Partida Rol por web

Esuchas pasos a tu alrededor y, poco después, la voz de Tera.

- Joder, ¡encontradla! Vosotros, id fuera por si se ha escapado... Tú, vigila la entrada y que no salga ni un puto mosquito... El resto, registrad la planta. Será una hacker de cojones, pero en el mundo de carne está bastante jodida. - Las órdenes las imparte a gritos, pero añade algo más en un tono más suave que no podrías entender sin ciberoídos.

Te agazapas todo lo que puedes, esperando que el agujero en la pared sea un lugar suficientemente oscuro como para poder pasar desapercibida un poco más.

R-D-X era muy mala en la vida real, y escuchar a Tera decirlo la puso nerviosa, muy nerviosa. Esperó durante unos cuantos minutos intentando que estuviera todo más tranquilo antes de salir de ese lugar, pues si se quedaba en el mismo sitio la acabarían pillando, y tenía que moverse para, con suerte, esconderse en un lugar en el que ya hubieran revisado y no fueran a volver a hacerlo. Así pues, intentó moverse entre esas tuberías con la intención de terminar en algún lugar en el que pudiera estar a salvo y en el que su Dios de Ébano pudiera encontrarla y salvarla como en esos viejos vids en las que sacaba a la chica en brazos mientras la casa explota a sus espaldas.

Angelo aguarda a que su esposo se comunique con la hacker con impaciencia, pero a distancia, tal como le pide. No tiene sentido inmolarse si no puede llevarse consigo a los bastardos que les hicieron esto.

Cuando L activa su cybercomm y nada explota, suspira aliviado, sin reparar en que ha estado conteniendo la respiración, aguardando lo peor. Sin embargo, la respuesta de la muchacha lo vuelve a poner en tensión. ¿Dónde está ella?

-Dudo que se encuentre en este galpón. No han dejado nada atrás, tampoco dejarían a alguien, si no fuera adrede. Y Erre afirma que aún la buscan... ¿Puedes rastrearla de alguna manera? No creo que esté en el edificio donde me tuvieron prisionero cuando todo esto comenzó a irse a la mierda... No, debe haber ido a otro sitio, pero cual? Hay algún sitio "especial" para Tera?

El encargado de la logística y las relaciones es su esposo, seguramente él tenga una idea de donde puede estar. Pero no por ello, Angelo deja de devanarse los sesos, intentando recordar cualquier pista que pueda conectarlo con la peliverde para ir a su rescate.

-Vamos a una terminal, aunque sea básica, algo de información podremos conseguir.

Esperas durante un rato y empiezas a moverte por el interior de la pared. Todo parece ir bien hasta que escuchas un sonido metálico a tu lado. El choque de tu equipo con las tuberías es perfectamente audible para ti, pero los malditos tubos metálicos recorren toda la estructura y hacen que el sonido reverbere por toda la sala. Te quedas quieta, aguantando la respiración y un segundo después empiezas a dudar si ha sido una buena idea.

Escuchas un suave click al otro lado de la pared, seguido por una atronadora ráfaga de disparos. Sientes un pinchazo en el costado y llevas tu mano hacia el abdomen. Sangre. ¡Joder! Te han disparado sin ni siquiera estar seguros de que estás ahí. Esta gente no se anda con chiquitas...

En este barrio hay pocos lugares con acceso a la red, pero con el commlink de Mr. L no tenéis ningún problema para obtener la información que estás buscando. Y no te sorprende lo más mínimo descubrir que ese tal Tera está colaborando con el equipo que os acaba de operar en este local. De hecho, si vuestros contactos son de confianza, fue él quien contactó directamente con vuestro querido amigo Jack.

- Joder, todo apunta a que hay más de un grupo de runners metido en esta historia... - Dice L pensativo. Y, desde luego, no estábais preparados para lanzaros de cabeza a esta misión tal y como lo habéis hecho. Pero ahora no merece la pena lamentarse, porque lo primero es salir de aquí con vida y encontrar a la Ranita.

Un sonido de una ráfaga de disparos no demasiado lejos de vuestra posición llama vuestra atención.

- Eso ha sido en aquellos edificios de allí - comenta Adisa señalando a un par de manzanas de distancia. - No estamos en el mejor barrio, pero no creo que mucha gente por aquí disponga de armas automáticas.

