Partida Rol por web

El tema de las cadenas, ¿conozco el aspecto que tenía el Magus autor del libro que buscamos? Podría tratarse de él, muerto? Tengo alguna teoría acerca de qué narices es la mierda esta que rodea a Aigor? 

Suponiendo que soy un Cazador de Demonios, ¿Puedo saber si este es el aspecto con el que veo a alguien que está siendo víctima de una "posesión"?

Mi teoría es que es  el fantasma del Magus autor del libro, que quiere ayudarnos a rescatar su diario... pero es una teoría sin base alguna, por ahora ;)

Viendo que tienes una buena puntuación en Ocultismo, no es necesario que tires para lo que me preguntas. Así que esto es lo que hay.

-Ni tu ni nadie sabe el aspecto de Magnus, mas que nada porque hace 100 años que nadie le ve el pelo. 

-Sabes que lo que rodea a Aigor es un fantasma y concretamente uno vinculado a él, las cadenas representan su unión a este mundo. Sabes que ese fantasma es poderoso, dado que no puedes ver su verdadera forma y hasta ahora tampoco has podido verle a pesar de todo el viaje junto a Aigor.

-En una posesión el ser entra dentro del cuerpo de la víctima, la manipula desde dentro, no desde fuera. De modo que no, Aigor no está poseído.

-En cuanto a tu teoría...puede ser xDDDD

-Eh, mirad la parte positiva, no creo que trate de hacer magia ostentosa en la ciudad, sería bastante problemático, ¿no creéis? En fin, será mejor que dejemos de pensar y comencemos a actuar o se nos hará de noche y todavía seguiremos aquí plantados, debatiendo... -sentenció Excelsius- Ah, y aquí me podéis llamar... Pierre, sí, Pierre estará bien -añadió con una sonrisa. Lo cierto es que era probable que no se acordase en unos minutos del nombre que acababa de dar, pero eso no era óbice para no inventarse uno, como si esto se tratase de un juego.

Siguiendo vuestras indicaciones, los grogs se reparten por la ciudad para buscar una buena posada en la que descansar esta noche. Pero al parecer la cosa no es tan fácil, ya que cuando vuelven procuran mirar mas hacia el suelo que hacia vuestros rostros, avergonzados.

-He preguntado a varias posadas, pero estan llenas.

-He encontrado dos con varias habitaciones libres, pero no son suficientes para todos. Si tuviesen a bien separarse, quizás...

-Parece que esta gente viene a la fiesta convocada por el nuevo conde de Toulouse. Hay rumores de que se repartirá dinero y cerveza gratis para todos los que celebren su nombramiento-se ríe despectivamente ante esa idea.

-Yo he encontrado un sitio, mis señores-comenta uno de los que acaban de llegar-pero está...bueno, un poco estropeado, pero para una sola noche...no nos separaríamos...

-No pasa nada por dormir en hospederías distintas, ¿verdad? Tampoco nos hemos hecho tan íntimos como para querer compartir techo día sí día también. Propongo que nos separemos entre las dos posadas decentes que han podido encontrar.

-Coincido. Además, así aumentamos nuestras posibilidades de encontrar al ladrón. ¿Quién llevaba el "avisador"? -preguntó finalmente, su memoria, como siempre, brillando por su ausencia.

Si tuvieran un poco mas de movilidad las orejas de Papagena hubieran dado un respingo ante la mencion del conde.

Cerveza gratis....

Le dedico una mirada fugaz a Barry y resuelta dijo.

- Yo, creo que ire a investigar a esa fiesta, cierto es que es posible que el asesino trate de huir, pero tambien es posible que trate de camuflarse en la ciudad hasta que se calmen las cosas. Aun no sabemos como podria tratar de camuflarse ni como es, la historia ha demostrado que no todos los asesinos son gente de los bajos fondos.

Le tendio todo lo que pudiera relacionarla con la Orden a Aigor, este la cogio y sonrio a Papagena señalandole con la mirada el macuto de disfraces. Papagena mira el macuto y tuerce el gesto como una gata mirando a su presa.

- ¿Hacemos la de "El mejor amigo del Rey", señora?

- Si... esa puede ser interesante.

