Partida Rol por web

-¡Jason! ¡Jason! - Lex grita asustada aferrándose al borde del agujero cuando su amigo empieza a caer y escuchan como se golpea- ¡Jason! ¿¡Estas bien!? ¡Jason!

No se ve nada y la angustia aumenta sin contestación de Jason, hasta que por fin respira tranquila cuando les dice que está bien y que hay nuevas opciones. La voz del espíritu les insta a seguir y se lanza a descender la siguiente.

-bien...¡Jason voy a bajar! - anuncia y se sienta al borde del agujero aferrándose a la cuerda y comenzando su descenso - nos vemos abajo - les dice a Joe y Oli antes de centrarse en donde pone los pies

- Sa matao - empezó bajando bien, lo veíamos descender poco a poco pero, llegó un momento que desapareció de nuestra vista. Fue todo muy dramático, en plan: "ahora lo vemos, ahora ya no lo vemos" Además que oímos ruidos de golpes, chocar las piedras, vamos que, tenía toda la pinta que se había resbalado y precipitado al vacío.

Una sensación amarga me envolvió, habíamos sido demasiado ingenuos, no podía ser tan fácil.

Un silencio muy incómodo se hizo presente, pero Jason habló y todo volvió a estar bien - buffff, menos mal, ya creíamos que te habías matado, como no hablabas... - no sólo había bajado sino que dice que hay que bajar - Pero encontraste algo ¿hay salida? - se suponía que sí, que habría más agujeros - ya vamos - Jason metía prisa, igual era que como la cueva tenía su vida, era capaz de abrir pasadizos como cerrarlos. Apuré a los demás - venga Lex, Joe, ahora vosotros... rapidito. Yo os aguanto la cuerda - al final iba a ser yo quien cerrase la escalada, a ver cómo me las ingeniaba porque quería marchar con la cuerda sin descolgarme yo con ella. Aunque bueno, a mal de males, si me precipitaba se suponía que caería encima del resto.

Resbaló cuando ya no tenía cuerda a la que aferrarse. Cayó golpeándose con los salientes de las paredes y sintió una corriente de aire ascendente, balsámica y providencial. Una mano firme y tangible lo sostuvo en el cielo. Sí, la había tocado. No gritó, calmado el dolor y el sobresalto por una presencia invisible. Ahora salta. Lo hizo casi con pesar. El suelo firme estaba solo un poco más abajo.

—Aún no —replicó a Oli.

No se había matado, ni tenía intención de hacerlo.

—Estoy bien, Lex.

Oír su nombre en boca de Lex era tan dulce como los besos de Oli, casi tan grato como ser tomado de la muñeca por un espíritu benévolo.

—Hay dos posibles salidas aquí abajo. Y una luz muy suave —añadió para animarla a superar la oscuridad—. No tengas miedo, Lex, estoy contigo.

Tenéis que seguir descendiendo. Y deprisa. La misteriosa voz los apremiaba, pero también estaba con ellos. Ya no había duda.

Joe observa como se adentra Lex en el agujero y la ayuda al igual que hizo con Jason. Apenas un metro después se coloca también para descender. No tiene dudas de que la nueva amiga en el grupo está por ayudarles y le inunda una sensación de profunda confianza en aquel ser salvador. 

- Ok Oli, ve preparándote tu también. 

Tanto Lex como Joe estaban más animados, escuchar a Jason decir que estaba bien y que había una salida nos reconfortó. Había que darse prisa, sin embargo las prisas eran malas consejeras, vi como Joe se precipitaba hacia el agujero - ¡¡LA CUERDA, agárrate a la cuerda!! - ay madre, se había sentado en el borde del agujero y sin más había saltado. Igual pensaba que estaría el espíritu recogiendo a la gente o que había un tobogán, todo un imprudente - menudo loco.

- Cuidado que va Joe!!! - igual los aplastaba, por suerte era un peso pluma.

A Lex le sucedió algo parecido a Jason. No fue lo suficientemente diestra en su descenso después de dejar la asistencia de la cuerda. Eso y que las paredes resbaladizas se unían a la absoluta oscuridad, junto con su angustia por el descenso en un agujero tan estrecho, causaron que también se precipitara entre golpetazos hacia el fondo del abismo. 

Y de nuevo una mano fuerte y providencial también la agarró por la muñeca y luego la soltó. Un salto pequeño y ya estaba al lado de Jason. 

-Sois divertidos -sonó la voz con tintes traviesos en su tono. 

