Partida Rol por web

Escucho como Natasha sube la persiana para que entre la claridad del a mañana, su voz penetra fuertemente en mi todavía adormecido cerebro... Ummhh!!... Con las mantas me cubro completamente la cabeza y vuelvo a la oscuridad... Me llegan las voces de Shary y Natasha un poco amortiguadas. Solo 5 minutos más... Digo sin escuchar exactamente de lo que hablan.

Observé cómo Natasha se sonrojaba levemente pero preferí ignorarlo. Apenas la conocía y me habían enseñado ha ser respetuosa con la intimidad de los demás.  Así que me limité a encogerme de hombros y explicar con voz que intenté sonase desapasionada a pesar de que interiormente me moría de curiosidad.

-Pues...comentó algo de que quería cambiarse al grupo de los diurnos y que el director le había dicho que sí pero prefería hablarlo con toda la clase por separado-no pude evitar enarcar una ceja extrañada-En realidad parece que quería consultar a todos los diurnos que conocía y ya de paso también me preguntó mi opinión a mi y a Shane...-el recuerdo de lo sucedido en el pasillo me asaltó y yo también me sonrojé un poco. Dándome cuenta de que me estaba liando tomé aire y agregué-al final le contesté que por nosotros perfecto, que no sabía donde estabas y que lo mejor es que si quería hablar con todos nosotros lo mejor es que nos buscase durante el día que por al noche solemos dormir-ahora que lo pienso me parece aún más raro a la luz del día que de noche pensé.

Erika estaba enredada de nuevo en el montón de sábanas y mantas en que se había convertido su cama. Dormía bocarriba, con las extremidades totalmente estiradas y la boca abierta. Al notar el dedo de Natasha cierra la boca y frunce el ceño, desfigurando por un momento su cara de angelical felicidad. ¿Qué estaría soñando la rubia?

Mmmmhhmmmm... Se la oye quejarse mientras se da media vuelta en la cama, quedando ahora de lado abrazada a la almohada.

Arqueó una ceja.

¿Pasarse al turno diurno? Vaya tontería. - dijo sin más y suspirando... sin embargo, mira a Shary y le sonríe con amabilidad. - Gracias por el encargo, Shary.

Se gira y vuelve a mirar a Erika.

¡Erika! ¡Me voy a comer todos los pasteles del comedor! ¡Y no te dejaré ni uno!

El proceso es lento, pero seguro. La rubia que ahora estaba bocaabajo parece ponerse en tensión. Levanta un poco el trasero al escuchar las palabras de Natasha. Luego se rasca un poco la cabeza con una mano. Parece que su cerebro está procesando la información. Finalmente se incorpora dando un salto en la cama y se queda de rodillas en ésta, mirando a Natasha asustada.

¡No! ¡Ya voy! Con los ojos abiertos como si llevara horas despierta, la chica descuelga el uniforme y, hecho una bola, lo lleva al interior del baño corriendo.

Sorprendida por la amabilidad de Natasha, era la primera vez que me sonreía que recordarse, asentí y me dirigí hacia el baño para asearme. Varios minutos después volvía a la habitación, vestida con un pantalon de deporte azul y una sudadera vieja y con capucha color granate. Me había recogido el pelo en una coleta y se podía ver el pequeño tatuaje de mi cuello.

-Bueno...me voy a correr un rato. Nos vemos en clase-me despedi tras ponerme las deportivas al tiempo que abría la puerta. Dándome cuenta de que Zoe seguía debajo de las mantas añadí-Zoe...los cinco minutos ya pasaron.

Los 5 minutos?... Ya?... De nuevo abro los ojos, escucho como Shary sale del dormitorio. Aparto las sábanas de mi rostro y observo que se encuentra Natasha sola, parece estar esperando a alguien... Ummhh... Supongo que Erika estará en el baño... Me siento en la cama estirando mis brazos mientras poco a poco empiezo a ser consciente de lo que me rodea... Buenos días... Me disponía a preguntarle que tal había pasado la noche, pero prefiero callarme y mantenerme en silencio. No he hablado nada con ella y me siento un poco cohibida a su lado. Saco los pies de debajo de las mantas sintiendo el frío que hace.. Brrr... Rápidamente vuelvo a taparme hasta la barbilla mientras espero que el baño se despeje y poder hacer uso de él.

