Partida Rol por web

-Bellis, no seas tú tampoco un crío- desandé mis pasos y le cogí de la mano para traerlo junto a nosotros-. Ven aquí, que sólo estamos charlando, hombre - le dije, quitándole hierro al asunto.

Finalmente llegamos a la tienda, y sin decir absolutamente nada me dirijo directamente al stan donde creía que debía estar el mapa, pero en su lugar solo encuentro basura.

-Lo siento, aquí no está.

-¿Cómo que no está? - mi sonrisa desapareció de mi rostro-. Pero, no puede ser, tú dijiste que estaría aquí - aparté la basura por si el mapa estaba oculto o pasaba desapercibido-. ¡Maldición! ¿Y ahora éste cómo va a saber volver a su pueblo? Si no sabe ni cómo llegó a éste - hice una pausa-. ¿No sabréis por casualidad algún lugar donde haya mapas, no? No sé, la Universidad - miré hacia el joven - o algún sitio donde vayas a comprar tus libros - me dirigí hacia el otro-. Cualquier sitio.

Miré hacia la calle. Sus tiendas y sus gentes. Nadie sabía exactamente dónde estaba Ciudad Esmeralda, ni sabían qué había más allá de las fronteras del pueblo... y me parecía increíble que no tuvieran un poco de curiosidad.

-Parece que el misterio se complica.

Suelta una leve risa:

-Bueno, siempre me han gustado los retos. Venga, vamos a hacer un repaso por algunos sitios que conozco en los que quizá sepan algo.

El tendero se nos queda mirando con ojos de extrañeza.

-¿Qué buscan?

Me giro hacia él con el rostro gacho.

-Un mapa, pero ya no lo tiene...

-¿Cómo que no? - Dice mientras lo saca de la parte de abajo del mostrador.

¡¡Perfecto!!-Digo mientras le arranco el mapa de las manos y lo observo, segundo a segundo a segundo mi cara se va ensombreciendo, hasta que dejo de mirar el mapa y mis manos se crispan arrugándolo-No está aquí-Digo con voz sombría-No sale nada-

¿Donde cojones estoy?¿Como puede ser?¿Que lugar es este?

Suspiré, sin esperanza. Yo que creía que podíamos saber de dónde provenía Bellis y poder acompañarlo hacia su pueblo... o al menos, eso me imaginé yo, ahora, resulta que seguimos como cuando le conocí.

Sin embargo, recordé algo que había dicho antes.

-¿Y si miramos en otras librerías que vosotros conozcáis... o en la Universidad? - pregunté mirando a los dos chicos-. Venga, vamos a ver si hay suerte- dije decidida, emprendiendo el camino, aunque no sabía ni dónde quedaba la Universidad ni dónde había más librerías.

No vale la pena, para mí ya no hay esperanza alguna lo único que me queda es la nada, y aquí no puedo vivir, solo sé combatir y por lo visto no es una profesión muy buscada.

-Necesito comer, llevo dos días sin comer que yo recuerde, el hambre me mata, si queréis podemos ir luego, pero es una causa perdida, al igual que yo.

Digo mientras me alejo de esa librería y comienzo a andar hacia la nada, con la cabeza gacha y los músculos tensos, ahora era un inútil, ahora nunca tendría la vida que yo quería.

-Espera, no desesperes- le dije a Bellis y le cogí del brazo para que se detuviera-. Mira, seguro que una buena comida te levanta el ánimo. Conozco un sitio donde sirven asados estupendos- comenté, sonriendo-. Venid vosotros también- les dije a los otros dos muchachos-, y así seguimos un rato charlando.

Aparté a Ireth un poco de los otros dos para que no nos escucharan-Puede que una comida me ayude, pero Ireth, porfavor, ¿Que es lo que intentas ocultarme?¿Que te puede dar tanto miedo como para no querer contárselo a una persona, que según su sociedad, ha caido en lo más bajo?-Le hablaba amablemente, pero me parecía injusto que no me lo contara, cuando yo, se lo había contado todo sobre mí-Yo delante de esta gente parezco una bestia sin sentimientos ¿Crees que te voy a juzgar?

