Partida Rol por web

Estaba algo decepcionada con el disparo... y entonces es cuando vi, primero el pobre disparo de Rebecca, que me dio bastante pena, y esperaba que no la decepcionará como a mi.

Pero lo importante fue ver a Yaya darle justo justo en el centro de la diana... menuda puntería, hasta parecía que ella no se lo creía. Y después, tomando el relevo de Rebecca disparó Hina... haciendo un disparo también en el centro sin siquiera haber asistido a las clases previas. Guau... -¡Fe-felicidades! Ha-han sido di-disparos mu-muy buenos... pe-perfectos...- les felicite a ambas, sonriendo muy levemente y sonrojada.

Escuché las palabras de Ran... que me hicieron sonrojarme más -Pe-perdón Ran-chan... n-no quería pa-parecer... lo si-siento...- me disculpe con ella con una leve reverencia. Aunque tenía razón... no me tenía que preocupar tanto por fallar una vez, sino practicar e intentarlo más. Así que, ya habiendo descansado el brazo, volví a repetir todos los pasos que nos dio Hekima como si fuera un ritual... hasta que estuve con la flecha tensada y la solté cuando me concentre pensando que si fallaba no pasaría nada. Y la flecha volo hacia el centro de la diana... haciendo que no pudiera reprimir una sonrisa -¡L-le he da-dado! ¡Y a pro-propósito!- dije levantando los brazos muy contenta sujetando el arco -¡¿Pero que hago?! ¡Así hablando alto y con los brazos para arriba me mirarán todas!- pensé a los pocos segundos, bajando los brazos de golpe y sonrojandome... pero no podía reprimir seguir sonriendo por la alegría que me lleve. Mire a la pelirroja, casi tan roja como su cabello pero sonriendo -Gra-gracias Ran-chan...- le agradecí con una reverencia... sin sus palabras no me habría animado a probar a disparar de nuevo.

Tras el beso, me abracé a Rubí y apoyé la cabeza en su pecho. La calidez de su cuerpo y el latido de su corazón resultaban reconfortantes.

- Quiero saber más cosas de ti, como por ejemplo, si tienes hermanos, qué te gusta hacer durante tus vacaciones, qué hobbies tienes... _{si has salido antes con alguien}...

Lo último lo dije en voz bajita, un susurro apenas audible que representaba una de las preguntas que más ansiaba hacerle. Pero terminó siendo un quedo murmullo que hizo que me sonrojara.

-Wow - Murmuro asombrada al ver como la flecha de Hina casi daba en la diana. Todas las demás también lo habían hecho muy bien, era increíble. Sonrió ampliamente entusiasmada por eso y abrazo a Hina del cuello con un brazo. - Eres increíble Hina, casi que puedes recibirte de heroína

Volteo a mirar al resto, todas lo estaban haciendo muy bien, iba a ser un año muy bueno para el equipo de arco. Se mordió el labio mirando el arco, antes de soltar a su compañera y extender la mano hacia este - Puedo? -Pidió avergonzada, ya había fallado una vez, pero quizás...

Fracaso, otra vez. Suspiro, y le devolvió el arco a Hina - Creo que no es lo mío - La flecha parecía totalmente negada a acercarse a la diana, si era en sus manos.

Hina dejó escapar una divertida risilla nasal y dió un saltito en el sitio tras el disparo, agradeciendo las palabras de Yuki mientras su rosada piel cobraba un cariz más rojizo. Se acomodó las gafas de pasta sin soltar el arco, hasta que el abrazo de Becca hizo que se quedase sin aliento durante su duración, pero correspondiendo con el brazo libre mientras su sonrisa permanecía eterna sobre sus labios. -N-no digas eso, Becca-chan, seguro que lo consigues... yo... yo he tenido suerte, seguro que si.- Dijo luego de haberle cedido el arco y el guante para probar otro disparo con un resultado similar al anterior, chasqueando la pelirrosa suavemente la lengua.

