Partida Rol por web

Serafina sigue corriendo.

- Me gusta tu forma de pensar Astor, pero es un edificio con gente inocente que no han mostrado apoyo al tendero... el fuego podria extenderse.

Cuando ya os habeis alejado lo suficiente parais recuperando el aliento.

- Bien... nos separamos aqui, gracias por vuestra colaboracion con el partido. ¡Sieg Heil!

Las sirenas de la policia se oian dirigiendose a la calle donde hace unos minutos estabais.
 

-¡Sieg Heil! -Dijo el joven despidiendose de sus compañeros mientras retornaba su vuelta hacia casa, había sido una noche dura y larga, en la cual casi perdía la vida, o la propia compostura; pese a ello, había completado los objetivos que se había planteado, y ante la incipiente oscuridad de las calles y callejuelas, lo único que le traía algo de consuelo era que mañana amanecería con un traidor menos dispuesto a traer a la isla esos Pokemons inmundos.

Otra duda que le asaltaba era si, entre sus Magdalenas Patrióticas, en aquellas Pokeballs, había algún que otro Pokemon de interés para él y/o para el partido. Pese a ello, esa cuestión iba a ser solucionada una vez que llegara a casa donde la lanzaría y abriría hacia un lugar abierto, preferiblemente... abrirla dentro de su cuarto y encontrarse con un Waylord sería problemático.

Pudiste llegar a casa sin mayores problemas. Parecia que a priori la policia no salio a la carrera a buscar a quien pudiera haber hecho aquello.

Al llegar a casa te diste cuenta de que las magdalenas habian salido malparadas en algun momento de la situacion. Por suerte la pokeball* que estaba entre ellas se mantenia intacta.

Tras dejar tus cosas en casa pruebas suerte llendo al patio trasero a lanzar la pokeball.
 

Con cierta cautela, Astor sale al patio trasero para ver qué tipo de Pokemon era el que se encontraba dentro de aquella Pokeball en exposición; si un criador Pokemon de cierto renombre en la ciudad la tenía en la vitrina, debía de ser por un buen motivo; quizás este Pokemon pueda dar un empujón a la vida política del joven Astor.

Pese a que no era una persona extremadamente fuerte, el joven lanzó la Pokeball con cierto estilo; a fin de cuentas, incluso los niños de 4 años que cazan bichos pueden hacerlo... ¡El no iba a ser menos!.

La pokeball traza un arco y cae al suelo abriendose. Esta vacia.

Un poco decepcionado con el resultado de aquella Pokeball, Astor decidió lanzar las otras 3 que tenía al aire, sin ponerle demasiado interés, sin esperar nada en absoluto en el resto de Pokeballs.

La 4 pokebolas ruedan por el jardin, abiertas y vacias. Era de esperar, ningun criador que se precie dejaria sus pokemons indefensos en una vitrina que se puede romper de una pedrada.

Astor se sintió decepcionado con el resultado, a fin de cuentas, tan solo tenía unas bolas de colores en su poder... No había sido demasiada ganancia; por lo que volviendo a recoger las pokeballs, volvió a su vivienda. Pese a todo, no había causado alboroto alguno ni llamado la atención, el no perder también era una victoria... de algún modo...

-Bueno... quizás pueda hacer algo... con esto...

En su casa, usando un paño húmedo limpió como pudo las Pokeballs; aunque aún tenían arañazos por chocar contra el suelo, eso no le importaba, pues tenía un plan en mente que pondría en funcionamiento.... pero al día siguiente, ahora era el momento de dormir.

Un nuevo dia se alzaba en la bella isla. Los pajaros salian a saludar como cada mañana de sus nidos y el aire de la ciudad portaba olores de vida. Tras tu frugal desayuno y tus ejercicios matutinos (¡La base de un pais sano es la salud de sus ciudadanos!) Decides tomar tu mochila y dirigirte a donde ayer armasteis el estropicio. El local estaba cerrado, procedimiento estandar hasta que la policia hubiera recogido bien todas las pruebas, aunque bien parecia que por alli hubiera pasado un huracan. Ahora con la luz diurna eras capaz de percibir mejor el destrozo que habiais causado la noche anterior. Estantes rotos, material por los suelos, cristales destrozados... aquello iba a costar bastante de reparar.

