Partida Rol por web

 Asiente ante las palabras de Ream mientras sigue desayunando- tal vez eche un vistazo a la catedral, dado que aún no esta abierta las inscripciones para alistarte- dice- luego si eso me pasaré por el distrito enano, a ver que se cuece por allí. Gracias por la información. Así no perderé la mañana sin hacer nada.

El posadero asiente, satisfecho ante tu elección. La verdad es que la catedral debe ser un edificio magnífico, ya te lo pareció en mitad de la noche cuando llegaste a Ventormenta, así que debe ser incluso mejor a la luz del día. Ream se va a la barra y comienza a secar unas jarras mientras espera a que llegue la clientela.

 Tras terminar de desayunar, Braun no tiene mucho que hacer que no sea dar una vuelta por la ciudad. Gracias a las indicaciones del posadero, tenía varios destinos que podía ver antes de ir al castillo. Haciendo una seña en señal de despedida a Ream, el guerrero sale de la posada.

Bueno, iremos a echar un vistazo más de cerca a la catedral- piensa

Sales de la posada a las callejuelas de Ventormenta y comienzas a caminar guiándote por las indicaciones del posadero y también porque la catedral es visible desde todos los puntos de la ciudad. El gran edificio blanco se alza con majestuosidad en el centro de la capital, y vayas a donde vayas se ve su campanario, que parece observar lo que sucede en todo momento.

Te dedicas a caminar durante un buen rato, a veces confundiéndote de puente, de salida, hasta que por fin llegas a una plazoleta circular enorme, con cuidados jardines, por la que patrullan muchísimos guardias. Hay diversos comercios en las tiendas colindantes, pero sin duda lo que más destaca es la gran escalinata de mármol que conduce hasta la enorme iglesia.

Mucha gente camina hacia el interior de la catedral, la mayoría con aspecto de campesinos o ciudadanos de a pie. Por dentro debe de ser una maravilla arquitectónica, al igual que lo es por fuera, con sus afilados pináculos y sus torreones cargados de arquerías muy ornamentadas.

 La catedral impresionaba bastante. Era un monumento colosal que imponía respeto. No era de extrañar que estuviese tan transitada. Incluso a esas horas.

Esta construcción tiene que haber habido mano enana- piensa Braun mientras la observa con detenemiento- no se puede negar que es impresionante.

Si por fuera era impactante, al enano no se le escapaba que por dentro sin duda alguna mejoraría aún mas. Con esto en mente, fue hacia la entrada, dispuesto a echar un vistazo a la misma.

Vas subiendo la imponente escalinata hasta llegar al gran pórtico, decorado con muchísimas esculturas de ángeles marmóreos. Junto a la puerta, un letrero plateado llama tu atención. Escrito en común, dice así:

Tras leerlo, entras a una especie de hall decorado únicamente con alfombras de color rojo, así que sigues el camino hasta que finalmente te topas con la catedral. Las altas columnas parecen extenderse más allá del cielo, y un sinfín de vidrieras hacen que la luz entre en distintas tonalidades, creando un aura de paz y tranquilidad. Dentro hace fresco, aunque para un enano es casi imperceptible debido a que estáis bien acostumbrados al frío.

La catedral tiene forma de cruz latina, y las capillas laterales contienen esculturas muy bien talladas de famosos sacerdotes y miembros del Culto de la Luz. Hay mucha gente paseando en silencio por dentro, o simplemente sentados en los bancos.

De repente, algo capta tu atención. En una de las pequeñas puertas de la izquierda, entre tanta columna te parece ver a alguien forzando la cerradura, una sombra agazapada. Nadie de los de allí parece darse cuenta de ello, y no vislumbras a ningún sacerdote a quien poder avisar.

 Estaba admirando el interior de la catedral cuando sus ojos captaron como una figura estaba forzando una puerta. El enano mira a su alrededor pero al no ver ningún sacerdote decide hacerse cargo de la situación. Sin más preámbulos se dirige hacia la dirección donde se encontraba el "ladrón" y con un sonoro:

¡Quieto ahí!- corre hacia él.

Justo cuando estás corriendo hacia él, la figura consigue abrir la puerta y entrar en ella con mucha rapidez, dejándola entreabierta. Nadie te hace mucho caso en la iglesia, pero se escucha un sonoro "Sssshhh" que proviene de los bancos. Tu grito no parece haber pasado inadvertido entre los fieles, pero nadie se preocupa de ir a ver si pasa algo. Te considerarán un simple alborotador.