Desde luego no quería que Becca se desanimase y no aceptó el arco hasta que volviese a disparar con calma y tranquilidad para tratar de dar en el centro. La pelirrosa estaba roja e incandescente, rivalizando con el color de cabello de Ran luego del abrazo y los elogios recibidos por sus compañeras y amigas. -Se que puedes hacerlo Becca-chan, no te desanimes... ¿si?- Dijo con voz suave colocándose cerca pero no lo suficiente para ser un estorbo o causar un peligro, alternando su mirada entre Becca y la diana.

Ran se quedó boquiabierta después de que Yuki se había disculpado con ella, porque en realidad no había hacer ningún reproche a la chica, sino que había intentado animarla bromeando un poco. No supo como reaccionar, pero reparó en que tampoco fue necesario, porque al final, sus palabras habían surtido su efecto, y Yuki probó de nuevo dar con la diana – y cuánto lo hizo!

Otra vez se quedó boquiabierta cando Yuki le agradeció. Esta vez logró soltar la lengua pasmada de sorpresa. “Heuh… no es nada, verdad. Al contrario, es todo tu logro. Creo que puedes alcanzar muchas cosas si te das un pequeño empujón… un empujón pequeñito, se entiende. Y no te cortes”, le dijo notando cuánto estaba sonrojada, “sobre todo, no cortes tu alegría, por favor. Seríamos pésimas chicas refinadas si no nos permitiéramos el lujo de jubilar y ser orgullosas de nuestros éxitos.”

Éxito… a ver si tengo otro.

Tomando una flecha, se puso de nuevo en posición de tiro … y disparó con presteza, pero poca certeza.

“Ah….”, comentó sacudiendo la cabeza. “No muy famoso. Bueno, al menos he dado en el blanco. Esto es el espíritu, ¿eh?” Alzó la voz. “Anda, Rebecca, anímate. Siempre puedes hacerlo mejor que yo. Algo es algo.” Sonrió ampliamente, pero sin malicia.

La calidez de su cabecita en mi pecho es insuperable, esto es el paraíso, realmente se siente bien estar en su compañía, y sus preguntas me resultan de lo más adorables, es normal para una pareja que está comenzando a salir conocerse preguntando de manera directa cómo an sido sus vidas.

-Ammm, bueno, no tengo hermanos, soy hija única - Respondí con una sonrisa. 

-Y emm, durante las vacaciones... Yo... Suelo escribir, ya que no salgo mucho y... Bueno es cómo si mis padre no... - Y con eso terminé, por que me di cuenta que estaba poniendo una cara de melancólia que rayaba la tristeza, y no quería mostrar eso. 

Su última pregunta, que fue un susurro, un solitario suspiro en el viento, cómo una flor de cerezo acariciada por la brisa primaveral, toqué su mejilla, pegando mi rostro a ella.

-No a habido nadie antes, eres única ante mis ojos, tuya es mi atención y cuidado, tuyos son mis secretos, amores y tormentos, eres la única con derecho exclusivo a mi aprecio, tuyo es mi admiración y mi respeto, estoy enamorada de ti-

AVISO DE SALTO TEMPORAL...

Al día siguiente, las chicas que habían estado en el club de cocina y de arco hablaban de todo lo que habían hecho mientras comían. Las clases no habían sido tan duras porque la tarde anterior, sus experiencias les habían resultado tan divertidas, que era como si hubiesen llegado con las pilas cargadas.

Aquel día, el martes, era el día de los clubs de literatura, fotografía y voleibol, además de otros muchos a los que no estábais apuntadas, pero también era un día menos que teníais para preparar vuestras tarjetas de presentación. El viernes se echarían en un buzón común y aquella misma noche, sabríais si una recién llegada de primero vendría con vosotras.

