Partida Rol por web

Darla tendió la mano y cogió la botella de agua con un movimiento rápido. Se quedó mirándola. Decidió destapar el botón y dejarlo en la punta del pentagrama. Si el agua tenía que salir de la botella y alzarse o algo parecido, seguro que lo hacía mejor y más rápido si no estaba la botella tapada.

¡Preparada!

- Daos prisa- yo no tenía ningún componente conmigo, asi que a menos que me dijeran otra cosa que puse al lado de la cazadora, mirando al Maestro, por si podía salir de allí, no parecía el caso, miraba de vez en cuando la puerta, temiendo que más vampiros entraran y arruinaran el ritual, ¿cuando tiempo llevaria en realizarse el ritual? ¿Aguantaría la puerta? Esperaba que sí

 Cogí el abanico y me preparé para el ritual...

Yo se supone que soy la humanidad, y no sé si en cada punta debe haber un elemento o puede tener dos así que toma- dijo ofreciéndole a Anya el mechero. Y sacó su móvil y se lo puso en la mano, no creía que pudiera haber otro objeto que representara mejor a la humanidad.- Ya sólo queda que Andrew saque la tierra y que digáis las palabras ¿o las tenemos que decir todos?- preguntó, incapaz de acordarse de esa parte.

Vaya humanidad... Pienso mirando a Cordelia, después cojo el mechero que me lanza y me pongo en una de las puntas, esperando que alguien dijera las palabras, preparada para que empezara el ritual

                Melissa preparó su ballesta enfocando a la próxima batalla que debía librar con el Maestro. Los demás empezaron con el ritual. Gabriel le dio el agua a Darla, Cordy le entregó el mechero a Anya, el abanico lo tenía el brujo y la tierra el Vigilante. Además la sangre del vampiro, que tenían también, iba a completar los elementos. Aire, Agua, Luz, Fuego y Humanidad, completando todo con la sangre del enemigo al que se intenta doblegar.

                Era hora. Andrew tomó las riendas porque era su momento, él debía dirigir la orquesta del equipo. Comenzó a pronunciar las palabras para que Gabriel y Melissa las dijeran en exacta pronunciación. Esto lo hizo antes de pisar el pentagrama de sal.

                -Regg Nit Enemis duo… -junto con otros sonidos que ambos brujos escucharon con suma atención. –Mientras decís esto, nosotros iremos arrojando cada elemento dentro del portal, sin meter la mano de ser posible. Cuando sea el tiempo de la humanidad… -aquella parte era difícil de pronunciar pero el Vigilante sabía ya qué había que hacer, -Cordy, debes saltar dentro. No temas… Mel ingresará contigo arrojando por último la sangre de Ángel y entonces ella seguirá con su lucha. Nosotros protegeremos las puertas.

                Al tiempo que decía esa parte las mismas vieron como la hoja de un hacha comenzaba a atravesarlas.

                -¡Vamos! Empezad.

Darla cerró los ojos y escuchó las palabras del vigilante. Notó como su mente las aceptaba como si fuesen viejas amigas. Ya estaban grabadas allí, ya formaban parte de su vocabulario. No se iba a equivocar.

Y, como siempre que invocaba magia, los ojos de Darla mutaban. Blancos como la espuma, Darla cogió la botella.

Regg Nit Enemis duo… repetía y, cuando llegó su turno, lanzó el agua de la botella.

 Me concentré y comencé a realizar el ritual:

 - Regg Nit Enemis duo… - Y comencé a agitar el abanico, con el fin de producir aire.

- Regg Nit Enemis duo…- repetía las palabras que había dicho el vigilante desde mi posición, el ritual estaba en marcha, el combate final era inminente, pronto acabaríamos con el Maestro. Aunque quería entrar y luchar contra el Maestro, sabía que ese no era mi acometido, era el de la cazadora, el mio era estar justo donde estaba, ayudando a llevar a cabo el ritual. Encendí el mechero, mirando la llama mientras repetia sin parar las palabras

¿Perdona? No hablas en serio.-dijo histérica. Luego sacó las estacas que la quedaban, ya que por lo visto iba a tener que ser ella la que al final se encargara de todo eso. ¿No se suponía que la cazadora era la que debía encargarse del vampiro jefe? ¿Por qué siempre tenían que acabar metiéndola a ella por medio? Malditos frikis.

Hagámoslo de una vez- dijo suspirando, al menos Darla la protegería, porque del resto no podía estar segura, más por incompetencia que por maldad.

            El ritual se hizo con una gran destreza. Los elementos fueron arrojados al portal mientras ambos brujos recitaban el encantamiento. El Maestro vio pasar el montón de tierra que relumbró en el aire, luego el fuego… que resplandeció. El agua se volvió como sólida cuando el aire del abanico la tocó. Entonces… como último eslabón de esta cadena de magia, Cordy ingresó y todos los elementos la poseyeron. Su cabello se volvió de varios colores mientras flotaba sobre el Maestro como si fuese echa de aire. La chica abrió la boca, dispuesta a decir algo, quejándose o comentando lo suprema que se sentía, pero… en vez de ello, un chorro de luminiscencia salió estrepitosamente y golpeó al Maestro en el pecho.