Cuando llegas a la puerta, te das cuenta de que desde ese punto no se ve apenas el resto de la catedral debido a la disposición de las columnas. Al otro lado del portón de madera se ve un pasillo iluminado con antorchas, y aguzando el oído eres capaz de escuchar el "tap tap" de unos pasos que andan por el interior, seguramente del ladrón.

 Lo lógico sería buscar y avisar a alguien. Sin embargo, si hace eso el ladrón pudiera llevarse lo que esta buscando y esfumarse sin dejar rastro. Y eso no lo podía permitir. 

En buena me voy a meter- piensa mientras entra por la puerta agudizando el oído para seguir los pasos de su perseguido- eso si, como le coja se va a enterar. Le voy a dar tal paliza que no le meterán el la cárcel por la pena que dará al verle.

El pasillo es oscuro y parece conducir a multitud de distintas habitaciones, pero divisas perfectamente una silueta que está entrando por una de las puertas que quedan a la izquierda. A ella te diriges, pensando que te puedes meter en un buen lío. Se ha quedado entreabierta de nuevo, por lo que cuando entras de golpe y porrazo en la sala sobresaltas al ladrón.

Acabas de entrar en lo que parece un despacho eclesiástico, lleno de estanterías cargadas con libros y pergaminos. En el centro hay una mesa de roble que contiene plumas y más pergaminos, y junto a ella se encuentra tu perseguido, quien pega un bote de sobresalto al verte. La capucha negra que lleva se le resbala hacia atrás y ves el rostro de una joven humana de no más de quince años. Tiene el cabello rubio y ondulado, la cara regordeta, llena de pecas y con pinta de haberse llevado el susto de su vida.

- ¡No grites, por favor! - te ruega de inmediato. La verdad es que un enano furioso como tú debe de dar miedo. Te fijas que en sus manos retuerce nerviosamente una ganzúa, el instrumento que le ha servido para acceder a ese ala privada de la catedral - Ya sé que esto puede sonar sospechoso, pero no estoy haciendo nada malo, lo juro, de verdad.

 Esperando a un ladrón curtido, lleno de cicatrices y con muy malas intenciones, el rostro de Braun no puede reprimir la sorpresa al ver que el tal ladrón era una chica de poco mas de 15 años que se había asustado nada mas verle. En esos momentos el enano se encontraba bastante desconcertado.

¿Que haces aquí si puede saberse?- es lo único que logra preguntar.

La chica traga saliva y mira alrededor con aspecto avergonzado.

- Es... Estoy buscando información sobre mi padre. Se lo llevaron hace unos días, y... creo que aquí puedo encontrar algo. Me han dicho que aquí... bueno, aquí guardan información secreta, en la catedral. Cosas de las que no quieren que se enteren en los cuarteles, y los sacerdotes pues lo guardan...

 Braun mira con detenimiento a la niña. No parecía estar mintiendo (al menos, su miedo era real). La cuestión era, ¿que hacer? si la pillaban a ambos aquí se les caería el pelo (él al menos tendría escusa, pero ella podría tener problemas). Por otro lado, al enano no le gustaba la idea de acusar a una niña de 15 años.

No se quien es tu padre, y no se lo que ha echo, pero me voy a meter en un aprieto asi que... venga, busca rápido y salgamos de aqui. Luego me contarás la historia de tu padre, y si lo que me cuentas no me convence, me darás lo que has robado- recalco esa palabra- y yo lo devolveré. ¿Hay trato?

Tus palabras parecen sorprender a la cría, que seguramente se esperaba un castigo o que la entregases a los miembros de la iglesia de inmediato. Su rostro se ilumina de pura alegría, y asiente con rapidez mientras empieza a curiosear por los pergaminos de la mesa del despacho. Ves que frunce el ceño mientras los depliega y trata de leer lo que pone. Es lógico, seguramente no lea demasiado bien ya que la mayoría de la población de a pie suele ser analfabeta en estos días que corren.

- Gracias por ayudarme - dice la niña en voz baja a la vez que se guarda algunos papeles en su túnica oscura - Aquí está pasando algo extraño, ¿sabes? Mi padre lo descubrió y nos lo contó todo... Y por eso... por eso se lo llevaron. Mamá dice que a lo mejor está muerto, pero yo creo que lo tienen encerrado... En algún sitio tiene que estar...