El día anterior había sido uno de los mejores para la peliblanco en aquel instituto, principalmente porque había pasado gran parte de su día con su querida senpai. Lo único malo de ese día, había sido algo que Kaname le había revelado, si bien, la guitarrista estaba dispuesta a hacer todo lo posible para que aquello no volviera a preocuparla, y mandar al demonio a cualquiera que se atreviera a meterse en la relación que las unía a ambas. La joven rebelde nunca había sido alguien que se rindiera, no cuando la otra persona la quería mucho, por lo que le daría igual que su familia se opusiera a la idea, al final, la que decidiría, sería la presidenta del club de esgrima, y no el resto que no comprendían lo que le sucedía en su corazón, lo mucho que Kaname parecía estar a gusto con ella. Sin embargo, a pesar de ese pequeño disgusto durante la tarde del día anterior, el resto del día había sido hermoso para la rebelde, en especial cuando habían podido disfrutar de tiempo a solas, y de los mimos que ambas se habían dedicado, tanto en su lugar especial, como cuando su senpai la había acompañado a su cuarto. No había manera de que no lo hubiera disfrutado, no con todo el amor que su novia le había dedicado, así como las preciosas palabras de apoyo respecto a su canción, además de la bella reacción que ésta le había mostrado al apreciar de lo que era capaz, por su amor a la música.

No obstante, debido a que había utilizado gran parte de su tiempo con su querida senpai, ya fuera disfrutando del cariño que ésta le obsequiaba, así como de bailar con ella, entre otras cosas, se podía decir que se había olvidado un poco de continuar con el diseño de la tarjeta. Por eso mismo, cuando, al final, se separó de Kaname, durante la noche, no dudó en usar ese tiempo para continuar con la tarjeta de presentación... actividad que le costó un buen tiempo de su descanso nocturno. Por esa razón, a la mañana siguiente, se había levantado bastante cansada, y de no ser porque habría tenido que soportar las críticas de Shion, había terminado levantándose de su cama, a pesar de que realmente prefiriera no hacerlo. Por lo menos, la tarjeta le había quedado bastante bonita... en especial el dibujo chibi de sí misma, aunque también era posible que a ninguna de las nuevas alumnas les gustara realmente la tarjeta en cuestión. Después de todo, lo había hecho pensando en su propio estilo, aunque también mostrando un lado "adorable" de su parte, como si deseara dejar en claro que no dudaría en ser bastante cordial con quien sea que la eligiera. Bueno... era verdad que el diseño le había quedado un poco... caótico, en especial cuando ella no tenía mucho gusto para diseñar cosas, y simplemente había optado por mezclar un montón de elementos que le habían parecido geniales para su tarjeta. Y bueno, al final, le había quedado... eso.

Al entrar al comedor, buscó a Kaname con la mirada, esperando que estuviera allí, antes de sentarse. Con respecto, a Ayami, no sabía muy bien lo que había hecho durante el día anterior, ya que se había separado, si bien esperaba que se hubiera divertido. Tapándose la boca para bostezar, no tardó mucho tiempo en tomar asiento al lado de su senpai, a la cual besó en la mejilla de manera cariñosa, aunque dejando un lugar a su lado por si su buena amiga, y compañera de cuarto, deseaba sentarse también con ella. - ¿Cómo están? - Preguntó un tanto cansada, dejando en claro que no había podido dormir muy bien, incluso cuando lo había intentado durante la mañana en clases, si bien no había hecho otra cosa más que ganarse el odio de sus profesoras. Sería mejor que durmiera lo suficiente a la noche, o de lo contrario, el siguiente día, no se levantaría de su cama, sin importar los reproches de Shion. - Ya terminé mi tarjeta. Me quedó bonita... creo. - Dijo con cierta duda, ya que, para ella, se veía bonita, si bien era posible que a las nuevas no les gustara, y estaba segura que Kaname, o incluso Ayami, dirían que era hermosa sólo porque las dos eran muy buenas con ella, y bueno, una era su novia. - Mm, por cierto... hoy no comenzamos el club de costura, ¿Ami-chan? - Casi se había olvidado que ese día se suponía que comenzaban las actividades en dicho club, si bien también era posible que se hubiera equivocado. Después de todo, siempre había sido muy mala para recordar ciertas cosas que no tuvieran mucho que ver con la música.