Al frente de la tienda un hombre habia puesto una mesa y una silla. Parecia preparado para atender peticiones. Se le veia alicaido y taciturno, lanzando miradas furtivas al interior de la tienda.

Y ahí estaba él, con una sonrisa tímida en su rostro y embutido en aquellos pantaloncitos de las juventudes del partido; sin mucho miramiento más allá de lo que uno pudiera mirar por encima, quizás con cierta curiosidad acerca de cómo se veía aquel lugar por el día, Astor se dispuso frente al hombre.

-Emmm... Hola... disculpa... ¿Es usted el dueño?. -Dijo algo dubidativo- Verá... creo que esto le pertenece...

Astor, colocó su mochila apoyada sobre la mesa y tras rebuscar un poco, sacó cuatro pokeballs y se las mostró al dueño de la tienda. Esas Pokeballs no tenían rastro de sus magdalenas patrióticas.

-Mientras volvía a mi casa escuché a unas personas hablando sobre "Pokemons de Tipo Hada" y que eran muy valiosos; supongo que meros ladrones; sea como fuere, escuché un estruendo y me quedé paralizado por el miedo... luego los vi corriendo y se le cayó esto... 

Astor entrega las Pokeballs al hombre para que pudiera inspeccionarlas, reconocer que son suyas.

-Pokemon de tipo Hada... ¿En esta isla?... No sé si merecerá la pena, creo que es un nicho de mercado demasiado específico y solo traerá problemas de delincuentes que ven lo "nuevo" como un objetivo... Normal que pasara cuando escucharon los rumores... ¡Incluso yo los escuché!.

Ves como la mirada del hombre se posa en ti durante unos segundos, agarra las pokeball con fuerza, las mira y vuelve a dirigirte la mirada, solo que esta vez sus facciones se tornan de verdadero enfado.

- ¡¿Que viste a los que hicieron esto y no se te ocurrió llamar a la policia?! ¡Porque Doña Florencia vive cerca y los aviso al oirlo, pero a ti, crio, no se te ocurre llamar a la policia!

Parece que habias tocado el boton equivocado. Se habia levantado, en ese momento te mira bien de arriba a abajo.

- Esos pantalones...

-¿Cómo quieres que llame a la policía?. Supongo que Doña Florencia que estaba en su casa tenía acceso al teléfono de la casa de Doña Florencia... yo no creo que tuviera acceso a eso en ese momento...

Astor baja la cabeza un momento, tratando de evitar el contacto visual, a fin de cuentas no era más que un adolescente y muchas de las cosas que ocurrían y que pasaban a su alrededor aún no sabía como afrontarlas debidamente.

-Me disculpo por no hacer lo correcto en ese momento... si hubiera un oficial cerca hubiera ido corriendo a avisarle... 

Te mantiene la mirada durante unos segundos y se gira haciendo un ademan.

- Bah... podias haber ido a una cabina de policia...

Refunfuña mientras que vuelve a sentarse.

- Dime ¿Querias algo?
 

-Uno no sabe lo que hacer cuando esas cosas ocurren tan de repente -Explicó Astor aún con la cabeza gacha- Me quedé paralizado bajo la lluvia y cuando todo pasó, lo único que pude hacer es recoger esas Pokeballs del suelo... pensando que quizás contuvieran algún Pokemon, decidí devolverlas a su dueño... y... aquí estoy...

Astor levanta la cabeza y mira al hombre nuevamente.

-¿Cómo se llaman?. Los... Pokemon de las Pokeballs... ¿Puedo verlos?. ¿Son de ese "Tipo Hada" que los Ladrones tanto hablaban? -Los ojos de Astor brillaban con cada pregunta que hacía-