Galería Umbriana

Subida por Diluvi el corb

Nº97.:"Comiendo pizza con palillos chinos". Anécdota by Escolopendra.

En mi desesperada búsqueda por hallar los palillos perfectos para sujetar porciones de pizza con el propósito de realizar esta prueba de la Umbrionada, me vi obligada a acudir al mejor artesano de palillos de pizza sobre la faz de la tierra: Hattori Hanzo. Sabía que hacía tiempo que había jurado no fabricar más palillos por el peligro que suponían para el ojo de toda persona cerca de quien los usara. Tras prometerle que de fabricarme los mejores palillos de pizza los utilizaría para enfrentarme a Mourinho además de para ingerir deliciosas cantidades de carbonara del mercadona, accedió. Pasé meses tortuosos entrenándome en el arte de meter objetos puntiagudos por el globo ocular ajeno, me hice un nombre con mis hazañas cobrando venganza a aquellos individuos violentos que gustan dejar tuerto al prójimo. Finalmente me enfrenté a Mourinho y desde entonces solo saca el dedo para hace la peseta.
Tras toda la sangre derramada y todo el colirio de garrafón que enriqueció aún más a varias empresas farmacéuticas, me jubilé en mi momento de gloria y lo celebré con mi propósito original: engullendo sin compasión una pizza carbonara marca blanca de tarradellas y de paso realizando la prueba de la umbrionada.

La convivencia. La convivencia entre pájaros no es solo encontrarse el nido (o la cama) lleno de plumas ajenas.

No.

Obviamente es algo más complejo.

Es encontrarse el cepillo de picos cambiado de sitio y la pasta doblada por la mitad. Es ir a por cereales por la mañana (o insectos envasados, u ojos en frasco) encontrarte que ya no quedan y que ni siquiera lo apuntaron en la lista de la compra.
Es hallar la tapa del váter siempre bajada (es que es molesto porqué luego hay que subirla :P ), quedarse sin sábanas en mitad de la noche, o que en vez de dormir, el maldito pajarraco nocturno, se quedé toda la noche cazando ratones imaginarios o leyendo con la luz encendida, y que, cuando, no sea así, y AL FÍN se duerme... ulule molestamente en sueños.
La convivencia puede ser una pesadilla. Como cuando vas a c@g@%, sí, sí, dije cªg#&, ca-&~$. ¡¡¡J#d3%, dejad de censurarme!!! ¬____¬  Ains… U.U vaaaaaaaaaale: defecar, “como cuando vas a de-fe-car y te encuentras que gastaron todo el papel de váter.
También la convivencia es que te griten por estar jugado a Call of Duty a todo volumen cuando están estudiando, o que te regañen por cualquier cosa mínimamente molesta que hicieras inconscientemente como darle pataditas en la silla de forma repetitiva e insistente (bueno, quizás no tan inconscientemente), o que te critiquen por graznar solo, etc…

Por suerte, ninguno de estos inconvenientes se da con mi búhita. Conviviendo funcionamos como un reloj. ¡Hasta juega conmigo al Call of Duty! Nunca había visto problema alguno, ningún de los clásicos inconvenientes de la convivencia de los que suelen decir… hasta que…
Vi…

(esto es fuerte música de suspense maestro:)

Que comía pizza…

¡¡¡¡Con palillos!!!!

¡¡¡Obvio que no podía ser perfecto!!! Pero eso pasaba de negro cuervo. ¡¡No era normal!! ¿Dónde se ha visto?
Le pedí que no lo hiciera, le supliqué, y hasta la lleve a especialistas en el tema. Por desgracia, esta rareza cada vez es más común y no tiene tratamiento.

Por suerte, como ella siempre dice: todo se pega menos la hermosura.