Fiesta, festival, era de las pocas invenciones de los humanos que me gustaban. No había nada más alegre que una buena fiesta, con cerveza, gente bailando, comida, cerveza, música, cerveza... No somos los únicos "animales" que fermentamos la fruta o los cereales para beber el alcohol, así que no veo porqué no podría echar un buen trago.

-No es mala idea lo de pasarnos por la fiesta -por un momento la idea de repartirnos para pasar la noche en aquella ciudad, desapareció de mi orden de prioridades-. Como bien ha dicho Papagena, no le sería difícil camuflarse entre el gentío. Yo voy.

Ya que he acabado metido en la ciudad, al menos disfrutaría de los pocos placeres que podría ofrecerme. Aunque el runrún de pasar la noche volvía lentamente a mi cabeza, el saber que podría ahogar aquel pensamiento con una cerveza me hacía ser un poco más optimista.

-¿Qué es eso de un avisador? -ahora miro a "Excelsius"-

Cierto es que ni le agradaba la compañía de esos magos, ni estar en la ciudad, pero investigar en la fiesta no era para nada una mala idea. Quizás ahí el Criamon pudiese localizar el origen de maldad que sentía, y por tanto localizar al asesino. Al menos, esperaba poder ponerle cara después de esa noche. 

- Yo también me uno al grupo de investigación en la fiesta. - en su mirada había una mezcla de irritación, incomodidad y nerviosismo que no dudó en intentar disimular.

Las palabras de Excelsius, le dejaron un poco descolocado. ¿Avisador? ¿Qué avisador? No le habían comentado nada. Soltó un gruñido. Genial, se les entregan objetos y no avisan al resto del grupo... Supuso que era un artefacto para avisar a los "jefes" de lo que estaba pasando. 

La irritación que sentía aumentaba por momentos. Y ahora era lo único que se podía apreciar en sus ojos. 

Está bien que mañana queráis pasaros por la fiesta, faltaría más... pero hoy debemos dormir en algún lado, y yo no pienso hacerlo en la calle. sugiero que nos separemos, sigamos a nuestros sirvientes hacia las posadas más decentes que hayan encontrado y nos encontremos mañana al repicar de la novena campana en la plaza mayor de la ciudad, donde probablemente tendrán lugar la mayoría de los acontecimientos. ¿Les place mi sugerencia?

-Me place, me place. A ver cómo es la cama de la posada, no me gustaría acabar lleno de picaduras de chinches. O peor, de pulgas... Pero ya me va apeteciendo descansar, tengo el culo dolorido de tanto viajar -remugó Excelsius, el nuevo, Pierrot, o Pere, o algo comenzado por P, sin duda.

Tras repartiros en dos grupos de aproximadamente el mismo tamaño os separáis para ir a vuestras respectivas posadas, mientras la noche se abate poco a poco sobre la ciudad hasta dejarla completamente a oscuras. Artesanos y comerciantes recogen sus puestos y la gente vuelve a sus casas, excepto aquellos cuyo oficio se realiza con nocturnidad.

Ambas posadas se encuentran a tan solo dos calles de distancia y son de un estilo similar, aunque la primera es ligeramente mas grande y lujosa. Tras una pequeña charla de los grogs con los dueños, consiguen habitaciones para todos vosotros y espacio en los establos para ellos mismos y los animales que tiran de vuestros carros.

Con tantos visitantes y extranjeros, los propietarios se muestran un poco mas cordiales en su trato con vosotros de lo que es normal (aunque también ayudan las auras de líder y otros hechizos que os habéis lanzado). Vuestras habitaciones se encuentran en la segunda planta al fondo del pasillo y son bastante pequeñas, pero sin corrientes de aire y en buen estado. 

Tras instalaros os preguntan si deseáis algo para comer después del viaje.

Ahora que el sol se ha ocultado la ciudad se ha tornado mucho mas siniestra, un laberinto de muros que arroja sombras desiguales e inquietantes sobre ciudadanos y foráneos por igual. Todos saben que durante estas horas solo los enfermos, los malechores y los mendigos rondan por las calles y nadie tiene deseos de encontrarse con ellos.