Al entrar en el comedor, Ran trató de inmediato de avistar a Yuki. La noche pasada había pasado dos horas, antes de caer por fin en sueños, con pensamientos vanos que no llegaban a ninguna parte sobre cómo iba a hacer el diseño de su carta para recomendarse como mentora a las jóvenes que iban a ingresar la academia.

Por suerte Yuki, como la chica generosa que era, le había ofrecido el día anterior prestarle ayuda, y Ran no iba a rechazar tal oferta en el estado de falta de ideas total en que se hallaba. Es decir, sí que tenía ideas, pero todas le parecían sumamente insípidas.

En cuanto su mirada halló a Yuki, se puso a su lado. No pudo evitar sonrojarse al preguntarle: “Hana-chan, si no es preguntar demasiado, y si tienes tiempo hoy, ¿quizá podrías ayudarme con la carta como propusiste ayer?”

Se sentía una inútil, pero no había manera… si sólo todo podría parecerle tan naturalmente fácil como el tiro con arco...

Ayer había hecho cosas que jamás pensé que iba a hacer en mi vida y que nunca pensé que conseguiría lograr... en el club de tiro con arco había conseguido acertar al centro de la diana... ¡dos veces! Y encima una vez lo hice queriendo. El resto del día fue bastante normal en comparación... pero simplemente eso me lo había alegrado. Al final fue un día bastante bueno... y el de hoy pintaba que podría ser incluso mejor.

Hoy era el día en el que estaríamos en el club de fotografía, sin casi ninguna tarea que realizar... y todo el mundo que me viera en la cafetería me notaría ligeramente emocionada, que teniendo en cuenta lo mucho que me solía contener las emociones para no llamar la atención, desde luego era decir una barbaridad. Hoy había estado todo el día con mi cámara colgada del cuello, deseando poder usarla junto con mis compañeras en el club.

Una vez en el comedor, me senté a comer sentada al lado de Yaya... al fin y al cabo era la amiga con quien más confianza tenía de la escuela. Entonces, fue cuando Ran vino a donde estaba yo -Oh... bu-buenos días Ran-chan...- la saludé. Al ver que parecía querer sentarse conmigo, me aparté algo sonrojada por mi timidez de siempre... pero no iba a ser descortés y educada y negarle el asiento. La chica preguntó por la tarjeta, pidiéndome ayuda hoy -N-no te pre-preocupes... n-no es pre-preguntar de-demasiado... t-te o-ofrecí a-ayuda...- le dije a la chica algo sonrojada, escondiéndome un poco de forma instintiva tras mi cámara -Ho-hoy te-tengo club de fo-fotografía...- le fui respondiendo poco a poco -S-si qui-quieres... pu-puedes ve-venir... y cu-cuando a-acabemos te pu-puedo a-ayudar si-sin problemas... ¿t-te parece bi-bien?- le propuse. No lo sabía segura... pero tal vez más gente haciendo fotos sea más diversión. pero luego pensé más, por lo cual me puse roja y me oculté más -Pe-pero cla-claro... e-eso si n-no ti-tienes o-otra co-cosa que ha-hacer... n-no e-es o-obligatorio que ve-vengas, yo na-nada más te-termine i-iría a a-ayudarte...- le terminé diciendo, cohibida al ver que quizás me había pasado al pedirle que viniera o que tal vez se lo tomara como una obligación o algo que debía de hacer si o si si quería que la ayudase... no era mi intención.

Mitsuki llegó al comedor acompañada, cómo no, de su inseparable Momomi. La rubia se encontraba pletórica, había disfrutado como una enana en el club de cocina, y las galletas habían tenido un buen resultado (o eso opinaba ella). Las pastas de Tamao y Noriko estaban también bastante decentes (y muy cucas, con sus formitas de animales), y estaba segura de que querrían compartirlas con todas aquella tarde o noche. A la muchacha le daba algo de vergüenza que probaran su comida, por lo que había dejado su parte en la habitación. 

