Partida Rol por web

No tardo más que un par de segundos en abrir la puerta cuando se escucha el aviso de la hermana, vestido y preparado para afrontar el nuevo día. De camino por los pasillos, doy un largo trago de una petaca que guardo entre los pliegues de la camisa, en vista de que en el monasterio obviamente no son dados a ciertos placeres. Tal vez la leche con miel sea el desayuno ideal de Steffania para la vida en Moth, pero yo necesito algo más para combatir un ambiente tan sombrío como el que pesa sobre este principado.

"Muchas gracias, hermana", contesto educadamente ante su oferta, tomando asiento mientras aguardo al resto de viajeros y espero a que el pan se enfríe un poco. "¿Algo que debamos saber sobre su propuesta? Las sorpresas están bien para las celebraciones entre amigos, pero no para asuntos importantes..."

Llego a la cocina con bastante sueño aún, bostezando. La verdad es que no he dormido tanto como desearía. Aquellos extraños sueños (que apenas recuerdo) sumados a los cantos religiosos a primera hora, hicieron que mi descanso no fuera todo lo reparador que desearía. No obstante, comparado con mi situación antes de llegar aquí, estoy mucho mejor, desde luego.

Con sueño, pero contenta y más animada que ayer, me siento a la mesa. Después de agradecer a Steffania, tengo que hacerle la pregunta.

-Hermana, esos cantos que he escuchado antes, de hace un rato, ¿Qué significan? ¿Se hacen todos los días?

Tras descubrir que el tal Ashran era un antiguo prisionero de Remo al que le cortaron su lengua, se preguntó cómo había acabado allí.
El caso era que aunque se lo preguntara, este no iba a ser capaz de responder... a no ser que le escribiera su bibliografía.
Sea como fuera, era ya tarde y lo más sensato era marcharse a descansar para afrontar lo más entero posible el nuevo día.
Kelgar se vio tentado de acaramelarse a una de aquellas jovencitas... pero recordó que en la iglesia eran unos estirados que no podían hacer nada divertido. Así que le tocó dormir solo.

Tuvo unos extraños sueños que no le dejaron dormir del todo bien. Quizás era el lugar donde estaba. O quizás eran esos malditos cuervos que parecían no callar nunca.
Era como si estuvieran esperando a que cayeran nuevas víctimas para devorarlas...

Se levantó rápidamente y fue hacia los establos para dar de comer a su caballo, y acariciarlo un rato ya que imaginaba que el graznido incesante de los cuervos lo tenía intranquilo.
Poco después regresó a su habitación, encontrándose con Maria por el pasillo, la cual había ido a despertarles.
Le dijo que el desayuno ya estaba listo.
Asintió y volvió a su habitación para ponerse su armadura tras vestirse y lavarse ligeramente.

Luego bajó a desayunar.
Una pregunta... ¿de donde sacáis todos estos alimentos? No parecen haber tierras de cultivo por la zona... y si las hubiera, esos malditos cuervos las devorarían... dijo sorprendido por la amplia despensa de la iglesia.

Gracias por cierto. ¿Cómo es que has terminado convirtiéndote en monja? Hay muchas diversiones de esta vida que nunca podrás experimentar... le dijo a Maria, sonriendo ligeramente.

Ah sí, la reunión con el gordo. Supuestamente tenía algo importante que decirles.
Por supuesto, no vamos a hacerle esperar. dijo en tono burlón, mientras comía el desayuno.

Desperté, aunque todavía algo cansado, la noche no había sido buena, logro echar un vistazo a aquel anciano que me parecía algo extraño, sobretodo que siempre estuviese sobando el mango de su espada pero parece que la espada no es todo lo que posee de interés ya decía yo que no era posible estar con puros aburridos.

Me levante y fui a desayunar pues no quería que se comiesen mi comida, además aquella reunión me llamaba la atención pues tenía curiosidad de lo que nos pedirían, claro esta que la hospitalidad siempre se paga con algo...

Muchas gracias hermanas por su hospitalidad, debo admitir que no estoy acostumbrado a estos lujos...

¿Que tal durmieron ustedes? Pregunto en tono amigable al grupo de aventureros.

Los sueños de Alveco habían sido turbulentos, y lo extraño del lugar no ayudaba, para colmo en aquel maldito lugar alejado de todo no había ninguna diversión, pronto se tendría que dar a la bebida como el desdichado monje que nos abrió la puerta. Pero en fin, nuevo día y por lo menos tenían un plato de comida caliente en la mesa. Se levantó se vistió con las ropas menos sucias que tenía, dejando el arma y armadura en la habitación y se fue a desayunar.

