Partida Rol por web

Sin oponer resistencia, Alice cae sobre el sofá y se coloca en una buena posición para Frisbee, pero la tatuadora muestra, una vez más, de qué pasta está hecha y ejerce la presión sobre el punto adecuando para que la morena solo pueda alzar las nalgas y ofrecerse voluntariosa, casi gimiendo ya sin que nada hubiera empezado. Se apoya sobre sus brazos atados y separa las piernas...la tatuadora entra y resulta delicioso, suave, aunque es cierto que este dildo es más grande y largo que las pollas que le habían penetrado, pero eso no hacía más que aumentar sus expectativas y sus ganas. Se retuerce inclinándose más aún para elevar el trasero y empieza a gemir y a jadear, chorreando muchísimo.

-Más...e-e-estoy bien... Sube el ritmo si-sin miedo...voy bien...-habla aún con sorprendente lucidez 

Ella se afianza en tus caderas y aumenta la cadencia al ritmo de la música que suena. A veces la disminuye y te penetra despacio, como para hacerte insoportable la necesidad de movimiento. Una de sus manos sigue ejerciendo presión en tu espalda. El dolor y el placer de nuevo se combinan pero el segundo enmascara al primero ante la sensación de que Frisbee te está poseyendo, figurada y literalmente. Las imágenes que te envió Sey te asaltan de improviso y te ves a ti misma de protagonista en ella. Sí, chorreas muchísimo, y quieres el orgasmo ya y a la vez que tarde toda la noche.

La escuchas jadear bajito detrás de ti debido al esfuerzo físico. No sabes si le está gustando o si lo disfruta. Por lo menos no parece molestarla. De pronto se echa más hacia delante, sus manos te sujetan por la parte alta de los brazos a la altura de los hombros, te oprime más contra el sofá y se sirve de apoyo para su empuje. Los culetazos son más rápidos, más profundos, más enérgicos. Te estremeces toda. Se inclina hacia ti -¿Mi juguete va a suplicarme que relaje o a suplicar que siga follándola más fuerte?

 Sientes su cálido aliento en la parte posterior del cuello y un agudo dolor cuando te muerde, hinca los dientes en tu carne y aprieta con firmeza.

Gime con mayor intensidad cuando Frisbee la empuja más y más...termina clavando sus dientes en el cojín para ahogar sus gemidos y dar salida a su dulce frustración de no obtener el ansiado orgasmo.

-Más... más fu-fuerte...-​​​​​​-pide tras haber hablado todo el cojín, siendo consciente de la situación, pero está tranquila, la tatuadora se está metiendo en papel y eso le gusta, no se plantea que haya nada por lo que preocuparse. 

El sudor ya baña su piel, la música a todo volumen amenaza con apagar aún más su comunicación con su cerebro, pero no importa...ahora mismo tiene todo lo que quiere, las embestidas de la motera la atropellan una y otra vez casi como si la quisiera desmontar. Y es delicioso.

El mordisco te deja marca y duele. Y qué placentera combinación. Es un sueño. Y controlas. No se te ha ido, pero este dolor es más suave que el infligido por los masajes de Michelle. Sensaciones distintas. Que Frisbee te folle así es lo más.

-Joder, honey -jadea Frisbee, quizá incrédula. Antes se ha dejado llevar y te ha gustado. Cede en la mordedura, y ahora sus uñas te arañan la espalda de arriba a abajo. Regresa a su posición alzada, recuperando fuerzas, se sienta en sus talones y te hace bajar un poco el culo, eso le da mayor velocidad y empuje a sus embestidas, sus dedos se afianzan en tus glúteos, dos garras hundiendo las yemas de sus dedos en tu sudorosa carne. 

Ella también está empapada en sudor. Lo está dando todo para ti. El ritmo es feroz, violento, no solo rápido sino que sus acometidas contienen la fuerza de las olas en la tempestad, golpeando sus ingles contra tus nalgas, las dos sumidas en una vorágine de dolor, placer y música a todo volumen.

