Partida Rol por web

Observo con respeto la magia de Shurina, y escucho sus palabras sumido en profundas meditaciones. Si la dracónida está en lo cierto, el intercambio podría producirse cualquier noche, incluida esta. Entonces me queda poco tiempo. -Agradezo profundamente tu ayuda, Shurina, pero si es tal cómo dices, entonces no puedo retrasarme por más tiempo. Si hay algo que pueda hacer para pagar mi deuda, no tienes más que decirlo.

Volviéndome hacia Ixen añado. -Debo volver a la posada para avisar a mis Hermanas de lo ocurrido, así como pretendo dejar constancia de tu necesidad de ayuda en caso de que a mí me ocurriera algo al anochecer. Pretendo acudir al árbol quemado y vigilar por si acaso pretenden entregar la nuez esta misma noche, y si no es así, acudiré cada día. Eres libre de acompañarme si lo deseas.

El enano acepta tus monedas y hace un gesto con la mano, dejando claro que sus labios estarán sellados. 

Cuando regresas a la posada, Garret está compartiendo una suculenta fuente de carne asada y patatas con el mediano. Puck Manosverdes devora, lo que parece ser TU desayuno, como si no hubiera comido en una semana. 

-Pfuenoz diaz - te saluda el señor Manosverdes con la boca llena. Al darse cuenta de su falta de cortesía, para para tragar y después sigue hablando - Gerinn, machote! únete a nosotros. Este desayuno está delicioso. Nuestro amigo Garret me ha comentado que también sois de las Llanuras Doradas. ¡El mundo es un pañuelo!

Garret te sonríe y guiña un ojo, indicando que le sigas el juego.

-Entonces iré contigo- le dijo al elfo -Espero podamos dar con quienes han robado el objeto, o al menos con una pista que nos lleve hasta ellos.  Te acompaño- agregó acercándose a la puerta -Shurina, muchas gracias por todo, sobre todo por haberme dado esperanzas-

Llegó al cálido lugar, sintiendo cómo su estómago vacío le apremiaba a regresar cuanto antes. Se recreó unos segundos con el aroma de carne asada en el ambiente, cuando llegó a percatarse de algo anormal.

En la mesa de Garret, alguien estaba ocupando el sitio que dejó apenas unos minutos antes. Parecía tratarse del mediano del que hablaban, el cual estaba devorando sin contemplaciones el suculento plato que pidió poco antes, y para colmo se atrevía a dirigirse hacia él como si tal cosa. Aquella visión le incendió por dentro, hasta que percibió la señal de su amigo.

Como ambas miradas se posaron en él, pensó que no le sería posible hacerle un gesto al tabernero para que trajese más carne. De modo que, haciendo un esfuerzo de concentración, intentó borrar su cara de bestia sanguinaria y dirigirse con paso normal hacia la mesa, para sentarse junto con los otros dos.

-Pues... -empezó Gerinn a explicar, padeciendo con cada pescuño de comida que veía desaparecer de su plato. -Sí, señor Manosverdes. Las Llanuras Doradas fueron nuestro hogar, aunque por poco tiempo. De muy jóvenes ya echamos a andar por infinidad de tierras, ya sabe. A servir a quien en el momento necesitase de mercenarios, y todo eso...

Mirando a izquierda y a derecha, bebió algo de la cerveza que habían traído, y que por suerte no cayó también bajo la gula del mediano. Gerinn procuraba inventarse una historia sobre la marcha, que fuese suficientemente convincente y que a la vez no entrase demasiado en detalles. Pero, sinceramete, lo que más deseaba el guerrero en ese momento era abrirle la cabeza al Manosverdes con la mesa.

-Hemos pasado ya por tanto, que apenas me acuerdo de nuestro pasado. Y bueno... Debo admitir que ningún contratista nos había tratado antes con tanta amabilidad y buenas formas como usted, señor Manosverdes. -hizo un gesto con las manos para señalar los alimentos.