-Buenos días, gracias hermanas por el desayuno. ¿El resto de monjes de la congregación no desayuna?

¿Que tal durmieron ustedes? Pregunto en tono amigable al grupo de aventureros.

-La cama muy cómoda, pero no se si será el tiempo o los malditos cuervos que no pude descansar del todo. Por cierto hermana ¿cómo es que hay tantos cuervos por todos lados?

Desayunais y llenais una vez mas vuestros estomagos aprovechando la hospitalidad del monasterio. Mientras terminais la hermana Steffania contesta vuestras preguntas y dudas

"Muchas gracias, hermana", contesto educadamente ante su oferta, tomando asiento mientras aguardo al resto de viajeros y espero a que el pan se enfríe un poco. "¿Algo que debamos saber sobre su propuesta? Las sorpresas están bien para las celebraciones entre amigos, pero no para asuntos importantes..."

La hermana Steffania enarca los hombros y dice -Lo cierto es que no se nada mas, aunque imagino que tiene que ver con las desapariciones de los hermanos Petrica y Urzica...- dice haciendo una mueca como de molestia.

Hermana, esos cantos que he escuchado antes, de hace un rato, ¿Qué significan? ¿Se hacen todos los días?

-Oh!! eso es la misa matinal...- dice sonriente Steffania -Todos los dias a las 7:00 se canta una oración por nuestro señor Jesucristo, para darle las gracias por todo lo que nos da y pedirle que cuide de todos nosotros...- cita como si fuese algo que ya supiese de memoria -Espero que no les hayamos asustado...- añade algo vergonzosa

Una pregunta... ¿de donde sacáis todos estos alimentos? No parecen haber tierras de cultivo por la zona... y si las hubiera, esos malditos cuervos las devorarían... dijo sorprendido por la amplia despensa de la iglesia.

Gracias por cierto. ¿Cómo es que has terminado convirtiéndote en monja? Hay muchas diversiones de esta vida que nunca podrás experimentar... le dijo a Maria, sonriendo ligeramente.

Steffania sonrie a Kelgar mientras le sirve un poco mas de leche -La mayoria de las cosas las importamos de Gabrielle, de Bellegarde, La Roche y Dupois, aunque tenemos un establo con algunas cabras y unas pocas ovejas, y también un pequeño huerto en el patio interior de la Abadía, donde cultivamos nabos, tomates, repollos, judias y zanahorías...- dice con cierto orgullo, como si parte del merito fuese suyo -El grano, la miel y las especias son del sur como digo, y tenemos un horno aquí, en la cocina donde cocinamos nuestro propio pan...- concluye con una palmada y poniendolas despues detras de la espalda mientras se balancea con los pies

Ante la segunda pregunta Stefannia se pone muy muy colorada -Bueno...yo...- dice muy ruborizada -Mi vida ahora es Dios, y solo le sirvo a el, ya saben...- dice con voz baja y la boca pequeña -Es lo que tiene todo esto....-

-Buenos días, gracias hermanas por el desayuno. ¿El resto de monjes de la congregación no desayuna?

Stefannia contesta a Alveco con muchas ganas para así salir de la incomoda pregunta de Kelgar -Oh!! bueno ellos ya desayunaron antes, tampoco es que seamos muchos aquí...-

Por cierto hermana ¿cómo es que hay tantos cuervos por todos lados?

La hermana Steffania hace una mueca de disgusto -Si que son molestos si...brrrrr...- dice cerrando los puños de rabia -¡Dios nos enseña a amar a todos los seres vivos por igual, pero estos cuervos...!- dice apretando los labios -Estan por todo Moth, tienen el pais entero invadido por lo que he oído, nadie sabe de donde han salido, pero son muchos, ¡mucho mas que muchos! y son un autentico incordio...- concluye 

-Bueno, si estan listos hagan el favor de acompañarme por favor...- dice mientras os hace gestos con la mano para que la sigais

La Hermana Steffania os lleva al otro lado de la Iglesia, hasta unas escaleras ascendentes que dan a un pasillo, en el que al final, yace entreabierta una gruesa puerta de madera, la hermana toca ligeramente antes de entrar.

