Partida Rol por web

La reina miró con preocupación a su hija.

Vamos, te lo contaré por el camino. Tenemos que intentar llegar a tiempo.

Tras decir esto, Hippolyta salió corriendo seguida por su hija.

Los dioses nos concedieron el don de la juventud eterna, y nos dieron esta isla. Pero no fue gratuita. Aparte de las bestias que habitaban en ella y que de vez en cuando aparecen, teníamos que guardar un peligroso objeto. Según nos dijeron eran la Caja de Pandora.
Un objeto que nunca debía salir de la isla.

- ¿La caja donde se guardaban todos los males del mundo? madre, como has podido ocultarme algo así? Vamos inmediatamente,

Rapidamente, la Reina y la princesa de Isla PAraiso salvan la distancia que las separa de la batalla. El portal por donde entraban los seres ya no estaba, y en el suelo estaban los cadaverdes de muchas de las bestias. Junto a ellas también estaban los cadaveres de las amazonas que pelearon, pero el de Artemis no estaba.

Lo que sí había era un rastro de sangre que se dirigía a la Puerta. Preocupasa, madre e hija lo siguieron.

Cuando llegaron a la puerta, esta estaba destrozada. Algo increiblemente fuerte la había golpeado. Al lado se podían ver los cadaveres de las guardianas y de los seres serpentinos que Diana había matado.

Lo más terrible era que Artemisa estaba empalada en uno de los restos de la puerta.

- ¡Hermanas!- la princesa seinclina sobre los cuerpos para ver si aun quedavida en ellos.Nunca ensu joven existencia ha visto tanta muerte.- ¿Quién ha hecho éso?

Hippolyta no pudo evitar llorar ante la perdida de tantas de sus hermanas. Se acercó con especial cuidado al cuerpo de Artemisa.

Oh hermana, ¿quién ha podido hacerte esto?

Mientras, más guerreras completamente atavíadas para la batalla llegaban de diferentes partes de la isla.

Justo en ese momento, Artemisa dio un grito de dolor. Al parecer estaba viva.

Rápido ir a por las sanadoras. Si hay alguna posibilidad de que sobreviva debemos hacer todo lo posible.

Entre las guerreras apareció una figura que no vestía armadura ni portaba armas. Las demás amazonas le hicieron hueco.

Mi Reina, ya es tarde para eso. Si queremos tener alguna posibilidad de que el mundo sobreviva habrá que contarle toda la verdad a la princesa Diana.

Diana apenas reconoció la figura que se dirigía a su madre con tanto descaro. Pues la oraculo casi nunca salia del templo de los dioses.

- Estoy preparada para la verdad y haré cualquier sacrificio para salvar a mi pueblo. Háblame, sacerdotisa.- comanda Diana muy decidida. Como la verdadera princesa de las amazonas.

A pesar de sus palabras, la sacerdotisa calló y miró a la reina. Esperando su aprovación. Hippolyta era la Reina de las Amazonas, titulo que se había ganado miles de años antes, no era cuestión de contrariarla.

La Reina se quedó mirando como las sanadoras bajaban a Artemisa y se la llevaban. Despues asintió.

Muy bien. Vamos. Es hora de que se conozca todo.

Menalippe precedióa la Reina y la princesa al templo de Hera, la reina de los dioses. Cuyo poder sólo era sobrepasado por el propio Zeus.
Las dejó en la antecamara y se adentró en las estancias interiores.

Una vez allí el silencio reinó hasta que la sacerdotisa volvió con unos pergaminos.

Princesa Diana, todo lo que voy a deciros es tal y como lo he visto. Algunas cosas son del pasado, otras del futuro. Pero aunque atisvemos lo que sucederá, eso no quiere decir que sea inmutable, he ahí nuestra esperanza.

Los origenes de vuestro nacimiento son bien conocidos, mi princesa. Lo que no sabeis, y casi nadie de la isla lo sabe, es que cuando nacisteis tuve una visión. Una visión de la destrucción de la tierra.
Se predijo que en vuestro vigesimo segundo cumpleaños un gran mal asolaria la isla. Y que a causa de ello el destino de la tierra estaría en grave peligro. La oscuridad se cerniría por todo el planeta y nos alcanzaría incluso a nostras a pesar de las protecciones de los dioses para con nuestra isla.
 

- No desesperes, Menalipe. Si viene la oscuridad, tendrá que luchar contra las amazonas primero. Mientras hay vida hay esperanza. Tiene que haber campeones con los que emprender esta nueva odisea.

Menalippe asintió, como si esperara esas palabras de Diana. La Reina por otro lado, apartó la mirada. La princesa casi pudo ver lagrimas en sus ojos.

Diana. Desde que nacisteis he estado consultando a los dioses para que nos protegieran de este mal. Y ellos han respondido de varias maneras.

La primera son una serie de dones que te han sido concedidos. No creo que te haya pasado desapercibido que eres más fuerte y rápida que cualquiera de nosotras.