Se arquea su espalda totalmente a medida que las uñas de Frisbee bajan por su piel causándole mil sensaciones, todo se iba a acercando al umbral del dolor, pero la línea era difusa, el placer continuaba en aumento, sin correrse aún, era como si su cuerpo o ella misma deseara alargar este salvaje polvo, esta deliciosa tortura que le estaba apagando todas las alertas. ¿Parar? Quién iba a querer parar... había aguantado mucho más que esto antes ¿No? 

Gime con furia retorciéndose culminando con jadeos acelerados, potentes, casi gruñidos

-Más...por Dios...más, Frisbee...azotame joder...-​​​​​​-más sensaciones, más leña al fuego, Alice solo quería arder.

Tú quieres más. Y más. ¿No tienes límite? Frisbee no puede detenerse ahora, si lo hace, la matas. La tatuadora está alucinando y se deja llevar por tu éxtasis pero sin perder la conciencia del momento, como parece que te sucede a ti. ¿Le gusta, disfruta? Sigues sin saberlo, solo te importa que no se detenga. No ahora que estás al máximo.

Frisbee te agarra por la cabellera. Estira hacia atrás de manera violenta, ese es ahora su punto de anclaje. Su culadas son frenéticas, ella misma se va a romper y a la vez los tirones en el pelo te arrancan gritos de...¿dolor, placer? 

-La puta hostia, cabrona.

De pronto, repentinamente, te llueven azotes en las nalgas. Su mano derecha no calcula con precisión la dureza del impacto, son tortazos fuertes, no bestias, pero sí sonoros y que causan daños, apagado su chasquido en tus nalgas por la canción de heavy metal. 

Frisbee no te está decepcionando. Es tu ama. Te entregas a ella en total sumisión. El tirón de pelos es violento, las cachetadas te muerden la carne ya rojiza...

La línea de la realidad se desdibuja al caer los primeros azotes, el dolor deja de existir, al menos, a nivel psicológico, aunque el cuerpo lo sufra, se canaliza en oleadas de placer, como si cada tirón o cada azote no fueran sino lametazos o sensuales caricias. De sus labios escapan jadeos gimoteantes, como balbuceos sin sentido. Ya no había vuelta atrás, las rayas rojas apenas se percibían...todos los músculos de su cuerpo temblaban de placer hasta que finalmente, se pone rígida y el éxtasis la alcanza, o más bien, la arrolla haciendo que se corra notablemente con un largo gemido incontenible y algunas lágrimas de placer brotan de sus ojos cerrados bajo el pañuelo. 

Tras el brutal orgasmo, Alice queda desmadejada respirando agitadamente, con la cabeza colgando sólo sostenida por la mano de Frisbee que aguanta su cabellera. Era el momento de parar pero...

Sucede lo mismo que con la sesión de Michelle. La razón se desconecta de la carne. No eres ni remotamente consciente de cómo tus caderas buscan desesperadamente el dildo que tanto dolor y placer te está causando, para ayudar a tu amante en sus esfuerzos por darte todo lo que ansías. 

El clímax irrumpe con la fuerza de un tres descarrilado en cada fibra de tu ser. Frisbee no se detiene cuando siente tus sacudidas, temblores y rigidez, hasta que finalmente te quedas así como muerta, con la babilla resbalando por la comisuras de tu boca y acuosas líneas de placer surcando tus muslos. "Más...más..." -ruegas sin saber lo que dices.

La tatuadora sigue un poco más, conducida por el indescriptible polvo que acabáis de echar y tu petición, tan solo eres una muñeca con la batería momentáneamente agotada. Tu cuerpo recibe esas últimas embestidas sin apenas sentir nada ya. pero la mujer para, se controla, se da cuenta de tu estado, te sostiene por la cabellera durante unos instantes mientras ambas recuperáis el resuello. Por fortuna, Frisbee ha controlado donde tú ya ni existías. Te deja caer son suavidad sobre el sofá, te suelta, se inclina sobre ti para besarte y lamerte el sudor de tu cuello, la boca, la espalda. 

