Partida Rol por web

Erika estaba muy enojada y no tenía ningunas ganas de escuchar a Lolo, lo único que le apetecía era mandarle a paseo. Sin embargo, si él sabía como conseguir que se pusiese bien tenía que oírle. Ya le gritaré todo lo que quiera después.
-¿Ahora vas a hablarme de los pases? !Me parece que lo que tú me has hecho es mucho más grave!- trató de tranquilizarse un poco antes de seguir- Vale, te escucho, ¿qué es esto? y... ¿por qué a mí? ¿qué te hice?

- Los pases no me importan, como bien sabes tengo amigos allí puedo conseguir otros - dice con aires de superioridad - Bueno quiero explicarte... eres una vampiresa - dijo esperando algo como un estas loco - tu no eras mi víctima, pero el destino lo quiso así - dejó tiempo para que Erika lo asimilara - ¿tienes más interés en que nos veamos?

-¿Vampiresa? ¿Víctima? Mira, estás completamente loco, y además esto está empezando a darme mal rollo. Déjame, sólo necesito descansar.- le dijo mientras hacía intento de colgar el teléfono, aunque se lo pensó mejor y le dijo- ¿Y qué es lo que quieres de mí?

Sus ojos se abrieron de par en par, lo que veía le asustó mucho. Se acercó corriendo a él y no dudó en agarrarlo y mirar si estaba bien.

- ¡¿Qué te ha pasado Breck?! –dijo asustada- ¿Te han herido? Por Dios, ¿que te ha pasado?

Agarró sus manos y buscó el lugar por donde sangraba.

- Voy a llamar a una ambulancia –dijo entre sollozos- Breck...

Aquella no era ni por asomo la situación que se imaginaba. Jamás se le hubiera ocurrido que algo malo podría pasarles, y aunque estaba francamente decepcionada con él por lo que había visto no podía imaginarse algo así.

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- Lo importante no es lo que yo quiera de ti, si no lo que tu quieras de mi - dijo con seguridad - ahora voy a colgar el teléfono y si quieres que nos veamos esta noche en la discoteca te espero y aunque ahora pienses que estoy loco, solo tienes que pensar o buscar tus síntomas... estás desangrando y estás muy pálida, esta noche si no quieres estar sola te estaré esperando - después de decir esto último colgó el teléfono.

Breck se desmayó y cayó al suelo haciendo un ruido sordo, Bea se acercó rápidamente e intentó reanimarlo, pero sus intentos fueron en vano.

Buscó el bolso, el cual dejó en una de las sillas de la cocina, para encontrar su teléfono en su interior había un sin fin de objetos, desde tiritas a pintalabios, entre ellos no estaba el móvil.

Fue corriendo a la habitación en la mesita de noche estaba dejado de caer, lo agarró y marcó el teléfono de urgencias mientras corría de nuevo hacia el salón. Breck seguía tirado en el suelo, su pecho se movía de arriba a abajo, así que sabe que aún está vivo, aunque su respiración era muy débil.

Con un poco más de calma Bea intentó buscarle el pulso, pero los nervios volvieron a jugarle una mala pasada.

Al fin alguien te contesta

- Esto es el 112, ¿en que puedo ayudarle?

Estás en una ladera sentado, la brisa del viento te da en la cara y mueve tu pelo al mismo son. Un hombre, negro y de gran tamaño, se acerca a ti y se sienta a tu lado - Chico, en la vida o comes o te comen - tu recuerdas esa cara y esas palabras, pero en realidad quisieras oírlas más a menudo, era una cara amiga, el hombre pone tu cabeza bajo su brazo y frota tu pelo, cariñosamente - espero que la próxima vez te defiendas mejor...

El extraño te hizo frenar de nuevo porque no esperabas que volviera ha hablarte - Siento haberte asustado - dijo dibujando una sonrisa en su rostro - ¿no es un poco tarde para ir sola por las calles? ¿Es que no has visto las noticias? - en realidad tu tenías miedo pero también curiosidad y cuando vistes los ojos de aquel hombre notaste como penetraban en tu mente como si no pudieses evitarlo, pero tampoco lo deseabas.

- Ehm... ¿Qué noticias?

No pudo evitarse parar de nuevo. La voz ya no sonaba tan terrible como le pareció la primera vez. Y su mirada y su sonrisa.. Qué extraña sensación. No podía dejar de mirarle a los ojos.

Aún así, Lucca mantenía una cierta distancia.

- Ehm, perdona.. Yo, es que a estas horas, claro...

Lucca intentaba disculparse por su anterior reacción.

Y... ¿noticias?