Hizo una pausa para intentar hacerse con algún pedazo de comida, ya que tenía las tripas más vacías que la cabeza del mediano. A continuación, se lanzó a preguntar lo que más le interesaba saber:

-Garret y yo tenemos pensado encaminarnos hacia las tierras del condado de Drake. Hemos oído que allí el conde ha abierto temporada alta para cazarrecompensas como nosotros, y seguramente los nobles de su alcurnia pagarán bastante bien. -hizo un esfuerzo por sonreír. Lo malo, es que no tenemos un guía. Me parece que en este pueblo nadie conoce el camino para llegar hasta allí...

Tratando de sonar entristecido, se forzó a dejar de comer aún teniendo aquella humenate pierna de cordero delante de sus narices. Gerinn no sabía mucho de teatro, pero debía sonar todo lo convincente que pudiese.

Tras aceptar el ofrecimiento del dracónido con una inclinación de cabeza, me despido de Shurina y salgo al exterior de la tienda. Mientras nos dirigimos hacia la posada, con Nindë dando vueltas alegremente a nuestro alrededor, aprovecho para preguntarle a Ixen -No es mi intención entrometerme, ni hacerte recordar momentos difíciles; sin embargo, siento curiosidad. ¿Qué fue lo que pudo matar a un dragón? Nunca he llegado a ver ninguno, pero tengo entendido que son criaturas formidables.

Tras escuchar su respuesta, aprovecho igualmente decir. -¿Sabes de algún pájaro en la posada donde nos alojamos? Me gustaría encontrar un mensajero alado para que lleve mi mensaje a mis compañeras del Círculo de la Hoja.

Cuando el elfo preguntó sobre la muerte de su compañero la vergüenza embargó el rostro del Caballero, al principió dudó sobre si explicar lo que había pasado o no.  Entonces, luego de unos segundos de indecisión y clavando su mirada en el suelo le contó.

-Fue un jabalí, nos atacó en medio del camino, yo no pude atinarle un sólo golpe, Thurkear, por su parte logró lastimarlo.  Cuando estaba por cocinarlo con su arma de aliento algo salio mal, no se qué, pero una bola de fuego invadió toda mi visión y caí quemado por el fuego.  Mi otra mitad y el Jabalí perecieron.  Yo me salvé gracias a los cuidados de Valygar.  Debo admitir que lo odié por salvarme la vida y condenarme al sufrimiento, sin embargo ahora Shurina me ha dado esperanzas y esa obscuridad se apartó de mi ser-

El sol ya se había escondido cuando abandonáis la tienda de Shurina, y los últimos rayos de sol todavía arrojan algo de luz sobre el cielo crepuscular. El ajetreo de las calles ha disminuido y casi todos los comercios están cerrados o echando el cierre.

Conforme os acercáis a la taberna podéis escuchar la música y la algarabía de gente bebiendo y pasando un buen rato de fiesta. Aún tenéis tiempo suficiente para que la noche tiña todo con su oscuridad.

-Pues... -empezó Gerinn a explicar, padeciendo con cada pescuño de comida que veía desaparecer de su plato. -Sí, señor Manosverdes. Las Llanuras Doradas fueron nuestro hogar, aunque por poco tiempo. De muy jóvenes ya echamos a andar por infinidad de tierras, ya sabe. A servir a quien en el momento necesitase de mercenarios, y todo eso...

Puck escucha atento las palabras de Gerinn, mostrando una sonrisa divertida a la par que seguía tragando carne y vino por igual. No parece querer intervenir y cortar la conversación del joven guerrero hasta que:

... Debo admitir que ningún contratista nos había tratado antes con tanta amabilidad y buenas formas como usted, señor Manosverdes. -hizo un gesto con las manos para señalar los alimentos.