Se sienta en la cama de Erika sin ningún cuidado, pues la falda del uniforme es corta, pero no parece importarle. Mira a Zoe cuando ésta saluda.

Buenos días. - al observar que se vuelve a tapar, la morena sonríe levemente. - Vas a volver a dormirte si te quedas en la cama, y te aviso que en este instituto son todos unos muertos de hambre, te quedarás sin desayuno. - le dice tranquilamente, sin importarle que no hayan hablado apenas.

Se levanta y llama con los nudillos en la puerta de Erika.

Erika, ¿estás? ¿hoy no quieres que te haga ningún peinado?

Sí, bueno... Pero hace mucho frío fuera y el baño está ocupado... Le contesto a Natasha con una sonrisa en los labios. Tan comilones son todos? Vaya... Comento más bien para mi misma, siento un pequeño rugido en mi estómago dándome cuenta de que como me quede sin desayuno lo pasaré bastante mal.

Al cabo de unos minutos un rato, Erika sale del baño ya vestida con el uniforme, con el pijama bajo el brazo hecho una bola y una toalla enrrollada en el pelo. Al quitarse la toalla, se alborota aún más la larga cabellera rubia. Debía tener unos nudos impresionantes aquella mañana... Coge el cepillo de pelo después de tirar el pijama a la cama y se lo enseña a Nat, con una sonrisa de oreja a oreja.

Si quieres... La mira con esos ojos verdes y esa mirada de inocencia que sólo ella puede tener.

Natasha sonríe al ver salir a Erika.

Ya era hora, lenta. - va a su armario y coge un neceser, al abrirlo hay un montón de gomitas de colores, de bolas, de cintas... de todo. - Es mi pequeño tesoro, de pequeña me encantaba ir con cosas raras en el pelo. - le cuenta a Erika, sin dejar de sonreír, mirándola con cariño.

Se sienta en la cama de la rubia, y le hace la señal de que ella también se siente... empieza a cepillarle el pelo lentamente, para no hacerle daño con los nudos y cuando lo tiene bien liso, no tarda en hacerle un peinado con varios complementos, algo más trabajado que el peinado que llevaba ayer.

Al ver salir a Erika del baño por fin salgo de debajo de las mantas, al colocar los pies descalzos sobre el suelo siento un escalofrío que recorre mi espalda, me pongo las zapatillas que no se por qué se encontraban bajo la cama, y cogiendo el uniforme me dirijo al cuarto de baño. Observo como Natasha empieza a peinar a Erika y una sonrisa de añoranza cruza mis labios al recordar como mi madre se pasaba las horas cepillándome el pelo. Hasta ahora... Saludo antes de cerrar la puerta tras de mi.

Salgo nuevamente del baño, esta vez con el uniforme impecable. Miro a mis dos compañeras, todavía entretenidas con el peinado, me acerco con curiosidad. Que bien te queda Erika, murmuro con una sonrisa en los labios. Miro la hora, bueno, parece que al final no me he entretenido tanto. Siento un pequeño cosquilleo en el estómago, como reclamo al apetito que empiezo a sentir. Rápidamente estiro un poco las sábanas, sin esmerarme mucho y dejo el pijama debajo de la almohada. Me aparto observando satisfecha el resultado. Bueno chicas, me voy a desayunar antes de que se termine todo... Comento mientras salgo por la puerta, las he visto tan entretenidas con el peinado que he intentado no molestarlas mucho.

Al escuchar el comentario de Zoe sobre su peinado, Erika sale corriendo hacia el cuarto de baño para mirarse al espejo. A la habitación pueden llegar sus gritos de admiración.

