuchar el pequeño reproche por parte de su compañera de cuarto, la peliblanco tuvo que reprimir una risa, al ver lo adorable que se veía al inflar sus mofletes de esa forma. No había nadie que pudiera molestar a Ayami, o al menos eso creía la guitarrista, y si lo había, esa persona merecía un buen golpe de su parte. - Claro que no... nadie se va a rendir. ¡Somos luchadoras! - Exclamó divertida, antes de levantar los brazos al aire con entusiasmo y confianza renovada. Si su amiga tenía tanta confianza, ella tampoco podía mostrarse con dudas, incluso si no tenía mucha experiencia en la costura. Bueno, al menos se divertiría, por más que pudiera terminar fracasando de manera estrepitosa. Y si, Ayami estaba tan confiada, lo mínimo que ella podía hacer era mostrarse de la misma forma, en especial con Hina quien no parecía muy convencida aún.

- ¡Eso! Si nos ayudamos entre todas, no hay nada que no podamos hacer. - Aseguró de buen humor al escuchar la pregunta de la pelirrosa. No había duda de que estaba un poco insegura con el hecho de lograr algo en ambos clubes, si bien la joven rebelde no quería que pensara en cosas malas, no cuando se divertirían juntas, incluso si al principio no les iba muy bien. Todo se podía aprender con el tiempo, y de seguro mejorarían si se esforzaban. Lo que importaba, era divertirse, o al menos así lo veía Fran. - ¡Claro que te ayudaremos! Bueno... puede que se me dé mejor esgrima, pero dudo que te vaya mal en costura, al menos no tanto como a mí. No te preocupes por nada, Hina. Luego de un tiempo seremos las mejores. - Afirmó con claro entusiasmo a su amiga, esperando tranquilizarla con sus palabras, mientras continuaban caminando en dirección a los dormitorios. No tenía mucha necesidad de comer, no cuando se había llenado con los takoyaki, si bien eso no quería decir que no quisiera sentarse a conversar un poco. Siempre que no viera a Momomi. - Tú tranquila, Hina. Confía en nosotras. - Dijo en un tono amable, en el momento en el que llevaba su mano a la cabeza de la pelirrosa, dispuesta a despejar un poco las dudas de su cabeza.

Pasé por el agujero y al pasar me limpié los restos o la suciedad que se me habría quedado en el uniforme, además de arreglármelo un poco y colocármelo bien. La verdad es que ahora mismo me quería ir ya al cuarto para arriesgarme lo menos posible... pero entonces escuché a Yaya reirse.

Ante sus palabras, yo me quedé callada y colorada... yo no quería hacer esto más veces. Me daba mucha cosa quebrantar las leyes... el terror de que me pillasen y del castigo que me pondrían ya me haría no disfrutar nada de lo que pasase en esa salida; por muy divertida o interesante que fuese. Rebecca tambien se había sumado a la idea de Yaya, y parecía muy ilusionada con eso. No quería ser la aguafiestas que dijera que no me apetecía, y estuve a punto de asentir ante la idea (solo asentir porque no tenía fuerzas para hablar ahora mismo); pero entonces Amane lo dijo bien claro: que era temerario y no le parecía del todo bien -Menos mal... no soy la única que pensaba eso- pensé, no pudiendo evitar que se me escapara un suspiro de alivio.

Mi amiga me guiñó el ojo diciendo que no me iba a obligar a hacerlo, y me puse un poco roja por eso -Gra-gracias...- le agradecí de todos modos pese a que estaba muy cortada, asintiendo mientras la seguía hacia el edificio, por fin a entrar. Pero entonces... ¡una monja! Me puse pálida de golpe y empecé a temblar... ¡Nos iban a pillar como no entrásemos ahora! Es por eso que, como activada con resortes, corrí y salté hacia dentro del edificio muerta de miedo lo más rápido que podía, no queriendo que me pillaran.

Mitsuki no estaba acostumbrada a todo aquello, así que se sentía... rara. No podía decir que fuera una sensación desagradable, desde luego, pero sí desconocida. Estaba un poco tensa cuando Momomi pasó su brazo para rodearla con él, pero empezó a tranquilizarse cuando notó su mejilla en la espalda. 

La muchacha seguía pareciendo vulnerable, por lo que Mitsuki decidió agarrar la mano con la que le abrazaba. Tras unos instantes de meditación, la alumna de Miatre llegó a la conclusión de que podría acostumbrarse a aquello. No había preocupaciones, ni estrés, ni malos pensamientos. Solo ellas dos, juntas. 