El que peor lo llevó fue Joe. No aguantó mucho en la cuerda, las palmas de las manos se le desollaron y su fuerza, pericia y animosidad fueron insuficientes. Las chicas vieron venir el desastre. Su amigo cayó mucho más desde arriba y se llevó la peor parte de los cuatro.

-Yo te agarro -repitió la sombra. El "espíritu" detuvo su caída y lo depósito con ligereza en el frío suelo de piedra. -Qué poquito pesas. 

Oli sí que demostró sus dotes de gato montés. Recogió la cuerda y bajó emulando a un hábil mono en sus movimientos.

-Me gustas - afirmó la voz. ¿Riéndose? Sonaba a risa alegre.

El cuarteto debía decidir el camino a tomar. ¿Confiaban en aquella criatura? ¿Los conducía a las profundidades de su reino o a la posible salida y salvación? 

Os tendió la mano, asomó desde el oscuro y muy estrecho hueco de la escalera natural, por primera vez a la vista, en aquella tibia luminosidad. Apenas tangible, apenas una sombra, una mano de color negro, de uñas cortas, afiladas, igualmente negras.

Después de Jason, bajó Lex. Apenas veía su silueta desde abajo, pues la llama que encendió Oli era ya un vestigio. La oyó resbalarse al dejar la cuerda y el corazón le dio un vuelco. Entonces, apareció la sombra una vez más, acaso algo más visible tras la exánime luz de arriba. La cogió de la muñeca como a él. Sois divertidos. Ella también.

Joe tuvo la mala suerte de caer desde bastante altura. De nuevo, su cuerpo reaccionó para hacer lo imposible y atenuar el impacto, que se preveía fatal. Yo te agarro. Qué poquito pesas. El ángel negro surgió de nuevo para salvar a Joe y encantar a Jason. Cuando sus amigos llegaban a donde se encontraba él, se quedaba mirando hacia arriba embelesado.

Su ayuda no fue necesaria con Oli, que descendió con asombrosa facilidad. Me gustas. Sí, a él también le gustaba. Era una chica impresionante.

Ya todos en el fondo de aquel pozo, Jason sabía que habrían de decidirse por las escaleras que descendían o el pasadizo alto que parecía evitar el descenso. Sabía, por supuesto, que en principio la salida sería una subida y no una bajada. En principio... El pasadizo bien podía conducir a un camino sin salida como el que acababan de dejar. Por otra parte, las escaleras eran una clara muestra de que alguien transitaba quizá a menudo hacia algún lugar. ¿Una fosa en lo más hondo de la cueva? ¿Un lago subterráneo con salida oculta, a través del agua, al exterior? Estaba obsesionado con el lago... y con la dama.

Apareció junto a ellos, en el umbral de las escaleras. Debería haberse asustado, pero no fue así. Quiso tocarla, cogerla de la mano. Se dio cuenta entonces del color negro que tenía, sus uñas afiladas... Podía ser un ángel caído en realidad, un demonio; pero, ¿qué importaba? Jason no había llegado hasta allí para irse sin conocerla de verdad.

No dijo nada; sin embargo, su intención era clara. Jason quería ir con ella, bajar, aun al infierno.

Joe parecía alucinado. La adrenalina debido a lo que acababa de experimentar ocultaba el dolor de las manos que no tardaría en llegar. Ya de pie, estirado con las manos en la nuca y mirando hacia arriba no podía creer que estuviera de una pieza.   

- Tiooo!….no me lo puedo creer. 

Miró hacia todas partes dirigiéndose hacia su nueva compañera - Muchas gracias! Nos has salvado! Joder…¿A dónde nos llevas? ¿Por qué tienes prisa?…

Era increíble, el espíritu había ayudado a mis amigos a descender sin romperse la crisma. Incluso cuando yo descendí me dijo algo que casi me hace perder el equilibrio por la sorpresa. Era la primera vez que un espíritu me decía algo y vaya, lo que me dijo me gustó - jajajaja 

Una vez abajo, ya con los pies sobre la tierra traté de interactuar con el espíritu - hey, chócala - alargué la mano para palmetear su mano.

- Bueno, y ahora, ¿Por dónde? - seguíamos avanzando hacia abajo en una cueva, pretendíamos salir pero seguíamos profundizando.