-La puta hostia, Alice. La madre que te parió, tengo rota la espalda, jajajaja. Qué pasada, honey. 

Cuando todo termina, Alice se gira un poco en el sofá para quedar de lado, respirando fuertemente, desacompasada como si acabase de correr una maratón...apenas puede moverse, sigue con la venda milagrisamente puesta sobre los ojos y las muñecas atadas pero su cuerpo busca casi instintivamente el de Frisbee, necesitada de contacto humano, aunque la sequedad de su boca casi le impedía hablar, sí tenía una sonrisa cansada dibujada en los labios. De seguro que en un rato le dolería todo el cuerpo pero ahora...ahora casi ni estaba.

Las palabras y los gestos de Frisbee terminan por sacarla del subspace y se remueve un poco empezando a calmar su respiración:

-A...agua...-pide, casi suplica entre jadeos.

Una nueva canción resuena en tu cerebro.

*

Frisbee, tu ¿ama? te besa en la húmeda frente. -Vale, tranqui, honey. -Sale de ti no demasiado delicada, así es ella -mierda- te parece escuchar, pero no te enteras mucho. Se quieta el arnés, dolorida ella también. Al poco notas que te limpia o pasa un paño por el culete * *.

-No pasa nada. Que estás empapada, tía. -y ella, de sudor y de lo que no es sudor. - Toma. Con cuidado. -Te da a beber, no agua, sino una cerveza -Eh, eh, despacio. Es que ha sido lo más. La puta hostia. Hasta yo me he puesto a cien.

Le da un trago a la lata. Te la pasa ahora que estás más sosegada. No sabes de dónde lo ha sacado, pero se mete una raya de coca que hay sobre la mesa. - Buah. La necesito. -Se pone a bailar o saltar al ritmo de la música. Su cuerpo brilla por la transpiración, está hermosa. Es hermosa. Te ha hecho un regalo que no olvidarás jamás.

La morena no se mueve mucho, tan solo lo justo para quedar algo recostada con ayuda de los codos en el reposabrazos del sofá. Con los pulgares alzados se saca la venda y toma la cerveza dando tragos sedientos, está fría y le sienta bien aunque no hidrata tanto como el agua, era mejor que nada. Sin preocuparse por nada más, la morena siente que su cabeza va volviendo muy despacio a su sitio y se queda con cara de tonta viéndola bailar, extasiada y flotando en su nube. 

Ahora le apetecía fumar y mira a su alrededor buscando ese pitillo salvavidas:

-Eh...Frisbee... ¿me ayudas?- pregunta con una risilla tonta y cansada alzando un poco las manos.

-¿Y por qué iba a ayudarte, honey? . Te lanza una mirada aviesa. Se acerca a ti, se agacha a tu altura y te come los morros. Te pone de nuevo la venda. Te besa de nuevo con más ganas, quitándote el aire que te recupera del sofoco. -Eres mía. Puedo hacer lo que quiera, ¿verdad? Te puedo ordenar lo que quiera y me vas a obedecer. 

No hay malicia en esa voz. Solo que se lo está tomando en serio. Para ella la sesión no ha terminado. -¡Y si me apetece reventarte el culo de nuevo?, jajaja. Que no, Alice, ha sido brutal. Me has dejado flipada. Termina tu birra.

Tú obedeces. Te coge y te pone en pie. -Vamos a bailar.- Pegada a ti, sudorosas y pegajosas ambas, en sus manos de nuevo. A ciegas bailas comiendo de su boca. Te susurra al oído.- Quiero que me lamas toda. Desde los pies para arriba. 

¿Alice? es tu oportunidad de sumisión. ¿O se te ha pasado ese colocón? ¿O vas a cumplir con lo que has dicho? ¿Quieres hacerlo o solo quieres acatar sus deseos y caprichos sean los que sean...