En la sala ya había bastantes chicas sentadas, charlando, cuchicheando y planeando su día. En una de las mesas se encontraban sentadas Ran y Yuki, y Mitsuki pensó que Momomi y ella cabían en aquel grupo, a menos que la castaña quisiera compartir el tiempo de la comida con sus compañeras de clase. Por su parte, Mitsuki cogió una bandeja con la suculenta comida de aquel día, y se dirigió hacia la mesa donde estaban Ran y Yuki. 

-Buenas tardes, chicas. ¿Está ocupado este sitio? -preguntó antes de sentarse, haciendo gala de su empalagosa educación. 

Kaname estaba ya sentada y con la bandeja delante cuando Fran apareció en el comedor. Con sutileza, se movió un poco hacia un lado para reservarle un sitio y cuando llegó no tuvo ningún problema en sentarse a su lado, como si aquel hubiera sido siempre su sitio.

Claro que también le dio un beso como si fuese lo más normal del mundo, haciendo que Kaname se sintiese... feliz, más que nunca en toda su vida, porque aquel sencillo gesto era lo que siempre había buscado.

Ya terminé mi tarjeta. Me quedó bonita... creo.

Estoy segura de que será preciosa, pero para que no pienses que no soy imparcial, esperaremos a que salga elegida y la alumna que la abra salte de alegría -le dijo, sonriéndole. Después, antes de que se pusiera a comer, deslizó una mano bajo la mesa y acarició el dorso de la de Fran, mirándola con un brillo que decía exactamente lo que sentía.

Te quiero.

Momomi caminó con Mitsuki y accedió en silencio a sentarse con las demás. Le gustaba estar con Momomi, y aquel día no quería alejarse demasiado de ella. Deseaba... bueno, era mejor no alejarse.

Estaba decidida a intentar ser un poco más sociable, aunque lo veía difícil, no porque las chicas se comportaran mal, sino porque de algún modo, ella provocaba un rechazo al que estaba acostumbrada y que por desgracia no había logrado encontrarle una buena solución, más allá de irse por su lado.

Al menos, tenía el recuerdo de la tarde maravillosa que habían pasado juntas. Esperaba que Mitsuki también se sintiese igual y creía que así era, pero siempre existía en su cerebro una pequeña duda, la inseguridad de que cómo iba a gustarle a alguien si normalmente, nadie la soportaba.

-Buenas tardes, chicas. ¿Está ocupado este sitio? 

Las educadas formas de su novia le hicieron volver a la realidad. Ran, Yaya y Yuki estaban ya comiendo y Momomi les sonrió, esperando poder acompañarlas y no tener que quedarse, de nuevo, en otro lugar.

Yo creo que deberíamos ayudarla, Hana-chan. Estoy segura de que entre todas podremos hacer una tarjeta muy bonita, la más bonita de todas, tanto que la alumna que la recoja, se sentirá la chica más afortunada de Astraea. ¿No os parece?

El gran ánimo que siempre mostraba Yaya contrarrestaba de alguna manera las dudas de Yuki, que parecía no estar segura de nada, salvo de que allí, se encontraba bien, rodeada de sus amigas.

Pero Ran-chan, las fotos son lo primero para Hana-chan -dijo de repente con seriedad Yaya -, así que... ¿y si quedamos por la noche para tomar un té con pastas y mientras preparamos la tarjeta?

-Buenas tardes, chicas. ¿Está ocupado este sitio?

En ese momento aparecieron Mitsuki y Momomi. Sorprendentemente, ésta les sonrió, así que Yaya le devolvió la sonrisa. Por mucho que dijesen que Momomi era una antipática y mala persona, a ella personalmente no se lo parecía.

-Claro, hay sitio de sobra. Estábamos hablando sobre las tarjetas. ¿Ya habéis hecho la vuestra?