 El enano se acerca a la puerta y observa la zona por fuera, esperando que no llegue nadie que les pille desprevenidos.

Dios, en que lio me he metido- piensa mientras asiente en silencio ante las palabras de la niña.

No hables tanto y acaba de una vez- le dice- hay que salir cuanto antes de aquí antes de que nos pillen.

El pasillo está completamente desierto. La chica sigue rebuscando hasta que de repente suelta una exclamación ahogada. Al mirarla ves que sostiene en sus manos un pergamino que estaba sellado, pero que ha roto para abrirlo y ver qué había dentro. Sus ojos recorren todo lo rápido que pueden el papel mientras una sonrisa de satisfacción se va extendiendo por su rostro.

- ¡Esto puede que sirva! ¡Mira! - la niña te hace un gesto con la mano para que te acerques. Parece realmente emocionada ante su descubrimiento - ¡Papá tenía razón! Están haciendo un ejército secreto pero no quieren que nadie se entere, por eso se llevaron a mi padre. Aquí dice algo de La Mano de Plata, ¿será ese el ejército? Tú pareces entender de esas cosas.

 Braun se encuentra mas atento al pasillo que a las palabras de la chica. Sin embargo, su exclamación ahogada hace que vuelva ligeramente su vista hacia ella. Al parecer había encontrado lo que buscaba.

¿Mano de Plata?- el enano vuelve su vista al pasillo- ahora mismo no caigo... pero lo que esta claro es que si has encontrado lo que buscas será mejor salir de aquí. Y guárdate bien esos documentos para que no se te vean.

Por un instante te parece ver una sombra fugaz en el pasillo, pero inmediatamente, cuando te fijas mejor, parece haber desaparecido. Durante unos segundos permaneces mirando el lugar donde creías haber visto algo, pero ahí no hay nada. Dentro de la sala la chica sigue a lo suyo. Extiende el pergamino sobre la mesa y comienza a murmurar cosas en voz baja, hasta que finalmente se dirige a ti.

- Mi padre dice que el Rey está formando un ejército secreto. Están reclutando a gente de todos lados, fieles a la Alianza y que se comprometen a no abrir la boca, porque si no los matan. Mi padre se enteró de alguna forma, y por eso se lo han llevado - ella repite una y otra vez esa misma idea. Te preguntas por un instante para qué demonios se estará forjando semejante ejército, si es que existe la Mano esa - Este papel... mmm... aquí dice algo de los suministros que serán enviados... Es como una lista de cosas. ¿Pero a dónde las van a mandar?

La chica sigue leyendo y parece no importarle de repente que alguien pueda pillaros.

- La Legión Ardiente. ¿Qué es eso? No me suena de nada... La iglesia se compromete a enviar y donar suministros a los valientes de la Mano de Plata que finalmente vayan al mundo de la Legión, bajo orden de nuestro querido rey. Por la presente declaro las intenciones de la iglesia. Firmado, Sumo Sacerdote Lerian - estas últimas frases las recita como si estuviera leyendo, y captan por completo tu atención. A ti sí te suena lo que es la Legión Ardiente. Sabes que es un grupo demoníaco que ha tratado de destruir Azeroth más de una vez, son los autores de las Grandes Guerras que han asolado vuestras tierras en los últimos milenios. Su nombre no suele ser pronunciado en la actualidad, pero cuando suena en boca de esa inocente niña, no puedes evitar un escalofrío.

 Maldita sea, esto me queda grande- piensa el enano. Había echo bien en ayudar a la niña, después de todo- ¿la iglesia y el rey están compinchados con ese grupo?- a Braun no le podía entrar en la cabeza. ¿Que les habían ofrecido para apoyar a tan semejante Legión? no sabía si quería saberlo... Debían de salir de allí de inmediato. La información (y las pruebas) que tenían debían de salir al exterior. Solo así podían intentar avisar a alguien de esta posible amenaza. 

Bien chica. Si quieres salvar a tu padre será mejor que nos larguemos ya- dice- la información que acabas de conseguir es muy valiosa en estos momentos para que sigamos aquí poniéndonos en peligro para que nos descubran. 

Es más, si averiguaban que estaban aquí podían darse por muertos... aunque eso no lo dijo el enano.

Vámonos ya.