Excepto vosotros. Mientras todos procuran refugiarse en sus casas esperando la llegada de un nuevo día, vuestro peculiar grupo sale de las posadas en busca de información...y quizás de algo más.

Papagena llego pronto a una posada claramente alegre, la musica se oia desde fuera y el ambiente era festivo. Definitivamente Aigor sabia como transmitir sus deseos a los grogs. Papagena, feliz por la perspectiva de una buena fiesta aquella noche le da un suave toque de cintura al grog el cual responde con una sonrisa, le susurra que se ocupara del equipaje y luego bajara, que le pida una de lo de siempre.

La puerta de la taberna se abre de golpe sorprendiendo a los mas cercanos a ella y quedando aun mas sorprendidos con lo que entraba por ella. Algunos incluso movian la cabeza al bote de su poderosa personalidad. Habia algo que no les hacia gracia de la mujer que entraba, sin embargo era tan sumamente encantadora...

- ¡Tabernero! ¡Una de mero! -anuncia evadiendo todas las normas de discrecion habidas y por haber.

Acto seguido rie potentemente, podian ver a la seguridad hecha mujer... y vaya mujer, penso el tabernero al ver que aquella Blanca de Castilla se dirigia con paso resoluto hacia el mismo.

- ¡Buenas noches le de Dios buen hombre! Me han comentado que tiene usted libre algunas habitaciones... y da la casualidad de que yo necesito hospedaje... -le guiña un ojo- ¿Que le parece si mercamos?

Pronto se puede ver a Aigor bajar por las escaleras vestido de una manera bastante arreglada, parecia un burgues decentemente acaudalado o un noble bastante campechano, no estaba muy clara la diferencia. Aunque lo mas notorio para los que le conocian era que casi no se notaba su incipiente cojera, aunque aun se le veia cojo, ya no lo parecia tanto.

Si hiciera lo que hace con Papagena a cualquier otro mago es muy posible que lo mandaran a luchar con dragones, pero A el no era un grog normal y B Papagena no es una maga normal, por ende su relacion tampoco era normal y mucho menos sus misiones...

Con todo el porte que podia mantener y haciendo gala de sus mejores dotes de interpretacion se acerca tambien con paso mas o menos firme hasta donde esta la maga quitandose unos guantes de viaje que se habia colocado previamente en la habitacion, se los guarda en un bolsillo de una capa larga que portaba en esos momentos.

Todo un caballero, camisa cuasi impoluta, dentro de las posibilidades de haber viajado, pantalones y botas de caza y una capa larga de cuero ligero con multitud de bolsillos, como corresponde a todo buen estafador.

"Dichoso el dia que Papagena me encontro..." Piensa para si mismo mientras rodea con un brazo la cintura de de Papagena al tiempo que le daba un beso en la mejilla y sonrie de manera sugerente.

- ¿Ya has aclarado las cuentas con el buen tabernero, querida?

- No, mi señor... me encontraba precisamente en ello.

Aigor se gira exudando nobleza fingida por cada uno de sus poros.

- ¡Oh! Disculpe caballero... Sir Porpmington Wullfric Abelino III -le dice al tabernero- perdone que haya sido tan... precipitado tomando ya uno de sus aposentos, pero he encontrado uno que se adecuaba completamente a las necesidades que buscaba y ciertamente he pensado "ha de ser mio" Jajaja... En fin querida ¿Has comandado ya las viandas?

- No mi señor, disculpe mis fallos

- Jajaja, no pasa nada querida -le dice dandole una cachetada, la gente no sabia de la Orden de Hermes, pero sabian que los magos eran muy orgullosos... no dudarian en pensar que Papagena NO era una maga tratandola como la estaba tratando, se gira al tabernero- tabernero, tomaremos algo de sopa, si le queda carne tambien ¿Fruta, Eleisa?

- Si, mi señor

- Fruta, ya la ha oido -dice con la mejor de sus sonrisas, marear y no dejar hablar a una persona eran las mejores maneras para tenerlas a tu merced, solo quedaba darle la puntilla, con una habilidad digna de un fullero pone la mano en la mesa y deja frente al tabernero tres relucientes monedas de plata- con esto supongo que pagaremos la estancia y la cena... y su discrecion -se acerca tapando las monedas justo cuando el tabernero iba a cogerlas- somos un comerciante y su mujer que vienen de paso... ¿Comprende?

