Partida Rol por web

Llegáis a las cercanías del manicomio. Cuando creéis que deja de ser apropiado, apagáis las luces y dejáis el vehículo a cierta distancia. Es tarde, medianoche. Llueve sobre vosotros con insistencia y el terreno está embarrado, aunque con huellas de camión frescas que llegan hasta la puerta principal. Ya no se halla en el lugar. El ominoso manicomio se alza sobre vosotros como un mal presagio. Las puertas están cerradas. Hay luz en el ala este, en la zona de la habitación de empleados. El resto está oscuro. El manicomio está rodeado por un muro de piedra de tres metros de altura y sesenta centímetros de espesor.

—Propongo primero rodear el muro del manicomio. Es probable que en algún punto haya un árbol muy cercano que nos ayude a saltarlo, o piedras de la propia montaña que nos permitan salvar menor altura... siempre hay un punto débil. Aunque claro, la puerta también puede tener puntos débiles.

Me acerco por un lateral del muro a la puerta y sin asomarme mucho reviso bien los mecanismos de la puerta, la posibilidad de saltarla, de desencajarla, la cerradura, etc. pero sobretodo me fijo bien en las ventanas que tienen visión directa de la puerta.

-¿No se suponía que veníamos a observar? Quizás entrar no sea buena idea... No tan pronto, al menos-digo, mientras maldigo mentalmente el clima. ¿Es que en éste lugar no deja de llover nunca? 

- Sí, vamos a observar primero. – dije a Collins. – Danoff, ¿cómo ve la puerta? – pregunté en susurros sin acercarme. – Luego deberíamos rodear el recinto para ver si hay algún punto débil en el muro como bien ha sugerido nuestro colega. -

No dejé de vigilar el perímetro. De la mochila saqué unos prismáticos y enfoqué primero hacia el ala este, hacia la luz de la habitación de invitados. Quizá pudiera ver a alguien en alguna ventana o algo similar.

El portón de entrada, puede observar Olmer, está formado por dos enormes planchas de hierro. Tiene una cerradura consistente, pero que algún experto en cerrajería podría manipular o alguien menos refinado podría forzar con una palanqueta y mucha, mucha fuerza.

Hay muchas ventanas que tienen visión directa desde la puerta, de hecho estamos hablando de planta baja, primer y segundo piso. Si hay alguien observando desde la ventana que tiene luz os podría ver forzándola perfectamente.

Ahora bien, la oscuridad y la lluvia son vuestros aliados.

—Probablemente podría abrir la cerradura, pero primero mejor husmeemos por fuera.

Pienso que como las únicas luces existentes están en el interior del edificio tiene que llegar muy poca luz a la puerta y al muro para que puedan vernos, además de que ellos estarían deslumbrados respecto a la oscuridad externa, pero la puerta tiene que ser de las últimas opciones ya que es demasiado evidente.

Os dais un paseo alrededor del muro. Sólo hay un acceso al recinto y se trata de la puerta metálica. Del muro al edificio hay un trecho, el suficiente como para que sus constructores originarios no se sintieran como en una cárcel dentro de casa. Dentro del muro, al este, hay un segundo edificio al que no disteis demasiada importancia en vuestra primera visita, posiblemente se trata de un garaje. Tiene una separación de unos cinco metros respecto al muro.

No hay árboles por los que podáis saltar el muro, pero no será difícil encontrar alguna roca para ayudaros a subir, o sencillamente el impulso de un colega que ceda sus hombros o sus manos entrelazadas desde abajo. Recordemos que el muro sólo mide tres metros de altura, coronado, eso sí por una generosa cantidad de cristales cortantes y fijos distribuidos por la zona superior.

En la zona oeste desde vuestra posición hay un árbol bastante grande dentro del recinto. Quizá desde arriba del muro sería posible agarrarse a sus ramas y descender. Del mismo modo en la zona norte, la opuesta a donde estáis, hay otro árbol dentro del muro, pero más pequeño.

Acompaño en silencio las averiguaciones del grupo, no soy muy ducho en estos temas de asaltos nocturnos, no obstante considerando mi altura y que no se me da mal del todo trepar decido ofrecerme voluntario.

- Señores, no se me da mal trepar y con mi altura no me será difícil trepar al muro y con mis brazos llegar hasta el árbol grande y descolgarme desde allí. Quizá poniendo un abrigo fuerte  o una mochila sobre los cristales pueda tender un paso para que cruzáramos.

