Partida Rol por web

- Buenas tío, ¿qué tal?-te pregunta Vicen mientras te estrecha con fuerza al mano.- Pensaba que no llegaba. El cabrón del Donato ha empezado a por pegas por todo... Desde que se ha hecho con el control de la droga en Madrid, el muy hijo de perra se cree Dios, y últimamente está insoportable.

Comenzáis a andar pegados a la pared de las cocheras hasta que llegáis a una pequeña puerta de metal, negra y brillante. Vicen saca una llave de su bolsillo y la abre.

-Primero tengo que bajas yo, porque el sitio es mazo pequeño y, si estamos los dos, no se puede abrir la puerta.

Ves como baja por unos peldaños muy empinados hasta, aproximadamente, un piso por debajo del nivel de la calle. No llegas a ver la puerta de abajo, pero sí a oír su chirrido al abrirse, seguido por la voz de Vicen que te indica que puedes bajar.

La pesada puerta de metal, reforzada y blindada, esconde detrás un pequeño cuarto iluminado por una bombilla de 10W. Las paredes están llenas de armas, desde cuchillos hasta metralletas, suficientes para armar hasta los dientes a una pequeña guerrilla.

-Bueno, tú dirás qué necesitas.- te dice Vicen.

Buen arsenal el que tienes aquí montado - dice Rae. Lo que más le impacta a Rael es como puede tenerlo en una zona tan céntrica y ocultarlo de humanos y de La Camarilla.

A ver, necesitaría:

• Balas para estas dos pistolas
• 2 dagas o cuchillos que pueda esconder fácilmente en la manga y/o en la bota
• Fusil ligero con mira telescópica de visión nocturna (la de IR o luz estelar me bastan) con los cartuchos de balas de la misma.

No sé si también lo suministrarás, pero necesitaría un portátil con wifi; para... indagar si fuera necesario.. ya me entiendes jeje ;)

- Sí, ja,ja, fue una suerte conseguir algo así en esta zona, la verdad, pero está muy bien. Además, como da a este callejón, se puede poner un coche para descargar sin llamar la atención.

Se pone a buscar en uno de los armarios y te saca un par de cuchillos largos de mago negro. Su hoja no mide más de un palmo, pero parecen fáciles de ocultar.

-Bueno, ya sabes que siempre hay que tener cuidado.. -sigue hablándote mientras busca en una de las vitrinas.- Ya sabes que todavía sigue la Mascarada, y nosotros nos hemos saltado la Quinta tradición, así que es mejor no tener movidas con nadie.

Saca un fusil y, después de buscar un poco, saca una mira telescópica.

-Las de visión nocturna se me han acabado, pero creo que conseguiré una dentro de dos semanas. Llámame si eso, y ya te diré si las tengo o no. Pa' lo del ordenata tendrás que hablar con Torres-Agüero o con Jean. A propósito, ¿balas para qué pistola?

Veo que has pensado en todo. No parece tan tonto como había oído, piensa Rael. Los cuchillos tenían buena pinta, pero parecían algo frágiles ¿De que están hechos estos cuchillos?. Bueno, pues deja el fusil, ya vendré cuando tengas las miras telescópicas. Las balas que necesito son para estas dos pistolas - Rael saca las pistolas de la bolsa - Glock 26 de 9 mm con silenciador. Bueno, ya supuse que no tendrías aquí equipos informáticos, pero en verdad no lo necesito

Rael no para de darle vueltas a la situación actual y no puede evitar preguntarse que ocurre ahora con el Sabbat y la Camarilla. La ciudad parece muy tranquila... como la calma antes de la tormenta... ¿sabes algo de la situación actual de la ciudad?

Vicen se percata de tu mirada hacia los cuchillos.

-Sí, no te equivocas, son una puta mierda. Acero con algo de carbono y cromo, pero son muy blandos. Los usan los submarinistas. Es lo único que tengo ahora y, siendo sincero, no sé ni por qué cojones los tengo. Cuida bien del filo y te serán útiles. Dentro de 3 días me traen unos en condiciones, por si te interesa esperar.

Se gira y empieza a buscar en un cajón, sacando cajas y pequeños paquetes.

-Glock 26 del 9... Glock 26... del 9... Pues la cosa aquí está calmada, bueno... mejor dicho: estaba calmada-te cuenta mientras rebusca en otro cajón.- Desde que los lupinos se metieron y mataron al Príncipe, todo está bastante calmado, hasta que ha aparecido la Inquisición. Bueno, no sé si te habrás enterado, pero una de nuestras cuadrillas encontró a un Nosferatu muerto y un papel con el símbolo de los putos inquisidores... ¡Hijos de puta! Eso no complica mazo la existencia. Joder... ¿dónde metí yo las balas para las Glock?... ¡Ah! Aquí.

Te saca 4 paquetes de balas.

