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Carta de Jerome Abadie a su hijo en 1950:

"Me has preguntado que fue acerca de mis compañeros de pelotón en la Gran Guerra. Te lo contaré.

Yo fui dado de baja del servicio tras ser herido de gravedad en la batalla de Cambray, y volví a casa. Desde entonces, he tenido que usar una muleta para el resto de mi vida, pero pude contarlo. En cuanto al sargento, hay quien dice que murió en la ofensiva final de 1918, y no pudo ver el final de la guerra. Sin embargo, otra gente me ha contado que, simplemente, cuando se declaró el final de la guerra dejó en el campo sus armas y municiones, y regresó andando hasta su pequeña granja cerca de Carcassonne. Fui a visitar aquel lugar, pero los vecinos solo me dijeron que hacía muchos años que Cannes no vivía allí. ¿Donde fue? Quizá jamás lo sabré.

En cuanto al teniente, oí que al final de la guerra era capitán, y que fue cegado a causa del gas en una escamuza. Al parecer, no terminó de recuperar del todo la visión, y tuvo que abandonar la carrera militar por un empleo civil en París".

En 1968, en el 50 aniversario de la firma del tratado de Versalles, que puso fin a la Gran Guerra, se reunieron en París los supervivientes del 3er batallón de infantería. Entre ellos, estaba el sargento Arséne Cannes.