La cantidad de impactos en la pared y la herida que sufrió no pudo evitar que R-D-X gritara, desvelando aún más su posición; pero ella no era buena haciendo nada que fuera en el mundo real, mucho menos un trabajo de infiltración.

-¡ME RINDO! -dijo antes de pensar en lo que decía. El dios de ébano podía estar cerca para ayudarla o podría estar en la otra punta del edificio; pero ella tenía una cosa clara, no quería morir y si rendirse le daba una oportunidad, se rendiría- ¡ME RINDO! -dijo de nuevo.

-ME RINDO, ME RINDOOO. LLAMAD A UN MÉDICO ANTES DE QUE SE ME SALGAN LAS TRIPAS-gritó Chispi-¿Es muy grave? Duele un montón. Agh. No, no mires que me marea la sangre.

Tera aparece en el umbral, acompañado por varios de sus matones.

- ¡Vaya! No te había imaginado así... - dice observándote un momento. - Es una pena que te hayas metido donde no te llaman. Pero bueno, supongo que tienes debilidad por tus compañeros. No te preocupes, nos pasa a todos. Aunque no te vas a tener que preocupar por ese Daanel. Utilizar su comunicador y su voz digitalizada me ha servido para atraerle hasta aquí, pero, a diferencia del resto, pagaban más por él metido en una caja.

Mientras varios de sus hombres te apuntan, hace un gesto a uno de ellos que se acerca hacia ti. Sientes un pequeño pinchazo en el cuello antes de que todo se vuelva completamente negro.

Abres los ojos. Junto a ti hay una mujer joven y atractiva, de ojos azules y vestida con indumentaria médica. - Gracias, Thora - dice una voz más ajada a tu espalda. Intentas girarte, pero te das cuenta de que estás atada a una camilla. - Puedes retirarte por ahora. Te llamaré si finalmente hace falta otra intervención.

La mujer asiente y te mira un momento. Gira la cabeza hacia una bandeja que hay no muy lejos de la camilla y ves material quirúrgico en ella. Sin utilizar, afortunadamente. Mirnado por encima de ti, hacia la dueña de la misteriosa voz, asiente y se da la vuelta, caminando hacia una puerta.

Los pasos de unos zapatos de tacón te intrigan y la voz traiciona a una mujer de edad algo avanzada. Todo en este lugar grita una sola palabra: Megarcorp.

- Así que tú eres RDX... Tera me dijo que conseguiste colarte en el sistema informático de ese laboratorio de BlueSun. ¿Es cierto? - pregunta. - Me vas a tener que contar qué descubriste allí - añade con la mejor de sus sonrisas.

Escuchas cómo una silla se arrastra, pero no consigues girar la cabeza para ver a la mujer.

- Siento esta posición tan incómoda - dice y notas  unos golpecitos en la camilla. - Pero estás ahí por dos motivos. El primero, que no me puedo fiar de ti... Todavía... El segundo, que vas a tener que tomar una decisión. Es más, voy a darte una opción que ninguno de tus compañeros ha tenido. Puedes decidir trabajar para mí por las buenas o puedo pedirle a Thora que instale una de esas cosas en tu cabeza.

Te giras de nuevo hacia el material quirúrgico. Nunca habías visto una bomba cortical, pero sí has llegado a ver sus efectos, cuando la cabeza de alguien salta por los aires activada por algún tipo de control remoto. Se instalan en la base del cuello, de forma que tratar de extraerlas es a menudo tan letal como la propia detonación.

- La verdad es que no tengo muy claro cómo puede interferir el sistema de esos cacharros con tu interfaz neural. Tal vez lo detonen según entras en la matriz; todo es posible. Tal vez sólo afecte a una parte de tu cerebro... - Tiemblas un momento, pensando en Chispi. - De cualquier forma, es un riesgo que prefiero no correr si hay algún método más seguro de que me entregues tu lealtad...

La cara de sorpresa e indignación que puso R-D-X con la boca y ojos bien abiertos ante las palabras de Tera era todo un poema.

-Pues a ti te... -empezó a decir cuando notó el pinchazo y se quedó inconsciente.

Cuando volvió a abrir los ojos pudo ver a esa chica y no se podía girar.