Erika no se sentía con fuerza para pensar en aquel momento y decidir lo que debía hacer, tenía embotada la mente y veía borroso. Ni siquiera pudo recapacitar sobre las misteriosas palabras de Lolo, sino que, sin poder evitarlo, cayó en un profundo sopor tan solo unos segundos después de que el chico le colgase el teléfono.

Tiempo después se despertó sobresaltada, durante todo su período de descanso había estado soñando con aquella terrible enferdad, con sangre y más sangre, y lo peor no era eso, sino que aquel cálido líquido se le antojaba delicioso en sus pesadillas, como si no hubiese nada más deseable en todo el planeta. Erika se despertó sobresaltada y aterrada, aquellas vívidas imágenes estaban gravadas en su mente a fuego. Se llevó la mano al estómago porque sentía un hambre voraz, sin embargo lo único que le venía a la mente cuando pensaba en qué quería hacerse de cena era aquella sangre con la que había estado soñando y, para su desesperación, aquello solo conseguía que se le abriese más el apetito. En ese momento acudió a su mente una palabra que horas antes había pronunciado Lolo, una palabra por la cual ella había pensado que estaba loco, pero que por algún motivo ahora le parecía la explicación lógica a todos sus problemas: Vampiro.
Erika sacudió la cabeza tratando de apartar esa idea de su mente y se obligó a volver a la realidad. Cogió el móvil de su mesita de noche y notó que le temblaba el pulso. Miró la hora: las 12 de la noche. Después se levantó y se dirigió a la cocina en busca de algo que llenase el vacío que sentía en el estómago, pero toda aquella comida le producía rechazo, asco.
Tengo que quedar con Lolo para que me aclare esto, no puedo seguir así por más tiempo o me pondré aún peor. Si quedamos en la discoteca no creo que me pueda hacer nada, estaríamos rodeados de gente.
Erika, por primera vez en su vida, no tardó más de media hora en arreglarse. Al salir del cuarto de baño se miró en el espejo por última vez, por más maquillaje que se había echado no había conseguido ocultar su repentina palidez, era como si no hubiese comido durante siglos y le faltasen vitaminas. Voy a arreglar esto ya- se dijo con decisión, tras lo cual se encaminó hacia la discoteca aún no muy convencida de la decisión que había tomado.

No llames a la ambulancia-casi le grito, pero luego un poco decepcionado con él mismo por la forma de hablarle a su novia rectificó-Por favor, Bea...-dijo en un tono más suave- Confía en mí. Sólo necesito darme una ducha y descansar un rato...

Se sentía fatal en esa situación. No tendría que haber vuelto a casa después de lo ocurrido, y mucho menos en esas circunstancias. En su mente deambulaba un gran cargo de conciencia... No sabía que hacer. Tenía que ser sincero con Bea pero lo que se encontraba en su interior era muy superior a cualquier entendimiento...

Apretó sus manos con la poca fuerza que quedaba en él y le habló cabizbajo. No sabía por qué, pero en ese momento no quería que lo viera triste. Bastante mal me ha visto ya como para que encima me vea triste-pensaba. El pelo le caía sobre los ojos y apenas dejaba a la vista su rostro.

Sé que te debo una explicación...-le dijo en un tono de voz pasivo- Pero entiende que más que por mí, lo que he hecho esta noche ha sido por ti. No quería que te pasara nada.-produjo en ese momento un silencio corto pero que pareció eterno...

- Lo siento chico pero no te entiendo, no estás tan mal como para tener que ir a un hospital, solo necesitas unas tiritas - rió a carcajadas con una voz muy potente - ¿quién es Bea? ¿Se trata de alguna chica que te gusta? Eso solo nos hce débiles.

- ¡¿Breck?! ¡¿Breck?! –gritó cuando se desmayó- ¡¿Qué te pasa?!

Lo zarandeó varias veces he hizo aquello que siempre había visto en la tele, porque poco sabía de primeros auxilios. Si no fuera porque su pecho aún se movía al respirar creería que había muerto puesto que, con los nervios, no logró encontrarle el pulso.

- No sé qué le ha pasado a mi novio, está ensangrentado y se acaba de desmayar. ¡No tarden por favor! ¡Se va a morir! ¡Por favor! ¡No tarden!

Enseguida dio la dirección cuando la operadora se la pidió. Estaba muy asustada y no dejaba de llorar. Con el móvil cerca busco la causa de tanta sangre.

- ¿Qué te ha pasado Breck? No tenías que haber salido, sabía que pasaba algo –lloró más desconsolada aún.

Su bata, la que él le había regalado, estaba ensangrentada junto con sus manos y su rostro, que había pegado al de él para besarlo mientras le decía “no te mueras”...

- No te mueras Breck...