- Oye ¿Cómo te llamas? ¿Como quieres que te llamemos? - hice las presentaciones porque ya que estábamos, había que conocerse. Además estábamos allí, en la profundidad de aquel agujero por ella, incluso nos había metido prisa para bajar - ¿Hay más gente como tú aquí? - igual los gusanos y los mosquitos eran presencias espirituales de otros, a lo mejor habíamos entrado en la casa de los espíritus y no todos eran cordiales. Tenía un montón de preguntas.

Lex ahogo un grito cuando resbalo, trato de agarrarse pero en lugar de eso algo rodeó su muñeca frenando la caída y luego la soltó, aterrizando a un palmo de Jason.

-gracias – sonrió maravillada en el alivio de encontrarse a salvo gracias a la intervención del espíritu – ha sido una pasada – le dijo a Jason emocionada mirando a su alrededor

Claro que pronto se le heló la sangre cuando escucho a Joe precipitarse al vació de aquella manera y de nuevo alucinó al verlo suspendido en la oscuridad descendiendo lentamente. Oli era única como ella sola y no hizo falta intervención alguna de la divina providencia que había resultado su nueva ¿amiga?

-¿que hay por ahí? - preguntó con la esperanza que les diera una pista de que encontrarían si decidían adentrase en el camino de las escaleras que descendían en el interior de la tierra – tal vez...quiera ayudarnos a salir ¿no?...parece que ese camino haya sido esculpido por la propia naturaleza...¿arriesgamos o ascendemos? - ella tenía sus reservas, quería volver a la superficie y al mismo tiempo algo le decía que esta era una oportunidad único, la aventura de sus vidas...¿quería renunciar a ello? ¿y cuantas veces tenías a un espíritu como guía?

Parece que estáis decididos a seguir al espíritu, sombra, demonio, habitante de la cueva. ¿O es la cueva misma representada en forma humana?

Es un descenso. Más y más abajo a lo profundo de la caverna. ¿Y si os engulle? ¿Y si quiere atraparos? ¿Y si vive sola y quiere compañía?

No hubo palmada sobre la mano de Oli, no debía saber aquella criatura de qué iba ese saludo. Pero, como si leyese vuestro pensamiento, la "dama" tomó de la mano a Jason, y tiró suavemente de él para bajar por las escaleras. Sus dedos son fuertes, su piel un tanto áspera. Detrás Joe, que no recibió respuesta alguna a sus preguntas, aferrado a la mano de su amigo. Tras él, Alexandra, lo mismo, cogida a su vez de la mano de Joe. Y por último, Oli, que tampoco obtuvo contestación a sus dudas en voz alta. Ni contestó a Lex.

Pero os vais con ella. 

El pasaje es muy ajustado entre paredes húmedas cuando pasáis los dedos. Resbala la piedra de los estrechos escalones ligeramente como si desprendiesen rocío. El espacio es reducido, y siempre va bajando más y más, rodeados de una muy mortecina luz que no sabéis de donde procede. De todas partes y de ninguna. 

-Rúmica -suena de pronto la voz de vuestra enigmática guía.-Soy Rúmica. 

Continuáis el camino. Y, no sabéis cuando, no lo habéis notado pero...estáis subiendo ahora. Ha cambiado el túnel, ha transformado su dinámica, lo mismo que si estuvierais en un cuadro de las escaleras de Escher. Sí, sin duda estáis ascendiendo. Vuestro cuerpo os dice que subís. Vuestra precepción es que continuáis bajando. 

Hasta que...

*

Las tinieblas os acarician con sutiles dedos gomosos, la sombra es una Sombra en el tenebroso final de la escalera.  Apenas podéis ver más que su mancha negra entre la oscuridad. -Por allí. -susurra

-La cueva es caprichosa -su timbre de voz transmite cierta inquietud. 

Ya no había vuelta atrás. El pasadizo quedaba descartado quizá para siempre. Fue curioso; ni siquiera tuvieron tiempo para deliberar. Simplemente, la sombra cogió de la mano a Jason y los demás bajaron tras él y la extraña silueta, todos de la mano, como en un juego infantil. La aparición no respondió a las preguntas de sus amigos, pero percibió con claridad el deseo de Jason. Dudó mientras bajaba y notaba la aspereza de una piel incierta. Quizá los había condenado. No esperaba una acción tan rápida de aquel espíritu palpable. Se dio cuenta de que si sus compañeros hubieran elegido el otro camino él los habría seguido. Habría mirado una última vez al espectro con forma de mujer y se habría marchado con aquellos a quienes de verdad quería.