Mi reina por favor. Es hora de darle los regalos.

Hippolyta asintió a las palabras de la oraculo. Su cara no tenía lagrimas, pero se la notaba forzada. Estaba claro que no quería que esto pasase, pero que no podía hacer nada por evitarlo.

Así es. Vamos.

Sin decir nada más. La reina las precedió a los interiores del templo. Allí llegaron hasta una camara en la que la princesa no había estado nunca.
Una gran estatua de Atenea la presidia. Y en un altar a sus pies había varios objetos.

Estaban unos brazaletes parecidos a los que llevaban todas las amazonas, pero estos eran más brillantes, plateados.
También había una diadema con una estrella en el centro.
Y por ultimo, un extraño lazo dorado que brillaba.

Hija mia. He aquí los regalos de los dioses.

He aquí los Brazaletes de Zeus. Hefestos mismo los creó a partir de los restos de la égida de Zeus. Son irrompibles, y te protegeran. Has aprendido a usarlos en los juegos, desviando flechas. Estos pueden desviar cosas peores.

El Lazo de la verdad. Creado segun dicen con los cabellos de Gaea, la madre tierra. Aquel que los sujete, o esté sujeto por ellos está obligado a decir la verdad.

Y la diadema. Era de tú madre Hippolyta. La llevaba cuando luchabamos en las guerras de la antiguedad. Te traerá suerte.

Diana se acerca a la estatua y respira hondo. Toda su vida se ha estado preparando para ese momento. Entrenando, luchando, esforzándose para ser la mejor. Nunca ha creído que por ser princesa fuera diferente que los demás, pero ahora se siente elegida por los dioses. Siente que la embarga el orgullo y la responsabilidad.

- Juro por el poder de Hera, madre de los Dioses, por el coraje de Artemisa la Cazadora y por la bondad de Afrodita la Bella ser siempre digna campeona de los ideales de la raza amazona, luchar por la justicia, y ser la campeona de las mujeres en todos los mundos.

Hippolyta asiente a las palabras de su hija. Palabras que ella misma diría de estar en su situación. Y daría cualquier cosa por estar en su situación, porque la tarea que tiene ante sí es digna de ser contada ante los dioses.

No obstante, antes de que la reina pudiera decir nada más. La sacerdotisa vuelve a retomar la palabra.

Hay más princesa.
Como ya he dicho el futuro no es inmutable, hay veces que si se tiene la convicción y la voluntad suficiente se puede cambiar.
El mundo está en peligro, pero no debes enfrentarte sola a la oscuridad, pues entonces sí que fracasarías. Las visiones me mostraron algo más, algo o alguien que te podría ayudar en la lucha.

Una estrella caida del cielo, que  portaba la esperanza de la humanidad.
Una triste perdida, que se vio transformada en la venganza de la noche.
Una luz que brilla incluso en la más profunda oscuridad.
Un relampago que señala el camino.
Un Rey justo y desinteresado que busca el bien.

Y junto a ellos unos simbolos. Un rayo, una lampara iluminada, un tridente, un murcielago y un pentagono con una "S" dentro.

Des pues de eso la sacerdotisa calló.
 

Cuando la sacerdotirsa dejó de hablar, la reina se la quedó mirando. Y como veía que no decía nada más se puso furiosa y la increpó.

Cuentaselo todo. No omitas detalle alguno.

Menalippe la miró angustiada y parecia que pensaba protestar, pero la fulminante mirada de Hippolyta no le dio opción.

Menalippe bajó la cabeza y en voz baja habló.

Si esas personas y vos os enfrentais al oscuro, no todos regresaran.

LAs Parcas siempre hablan en acertijos.

- Parece que los oráculos indican que debo buscar esos símbolos. Pero esas estrellas... ¿Son eventos pasados o futuros? Me suenan a indicios que señalan el nacimiento de héroes y dioses. Si me lo aconsejas, sabia Menalippe, reuniré los hijos de los dioses para esa tarea, como Andromeda la Amazona se unió a los argonautas.

"Pero como los hallaré?

La sacerdotisa asintió.

Esperamos que sean auguríos de paladines que te ayudaran en tú labor. Pero nunca se puede estar seguro del todo.
En cuanto a cómo los hallaras no puedo responderte. Aunque creemos que el vengador nocturno es el que más posibilidades tiene de caer primero.

Pero el último regalo de los dioses es un espejo mistico. El espejo te enviará allá donde se te necesite.

Menalippe te señaló a una figura que estaba tapada con una tela.

Cuando estés lista deberás cruzarlo.

Hippolyta se acerca a tí, un poco temblorosa. COn la cara llena de preocupación. Una preocupación que sólo una madre puede comprender.

Hija. Todavía estás a tiempo. No tienes por qué ir. Cualquier amazona ocuparía gustosa tú lugar. Yo incluida.