-Diacono Cristea, con permiso...- dice la joven monja antes de entrar

Cuando entrais, veis que el despacho del Diacono es una sala grande, y no tan humilde como el resto de las celdas en las que habeis pasado la noche: tiene su propio baño, y su propio dormitorio, una biblioteca personal, una estatua de marmol pulido del Arcangel Rafael a tamaño real, y un crucifijo de oro y plata decorando la entrada, ademas de numerosos abalorios religiosos decorando las estanterías

-Bienvenidos, pasen, pasen...¿han descansado bien?- pregunta con una gran sonrisa en la cara redonda -Espero que el trato que estén recibiendo sea de su agrado...- dice frotandose las manos repletas de anillos

Podeis ver como la hermana María se encuentra también en la sala, de pie junto a la mesa del Diacono, aunque por el semblante de su rostro, parece algo enfadada, o a disgusto, y tampoco dice nada al veros, solamente baja la mirada sumisa.

-Veran...quiero proponerles algo...- dice el Diacono sin andarse con rodeos -No solemos tener muchas visitas por aquí como comprenderan dado lo remoto del lugar en el que nos hayamos, y que en una sola noche recibamos tantas visitas y al mismo tiempo, ¡solo puede ser una señal del cielo y de nuestro señor Jesucristo!- dice mientras mira hacia el techo y abre los rechonchos brazos como haciendo la cruz.

-Me han comentado que ya saben ustedes de nuestra situación aquí en el monasterio, y de las desapariciones de los hermanos Urzica y Petrica, de los cuales no sabemos nada desde hace días. Sus pertenencias, las pocas que poseían, estan intactas en sus cuartos, y cualquier rastro de civilización esta a semanas de camino del monasterio.  Marchar sin mas, sin nada encima, ni provisiones ni nada, es una locura absoluta...- dice haciendo aspavientos con las manos

-Ya que no somos demasiados aquí en Stelea, perder a dos buenos acólitos es un golpe muy duro para nosotros, por lo que habia pensado en que quiza, estarían ustedes interesados en investigar la desaparición de nuestros hermanos, y ponerme al tanto de todo lo que descubran....¡alguien en el monasterio debe saber que sucedió o debió ver algo!- dice con gesto nervioso -...Porsupuesto el monasterio estaría dispuesto a pagarles generosamente por sus servicios, faltaría mas...- dice frotandose los dedos indice y pulgar con semblante sonriente

La hermana Stefannia y la hermana María tan solo escuchan hablar al Diacono, pero su semblante alegre y amables se ha tornado repentinamente gris y cabizbajo, no sabeis porque...

La respuesta de Steffania a su pregunta le hizo cierta gracia por la vergüenza que la joven pareció pasar.
Bueno, yo creo que tu Dios tiene demasiado trabajo como para estar vigilándote las veinticuatro horas del día... dijo en un tono pícaro, que terminó con un guiño de ojo.

Tras el desayuno, fueron a ver al gordo otra vez. De día, aún lo parecía más.
Kelgar se quedó apoyado en una pared mientras hablaba y les pedía, a grandes trazos, que buscaran a los dos hermanos desaparecidos a cambio de una recompensa que no llegó a precisar.

El Hauffmano sonrió; las recompensas siempre sonaban bien.
Sí, hemos oído sobre la trágica desaparición de esos hermanos... dijo en un tono exagerado, como teatral. Pero también he escuchado algo sobre un hermano que supuestamente ha enloquecido y lo tienen por ahí encerrado... ¿que podéis decir al respecto? preguntó relajado.

Ah, por si no ha quedado claro, sí, acepto vuestra oferta. dijo en un tono alegre.

Tras escuchar al Diacono me quedo pensando.

Mmm... no era lo que tenía pensado hacer, pero después del como se han comportado conmigo no tengo más remedio que aceptar. Además, si nos van a recompensar, será mi primer trabajo.

Después de escuchar a Kelgar contesto:

-Yo también acepto. Y sugiero empezar por donde dice Kelgar.

Es cierto que también debemos preguntar por los desaparecidos a toda persona que veamos en el monasterio. Pero prefiero terminar la parte del loco primero.

Mmm... quizás el propio Diacono tenga alguna sugerencia también.

-¿Por dónde nos sugiere empezar usted? quiero decir... ¿qué es lo que le parece más extraño a usted de la desaparición?