- No, no, no. No me mires a mí! - comenta el mediano soltando una sonora carcajada - Todo esto es cortesía de nuestro amigo Basilio Thann, el mercader, recuerdas? Yo solo era un viajero más que iba en su caravana, como vosotros - el mediano sigue sonriendo y añade - Para ser tan joven tienes un problema tremendo de memoria. Deberías comer rabos de pasas, son buenos para la mente.

-Garret y yo tenemos pensado encaminarnos hacia las tierras del condado de Drake. Hemos oído que allí el conde ha abierto temporada alta para cazarrecompensas como nosotros, y seguramente los nobles de su alcurnia pagarán bastante bien. 

- Mmm... no se quién os habrá contado semejante bulo, pero Lord Alagondar nunca ha abierto una temporada de cazarrecompensas - el mediano tuerce el morro y se rasca la cabeza en señal de confusión - de echo, mi señor tiene en muy baja estima a los mercenarios. Os tacha de holgazanes sin honor ni escrúpulos que venderían su alma al diablo o matarían a su propio padre por unas monedas - la expresión de Puck vuelve a cambiar tras unos segundos y la sonrisa reaparece en su cara - Es un viejo chapado a la antigua, no os parece?

El mediano se apura la jarra de vino y la estampa contra la mesa - Al grano! Yo necesito escolta para llegar a casa, los caminos son muy peligrosos para viajar solo, especialmente para un joven y atractivo mediano como yo. Y vosotros necesitáis un guía que os lleve de vuelta a las Llanuras Doradas. Así quiero contratar vuestros servicios! 500 monedas de oro más las hospitalidad de mi señor cuando lleguemos a nuestro destino. Podréis pasar una noche de lujo y gastos pagados en la residencia Drake, dormir en camas de pluma de ganso, bañaros en tibias aguas perfumadas con aceites aromáticos y degustar las más suculentas y jugosas carnes. No como este cordero que está seco y correoso. ¿Qué me decís? ¿Hay trato?

Gerinn se sintió algo contrariado cuando el mediano le recordó quién era el que realmente contrató sus servicios. No debió haber dormido lo suficiente como para llegar a digerir el sin fin de aventuras frenéticas que levaba a sus espaldas tras el regreso a superficie, y seguramente alguna que otra idea todavía le daba vueltas alrrededor de su agotada mente. El mediano se apresuró a corregirle su desliz, pues estaba demasiado centrado en parecer amable y cercano con Manosverdes. Iba a decirle que tenía razón, pero como lo vio devorar de nuevo su desayuno, el guerrero siguió relatando sus intenciones.

Cuando Manosverdes se mostró desconcertado por la actitud del conde Drake hacia los mercenarios, Gerinn sintió por un lapso cómo su principal explicación se desmoronaba completamente. Le dirigió una mirada a Garret, que para cualquier persona de fuera podría interpretarse como un gesto de que ambos guerreros no daban crédito a lo que el mediano le dijo. Pero en realidad, Gerinn buscaba que su compañero se apresurase en decir algo convincente, porque sentía que estaba dando palos de ciego una y otra vez con aquella estúpida historia improvisada. Además, se esforzaba por que sus propios pensamientos de estrangular al mediano hasta hacerle saltar los ojos, no le distrajeran todavía más. Por suerte, aún pudo lograr mantener una de las piernas de cordero en la mano, sin apenas meterle bocado alguno por estar hablando todo el rato.

Y finalmente, cuando aquel individuo les ofreció un trato por el cual podrían llegar finalmente hasta Drake (o por lo menos bastante cerca), se obligó a asentir como un pánfilo ante tal ofrecimiento. Aquello ya suponía más de lo que podían aspirar, con los gastos pagados de hospedaje y raciones. Y encima también con la excusa de proteger la vida del mediano, algo útil que esgrimir como argumento en caso de llegar a ser acusados de espías en el condado, o algo similar.

-De acuerdo. -afirmó rotundo, golpeando la mesa. -Es un buen trato, señor Manosverdes. ¿Tú qué dices, Garret?