Hina tuvo el resto del día libre luego del club de arco, sin duda hablaría con su profesora para poder alistarse en el club oficialmente ya que había despertado en ella una habilidad hasta ese entonces dormida y con una amplia sonrisa se retiró hacia su habitación para terminar allí el resto de horas que quedaban hasta la noche, enfrascada y sumergida en sus libros como solía hacer muy a menudo. La despedida con Rebecca fue sin duda algo efusiva, entre abrazos y saltitos por lo ilusionada que se encontraba de haber conseguido esos logros y sintiendo que realmente echaría mucho de menos el resto de la tarde a Rebecca, pues había realizado un acercamiento considerable con ella luego de que anteriormente su relación fuese más bien neutral, pero ahora las unía el amor por el club de esgrima y de tiro con arco sin duda.

Al día siguiente luego de haber terminado sus clases y adentrarse en el comedor para buscar algo que comer, Hina pudo percatarse de que ya muchas de sus amigas se encontraban allí y por suerte no parecía ser la última en sumarse. Colmando su pecho de aire procedió a tomar su almuerzo en su bandejita bien ordenado, todo variadito y sin mucha cantidad como de costumbre para finalmente aproximarse hacia la mesa dibujando una pequeña y sincera sonrisa mientras sus gafas de pasta rojas resbalaban por el puente de su naricilla respingona.

-¡Bu-buenos días...! ¿Os puedo robar un sitio...?- Dijo con voz suave y con el tono ligeramente más agudo, apresurándose luego de hablar de aclarar su voz de forma disimulada. No tardó en buscar un sitio libre y luego de sentarse de forma cuidadosa, ensanchó su sonrisa juntando sus manitas entrelazadas sobre la mesa y viendo en la mesa a todas las que se encontraban. -Oh... ¿podría unirme también...? Me temo... me temo que aún no he terminado mi tarjeta yo... es que... es que no sabía como hacerla exactamente...- Dijo con voz suave sin querer llamar mucho la atención de todas las presentes o interrumpir sus conversaciones, suspirando de forma alargada sin perder esa sonrisa que se dibujaba sobre sus labios rosados. Al escuchar a Yaya sobre la pequeña reunión para tomar el té y preparar las tarjetas no pudo contenerse e hizo el intento de sumarse obviamente.

Los momentos compartidos con Mai fueron de los más hermosos y felices de su vida, la platica qué mantuvo con ella estuvo interesante, ayer fue un día terrible para mi, y sin embargo, cambió gracias a su presencia.

La hora de la comida, tenía un pequeño blog de notas mientras estaba sentada, comiendo de a bocados pequeños, la mucha cantidad que elegí del menú de hoy, tranquilamente, ponía algunas anotaciones con el bolígrafo, tratando de componer un poema para el club de literatura, totalmente abstenido de la charla de las demás, concentrada en lo qué estoy haciendo, sumergida en cada palabra, en cada sílaba y letra, imaginando la belleza de los versos compuestos, la simetría de la rima, y el encanto del sentimiento transformados en párrafos, plasmando en las líneas del papel blanco las oraciones, que con ligereza y rapidez, de la mente iban surgiendo. 

En mi lejanía al grupo, sus palabras no escucho, ni siquiera en la agitación del comedor, por que hoy, literalmente, es un buen día. 

Ran, al escuchar la propuesta de Yuki expresada con lo que parecían mil rodeos de articulación, estalló de repente en una risa simplemente alegre.

Por un momento pensó en contestar: “Cla---aro, Hana-chan, me gu----sta---ría mu----cho asis---tir al club de foto---graf--ía.” - pero pudo frenar su lengua a tiempo. Sin duda, Yuki se sentiría burlada. Desde luego, respondió: “Claro, Hana-chan, muchas gracias por invitarme! De hecho, esta tarde aún no tengo nada planeado… bueno, siempre se puede estudiar pero… estudiar se puede siempre, y esta invitación me la has hecho aquí y ahora. A veces hay que disfrutar del momento. Así que, por supuesto que sí quiero acompañarte al club de fotografía!”