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Eii-dice el joven mientras da un salto sobresaltado. Su cuerpo se encontraba en aquel nuevo espacio, pero su mente seguía en el apartamento con Bea... ¿Qué ha pasado?-se preguntaba...

Miraba a un lado y a otro. Se había levantado sin dolor alguno... Se miraba los brazos, se tocó la boca pensando en el golpe que le dio Viro tiempo atrás, pero no le dolía. Se llevó la mano al costado esperando sentir alguna punzada de dolor y tampoco sintió nada más que un leve roce...

Luego miró a la persona que se encontraba cerca de él y le habló-¿Quién eres? ¿Qué hago aquí?

Estaba desesperado, y su mente quedó bloqueada... En su mente seguía la imagen de Bea mientras se acercaba... Seguían en su memoria el rostro de preocupación que percibió en la mirada de la chica, el tono de la voz con que le habló... Pero ahora se encontraba en otro lugar, muy distinto...

¿Qué ha pasado?

Kira se extrañó de la respuesta de la desconocida pero al venir de un colegio de monjas su conciencia no la dejaría actuar de otra forma, así que la ayudó a levantarse y echó el brazo de la chica herida por encima de su cuello, llevándola a duras penas por la oscuridad de la calle para que nadie de "The Darkness" las viesen.

El camino a casa fue muy largo, la chica casi no se sostenía en pie y de vez en cuando a Kira le fallaban las piernas así que de vez en cuando tenían que hacer una parada, pero la desesperación por llegar cuanto antes a casa de Marisa se hacía notar.

En el ascensor mientras buscabas las llaves en el bolsillo dejaste de caer a la extraña en la barandilla y cayó al suelo. La levantaste y la agarraste bien.

Llegasteis al piso y abriendo la puerta una de las puerta de un vecino se entreabrió un poco y alguien observó la situación a eso no estabas acostumbrada porque las monjas no son curiosas, pero a tu vecindad había que acostumbrarse.

La dejaste caer en un sillón para ir a buscar mantas, en la cocina, en el cuarto de David, pero en el que encontraste lo que buscabas fue en el cuarto de Marisa. Cogiste las mantas y la almohada del armario, en cinco minutos montaste una cama improvisada.

Depositaste a la chica en el sofá "cama" y fuiste por vendas y por demás cosas para hacer una cura. Cada vez que le untabas algo emitía un pequeño quejido y después le vendaste el cuello, que era lo único que parecía que tenía herido.

Te sentaste en el sillón y miraste como estaba, no podías irte a la cama y dejar a la pobre allí sola, te quedaste allí toda la noche pero no podías soportar más el sueño después de el viaje tan largo lo único que te apetecía era descansar y en vez de ello te os fuisteis de marcha... el sueño pudo contigo.

Al despertar y sin hacer mucho ruido te acercas a ella pero no está, solo hay una nota que dice: "Te he visto ahí dormida y no he querido despertarte, me encuentro genial. No suelo decir gracias así que... eso."

Estabas bastante mal y un poco mareada así que el camino apenas notaste por donde ibas o por quien encontrabas, nada, solo el dolor de tu cuello es lo que sentías, de vez en cuando notabas como te depositaba en el frío suelo, la chica te estaba agarrando mientras tenía tu brazo por encima de su espalda.

En el ascensor caíste al suelo, pronto te levantó, una puerta se abre y después te sienta en un sillón. Te quedaste dormida un poco y después te hechó en una cama improvisada en lo que antes era un sofá, la chica te cura las heridas del cuello y el escozor hace que gruñas.

Cuando los primeros rayos de luz entran por la persiana te despiertas y la ves como está dormida en el sillón, no se ha movido de tu lado en toda la noche, si no fuese porque no puedes sentir nada por nadie, este gesto te hubiese parecido muy emotivo.

Con mucho cuidado la arropas y le escribes una nota "Te he visto ahí dormida y no he querido despertarte, me encuentro genial. No suelo decir gracias así que... eso" y sales del piso.

Parece que el golpe de ese matón de mala muerte te ha dado más fuerte de lo que yo preveía - dijo divertido - Chico este es tu hogar... Santa Susana - dijo señalando el pueblo que se ve al fondo como si de un cuadro se tratase - creo, chico, que deberías de centrarte, jejeje.

El joven sonríe ante la cara de Lucca - vale, parece que no has visto las noticias, jeje es que últimamente están ocurriendo cosas... inexplicables - dice con cara muy seria - ¿puedo preguntar su nombre?

Vas a la discoteca no muy decidida, buscando entre la gente a Lolo al que viste justo antes de llegar a las escaleras de la Zona VIP. Te acercas a él y le agarras del brazo para llamar su atención. Él se acerca para darte un beso en la mejilla.