Rúmica. Soy Rúmica.

Eres extraña, sí, eres fascinante, terrible, providencial y fatal. Jason sabía que podía leer su pensamiento, descifrar sus más ocultos sentimientos. Seducido como estaba, jamás permitiría que hiciese daño a sus amigos. Antes tendría que matarlo, y eso también era algo que ella sabía.

Tuvo la sensación de que en algún momento ascendían, aunque su visión anunciaba lo contrario. No lo impresionó demasiado. Si el tiempo le era desconocido a ese ser, el espacio le era maleable. Eran conscientes de la singularidad de aquel lugar y de su moradora.

Llegaron a lo que parecía el final de la escalera, envueltos en una densa niebla, muy oscura, tras la que se adivinaba la negra sombra de la guía. Por allí.

La cueva es caprichosa. No había burla ahora en su tono. Acaso una brizna de miedo.

—Yo soy tenaz —dijo con voz seria, como si tuviera que enfrentarse a la más horrible veleidad.

El adolescente se limitó en silencio a imitar los movimientos de Jason. Una caída ahí habría sido fatal. Al llegar al final de la escalera se para al escucharla hablar. Algo le dice que están cerca del final y su confianza en el ente es absoluta. Se gira hacia sus compañeros:

- Vamos? - y de nuevo se dirige al “ser” con voz dubitativa -  No vienes?

Le pregunto su nombre pero no contesta. La decidimos seguir por una cuestión muy sencilla, por ella habíamos bajado y no había muchas más opciones que dar la vuelta e intentar subir y volver por donde los gusanos. 

El pasadizo que se abre ante nuestros ojos vuelve a ser oscuro, para mal de males, seguimos bajando, aunque a mitad de camino parecía que subíamos, no estoy segura - esto es como la montaña rusa, cuando te recuperas de una caes en otra ¿No os da la sensación de que bajamos cuando subimos y que subimos cuando lo que estamos haciendo es bajar de nuevo? - si hubiera estado iluminada, entonces habría dibujado flechas pero en estas condiciones a saber dónde acabaría pintando algo.

Cuando parecía que no iba a hablar, lo hace - Rumica - vaya nombre, extraño donde los haya - es original - nunca lo había escuchado antes - ¿Aquí vive más gente como tú o sólo tú? - igual era un hada. Había visto en cuentos que las había, y de igual modo que había espíritus del bosque, podría haberlos de las cuevas - ¿Eres una hada?

- ¿Por ahí? - señala un lugar y resulta que es aún más oscuro, al fondo hay como una especie de niebla - oye, esta cueva no es ni parecida a ninguna otra que hayamos explorado - ahora nos dice que "la cueva es caprichosa", ya te digo, no para de cambiar - es como en un videojuego, va cambiando según estás en la escena. Yo aquí pondría luz, unos faroles ahí y ahí - seguro que con luz, la cueva ganaba mucho - al principio nosotros pensábamos venir aquí a jugar, pero caray luego desapareció el túnel por el que habíamos accedido y nos perdimos aquí dentro ¿Tú juegas? - tenía un montón de preguntas sobre qué hacía allí, qué clase de ser mitológico era, etc

Seguían a la sombra como si de una abeja reina se tratara, Jason y Joe parecían estar hipnotizados por ella, y ella...ella se limitaba a aferrarse a la mano de Oli sin intención de soltarse de ninguno de sus amigos.

-casi prefiero el laberinto del Goblin King, al menos era al aire libre – masculló para sus adentros cuando hablaban de las sensaciones que provocaba la supuesta bajada ¿o era subida?

Daba igual, se detuvieron y parecía que estarían solos a partir de ese punto. Lex se limito a dar un vistazo y escucha al resto, sin soltar la mano de Oli o Joe, a estas alturas prefería tenerlos bien cerca. Sonrió divertida ante el animo de su amiga sugiriendo la redecoración de la caverna pero ella no estaba para bromea, las tinieblas volvían a cernirse sobre ellos y solo la espesa niebla parecía ser su punto de luz.

-Rúmica ¿que no espera al otro lado? - la cueva era caprichosa, se esperaba una replica a la altura, así que trago grueso y miro a sus amigos – bueno...ya hemos llegado hasta aquí ¿no? Veamos que hay al otro lado de la “madriguera”

Tenaz. ¿Y tus amigos? -la guía parece entender que ese es tu nombre - No. No. Tú eres Jason. Oli. Joe. Lex. -sube un par de escalones hacia la niebla- A Lex no le gustan los gusanos. Jaja. A mí tampoco.