-Bellis, a mi no me pasa nada- le dije-. De hecho, estoy estupendamente. Pero, aquí en este pueblo de mala muerte- miré a mi alrededor con odio- les encanta hablar, hablar sobre el resto de la gente y lo que hacen- dije, mirando hacia el suelo-. Bellis, yo no tengo una profesión de la que enorgullecerse, ¿sabes? Pero, necesitaba dinero y, bueno... era lo único que se me ocurrió en su momento- respiré hondo-. Bellis, soy prostituta y gracias a ello he podido subsistir estos dos años- se me deslizó una lágrima por la mejilla y la enjugué rápidamente con el dorso de la mano. Sorbí la nariz y miré hacia Bellis-. Eso es lo que no cuento sobre mí. La gente habla, hace bromas a mi costa, ya sabes, son molestos, pero he de aguantarme, por eso, cuando vi que había una oportunidad para marcharme de este pueblo, me gustó la idea de  acompañarte. Quizá, por eso, soy un poco pesada a la hora de buscar un mapa y... también un poco egoísta- respiré otra vez hondo y me enjugué otra lagrima.

-Te entiendo, debe ser muy duro, pero no te preocupes, encontremos o no el mapa yo me iré, sea a mi pueblo o a otro sitio-Digo mientras le pasaba un brazo por encima del hombro para consolarla-Sería estupendo que te vinieras, y por supuesto puedes traer a ese hurón que tienes-Digo sonriendo, Ireth lo tenía que haber pasado muy mal,  y por supesto no estaba dispuesto a dejarla tirada-No es egoísmo lo que has hecho, lo has hecho por ayudarme y te lo agradezco, no tienes de qué avergonzarte-Dicho esto le dí un disimulado beso en la mejilla, en ese momento ella me había enseñado que no importaba lo que uno fuera seguidamente le susurré-No importa a lo que te dediques, eres la mejor persona que he conocido, nadie me hubiera acogido como tú lo has hecho ni hubiera puesto tanto empeño en ayudarme, no tienes que avergonzarte de nada-

Le miré más animada.

-Eres muy gentil, Bellis- le dije, mirándolo con ternura-. Para mi es un verdadero...honor haberte conocido - sonreí usando su propia jerga-. Y sí, en cuanto tú quieras irte, yo iré contigo. Este pueblo no puede darme nada más que tristeza y soledad- miré a los otros dos muchachos que esperaban-. Y seguro que éstos dos también se vienen con nosotros- comenté.

Le volví a mirar y le devolví el beso.

-Tú también eres una buena persona, Bellis -le sonreí-. Aunque vayas con una espada al cinto, como un delincuente - bromeé, señalando la pesada espada.

Sonreí a Ireth y contesté-Puede que parezca un delincuente en esta ciudad, pero cuando salgamos de ella te aseguro de que te alegrarás que lleve esta espada-La mirada que Ireth me dirigía y la alegría con que había hecho el comentario me dejó absorto perdiendome en lo prfundo de sus ojos azules como si de un gran lago se tratase

-Me parece una buena idea...no se puede pensar con el estómago vacío, eso es lo primero que aprendemos todos en ésta vida.

Niego con la cabeza.

-Yo no tengo dinero para pagarme la comida, siento no poder ir.

-Está muy cerquita de aquí- dije sonriendo-. ¿Venís o no? -comencé a andar. La verdad es que yo también tenía bastante hambre-. Podéis pedir lo que queráis, Bellis invita- bromeé.

Ahora que los miraba a todos, éramos un grupo bastante variopinto y curioso. Me hizo gracia. A saber qué nos deparaba el futuro.

Yo quiero de todo lo que haya sobre todo carne-Digo convencido, tenía tanta hambre que podría comer lo equivalente a cinco personas y quedarme con hambre, dos días sin comer (O más) era demasiado para una persona con mi metabolismo

-Antes de nada, debemos pensar en la realidad...Thane no tiene dinero, ¿alguien más no tiene?

Cuando el arcanista revela mi problema económico soy incapaz de alzar la cabeza de pura vergüenza. ¿Cómo se le ocurre decirlo? ¿Es que acaso cre que no me sentiría avergonzado? ¿Acaso cree quede "lanzar un hechizo" y que todo se solventará?