Partida Rol por web

Irene niega con la cabeza.
- No sé, es extraño que esté tan vacío el puerto. - dijo - Y no sé nada de ninguna excursión, llegué hace uno rato.
Luego se quedó pensativa. Y rebuscó en su mochila, cogió un movil y te lo tendió.
- Toma, si quieres llama a quien quieras - luego miro la pantalla y le dió a un botón - Le das aquí y marcas el numer... - se calló de golpe.
- Vaya no hay cobertura...
Instintivamente miró al cielo, seguramente la niebla sea el causante, pensó.

- No hay gente, no hay cobertura, a mi me golpean y roban, a ti se te pincha la bicicleta... parece que las cosas se están torciendo... Mejor vayamos a algun sitio seguro, empiezo a tener una mala sensación con todo esto...

Y sin esperar respuesta, la cojo de la mano y camino para salir del puerto. - Coge tu bici si quieres, pero date prisa.

- Bueno da la casualidad que me he traído las llaves del club. - explica Irene, después de recordar que siemrpe dejaba las llaves en su mochila de deporte - El puerto deportivo nos proporciona un edificio a los monitores con taquillas y duchas.

Irene se levantó y se encaminó hacia la niebla.

- Creo recordar que también hay un teléfono, ahí podremos llamar, porque es de línea fija. De paso dejaré ahí la bici y volveré en taxi.

En efecto entre la niebla se vislumbraba un pequeño edificio en uno de los muelles. Tenía colores vivos, aunque la pintura estaba deteriorada por el paso de los años. No estaba muy lejos y a medida que avanzabais podíais ver que solo quedaban algunos barcos y lanchas en mal estado, incluso veíais cabos colgando en muchos muelles como si los barcos hubieran huido en desbandada.

Lo mas extraño de todo era el silencio, no se oía un alma por ahí, ni coches a la lejanía.

Miro extrañado la situación del puertodeportivo, desierto, con la oscuridad del atardecer y la niebla cegándolo todo.

- ¿Te ayudo con la bici? - aunque aun estoy dolorido y desorientado tras lo ocurrido, procuro ser amable con la única persona que hay en la zona.

- Es una suerte haberte encontrado, Irene, - comento a la chica mientras andamos - y que podamos llegar a ese club del puerto deportivo. No me gusta nada esto. ¿Has visto si hay gaviotas? Estamos en la costa, ¿donde están los pájaros? - procuro mantener la calma, aunque es obvio que estoy alterado y superado por todo esto.

- No tranquilo puedo yo - dijo llevando la bici en dirección al edificio. - Tu ya tienes suficiente con tu golpe - dijo risueña.
Irene siguió andando mientras preparaba su manojo de llaves, buscando la que tocaba. - A ver si me acuerdo cual era.. - hablando sola.

- ¿Gaviotas? - preguntó encogiéndose de hombros - No se, con la niebla deben haberse ido. - dijo despreocupada.

Mientras Irene busca las llaves para abrir la puerta del club del puerto deportivo, yo me quedo detras, observando los alrededores.

- Hay algo en esta niebla que no me gusta... huele raro...

Os acercáis hasta la puerta de la caseta que había comentado Irene. Podéis ver como la cerradura que guardaba la puerta está reventada.

- Bueno - dice para cortar la tensión del momento - Parece que al final no necesitaremos las llaves - luego mira a Lampkin para ver que piensa él.
Irene a veces parecía demasiado optimista e inocente, como si no quisiera enfrentarse a ningún problema real.

- Parece que alguien se nos ha adelantado... ¿No hay aquí ningún guarda de seguridad o alguien a quien llamar? No quisiera encontrarme con una pandilla de gamberros en plena operación... Todo esto está empezando a ponerme nervioso, demasiadas malas casualidades en un mismo día.

Me acerco a la puerta despacio, tratando de oir algún sonido esclarecedor de su interior.