De pronto Nanto pareció echar un poco de agua fría sobre el proyecto, pero Ran comprendió que sólo quería lo mejor para Yuki. Entonces contestó: “No te preocupes, Yaya-chan. No distraeré a Hana en el club. Lo prometo. Sólo la observaré para aprender de la maestra; esto será todo. Ahhh… y qué idea más genial! Comer pastas y hacer tarjetas!”

A este instante sobrevino Suzume poniendo sus ojos de inocentes gafas en ellos y preguntando si podría unirse. “Claro!” anunció Ran entusiasmado. “Cuanta más gente, mejor. Sólo me pregunto… ¿dónde vamos a reunirnos?”

Su mirada inquiriendo buscó la de Nanto.

Pues en nuestra habitación, claro. Nada más cenar, podéis venir y allí echaremos el tiempo que sea. Luego habrá que esquivar a las hermanas para volver, pero ya lo hemos hecho más veces y siempre es divertido -comentó Yaya, guiñando un ojo.

Estáis todas invitadas, por supuesto. ¿No te parece, Hana-chan, que pueden venir todas?

S-si Yaya-chan... i-iba a a-ayudarla- le asentí a mi amiga pelinegra, sonrojándome un poco cuando hablaba de que haríamos la mejor tarjeta de todas -E-esa... se-sería l-la i-intención... E-esperemos...- dije, siendo tan insegura como siempre, pero al menos mostrándome de acuerdo con ello. Lo haría lo mejor que pudiera, esperando que saliera algo bonito. Me sorprendí un poco al escuchar el plan de Yaya-chan sobre quedar esta noche para hacer la tarjeta... me venían recuerdos de la última salida nocturna y de los encuentros con las monjas. Pero si esa era la única forma de que pudiera ayudar a Ran-chan con la tarjeta sin faltar al club... asentí al plan -S-si...- dije escondiéndome tras mi cámara.

Mitsuki y Momomi se acercaron a Ran, Yaya y a mi, preguntando si no había problema con que se unieran junto con nosotras para hablar. Yaya no puso ningún problema y parecía a gusto con la decisión, y a mi me caían también bien, eran mis amigas... así que ante su pregunta asentí -Cuatro, cinco...- iba contando en mi cabeza la gente que empezábamos a haber en el grupo. Era normal que cuanta más gente fuéramos más nerviosa iba a estar...

Por otro lado, también vino Hina a querer comer con nosotras... que al parecer también quería unirse al plan de realizar la tarjeta pues no sabía como terminarla -Seis...- iba contando mentalmente -S-si tu qui-quieres... su-supongo que s-si...- le dije a Hina, asintiendo -Entonces, seriamos de momento Ran, Hina, yo y Yaya... supongo que si solo somos cuatro...- iba pensando, haciendo mis matemáticas sociales para saber cual sería el límite que podía aguantar.

Por otro lado, Ran respondió a lo del plan... sonreí levemente al ver que aceptaba -M-me a-alegro d-de que t-te pa-parezca bi-bien...- terminé diciendo asintiendo... ¡Bien! Eso significaba más gente en el club de fotografía... aunque me avergonzó eso de que me llamara "maestra"... a la vez que me halagó un poco -N-no so-soy u-una ma-maestra... pe-pero gra-gracias...- le agradecí tímidamente ocultándome tras la cámara.

Entonces escuché a Yaya... Que vinieran a nuestro cuarto me parecía bien. De hecho me aliviaba, puesto que no tendría que arriesgarme a salir al pasillo y que me pillaran como la última vez. Pero lo otro... -¿To-todas?- pregunté sorprendida... pues eso englobaba también a Mitsuki y a Momomi... quizás ese era un número muy grande para mi... Pero también sería incapaz de decirles que no pueden venir -Bu-bueno... si vo-vosotras ta-también ne-necesitáis a-ayuda co-con las ta-tarjetas... o-o si so-solo que-quereis pa-pasaros... n-no ha-habría pro-problema... po-podéis ve-venir ta-tambien...- terminé diciendo, intentando ser educada pese a mis nervios.