-Quitando eso, poco más... Hay tan poco movimiento que me he podido montar el chiringuito en Cuatro Caminos. Y bueno, poco más... bueno, no sé si conocías al Gordo Víctor. Pues era el que manejaba todo el cotarro de drogas en la capital, además del negocio de putas y chaperos en la Ballesta y calles de al lado. En año pasado murió, por lo que parece de un ataque al corazón. Desde entonces, un camelo de 3 al cuarto, el Donato, se ha hecho con su negocio. Además, está comprando armas a todo trapo. Si te soy sincero, no tengo ni idea de pa' qué, pero yo no doy a basto, porque tampoco es que mi negocio sea tan grande.

Mmm... bueno, puedo esperar un par de noches por las dagas. Igualmente me llevo las balas... ¿Tienes algo que creas que puede interesarme?

A Rael le sorprende parcialmente que hallan encontrado un Nosferatu porque, a pesar de que son fácilmente reconocibles, son expertos en esconderse... me pregunto si esto será lo que quiere que investigue Jean. ¿Tienes idea de si este Nosferatu era joven o viejo?.

Sobre Donato, ¿has pensado que podría estar con la Camarilla? le pregunta Rael. Por lo general los humanos no son problemas, pero las armas pueden serlo.

-¡No jodas! Espero que no-exclamó.-Lo dudo mucho, pero ya sabes que todo es posible. No... veo a Donato más metido en su mundo que en el nuestro. Bueno, directamente no sabe que el nuestro existe. De todas formas, le seguimos la pista y sabemos todos sus pasos, y las armas tochas no se las pasamos.

Metió el fusil en su sitio y abrió un cajón para guardar los cuchillos.

-No te preocupes, si se le cae algún pelo de su negro culo nosotros lo sabremos-dijo riéndose.

-Y sobre lo del Nosferatu muerto... pues de eso sabrá más Jean Carlo o Torres-Agüero, por ejemplo, o Erick. Lo único que sé es que se llamaba Alcíbiades y que tiene una chiquilla, Cassandra o Alexandra o algún otro nombre igual de cursi. Iban a hacerse con ella y así chantajearle para hacerse con el paso por las alcantarillas, pero, cuando llegaron, estaba decapitado y con la cruz de la Inquisición en la pared. La chiquilla desapareció. Me imagino que la Camarilla ya se habrá enterado... Parece ser que el tal Alcíbiades era un pez gordo desde hacía bastante.

Te saca una escopeta, una semiautomática Breda MK II con la culata de madera.

-Si quieres matar jabalís, ésta está de puta madre... Lo único que me queda son cosas así. Son útiles pero no sé si es lo que el señorito busca. Lo demás son cosas tipo metralletas o granadas.

Rael siempre le ha gustado cazar a lo salvaje o acechando a la presa, por lo que un arma como esa le quitaba la gracia Mmm... espera, pensándolo mejor, dame uno de los cuchillos y guarda la escopeta... para cazar prefiero ser sigiloso jejejeje. Rael pone cara de malicia.

Rael paga el precio convenido (quizás algo más de lo que debería por la calidad de las armas, pero tampoco es excesivo) y se despide amistosamente del joven proveedor de armas. Encantado de hacer negocios contigo. Tienes mi número. Nos volveremos a ver. Guarda el cuchillo en su abrigo y las pistolas, cargadas, en la mochila.

Se da una vuelta por los alrededores pensando en la situación de la ciudad y la curiosa casualidad de la caída del Príncipe y la aparición de la Inquisición. Sin duda, Jean Claude le contaría más a la noche siguiente. Aún es temprano, las 2.35 am, tengo tiempo par quedar con un viejo conocido - piensa Rael. Saca su movil y marca el número de Erick.

Erick descuelga el teléfono. De fondo se oye el murmullo de las olas del gran Atlántico, dando la impresión de que te has acercado al oído una caracola.

-¡Buenas Rael!¿Qué es de tu vida? Hace mucho que no hablábamos, ¿no?

Ya te digo!!!, ¿cuándo fue? ¿en el 92 en Barcelona?. Bueno, yo ando como siempre viajando de un lao para otro; y ahora he vuelto a aterrizar en Madrid. Y por eso te llamaba, para ver si quieres que nos veamos esta noche que mañana tengo unos asuntos.

Erick era un chico interesante. Ya le pareció interesante cuando lo conoció huyendo de Francia. Había cosas que tenían en común y otras que no. Además de su belleza salvaje y varonil (como un Gangrel debe ser) él era también misterioso y refinado. Se puede decir que es lo más cercano a ser un amigo para Rael; y también lo más cercano al deseo, que no el enamoramiento... tanto su vida como su no vida le demostraron a Rael, hace mucho tiempo, que en la existencia solo debe quererse a una persona: a uno mismo.

Al pensar en Erick, Rael no pudo evitar recordar las palabras de la vieja adivina: Asi que joven tenga cuidado con sus amistades, le pueden jugar una mala pasada. Rael era un Rhavnos, y si alguien intentaba jugársela, se arrepentiría.

- Disculpa un momento, por favor.

Notas como Erick tapa el auricular del teléfono y, al cabo de unos segundos, oyes el sonido de una puerta abrirse y cerrarse.