Tras escuchar la historia del antiguo caballero dragón, un estremecimiento recorre mi alma y comienzo a comprender la profundidad de la pérdida que sufre Ixen, así como de la culpabilidad que parece sentir por lo ocurrido. -Ser un superviviente siempre es duro, especialmente cuando uno tiene que cargar con los errores del pasado.- Respondo con suavidad, acordándome igualmente del fin del Maestro Erdan. -Pero es necesario aprender de estos y seguir adelante. La muerte de tu compañero no fue tu culpa. Por el contrario, creo que Thurkear agradecerá todo lo que estás dispuesto a hacer por devolverle la vida.

Finalmente, volvemos a encontrarnos en la puerta de la taberna. La música que se mezcla con el sonido de la gente riendo y hablando, después de la conversación que hemos mantenido, se filtra como un bálsamo en mi corazón, revitalizándome con nuevas energías. Parece ser una promesa de que a pesar de los ausentes, la vida y la naturaleza siguen su curso en un círculo eterno.

Tras despedirme momentáneamente del dracónido, marcho hacia la habitación que tengo alquilada, y una vez allí extraigo de mi zurrón una serie de plantas y hierbas variadas con las que me preparo para realizar el ritual de comunicación. Nindë, por su parte, se hace un ovillo en lo alto de la cama, mientras mira con curiosidad lo que estoy haciendo, casi como si lo entendiera.

Finalmente, cuando dos pajarillos se han posado en mi ventana, aprovecho para transmitirles mi mensaje. -Thamasa. Sigo tras la pista de la Casa de las Sombras. Si algo me ocurriera, buscar a Shurina y agradecer la ayuda a Ixen Sepa.- A continuación, le entrego el nombre de mis hermanas y observo como se pierden volando en la oscuridad. Pensar en Chaedrii me llena de una leve nostalgia que me esfuerzo en superar, y me recuerdo a mí mismo que cuanto antes termine mi misión, antes podré volver a ver su rostro.

Finalmente, tras comprobar que mi arco se encuentra en perfecto estado y revisar mi material de curandero, vuelvo a bajar a la planta baja, y espero a que Ixen ultime sus preparativos.

- Si en esa cama tan cómoda viene incluida una buena hembra, me apunto! - comenta entre carcajadas Garret.

El mediano lo mira con las cejas arqueadas y sonríe. - Entonces trato echo! Desde este momento sois mis guardaespaldas personales. Apuesto a que éste será un viaje de lo más interesante. 

Puck pide otra ronda de bebidas para celebrar el acuerdo y os da tiempo para que recojáis vuestras cosas antes de iniciar el viaje que os llevaría de vuelta a "casa". Tan solo un paso más cerca de alcanzar vuestra venganza...

Le habían ofrecido cobijo en el templo, por lo que no tenía a donde ir de momento.  Se quedó en la taberna a la espera del elfo, cuando estuviese listo partiría con él, tenía todo lo que necesitaba con él pues no se había desecho de nada durante su breve estadía en la casa de Bahamut.  Revisó el local con la vista, si encontraba a Valygar le daría las gracias por haberle salvado la vida, algo que todavía no había hecho.  Luego le explicaría lo que pensaba hacer, quizás el hombre se sumara a ellos y así, las posibilidades de ayudar a Elnaemil se acrecentarían.

Mientras Elnaemil atendía a su ritual para avisar a sus compañeras del Círculo en la habitación que tenía alquilada, Ixen hace tiempo en la posada intentando dar con el hombre que le había salvado la vida. Pero Valygar no se encontraba allí. Tan solo pudo reconocer el rufián del mediano que os había acompañado en la caravana, el cual estaba inmerso en una juerga a base de alcochol y cancinoes obscenas con el resto de parroquianos.

Cuando finalmente Elnaemil baja a la sala común y está listo, partís hacia el exterior de Thamasa, al bosquecillo cercano donde Shurina había marcado en el mapa donde se produciría, según sus adivinaciones, la entrega del artefacto.