- Pues debería - dijo Irene - Pero no veo ni oigo a nadie.. - mirando hacía ambos lados.
Irene dejó apoyada su bicicleta maltrecha en la pared y volvió a mirar su teléfono móvil, pero parecía que seguía sin cobertura.
- Quizá ya sea demasiado tarde, pero a mi me da que no hay nadie por el aviso que dieron por la 'tele'.

- En todo caso, entremos. Al menos será un sitio donde refugiarnos... empieza a hacer frío, y podemos buscar un teléfono para avisar. Sin pensármelo mucho, abro la puerta desvencijada y entro despacio en ela sala.

Todo está oscuro, sólo la luz que se cuela por las ventanas ilumina la sala. - Bueno Irene, ahora tu dirás a donde ir...

En ese momento se puso a llover. De esas tormentas que sin avisar, sueltan trombas de agua. Apenas avisó con un par de fuerte truenos seguidos de un cegador relámpago no muy lejos de la orilla. Sin mediar palabra los dos os metisteis dentro del edificio. Desde fuera no parecía un edificio muy grande, y apenas se veía nada, pero al menos habíais escapado por los pelos de esa repentina lluvia.

Como una de esas tormentas tropicales, empezó a soplar el viento de golpe y a retumbar mas truenos, solo podíais oír el repiqueteo de las gotas cayendo y vuestras respiraciones.

En cuanto entramos en la sala, y ya que la cerradura ha sido destrozada, busco algo con lo que bloquear la puerta, para evitar que entre la lluvia, y que el viento la golpee.

- Si vamos a esperar aquí a que pase la tormenta, mejor hacerlo en condicones, - comento mientras lo hago a Irene.

Observo el interior de la habitación, fijándome en lo que hay, su tamaño, otras puertas, ventanas, etc.

Irene entró de sopetón para evitar la tromba de agua que anunciaba el inicio de la tormenta.
- Puf por poco! - dijo aliviada al entrar dentro del recinto.
- Algún gamberro habrá reventado la puerta, aunque apenas hay algo de valor aquí dentro. - dijo mientras andaba unos pasos mientras recordaba el lugar, buscando algún interruptor.
A pesar de haberse mojado mas que unos pocos segundos, Irene se había mojado el pelo así que rápidamente se soltó el moño y dejo caer su palo lacio por su hombros, para que se secase mas rápido.

Al ver las intenciones de Romo, ayudo a colocar una banqueta en la puerta para evitar que el viento abra la puerta y así poder mantener un poco el calor dentro del edificio.

¡Clic, clac!

Sonó el interruptor cuando Irene intentó prender la luz, pero aparentemente no había corriente y nada pasó. Aún así abundantes relámpagos iluminaban el horizonte marítimo y con sus destellos dejaban entrever lo que había dentro de ese edificio, aunque solo fuera durante unos breves instantes. Se trataba, tal y como había afirmado Irene, de un vestuario que utilizaba, tanto instructores como gente que tenía contratado un amarre, para poder ducharse.

Pudisteis observar como había un par de ventanas en cada lado así como un vestuario con duchas, taquillas y algunas banquetas a vuestra izquierda. A la derecha se puede ver una puerta que conduce a otra pequeña habitación.

- Echemos un vistazo a todas las habitaciones antes de ponernos cómodos - comento con voz baja. - No quisiera encontrarme con el asaltante en estos momentos...

Y sin añadir palabra, me acerco caminando despacio hasta esa pequeña habitación de la derecha, ya que la iluminación de la tormenta sirve como luz natural para moverse sin problemas.

Giras la manivela y te das cuenta que esta cerrada. En el mismo pomo de la puerta hay una ranura para una llave.

- Oye Irene, ¿tienes llave para esta puerta?

Arrimo la oreja a la puerta para ver si escucho algún sonido desde su interior.

- Hmmm - expresa Irene en un ademán pensativo. - Solo tengo una llave, esa puerta nunca estaba abierta, supongo que debe ser para los encargados del club, lo siento.
Irene volvió a comprobar la cobertura en su móvil, aunque por su mueca seguramente seguían las lineas sin señal. Empezaba a preocuparse.