- Tengo una cuerda que puede usar para ayudarnos a trepar luego al resto, una vez esté en lo alto del muro. – comento. – No debería ser difícil subir con la ayuda de la cuerda, pero sí, habrá que usar algo para que pueda apoyarse arriba sin cortarse. –

Reviso de nuevo los alrededores con mis prismáticos… hago una pasada rápida sin entretenerme demasiado en ningún punto concreto pero atento a cualquier movimiento en mi campo de visión. – Deberíamos encontrar algún punto para poder salir rápidamente… de lo contrario creo que es mejor que yo no les acompañe… - me froto la herida de la pierna. El frío hace que me moleste un poco. – La herida de mi pierna me impide correr o avanzar muy deprisa… por lo que si hubiera que huir no me veo en condiciones de trepar rápido… - es una putada pero la vida es así… En otras circunstancias no me hubiera importado entrar a mí sólo… pero con un grupo tan grande y sin conocer las habilidades de sigilo de cada uno… no puedo arriesgarme a que uno dé la alarma y cuando vengan a por nosotros sólo me pillen a mí por ser el más lento…

No hay ningún movimiento en tu campo de visión. Todo está despejado. Aunque sí se puede oír veladamente un grito femenino. Probablemente venga del interior del manicomio, pero el ruido de la lluvia lo sofoca mucho.

—Yo también llevo una cuerda en la mochila, pero los cristales... dejaríamos marcas visibles durante el día y creo que mientras podamos continuar la investigación sin destaparnos es mejor así.

—Viendo el panorama, yo optaría por entrar por la puerta y si todo va bien tras investigar unas horitas, salir por la puerta. Por supuesto, dentro del recinto tenemos que tener otro plan de salida, a través del árbol por ejemplo.

—¿Han escuchado u olido algún perro durante la vuelta al muro o en nuestra visita?

—Sr. Kellemport, ésta es una mera visita, por lo que no debemos arriesgarnos, creo que sería una buena idea que Ud. cuide el recinto desde fuera y en caso de que nos surjan problemas serios para poder salir, quiza pueda Ud. generar jarana entre los pacientes con unas piedras en las ventanas para distraer al personal.

No me gustaría entrar y que apareciera algún chucho ladrando, por lo que me vuelvo a acercar a la puerta e intento escuchar ruido de animales.

- No veo a nadie. - digo bajando los prismáticos... - Pero no sé si ustedes lo han escuchado también o no... me parece haber oído un grito femenino. Nada de perros por ahora... -

Reviso una vez más el perímetro. Sí, soy algo paranoico pero esta actitud me ha salvado la vida en numerosas ocasiones. - Vigilaré desde aquí, y les echaré una mano si hace falta. - añado accediendo a la petición de Danoff.

Efectivamente, parece que se escucha lejanamente, desde dentro del manicomio, el grito de una mujer. La lluvia lo tapa mucho, pero algo te dice que no lo está pasando bien. ¿Una loca en pleno ataque?

No parece que haya movimiento de perros. De momento.

—Si, yo también he escuchado el grito de la mujer. Creo que voy a intentar abrir la puerta con mucho cuidado.

Agachado y con especial sigilo y cuidado me acerco a la puerta e intento abrirla con las ganzúas.

Levanto el pulgar para darle la enhorabuena a Danoff cuando parece haber conseguido abrir la puerta. Me pego a la pared junto a la puerta para que no se me vea y hago un gesto al resto de mis compañeros para que vayan pasando.

- Les esperaré aquí... guardaré la puerta y si veo algo raro intentaré avisarles. Dénse prisa. - susurro a todos mientras espero a que pasen para colocar de nuevo la puerta como si estuviera cerrada. No quiero que nadie mire por una ventana y vea la puerta abierta de par en par.

Con el cuidado que sólo caracteriza a un profesional, Olmer abre la puerta. Os introducís en el recinto, dejando a Kellemport vigilando. Tenéis ante vosotros el camino que lleva hasta el edificio y a ambos lados setos excelentemente recortados. Parece que hay juerga dentro del manicomio, se oyen gritos y voces. Una de esas voces no parece demasiado feliz.

A mano izquierda, cerca de la puerta de entrada al manicomio, hay un caminito que lleva al rastro que encontrasteis de carbón, ahora inexistente por la lluvia. A la derecha un camino que lleva hacia el edificio que parece un garaje.

—Ponga una piedra para evitar que la puerta pueda cerrarse completamente, aunque manténgala aparentemente cerrada. Gracias Jhon!

Me agacho, procurando no empaparme, detrás del primer gran seto para aclarar un poco el plan.

—Mi plan es primero asegurarnos que tenemos otras posibles salidas además de la puerta, aunque esa debe ser nuestra principal vía de escape si no nos descubren. Una vez asegurados de tener otras posibles salidas creo que debemos investigar el rastro de carbón y el garaje, vamos, los edificios que no sean el principal y sólo entrar en ellos asegurándonos que no suponen peligro. El edificio principal... ya habrá tiempo.
Debemos actuar con el mayor sigilo que podamos, sin prisas para no precipitarnos e intentando siempre permanecer lo más ocultos posible.
—¿Vamos de seto en seto hacia el árbol para comprobar que tenemos otra posible salida?

Como he indicado a mis compañeros, la prioridad es no descubrirnos, por lo que pongo mis 5 sentidos en la tarea de no descubrirme.

-Desde luego, no parece haber nada bueno ahí dentro...Ése jaleo. ¿Quién sabe qué cosas estarán haciendo?

El señor Danoff explicó su plan, y asentí ante aquello. Era relativamente poco arriesgado, así que no debería haber muchos problemas con ello.