¡Vaaaaaaaaaya Naaaaaaaaaaat! ¡Eres geniaaaaaaaaaaal!

La rubia no deja de mirarse desde un lado y desde otro, poniendo poses extrañas para no perderse detalle alguno del peinado. Finalmente, cuando ya está satisfecha, sale del baño y coge su mochila rosa ya bastante desgastada por todo el suelo recorrido ayer.

¡Gracias, Nat! Cuando sea famosa, serás mi peluquera. Dice totalmente convencida de ello.

Detiene a Erika por el hombro, se agacha para coger la mochila rosa y se la cuelga a la espalda, haciéndole pasar los brazos por el lugar indicado.

Aprende a cuidar tus cosas. - le dice con una amable sonrisa... hoy parece una Nat algo distinta, sin más la coge de la mano y sale de la habitación para dirigirse al Hall y al comedor. - Espero poder llegar a ser famosa yo también... - añade guiñándole un ojo.

Vaya...se me ha hecho un poco tarde desviando la vista del reloj entré en la habitación y cerré con cuidado a mi espalda. Sin pararme mucho en el desorden de la habitación dejé el ipod sobre la mesita de noche y abrí mi armario. Veamo...s ¿uniforme o...uniforme? Cómo los odio Tras coger todos los elementos que lo componían los puse sobre la cama aún sin  hacer y me dirigí al baño al tiempo que me desvestía. Hoy voy a batir mi propio record...decidí al tiempo que abría el grifo de la ducha. Cuarto hora después contemplaba mi rostro de rasgos asiáticos en el espejo ligeramente empañado del lavabo. Mis ojos rasgados de color grisáceo estaban enmarcados por el flequillo largo y liso y mi pelo recién lavado caía por mi espalda como una cortina de color ala de cuervo. Cómo me gustaría ser rubia pensé como tantas otras mañanas. Tras echarme algo de colonia apagué la luz y salí del aseo. A toda prisa recogí la toalla y mis ropas sudadas e hice el amago de hacer la cama, aunque acostumbrada a tener criada era algo que no se me daba muy bien. Después comprobé que llevaba todo en la mochila y me dirigí hacia la puerta. Vamos allá...

Entro rápidamente en la habitación y busco mi mochila. Antes de salir compruebo que lo tenga todo y me dirijo de nuevo hacia las clases. Esperando que todavía no hayan empezado apreto el paso.

Entra en la habitación despreocupadamente, no, ella no estaba al tanto de todo lo que pasaba, ni si se escuchaban ruidos raros, por algún motivo estaba convencida de que a ella no le pasaría nada... y si estaba con Erika, a la rubia tampoco porque se ocuparía de ello. 

Nada más entrar, se quita el uniforme, lo deja más o menos bien puesto encima de la silla y se viste con el pijama... y mientras se va al lavabo a cepillarse los dientes, observa desde la puerta que Erika también ponga bien su ropa y no la deje tirada por la habitación, como hacía al principio de conocerse. 

Erika mira de reojo a Natasha para imitar todos sus movimientos. Por una razón u otra ella no ha desconfiado tampoco de nada. No parece para nada asustada, como si la sola presencia de la morena pudiera protegerla de cualquier cosa.

Pasan los minutos, ya estáis con el pijama puesto y preparadas para meteros en la cama... pero Shary y Zoe no vuelven. Sabéis que han salido tras vosotras del comedor, pero todavía no han llegado a la habitación.

Hmmm... qué raro...  

Miró a Erika y miró hacia la puerta... no, no se iba a ir y la iba a dejar sola, y, obviamente, tampoco se la iba a llevar con ella. Si había pasado algo de nuevo, quería ahorrarle a la rubia toda preocupación. 

Saltó de la cama y cogió el móvil que llevaba dentro del bolsillo del uniforme, y mandó un mensaje:

Cita:

Después de enviarle el mensaje, deja el móvil en la mesilla de noche y se sienta a la cama para empezar a leer un libro, Los Mundos de Coraline, sacado de la biblioteca.