-Perdona, pero no es mi costumbre hablar en la calle.-el sonido de pasos por un suelo duro llenó de ruido el auricular del teléfono.-Pues si no me equivoco, sí, creo que fue en Montjuïc durante los juegos olímpicos, ¿no? Ahora mismo estoy en Galicia con un tal de Rosas, pero el vuelo de vuelta sale en una horas. Mañana, si eso, podemos quedar. Ummm, ¿a qué hora te viene bien? ¿Y dónde? Yo me he trasladado de la Casa de Campo a la sede del Sabatt, en la Vía Carpetana... ¿dónde vives tú ahora?

¿En Galicia? ¿Qué hace este hombre en Galicia con las cosas que están ocurriendo aquí? - piensa en un segundo Rhael antes de contestar a Erick: ¿Por Galicia?¿Qué se te ha perdido allí?. Yo ando en un piso por Puerta del Ángel. Jean Carlo me llamó para quedar mañana en Carpetana; ¿no te ha comentado nada? Justo después de preguntar, Rhael cayó en la cuenta de que quizás no debió contarle a su amigo que había quedao con Carlo... pero lo hecho hecho está...

-Pues no, no me había comentado nada.-comentó.-La verdad es que hace bastante que no hablamos.

Se hace un silencio de poco más de un segundo, en el cual se oyen las voces y risas provenientes de un televisor.

-Sí, ahora mismo estoy en La Coruña. Antes estaba en Barcelona, pero el Sabatt me envió aquí. Sigo haciendo de espía, como siempre. Ya sabes, siempre en lo mismo. ¿Y para qué te quiere ahora en viejo Brujah?¿No me digas que me vas a quitar el puesto?Ja, ja, ja, ja.

La verdad es que no tengo ni idea, solo me ha dicho que no necesitare armas. Ya sabes lo reservado que es - ciertamente sabía algo más tanto por Jean como por Vicen, pero por si Jean aún no le había comentado algo, mejor mantenerlo en secreto hasta que hable con Jean. ¿Quitarte el puesto? jajajaja, qué bah!!! eso implicaría tener una residencia fija y ya sabes lo que odio apalancarme y que me den órdenes todo el tiempo. Supongo que no para todas las misiones se necesita a un casanova jejejeje - comenta Rael con cierto tono picaresco. Bueno, pues ya nos veremos con suerte mañana, me voy a buscar algo de cena antes de dormir. Que tengas un buen viaje. Un abrazo.

Rael empieza a sentir algo de hambre. Por lo general prefiere cazar en lugares boscosos alejados de seguratas y cámaras de seguridad. El metro ha cerrado hace nada, asi que tendrá que ir andando por las callejuelas de Madrid hasta Casa de Campo o el Retiro.

Mientras camina por la calles de Madrid, Rael no observa mucha presencia policial, por lo que si se hace muy tarde, quizás sea conveniente cazar por los barrios. 

Rael se pone de camino hacia el Retiro; que está más cerca y si hay mucha poli o fisgones siempre puede coger un bus en Cibeles hacia Casa de Campo.

La noche siguiente vuelve a ser otra sofocante noche de verano. Todos los objetos exudan un calor tórrido, denso, casi palpable.

Te levantas de nuevo en el piso del barrio del Lucero, entre mueble viejos y recuerdos de personas ajenas. Vas a visitar a Jean Carlo, así que decides irte rápido.

Al pasar por el pasillo te fijas en el taquillón. Tiene una gruesa capa de polvo que, al menos tú, no estás dispuesto a quitar. Pero tiene algo raro: alguien ha pasado el dedo por el mueble, arrastrando el polvo a su paso, dejando dos palabras: San Miguel. Estás completamente seguro que esas palabras no estaban cuando volviste anoche, y compruebas que tampoco nadie ha entrado en el apartamento.

Bajas las escaleras del portal pensando en esas palabras, y acordándote de esa estampita que te encontraste la noche anterior.

La sede del Sabatt es una pequeña parroquia en Carabanchel Bajo, un edificio bajo con una campana en el tejado.

Pasas al interior, donde hay unos bancos de madera oscura alineados frente a un altar. Te sientas en uno de ellos, a esperar. Cuando ya empiezas a pensar que has llegado demasiado pronto, aparece un hombre alto y corpulento, vestido con un hábito de monje.

-Usted debe ser Rael, ¿me equivoco?- te pregunta con una voz grave y profunda.

Te mira con unos ojos penetrantes, dando la impresión de mirar a través de ti.

-Si me acompaña, por favor, el señor Desment le espera.

Te conduce hasta la sacristía, y de allí por un pasillo largo hasta una habitación con unas mesas y sillas. En las paredes hay pósters con imágenes bíblicas. Parece el aula de una clase de catequesis.

En un lado hay una mesa grande, llena de papeles entre los que rebusca Jean Carlo.

Al veros se gira y dice:

-Buuenas no... noches Rael... Gracias... por tra...erlo hasta a-aquí, To-torres.