-Lo siento, lo mío no es el bondage, al menos siendo yo la atada -contestó airada antes de que viera el material quirúrgico y no pudiera evitar tragar saliva. ¿Es que la iban a torturar? Joder que sí. ¡DIOS DE ÉBANO! ¡SÁLVAME!

-Por desgracia, no he obtenido nada. Verás, estaba tan tranquila, paseándome por la seguridad de mierda que teníais en ese lugar y que no pasaba nada hasta que,cuando ya estaba en la cocina preparándome una merienda a vuestra costa, los chuchos de tu asociado empezaron a buscar y, como no quería dejar rastro hice una desconexión de emergencia y perdí todos los datos, así que sí, me colé y cogí datos, pero no sé lo que llegué a obtener porque no pude ni mirarlos.

Miró la bomba cortical y sabía que el Dios de Ébano la salvaría, tenía que ganar tiempo.

-Eh, eh, eh, vamos a calmarnos -dijo moviendo las manos lo que le permitía las ataduras haciendo un gesto de calma- no sirvo de nada a nadie sin mi cabeza, y si me pagáis más que los otros no veo porqué no trabajar para vosotros. Ya sabe que soy mejor que su estúpido hacker que me atacó y casi le acabo localizando yo a él -sonrió nerviosa- venga, mi vida vale mucho para mí, si no me mata seguro que podemos beneficiarnos ambos de alguna forma, ¿eh?.

Y ganar tiempo y puede que saber quien es ese tipo y para quien trabaja o qué quiere. Daanel no estaba ya con ellos y una parte le fastidiaba y otra la cabreaba. Daanel le había tocado la moral durante todo el asalto y por su culpa no había obtenido nada de nada. ¡NADA! ¡ESTABA AHÍ POR NADA! ¡POR SER UNA VALIENTE! ¡UNA MACHOTA! ¡Y TODO PARA NADA!

Lanzas una bola ciega, esperando dar en el blanco, pero o la mujer la ignora o fallas en tu primera suposición sobre ese laboratorio.

- ¡Oh! No era nuestra seguridad, querida. De haberlo sido no habría habido perros, sino sicarios armados hasta los dientes y con sufiente potencia de fuego como para volar tu cabeza junto a medio lugar, si fuera necesario... Pero es una lástima que no consiguieras sacar esos datos.

Escuchas un resoplido que puede ser una risa cínica. Cuando terminas de hablar, guarda silencio por unos segundos.

- Bueno, tal vez estuvieras a punto de descubrir la posición de Tera, pero al final él consiguió atraparte, ¿no? - comenta. - Esa es la ventaja de los runners sin sentimientos. Les daría igual dejar tirado a un compañero si con eso ganan algo. Es algo que ya aprenderás si consigues salir de esta.

La siguiente carcajada es mucho más evidente. - ¡Oh! Vas a trabajar para mí, eso lo tengo muy claro. La única incógnita que queda es si lo harás con esa bomba cortical o por las buenas... Dime, querida, ¿qué puedes ofrecerme para que me fíe de tu lealtad?

-¿Hoooola? ¿En qué universo no querer una bomba chunga como constante amenaza no es suficiente muestra de lealtad? eehh, ¿hoooolaaa? 

Mr. L llama a su gente para que os pasen a buscar. Si en algún momento los disparos tenían algo que ver con vosotros, estando desarmados es más seguro que os larguéis de aquí lo antes posible.

Cuando os recogen en un vehículo intentáis localizar a RDX, pero su comunicador parece apagado. No tenéis muchas fuerzas para seguir investigando qué le ha podido ocurrir y, a estas horas de la noche, va siendo hora de tomarse un buen descanso, así que os retiráis a vuestra casa.

Os levantáis pronto, preocupados por la hacker y el soldado desaparecidos. No tardáis en recibir un par de mensajes de vuestros contactos con la información que habíais pedido:

Mr. L, tengo la información que me pediste, pero aún no he recibido la mía. Cuando lo tengas todo, avísame e intercambiamos los datos...

¡Hola querido! El hombre por quien preguntabas se llama Tim Friend. Desgraciadamente, habéis hecho mucho ruido y se ha largado de la ciudad cuando se enteró de que le estaban buscando. Parece que no habéis aprendido nada... Un beso. ¡Y no volváis por mi hotel!