Alveco se quedó pensativo un momento. -Esta claro, como dice que ha debido ser la divina providencia la que nos ha reunido aquí, me parece buena idea tanto ver al hermano que ha perdido el juicio, como los aposentos de los hermanos desaparecidos. Una pregunta si se me permite, ¿cuántos hermanos son en su congregación en total? hemos visto algo mas de media docena pero quizás tendríamos que hablar con todos, si nos da su permiso.

"Coincido con ellos en cuál es el camino a tomar", afirmo tras dejar claro con un encogimiento de hombros que acepto la oferta del Diácono, sin pensar mucho en la recompensa económica; tal vez pueda encontrar formas mejores de cobrarme el favor. "El primer paso es hablar con cualquiera que pueda haberles visto, toda información puede ser útil aunque no lo parezca a primera vista. También creo que podría ayudarnos examinar las habitaciones de los desaparecidos y sus pertenencias, puede que veamos algo que haya pasado desapercibido hasta ahora..."

Sí, hemos oído sobre la trágica desaparición de esos hermanos... dijo en un tono exagerado, como teatral. Pero también he escuchado algo sobre un hermano que supuestamente ha enloquecido y lo tienen por ahí encerrado... ¿que podéis decir al respecto? preguntó relajado.

El Diacono cambia su semblante, y frunce el ceño mientras niega con la cabeza con la mirada cabizbaja -El pobre hermano Vasil...- dice con tono sombrío -Comenzó de forma repentina un día cualquiera, entró en la cocina gritando y diciendo sandeces, blasfemando sobre demonios y Dioses malditos, y amenazandonos con que ibamos a morir todos...- hace una pausa como recordando el momento dolorosamente -No tuve mas remedio que encerrarlo en la Capilla de los olvidados, solo la meditación, el arrepentimiento y la reflexión profunda, le hará rectificar y volver a tomar el sendero de Dios...- afirma asintiendo con contundencia -El monasterio se divide en 3 grandes estructuras claramente diferenciadas: La Iglesia de la iluminación, que es esta en la que nos encontramos en este momento, es nuestra sede principal, donde vivimos, rezamos y estudiamos.- hace una pausa -La Capilla de los Olvidados: que se encuentra al final del puente que se adentra en la montaña, y en la cual esta el hermano Vasil encerrado en su retiro, es el lugar al que vamos a meditar, y el cual usamos para castigar a aquellos que no cumplen "las normas de Dios"- hace otra pausa - Y finalmente, montaña adentro, coronando los acantilados, esta la Basílica del Corazón: que era la antigua sede hace siglos, hoy en día esta en ruinas, y no permitimos que nadie se acerque, por lo peligroso e inestable de la estructura en si...-.

-¿Por dónde nos sugiere empezar usted? quiero decir... ¿qué es lo que le parece más extraño a usted de la desaparición?

-Bueno...yo creo que lo mas apropiado es que interroguen a los miembros del monasterio, por si alguien hubiese visto algo...yo lo he intentado pero no lo he conseguido, ustedes que son gente ajena al monasterio, quiza tengan mas suerte...- hace una pausa para juguetear con los anillos engarzados en sus gordos dedos -Lo que me parece mas extraño y sospechoso es que sus pertenencias esten totalmente intactas, es un poco raro que si se han escapado, no llevasen ningun pertrecho consigo para el camino. Tampoco hemos notado ningúna falta de alimentos en la despensa, como bien podrá corroborarles Stefannia, que es la maxima responsable de la cocina y de las reservas del monasterio...- dice señalando a la hermana Stefannia que sigue mirando al suelo cabizbaja

Esta claro, como dice que ha debido ser la divina providencia la que nos ha reunido aquí, me parece buena idea tanto ver al hermano que ha perdido el juicio, como los aposentos de los hermanos desaparecidos. Una pregunta si se me permite, ¿cuántos hermanos son en su congregación en total? hemos visto algo mas de media docena pero quizás tendríamos que hablar con todos, si nos da su permiso.

-Actualmente somos 10 en el monasterio, eramos 12 con los hermanos desaparecidos...- hace una pausa y os mira como pidiendo disculpas -Ya se que somos muy pocos, y hace meses que solicité mas refuerzos a Albidión, en El Dominio, pero me temo que nuestras suplicas son las ultimas en ser escuchadas en este lugar remoto de Gaia, y cuando eso suceda, ¡a este paso no quedaremos nadie en Stelea para recibirles cuando lleguen!- dice haciendo aspavientos como clamando al cielo -Quedamos las hermanas María, Stefannia y Selena, y los hermanos Ashran, Tómas, Roberth, Duncan y Valeron, y luego esta el hermano Vasil, que permanece encerrado en la Capilla de los Olvidados, y bueno...y yo, porsupuesto...- dice sonriendo

El primer paso es hablar con cualquiera que pueda haberles visto, toda información puede ser útil aunque no lo parezca a primera vista. También creo que podría ayudarnos examinar las habitaciones de los desaparecidos y sus pertenencias, puede que veamos algo que haya pasado desapercibido hasta ahora..."

