Partida Rol por web

- Está aquí - responde Greener -. Y ya he dado la orden de reunir personal y material que partirán hacia Salbarii en un tren especial. Pero necesitamos más información. Dirección y progreso de la erupción y las coladas, cualquier cosa.

Escuchas a Greener alejarse del micro para hablar con alguien cercano.

- Podemos enlazar la baliza del astropuerto con su nave para obtener imagen en directo si sobrevuelan la zona.

Tras Greener se escuchan voces tratando de coordinar los informes y la situación.

Ελάτε όμορφα, μετακινήστε τον κώλο σας.  Καλαμάτα, να είσαι καλός - suplicó mientras los monitores parpadeaban en rojo. La posición del carguero provocaba que los gases de combustión de las toberas no se dirigiesen hacia donde debían.  Era más probable acabar fundiendo el casco que salir volando. Se caló la gorra y suspiró resignado.  ¿Cuántas opciones tenía? -Ikateria.  ¿Te da tiempo a venir a por mí? 

No pensaba dejar de lado al compañero: - Voy. Le contestó a Gideon mientras pasaba toda la información de la erupción por radio.

Ikateria sobrevuela el monte proporcionando una amplia visual a los miembros del equipo de Greener. Entonces se dirige al encuentro de Gideon.

Entonces nota el movimiento de la Kalamata.

Aunque las naves sean de una misma clase, no se hacen en serie. Cada una de ellas es construida individualmente. Como hermanos de la misma sangre y los mismos padres, cada buque de una misma clase posee sus características propias que lo distingue de los demás. Duran décadas, algunos incluso siglos. Los diferentes tripulantes, aunque sean inconscientemente supersticiosos, creen en que sus predecesores han dejado algo de sí en la nave, y que ellos mismos también dejan una parte con la máquina en su paso. Esa mezcla de improntas termina por conformar una personalidad en la propia nave.

Quizás por la súplica de Gideon, o por alguna suerte de ajustes de energía, la Kalamata ruge y gime. Su planta de fusión y los motores hacen traquetear toda la estructura al forzar los límites y a nave termina por vencer la gravedad, elevándose lentamente.

- Se mueve, Ikateria, se mueve!! - casi gritó al notar como el empuje de los motores de maniobra superaba la gravedad de Walston. -¡La Kalamata! Se....um... Mueve!.  No bajes ya voy yo! - accionó los botones correspondientes, ignoró el altímetro que llevaba años sin funcionar y dió un par de patadas al presurizador de cabina, para desatascar las oxidadas hélices.  -Mi cosita bonita, mi terroncito de azúcar, mi...- cortó al darse cuenta de que estaba piropeando a su nave en abierto y que Lander e Ikateria le estaban escuchando.

-Um.. Ikateria.¿Qué dicen desde Salbarii? - pareció acordarse de algo y palideció -Está Kimberly contigo?

- Ostias. El perro. Ni lo recordaba. - Espero que está bien. Por supuesto no se puso a revisarlo, pero como no salía de la cámara que había tomado como su hogar, allí estaría. - Imagino que seguirá en la bodega. Pero ahora hay que salir de aquí.

La Kalamata comienza a tomar velocidad y asciende. En poco tiempo sale del cráter del Monte Salbarii.

Entonces ocurre.

Toda la furia contenida del Monte se desata. La violencia es tal que la onda sacude las naves incluso antes de que las nubes de ceniza las envuelvan. El caos de luces y sonidos inundan las cabinas de la Estacada y la Kalamata, y sólo las sujeciones de los asientos evitan que salgáis despedidos de ellos.

Las alarmas de proximidad de misiles comienzan a chillar histéricas.

Una enorme sacudida zarandea la nave como si fuera un barquito hecho con la corteza de un pino en el curso del agua de una riada. Ino luchaba contra los mandos, pero tenía serias dificultades. Esto no era a lo que más acostumbrada estaba y necesitaba algo más de práctica. No podía descender, ya que eso sería ponerse más al alcance de la "basura" que lanzaba la montañita rota, y además, corría peligro de "tropezar" con la Kalamata. - Hay que ascender. Ya llegará el punto de que nos  encontremos fuera del alcance.

Su gesto de euforia se congeló en los labios y su gorra voló por los aires al sentir la tremenda onda expansiva.  Se agarró a los mandos, sin tiempo de mirar instrumentos, intentando recobrar la estabilidad del carguero.  Era una astronave relativamente grande y estable, pero la erupción le había atrapado todavía saliendo del crater a baja velocidad.  Por si eso no era suficiente, el casco estaba siendo golpeado por rocas piroclásticas que, en cualquier momento, podían destruir uno de los motores exteriores.

-Kala! Si salimos de ésta, te compro un motor de salto nuevo!!