La morena se queda ojiplática con su respuesta pero la sonrisa divertidamente nerviosa vuelve a acudir a ella cuando la tatuada ejerce su rol dominante y vuelve a taparle los ojos. Increíble pero cierto, vuelve a notar su excitación tímidamente asomando y su corazón agotado saca fuerzas para galopar:

-Oh dios...-musita tras el beso y mientras bailan, casi un nuevo jadeo, se deja mecer por ella sintiéndose muy extraña e insegura de moverse mucho, cegada en un entorno desconocido. Se sentí segura con Frisbee pero prefería estar muy pegada a ella para no tropezar con nada.- le vas a...coger el punto a esto...- dice para luego morderse el labio inferior.- con...mucho gusto...-dice excitada, responde dando el primer lametón en los labios de ella, baja a ciegas hasta encontrar su cuello y dedica largos minutos a toda aquella zona. Mientras lo hace se da cuenta de que tener las manos atadas por delante hace difícil la tarea pero no dice nada, tal vez era parte del juego. 

Baja de repente, arrodillándose a sus pies y se inclina tanto como puede para iniciar su "ejercicio". Lame los pies, todo el contorno del empeine, llega a los tobillos, va dando mordisquitos de vez en cuando, juguetona y con alguna risilla teñida de excitación, pero no se desconcentra...tenía que mucho sudor que limpiar...se va incorporando hasta quedar alzada sobre sus rodillas y su cara enfrente del sexo de Frisbee...que bien olía...muerde un poco las ingles y de ocupa de lamer bien la cara interna de los muslos...y se acerca a su sexo, deseando complacerla, deseando mostrarse agradecida por lo que le había dado.

Cuando llegas a su sexo lo inevitable parece que va a ocurrir, pero Frisbee se contiene y te alza - He dicho toda.- Así que continuas besando, mordisqueando a veces, lamiendo vientre, pechos erectos, esas dos colinas gloriosas, sus manos, brazos y su boca, cada poro de piel, cada línea de tatuaje. Para seguir por la espalda, por la columna, por las redondas montañas de sus nalgas. Y aquí ella cede, te desata las manos pero la venda no.  Se gira y derrumba en el sofá, abre su flor a tus atenciones. 
Luego, en la planta superior, le das una ducha. Estás agotada, sin embargo para ella lo que sea. Una ducha silenciosa, no tienes fuerzas ni cabeza para hablar de lo sucedido, para intercambiar impresiones. ¿Querrá repetir? ¿O ha sido una novedad y ya? ¿Lo habrá disfrutado? ¿Será posible avanzar con ella en este mundo? Mañana, cuando seas Alice y no su juguete.
Ahora sí te ofrece un cigarrillo. Humo, silencio y besos golosos. Desnudas dentro de la cama, comprueba el tattoo del tobillo; satisfecha, te besa el tobillo. Tú, te acurrucas en ella, besando sus turgentes senos. La miras con admiración, deseando que te pida algo. Te hundes en sus oscuros ojos.
¿Eres su chica? ¿Qué eres? ¿Qué es ella?

Ha sido una noche apoteósica, Frisbee ha echado toda la carne en el asador y Alice ha disfrutado como nunca en su vida, rivalizando en sensaciones con el día de los masajes junto a Michelle. Ambos momentos habían sido increíbles y era muy difícil elegir uno. Tampoco es que hubiera necesidad ¿no?

La morena caer agotada en los brazos de Morfeo, por suerte no se le ha olvidado poner el despertador para el día siguiente...uff no iba a poder sentarse durante la entrevista...bueno, ya improvisaría...eso es un problema de mañana...

Pero el mañana llega y Alice se despierta y, a pesar de los dolores de su cuerpo, sabe que debe levantarse y ponerse la ropa de trabajo sin perder un momento. Esta cita en concreto era muy importante al ser presencial y todo tenía que salir bien. Y luego por la tarde...estaba Sey...estaba deseando llegar a ese momento, ya no solo por aprender más cosas o por experimentarlas, estaba deseando contarle a la chica cómo le había ido con Frisbee... por cierto ¿estará despierta?