            Cordy cayó al suelo pero despacio y pudo salir de ese “charco de agua” con rapidez. Era el momento, por un tiempo el gran malvado estaría a mitad de su poder. Mel, sabiendo que era su momento, ingresó en el portal. Debía pelear con el Maestro ahora, y vencerlo. Podía hacerlo.

            En ese instante dos cosas pasaron: la puerta principal se abrió y dos vampiros ingresaron en el recinto, y Ángel también lo hizo, pero desde dónde los chicos habían entrando.

            -Yo os ayudaré a combatir a los que entren. ¡Cazadora, acaba con este miserable ahora que está débil. Chicos, ayudadme en el combate!

            Ángel hablaba en serio. Mel debía ahora ocuparse únicamente del Maestro, mientras los demás tenían que luchar contra los dos seres que habían ingresado… uno de los cuales era la maldita de la vampiresa rubia, Darla. Por supuesto que no había cumplido su promesa.

 Una bola de energía apareció en mi mano, mientras miraba a los dos vampiros de la misma forma que un gato miraba a dos canarios:

 - ¡No sé de vosotros, chicos, pero el cuerpo me pide a gritos que me cargue a alguien...!. - Les dije a mis compis, antes de lanzar la bola de energía sobre el vampiro más cercano.

Darla se acercó corriendo hacia Cordy, ya que era la que había salido peor parada en ese momento. Pero, cuando los vampiros entraron y llegó esa rubia de bote...

¡Mira Cordy! ¡La guarra que se cree que va a la última! no llegó hasta su amiga, salió corriendo hacia ella, pero se quedó a una distancia prudencial.

Es una vampiro, y además tiene mal gusto... ¡No puede seguir existiendo! pensó convencida de que tenía todas las de ganar.

Extendió las manos y empezó a murmurar. Los ojos mutaron y un viento pareció desatarse desde ella hacia la otra Darla

Cordelia no perdió la consciencia en ningún momento, se sintió poseída por la magia, llena de energía que necesitaba salir y que lanzó contra el maestro, luego, no supo muy bien cómo, apareció junto al charco. Seguía un poco mareada cuando oyó a Darla.

- No me lo puedo creer... ¡tu peluquero sí que es un monstruo!- dijo, compadeciéndose en el fondo de que teniendo la eternidad por delante la vampira hubiera elegido ese look.

Dicho esto, sujetando sus estacas se lanzó al ataque para librar del mundo esa horrible calamidad que era el mal gusto.

Mel estaba preparada y cuando el hechizo alcanzó su punto cúlmine, la chica saltó al interior de la pileta, para enfrentarse a su némesis de una buena vez.

Había estado aguardando aquel momento, el dedo tenso sobre el gatillo de la ballesta y el siguiente virote en el bolsillo, aguardando para desenfundarlo apenas el primero abandonara el arma.

-ZZZZZIP*- el primer disparo salió velozmente. Mel creyó que no impactaría pues su pulso había temblado un poco en el momento de disparar, pero el virote encontró carne donde clavarse. Sin prestar mucha atención de si había hecho daño o no, cargó nuevamente la ballesta y disparó, y luego la arrojó a un lado. Había tenido demasiada suerte al haber podido utilizarla, pero ahora tocaba combatir cara a cara, sin más armas que el propio cuerpo y una estaca en cada mano.

-A ver qué tan malo puedes ser... maestro

     Gabriel realizó una bola de energía que, saliendo de sus palmas, impactó en el pecho de la vampiresa. Fue doloroso, porque su cara se llenó de ira. Sin dar tiempo a una reacción de su parte, Darla (la bruja) invocaba ese ataque psicótico que había aprendido. Otra vez la magia se apoderó de ella en demasía. Así que con ojos negros totalmente, moviendo sus brazos en el aire, provocó una onda expansiva de cortes simultáneos que dejaron a la vampiresa muy malherida y totalmente en estado de sorpresa. Fue por eso, sólo por eso, que la hermosa Cordelia pudo atacar con presteza clavando la estaca en la mujer y dándole la muerte final. En un montón de polvo se evaporó delante de ellos... Mientras mel empezaba su batalla con el maestro, toda su energía puesta en él.

Andrew sonrió al comprobar que a pesar de que en ningún momento había logrado formarse como un líder claro, la mayoría de los que teóricamente eran sus discípulos, se habían afianzado como grupo. Luchaban combinando sus habilidades y sus poderes, acabando así con los enemigos que tenían delante de ellos.

Aquello no podía hacer sentir más orgulloso al vigilante. Luego miró a Anya, la guiñó un ojo y señaló al otro vampiro que quedaba en pie. Finalmente miró a Angel, aquel desconocido del que tanto había hablado Melissa y que parecía un buen aliado a tener en cuenta.

¡Adelante, Anya! ¡Es nuestro turno! Y dando un gran salto para acercarse al otro vampiro, Andrew lanzó el frasco de agua bendita sobre él, con la esperanza de que si no lo mataba, al menos lo hiriera lo suficiente para que sus compañeros pusieran fin a todo aquello.

Por último miró a Melissa, ¡ánimo, estamos contigo! ¡sabemos que lo conseguirás!