Sin esperar a la respuesta del tabernero levanta la mano otra vez sonriente.

- Ahora porfavor, la cena ¡Ah! Y dos jarras de la cerveza mas mala que tenga en su bodega -dice riendose de la broma.

Excelsius salió de la posada tras haber renovado sus hechizos y Parma en la comodidad y discreción de su habitación, para bajar al cabo de unos minutos. Allí estaban sus compañeros. Él, satisfecho tras una cena ligera pero apaciguadora, puso brazos en jarras e inspiró el aire de la noche... sólo para darse cuenta que estaban en una maloliente ciudad (¿acaso las hay bienolientes?) y no era muy buena idea. Tosió un poco.

-Bueeeeeno, pues... ¿qué era lo que íbamos a hacer? -preguntó el desmemoriado mago.

Después de darse un rápido baño y cenar algo salió a la calle "en busca de aventuras". Tenía la sensación de que había algo esperando ahí fuera, no sabía si era malo o no, pero el hecho es que lo había. 

Cuando salió ya estaban ahí tanto Excelsius como el salvaje de Oskari. Éste último estaba empezando a dejar de molestarle con su presencia, y eso ya era decir. En cambio el joven mago era un poco repipi y le parecía demasiado repelente. Ante su pregunta miró al salvaje. Y aunque en ningún momento dijo que iba a ir con ellos a ninguna parte, finalmente se decidió a hacerlo, pues no había nada que perder y era peligroso estar solo con ese asesino por ahí suelto y no identificado. 

-No sé vosotros, pero a mí me apetece explorar un poco las calles de esta ciudad. ¿Quién sabe? A lo mejor nos encontramos con algo interesante. - En su cara había dibujada una sonrisa cínica, como de costumbre. 

Tras dejar a Ghassân al cargo de las pocas pertenencias que llevaba de equipaje, le había dejado claro que, bajo ningún concepto, se atreviera a deambular por las calles de la ciudad él solo. Aún no estaba preparado para enfrentarse a un desafío como ese sin protección. Podía hacer todo cuanto quisiera en la posada, siempre que no perjudicara a nadie ni hiciera algún destrozo en la propiedad. Vamos, lo típico que se le diría a un niño.

Una cena, que podría catalogarse como algo fuerte para el resto, basada en algo de carne, pan, cerveza para regarlo todo y una manzana para poner el punto y final, o inicial, a la noche. Al salir aún quedaban algunos mordiscos a la manzana y tanto Excelsius como Septimus ya estaban hablando sobre qué harían.

-No nos vendría mal conocer un poco en el terreno que nos vamos a mover -respondo tras tragar lo que tenía en la boca-. Puede que encontremos a nuestro asesino ahí fuera, si realmente está jugando con nosotros, estará ansioso por cogernos -despreocupado, doy el último mordisco a la manzana-.

Extraigo las semillas del corazón de la manzana y me las guardo en un bolsillo, ya las arrojaría en algún campo.

Con la entrada de Papagena y Aigor al local todos los presentes se quedan estupefactos y algún que otro parroquiano no puede dejar de mantener la boca abierta. Tal es la sorpresa que ni siquiera reparan en Barry, Armand ni Remiel, que esperan en el dintel de la puerta.

-Bien...bienvenidos-consigue decir el posadero, con cara desencajada-si claro que tenemos habitaciones para vos y su acompañante, es todo un honor que usted este aquí, enseguida le atiendo-recita a toda prisa y sale corriendo para volver con las llaves y guiaros a vuestros aposentos. Parece que la farsa ha tenido éxito, pues desde luego la habitación parece la mas lujosa que pueda tener, aunque como posada normal y corriente tampoco puede aspirar a ser una de las mejores.

-Discúlpeme por este aposento, se que no es digno de su persona-se inclina muchas veces, en actitud completamente humilde-no puedo ofrecerles nada mejor, pero me tienen a su disposición para lo que deseen. La comida estará en un segundo, si me disculpan...-con otra reverencia sale de la habitación dejando la llave de la misma en una mesilla.