Joe también se siente animado, quiere seguir.

-Nooooo. Este es mi hogar. -responde a su pregunta, con notas de duda y ¿temor? en su voz. Ahora está más parlanchina que en todo el rato. Se gira hacia Oli, en la oscuridad notáis su movimiento, el ligero oscilar del aire alrededor.- Las hadas no existen. ¿No lo sabes? Soy Rúmica. Creo que hay más. En otras cuevas. No las he visto.

Otros dos escalones. Y la seguís.

-No entiendo lo que dices. Eres graciosa. Me gustas. Pero no estás perdida. Estás conmigo.

Ella está casi arriba, cerca de la zona cubierta de bruma.- Al otro lado es el mundo de la luz. -responde a Lex- Tienes que marchar. Si te quedas te cubre el silencio y desapareces. Algunos como vosotros se quedaron... Shhhh… escuchad… Está dormida. Es la ocasión. -pero no llega sonido alguno a vuestros oídos.

La sombra os da la espalda, mira a esa densa y fluctuante neblina. -Jason, no puedes permanecer aquí, conmigo. No es tu lugar.

Oli tenía muchas preguntas para Rúmica. También Lex y Joe. Para sorpresa de Jason, contestó algunas. Se mostró cercana, conversadora por primera vez, cómplice incluso de la incursión... en su hogar.

Las hadas no existen. ¿Cómo podía saberlo? ¿No era ella una criatura sobrenatural? Creo que hay más. En otras cuevas.

Hay más cosas en el cielo y en la tierra, Rúmica, que las que sospecha tu fantasía. Había leído la frase en un libro de citas de su padre. Iba dedicada a un tal Horacio, pero Jason se la brindó a ella a través del pensamiento. Estaba convencido de que podía percibirlo.

No supo a quién de las chicas se refería cuando dijo que era graciosa, que no estaba perdida, sino con ella. Eso le gustó. Quiso pensar que estaba con los cuatro.

Al otro lado estaba el mundo de la luz, dijo. Teníamos que marcharnos. Desapareceríamos si no lo hacíamos. Además, era la ocasión.

Dedicó unas palabras finales a Jason. El muchacho sonrió.

—No me quedaré aquí. Mi lugar está con mis amigos.

Los miró. Joe ya estaba dispuesto a marchar. Abrió los brazos para ofrecérselos a Oli y Lex. Antes de volver la cabeza, quiso despedirse de ella.

—No olvidaremos este sitio. Cuando mi muerte se acerque, volveré para discutir si es mi lugar o no. A mí tampoco me gustan los gusanos.

Las palabras de la sombra habían sido difíciles de interpretar en cambió ahora se mostraba más abierta sin abandonar ese aire burlón. Lex se encontró sonriendo en simpatía a lo que les decía pero internamente algo la inquietaba. ¿dormida? ¿quién? ¿la cueva? Ahí estaba una muestra de su inquietud, por suerte la sonrisa de Jason ofreciéndoles la mano a ella y a Oli fue la dosis de coraje que necesitaba para creer en la buena fé de la chica sombra.

-gracias – musitó tomando su mano y al acercarse le calzó un beso en la mejilla sonriente

Estaba agradecida que no quisiera quedarse, empezando a preocuparse que realmente se lo planteara o que se hubiera enamorado de la sombra. Miró la neblina aferrándose a la mano de su amigo, apretándola un poco más cuando este se dio la vuelta para despedirse.

-vamos – dijo para infundir ese ultimo empujón que necesitaba para cruzar.

El mundo e la luz, lo había llamado y ella tenía la esperanza que fuera el exterior o tal vez, cabía una pequeña posibilidad, se tratara de un acceso a la Tierra Huecca, una teoría con la que había fantaseado por años desde que había caído en sus manos Viaje al centro de la tierra de Julio Verne, con el que había comenzado su viaje como Verniana acérrima...bueno pronto lo descubrirían.

Joe siguió subiendo despacio, estaba convencido de que lo que dijera ella es lo que había que hacer. Cuando parecía que iba a cruzar la niebla se volvió. 

- Esto es lo más fuerte que nos ha pasado nunca. Quiero irme, pero volveremos. Gracias. - dijo con una media sonrisa. Miró a sus amigos y miró a la niebla por unos instantes. Introdujo el brazo y finalmente el cuerpo avanzando.