Ikateria maniobra en busca de la salida de la nube. La temperatura en el exterior tiene que ser infernal pero, por suerte, las astronaves están preparadas para algo así. La única guía son los sensores pero estos se han vuelto locos. Por poco, una vez están demasiado cerca, consigue evitar la mayoría de los impactos que amenazan la nave y mantener bajo control la nave. Al poco, consigue salir de la nube y ver la luz.

La situación de Gideon es más complicada, puesto que está en el mismo corazón de la nube. La Kalamata se zarandea y da vueltas sobre sí misma cosa que, son visión, sólo puede notar por el tirón de las fuerzas que tratan de arrancarlo del asiento. Los impactos son violentos pero el carguero resiste a pesar de las alarmas y los daños que comienzan a aparecer en las pantallas.

-¡¡Ohhhhhh...um....noooo..!! -los servomecanismos que transmitían las órdenes a las toberas de propulsión temblaban a punto de quebrarse.  En la cabina de mando, Gideon Metaxas, intentaba superar a base de pura suerte una situación en la que muy pocas astronaves se habían encontrado nunca. Y de la que aún menos pilotos habían salido con vida.

- Enciende el goniómetro y sígue lo que te da y vendrás hacia mi. Y puso un pitido de fondo, como si fuera morse, pero más flojo, para que pudiera hablar y se le escuchara.

- Gideon, enciende el goniómetro, y sigue hacia donde te indica la señal. Vendrás hacia mi. La exploradora ex-naval empezó a ascender más, para, si aceleraba mucho hubiera más espacio y no chocar. Puso un pitido largo y no muy fuerte, para que si hablaba, pudiera escuchársele sin pegas.

Los controles de la Kalamata parecen moverse por propia voluntad, no queriendo obedecer las intenciones de Gideon. Para el mercader es una lucha constante, y los mandos amenazan con quebrarse y soltarse de su anclaje. Con la visión nula, los sensores completamente desorientados y un zarandeo constante por la furia del volcán, la única opción para Gideon parece tratar de mantener un rumbo con la esperanza de salir en algún momento de la nube.

Ikateria tiene que repetir su transmisión puesto que llega entrecortada. Gideon manipula los sensores como puede siguiendo las instrucciones de su compañera, consiguiendo una dirección que seguir. Al poco, y con un esfuerzo titánico, la Kalamata emerge de la nube ardiente, entre cenizas y roca, de una forma poco digna pero al menos conservando su integridad.

Varias transmisiones entran en tropel desde diferentes localizaciones de Walston solicitando información. Entre ellas, más insistente y distinguible, la de Greener.

- Repita señor. Tenemos interferencias y hemos .... No terminó la frase. No quería tampoco contestarla sin más. Incluso, un poco de dramatismo, podría ser una ventaja para ellos, ya que se les podría poner también en el lado de "víctimas", y si el "líder local" trama algo contra ellos, que lo teme, podrán tener ventajas, sobre todo en una corte internacional auspiciada por el "Gobierno General".

-Estoy saliendo..um..repito, estoy saliendo de la nube de humo...- puso un rumbo ascendente de 45°, alejándose de la caldera del volcán.  -​​​​Ejecutando informe de..um..daños - dijo para que supiesen que iba a estar un rato ocupado.  Tardaría unos minutos todavía en alejarse a una tranquilizadora distancia suborbital.  Dejaría que Ikateria llevase el peso de las decisiones. Al fin y al cabo, ella era la exploradora.

- Hemos escuchado la explosión - Greener no alza la voz pero su alarma es patente -. Recibimos diferentes comunicaciones de Barvinn, Salvarii y granjas cercanas. El tren con la ayuda ya ha partido hacia Salvarii pero necesitamos conocer la situación para coordinar las operaciones de emergencia y rescate - el ministro intercambia una palabras con alguien -. Nos informan de coladas que se dirigen a la costa. ¿Están en peligro los asentamientos? ¿Pueden realizar una predicción de la evolución de las coladas?

Los informes de daños de la Kalamata no son esperanzadores. La nave puede volar, es evidente; y puede soportar un vuelo continuado, pero a cierta altura la nave se queja. El esfuerzo de los motores para desarrollar la potencia necesaria llega a su tope y la vibración de la estructura hace desistir a Gideon de intentar abandonar la atmósfera del planeta, e incluso de superar cierto techo de altura. La nave va a necesitar ciertas reparaciones antes.

Estaba claro que la Kalamata necesitaba un repaso, o tal vez una jubilación: - Gideon, busca un lugar lejano y aterriza, intentando tener cuidado. Y consejó: - Tal vez, incluso en el astropuerto. Estaba pensando que igual lo mejor podría ser venderla, que alguien la reparase, y con el dinero empezar una nueva vida.

Tras eso, evitando la zona de ataque del volcán, intenta sobrevolar, aunque sea a cierta distancia, para indicar las coladas, por donde discurren, y donde caen las bombas que escupe el volcan, para hacer una orientación y poder ser de ayuda.