Partida Rol por web

Joder, tengo que darme prisa en salir de aquí. En mi estado dudo que pueda defenderme mucho incluso con un cuchillo. Además creo que pronto pasarán los efectos del calmante, necesito más medicación, salir de aquí y contactar con la policía.

Agarro con toda la firmeza que puedo ambas herramientas y trato de abrir de nuevo la puerta. Mantengo el cuchillo junto a mi pie en todo momento, preparado por si tuviera que empuñarlo si llegara a aparecer alguien.

Sin embargo por mucho que lo intento, el sudor perla mi frente y ciega mis ojos... esta cerradura se me resiste y es posible que acabe aquí mis días.

No soy un tipo creyente pero me sorprendo rezando mentalmente por que mis amigos puedan escapar. En ocasiones como ésta no estaría mal contar con el apoyo moral de alguien como el padre Hoyt.

Linda, si no vuelves a saber de mí, ojalá sepas que te amo.

De alguna manera, tu rezo desesperado te reconforta. No sabes cómo, ni siquiera es algo que hagas a menudo, pero te da esperanza. Recuerdas a Linda, merece la pena vivir por ella, no vas a acabar con tus huesos en este manicomio de mierda. Peter Hoyt no lo consiguió, pero tú vas a abrir esa puerta. Eres el gran John Kellemport, el mejor investigador de Nueva York, nada va a detenerte.

Sigo corriendo y corriendo, a pesar de no estar seguro de si el monstruo me seguía o si se había quedado quieto. Pero darse la vuelta podía suponer un error peligroso, y no era el momento de cometer más errores. Ahora debía escapar y pensar en un nuevo plan.

"Y rezar porque el resto logren escapar también..."

Así que me empiezo a dirigir hacia el pueblo, sin importarme la distancia que pudiera haber. Lo primero era salir con vida. 

Vuelvo a intentar esconderme visto que el monstruo no es tan fiero como parecía que incluso se cae ante mi vista. Puedo intentar sorprenderle por la retaguardia si lo lograra.

Pongo de nuevo todo mi empeño en esas cutres herramientas y en el ojo de la cerradura. La imagen de Linda no se va de mi mente, tengo que reunirme con ella una vez más.

Perlas de sudor comienzan a gotear por mi frente haciendo que me piquen los ojos... intento todo lo que se me ocurre, pongo toda mi experiencia y al final incluso la fuerza bruta, pero acabo dejándome caer al suelo ante lo inevitable.

Es imposible, esa condenada puerta nunca se abrirá. Tengo que pensar en otra forma de salir de ahí.

Decido apoyar mi espalda junto a la puerta, descansar y recuperar fuerzas. Y esperar...

Esperaré a que Bristol se acerque, prepararé mi cuchillo y golpearé en cuanto abra... Si acabo con él de un golpe quizá tenga alguna oportunidad.

Freygan está furioso, la situación se le va de las manos. Tras la caída y los disparos, mira a Marlowe y lanza uno de sus brazos elásticos contra él. Le da un pellizco en un lugar escogido entre el cuello y el hombro y el médico queda inconsciente. Un problema menos del que preocuparse. Mira a todas partes y ve la puerta abierta del manicomio, mientras el sonido de las pisadas de Olmer y Collins se pierden con el sonido de la lluvia, no así sus huellas. Está tan furioso de que se hayan escapado sus presas que no ve a Palance ni a Steiffen. Avanza a la carrera hacia el bosque. Tras atravesar la puerta principal la cierra.

Curioso —te dices— podría haber aplastado a Marlowe en el acto, sin embargo lo ha dejado inconsciente. ¿Por qué razón?

Al cabo de un rato de espera, escuchas cómo se abre la puerta del fondo del pasillo. Oyes cómo unos zapatos de tacón se acercan en dirección a tu puerta. Debe ser Charity Ballow. Por el sonido parece que va sola. Pese a que estás más descansado, el dolor atenuado por el calmante empieza a intensificarse. No tardará en llegar a la altura de tu celda.

Bueno, es mi momento, ahora o nunca. Siendo sólo una mujer debería poder reducirla fácilmente...

Me alejo hasta el fondo de la celda, me agacho y gritó como si el dolor recorriera mi cuerpo y los calmantes hubierna desaparecido:

- ¡Aaaarrrrggggggg! Ayuda.... ¡esto duele como el infierno! - 

Una vez dicho eso me muevo rapidamente y me coloco junto a la puerta, esperando a que Charity abra, en un ángulo en que no pueda verme. En cuanto entre la inmovilizaré y amenazaré con el cuchillo. Si es necesario la degollaré ahí mismo, no me da pena ni siento lástima por esa mujer... si es que se puede llamar mujer. No creo que ninguno de los que trabajan en ese psiquiátrico sea ni remotamente humano. Son unos psicópatas sin corazón capaces de las mayores atrocidades.

Voy corriendo hacia Marlowe para ver si puedo reanimarlo, sin dejar de mirar hacia atrás por si salieran los tarados del sanatorio. Lo único que tengo claro es que el monstruo se adentra en la oscuridad y que no tiene pinta de volver en un rato.

Intentaré despertar a Marlowe y ponerle a salvo, si no es posible le escondo entre los matorrales y me adentro a por Kelemport, de quien no me he olvidado. Es un recién conocido pero no quiero dejarle en manos de estos tarados.

Sigo corriendo, aún estando herido, pues sé que es la única manera de sobrevivir. Estoy razonablemente seguro de que ése ser nos sigue. Por un lado es un alivio, ya que el resto pueden haberse salvado gracias a éso. Pero por otro... Si ésa cosa nos pillaba, podíamos darnos por muertos.

-Maldita sea... ¿Por qué no te tiras por un puente o algo?

Palance acude hasta Marlowe. Ahora mismo parece un cadáver tirado en el suelo, pero respira. Con el frío que hace no conviene que esté demasiado tiempo tendido sobre el agua o podrá coger una pulmonía. Su maletín está cerca.

A priori con unas bofetadas no despierta. Steiffen no da señales de vida, Dios sabe dónde se habrá metido.

—Merecío te lo tienes, desgraciao, por todo lo que has hecho —dice mientras te observa por la mirilla—. Ojalá te mueras y sufras mucho. Pobre Standish, pobre.

La mujer parece tener un corazón de piedra. A través de la mirilla puedes ver unos ojos duros que te miran de forma impasible y que te causan cierta repugnancia. Si no fuera porque empeoraría tus posibilidades de escapar, no te importaría apuñalárselos ahora que tienes la oportunidad.

- Lo sé, lo sé... aaaaggg... - digo mientras improviso mi actuación. - Standish no tenía culpa de nada y sólo soy un ignorante... aaaahhh... - me llevo las manos a la tripa.

- Pero creo que no os sirvo de nada muerto, y vivo sí... al menos Freygan querrá hacerme pagar por lo que he hecho. ¿Prefieres que muera ahora o hacerme sufrir por más tiempo? - me esfuerzo en poner ojos tristes y llorosos, no es algo que se me dé especialmente bien pero no pierdo nada por intentarlo.

Sigo corriendo y corriendo. Aquella cosa no se daba por vencida. No puedo evitar estar asustado y de muy mal humor a partes iguales. El motivo del miedo era evidente, un ser imposible le estaba persiguiendo por un camino con intención de acabar con su vida. El enfado... En fin, todo ésto había ocurrido por culpa de no escuchar nunca sus opiniones ni sus advertencias. Como en Groenlandia. 

"¿Tan difícil es hacerme caso?"