-Si si, porsupuesto...son libres de andar por donde les plazca, tienen mi permiso para acceder donde sea necesario...- dice frotandose las manos -Eso si, por favor, mantenganme informado de todo lo que descubran al respecto...espero que nuestros hermanos, Urzica y Petrica, esten bien...temo por su seguridad si se han atrevido a abandonar la seguridad de los muros del monasterio...- acto seguido el Diacono se pone en pie con bastante dificultad y os invita con un gesto educadamente descortés a que os marcheis 

Las hermanas María y Stefannia hacen una profunda reverencia y os abren la puerta del despacho para que salgais de la sala

Veo como todos saltan inmediatamente a aceptar la propuesta del diacono.

 -Más que su propuesta solo me causa intriga la situación, quizás más allá de un dios haya un demonio en esta iglesia aunque nunca me he topado con uno y la religión no es lo mío debo admitir que me emociona la posibilidad de algo de esa magnitud... cojo dos monedas de mis bolsillos y comienzo a jugar con ellas haciendo trucos muy pequeños en mi mano

Las caras de estas chicas parecen incomodarse al estar con el, sera su presencia o lo que dice la causa de la disgustía...- (El jugueteo se vuelve cada vez más intensó mientras más pienso).

Ya que todos aceptaron no tengo ganas de ser el rompe grupo, aunque me apunto a Killian aunque es algo viejo para estas andanzas el oro va y viene, y la verdad poco me interesa.

Creo que deberíamos comenzar de inmediato y personalmente, me gustaría hablar con el Diacono sin miembros de la iglesia en la habitación. digo deteniendo mis monedas.

El Diácono les contó a grandes trazos la situación. Los dos hermanos fugitivos y el que había enloquecido.
Básicamente, no tenía explicación lógica para que unos se hubieran marchado y el otro hubiera perdido la cordura.

De acuerdo. Comenzaremos cuanto antes la investigación.
No obstante, me gustaría pedirle un pequeño favor. Dado que esta iglesia parece un lugar bastante grande, para ahorrarnos tiempo y dar vueltas en vano, me gustaría contar con la hermana Steffania como guía... solicitó, esperando que atendiera su petición.

Sí, la chica le alegraba la vista, pero más allá de eso quería saber qué le provocaba ese malestar cuando estaba al lado del Diácono, pues no encajaba con su carácter alegre.

Ah, entonces parece que la investigación empieza de inmediato.

- Bueno...

Me dirijo al grupo en general.

- ¿Empezamos por el personal del monasterio, entonces?

De acuerdo. Comenzaremos cuanto antes la investigación.
No obstante, me gustaría pedirle un pequeño favor. Dado que esta iglesia parece un lugar bastante grande, para ahorrarnos tiempo y dar vueltas en vano, me gustaría contar con la hermana Steffania como guía...

-Claro, claro, ¡porsupuesto! faltaría mas...- dice el Diacono con una sonrisa -Adelante hermana, sea buena con ellos y ayudeles en todo lo que necesiten...- dice a la joven monja que asiente con sumisión y se marcha junto a vosotros.

Podeis notar en la cara de Stefannia cierto semblante incomodo... 

La hermana Stefannia os observa y pregunta -Bueno, ustedes diran...-

El comentario de Az me saca una sonrisa, ¿tan viejo parezco? Realmente me siento como si hubiera pasado un millar de años, pero aún así... "Creo que la habitación común de los monjes no está lejos de aquí, podría ser nuestra primera parada y una ocasión de encontrarnos con alguno de los hermanos que aún no conocemos. Aunque supongo que a estas horas será más fácil encontrarles rezando, en la biblioteca o trabajando en los jardines..."

- Sí. Deberíamos interrogar cuanto antes a los demás. ¿Empezamos con alguien en particular?

El ir a buscar a los demás miembros del monasterio nos permitirá explorar también el mismo. Quizás encontramos algo útil. Además es mejor empezar el día con una tarea tranquila, que acabo de desayunar...