Apostados detrás de un árbol esperáis pacientemente mientras el tiempo va pasando. Al principio no ocurre nada y han de pasar un par de horas hasta que finalmente llega alguien. Una figura envuelta en ropa negra y con la cara tapada aparece. No parece darse cuenta de vuestra presencia pero notáis que está alerta, mirando en todas direcciones, a la espera.

No podían actuar todavía, debían esperar un poco más, aquella persona podía no tener lo que buscaban y un ataque podía echar todo a perder.  Intentando no moverse se quedó donde estaba, alerta a posibles nuevas presencias y deseando que su fiel compañero estuviera allí para combatir a su lado.

Decidís no precipitaros y esperáis pacientemente durante unos minutos más hasta que aparece una segunda figura. Se trata de un hombre, alto, de porte recio, barba abundante y pelo largo y canoso. 

- Los cuervos vuelan bajo esta noche - dice la primera figura que había aparecido aquella noche, con voz masculina pero aguda.

- Se darán un festín con los caídos en la batalla - responde de forma solemne el hombre de pelo largo que acababa de llegar. Éste saca de su bolsillo una tintineante bolsa de cuero - El señor D. paga a la sombras por un trabajo bien echo.

El primero saca de un bolsillo un pequeño fruto que emite un leve resplandor plateado - Las sombras siempre cumplen sus acuerdos - responde al tiempo que inician el intercambio...

Ixen extiende lentamente la mano y toma el hombro del elfo, todavía no era el momento, su objetivo era recuperar el fruto y era mejor esperar un poco más.  Enfrentarse a un único enemigo era mejor que hacerlo contra dos.

Una vez que se ha completado el intercambio, el enmascarado echa un vistazo a la bolsa de dinero para contar las monedas. Cuando abre la bolsa una especie de gas sale de ésta y fulmina al hombre, que cae al suelo entre convulsiones.

- Lo siento, pero el Señor D. no quiere dejar cabos sueltos. Eso también va por vosotros - el segundo hombre mira en vuestra dirección y, rápido como el viento, saca una bola de su bolsillo que lanza hacia vosotros. Os da tiempo de reaccionar y apartaros de su trayectoria. La bola, al chocar contra el suelo, se rompe y una nube se extiende entre la vegetación que os servía de escondite, haciendo que se pudra en cuestión de segundos. - No esperaba intromisiones esta noche, pero no me costará deshacerme de dos ratas sucias como vosotros - el hombre repara en Nindë y frunce el ceño - tres - rectifica.

Habían sido descubiertos, el hombre que realizaba el trato en nombre del señor D les atacó, sin embargo lograron esquivarlo a tiempo.  Ixen estuvo a punto de lanzar su llamarada, sin embargo recordó los pergaminos que había comprado, movió su mano hacia el cinturón y extrajo el de armadura mágica.  Sin dudarlo lo abrió y comenzó a recitar el hechizo buscando protegerse.   Luego, según sucedieran las cosas, atacaría o pensaría otra estrategia.

Elnaemil desenfunda su arco rápidamente y tensa la cuerda al tiempo que Nindë se abalanza sobre el misterioso hombre. La pantera un par de zarpazos al rival pero éste logra evadirlos. Elnaemil apunta hacia a su presa pero erra el tiro y la flecha se pierde ne la oscuridad de la noche. 

Por su parte, Ixen emplea uno de los pergaminos que había adquirido y tras leerlo, las letras escritas en el papiro se volatilizan y se transforman en un polvo brillante que envuelve al dracónido, como si de una capa se tratase.

El enemigo observa atentamente vuestros movimientos. Desenvaina una espada corta, cuya hoja parece estar empapada, y se encara con la pantera más por evitar un zarpazo al intentar huir de ella que por otra cosa. Un leve corte en el costado basta para que Nindë caiga en un estado de estupor. El misterioso hombre cruza su mirada con la de Ixen y una sonrisa malévola se dibuja en su cara.