-¿Qué puedo ofrecerte para probar mi lealtad? -joder, joder, joder, joder, joder- eh, ehm, esto -no se le ocurría nada, nada de nada. La iban a poner una bomba en la cabeza y la cambiaría siempre. ¿Y Chispi? ¡NO PODÍA VIVIR SIN CHISPI!. El Dios de Ébano era alguien importante para ella, sí; pero Chispi lo era más, más que nada en el mundo, era la única persona que no la había dejado sola jamás de los jamases.

Dejó caer la cabeza hacia delante mientras lágrimas de frustración, miedo e impotencia surgían de sus ojos ante la amenaza de tener esa bomba y de perder a Chispi.

-Lo que sea, haré lo que sea, cualquier cosa menos la bomba. Lo que sea, en serio, de verdad, me da igual, no quiero tener esa bomba, no quiero que esa loca toque mi cabeza. Mi cabeza soy yo, no quiero perderme, por favor, lo que sea.

- ¡Está bien! - Dice la voz sin más. - No colocaremos una bomba en tu cabeza... Pero sí haremos algo que nos asegure tu lealtad. - El tono sádico hace que se te congele la sangre. - ¡Thora! - Llama.

La joven mujer, en su bata blanca, entra nuevamente en la habitación y mira por encima de ti. No escuchas ninguna palabra, así que asumes que se comunican mediante un gesto ensayado. Un instante después, los ojos azules de la doctora se clavan en los tuyos mientras se acerca a la mesa en la que tiene el material quirúrgico.

En ese instante decides que no vas a dejar que se acerque. Cuando lo haga la morderás, o la azotarás con tus trenzas. Lo que sea, pero no te va tocar la cabeza. Sientes un pinchazo en la muñeca y miras hacia abajo para ver cómo la anestesia se inyecta en tu sangre directamente desde la abrazadera que te mantiene unida a la camilla.

- Estaremos en contacto - dice la voz a tu espalda. Antes de que te dé tiempo a contestar con un insulto el mundo se nubla mientras las drogas hacen su efecto.

Hace frío.

Despiertas en un callejón y ves cómo alguien se acerca a ti. Instintivamente, te revuelves con una patada que aleja al mendigo, pero se mantiene mirándote desde unos metros de distancia. En tu imaginación piensas que te observa como si acabase de encontrar la cena de esta noche, aunque lo más seguro es que únicamente quiera tu ropa para sustituir los ajados harapos con los que se cubre.

Te levantas rápidamente y sientes cómo el mundo da vueltas a tu alrededor. Apoyas la mano en la pared hasta que el suelo decide quedarse quieto. Un temor hace que se te encoja la boca del estómago y rápidamente subes la mano hacia la nuca, palpando por debajo de tu pelo. Encuentras lo que más temías; una pequeña incisión con un par de puntos de sutura justo debajo de la base del cráneo.

Vomitas.

Maldices.

La mirada que le dedicas al mendigo es lo suficientemente furibunda como para que decida darse la vuelta e intentar sacar unos créditos de algún directivo de una megacorporación, que seguramente sea más fácil acercarse a uno de esos vampiros y despertar su conciencia que conseguir algo de ti en tu estado actual.

No tienes ni la más ligera idea de qué ha ocurrido en esa camilla. ¿Es posible que no te instalasen la bomba cortical? Entonces, ¿qué te han hecho? ¡Chispi!

Tardas un rato en reaccionar, pero pronto compruebas tu consola y tu interfaz neural. Parecen estar en orden. Y, desde luego, te sientes mucho más tranquilo la primera vez que escuchas a Chispi, igualmente aturdida, en tu cabeza.

Te conectas a la red pública para descargar tu ubicación y en seguida te pones en contacto con Angelo y Mr. L. Están vivos, cosa que habías empezado a dudar, aunque algo no va del todo bien. Quedas con ellos en una hora y llamas a un taxi para que te lleve directamente al punto de encuentro. Aunque matarías por una ducha y por dormir en una cama, saber qué ha ocurrido parece lo más importante ahora mismo.

La misión se ha ido al traste, igual que vuestra libertad de acción, pero al menos seguís vivos. Y no sois los únicos que habéis salido de esta, pues RDX no tarda en ponerse en contacto con vosotros. Quedáis con él en un bar conocido por todos y os preparáis rápidamente para salir hacia allí.