Momomi había cerrado los ojos solo un instante, aunque le pareció que había transcurrido mucho más. Se incorporó de golpe y consultó su reloj de pulsera. Aún quedaba media hora para cenar. A su lado, Mitsuki, la dulce Mitsuki, descansaba agarrada todavía a su mano. Parecía haberse quedado dormida y era como mirar a la luna en una noche clara.

Simplemente preciosa.

Sin poder evitarlo, Momomi se acercó y le dio un beso en la mejilla, despertándola.

-Hola. Gracias por quedarte conmigo. Creo que es que a veces me da un poco de bajón, no sé por qué. Oye, ¿y si bajamos y damos una vuelta hasta que sea la hora de cenar?

Al ver a la monja, todas se dieron la vuelta rápidamente, pero Yaya, al contrario de lo que ella misma esperaba, fue la más torpe de todas. Tropezó con sus propios pies y cayó al suelo. Yuki, por suerte, logró echar a correr y Yaya la miró mientras se alejaba, pensando nada más en que al menos, solo la pillarían a ella y no a su compañera.

Cuando se dieron cuenta de que se había caído, ella negó con la cabeza.

-¡Corred! ¡Qué no os vea!

Kaname miró entonces su reloj de pulsera.

-Tenemos un problema. Las presidentas de los clubs tienen permiso para quedarse fuera de Ichigo durante más tiempo del necesario, siempre que lo justifiquen, pero no los demás. 

Kaname se giró hacia Chikaru.

-Chikaru-chan. ¿Podrías acompañarnos a Ichigo para que nos dejaran entrar? No nos gustaría que nos regañaran.

-Claro, no hay problema. Iremos todas.

Chikaru recogió sus cosas y se reunió con vosotras, y todas juntas iniciasteis la marcha hacia Ichigo.

-¿Cómo pasa el tiempo, verdad? Yo tampoco me había dado cuenta de la hora. Espero que nos dejen entrar. La directora es muy estricta.

Harumi como es un pnj no es necesario que hable. Ella dice lo mismo que Ran. Responded vosotras y ella ya intervendrá ;)

- ¿Una fiesta de té? - un brillo de ilusión asomó a mi ojos, sería mi primera fiesta de té en la academia y estaríamos todas, por lo que seguro que sería muy divertido - Rubí, ¿vamos?

La tomé de la mano y miré su reacción, esperando a ver si a ella también le apetecía. Aún teníamos muchas cosas que hablar, por lo que tal vez no fuera un buen momento para fiestas de té.

Ya sabéis como es Tamao-chan. Le encanta preparar fiestas por las noches y ya tiene pensado hasta las galletas que nos va a ofrecer. Seguro que está genial.

Harumi era el complemento perfecto para Ran, porque ambas irradiaban energía y entusiasmo, así que era difícil resistirse a ellas.

-Si estáis de acuerdo, esta noche, cuando todo esté tranquilo, venid a la habitación de Tamao-chan.

-¿Fiesta de té? Emmm bueno, vamos a ir-

Dije un tanto nerviosa, pero sin dejar de sonreír, quería pasar más tiempo con Mai, pero ahora también está Tamao-chan. 

Respiro profundamente para relajarme, al ser en la noche tenemos más tiempo para estar nosotras dos.

-estaremos ahí sin falta Harumi-

Sujetandome suavemente a su mano. 

Sonreí cuando Yaya se sumó a la idea, pero duró poco el entusiasmo cuando una de las hermanas apareció patrullando los jardines. Sentí el corazón golpeandome el pecho con fuerza, e intenté correr pero cuando Yaya se tropezó voltea a verla y metí yo misma el pie en el algún tipo de madriguera. "Joder" Me levanté y me acerqué a mi compañera haciendo una seña a las otras que huyeran, mientras pensaba en algo para librarnos de eso. Me agache junto a ella y le ayude a levantarse, susurrando en su oido.

-Sigueme el juego - Me levanté y miré a la monja, con mi mejor cara de santa - Buenas noches, hermana - salude cuando estuvo cerca, haciendo una mueca de dolor mientras hablaba.

Al ver a la monja, todas se pusieron nerviosas y se voltearon para echar a correr, pero aquello fue un auténtico desastre, con Yaya y Rebeca tropezando con ellas mismas y cayendo al suelo, así que Amane, en lugar de intentar huir, se mantuvo en el sitio y ayudó a levantarse a Yaya.

Yuki seí que había sido rápida pero al ver a Yaya tropezar, se había detenido, así que allí estaban las cuatro.

-Buenas noches, hermana -dijo también Amane a modo de saludo, acompañando las palabras de Rebecca.