Galería Umbriana

Subida por adnes

Anécdota:

Poco a poco conseguimos tenerlo localizado. El problema era que esta gente que trabaja en las sombras... no suele tener horarios y lugares de encuentros fijos... así que no podíamos preveer sus pasos y tan solo nos quedaba contarle a todo el mundo nuestro cometido, para que entre conocidos y amigos, conformáramos una red de aviso para quien, en cualquier momento, pudiera toparse con el susodicho (llamémoslo Jonh Smith).

Un día, por fin sonó el teléfono que teníamos reservado sólo para llamadas relacionadas con la misión (la Umbrionada) ese día nos informaron de que se habían cruzado con una persona que encajaba con la descripción que habíamos repartido, lo habían seguido y después de un buen rato, se les ocurrió averiar el transporte habitual de Jonh Smith, de tal manera que durante unos días, quizás alguna semana si conseguíamos sobornar al mecánico, Jonh S. tendría que moverse a pie y sería mucho más fácil de localizar.

Así fue. Sólo era cuestión de tiempo que recuperara su descapotable negro con volante a la derecha, así que pasadas 42 horas preventivas del accidente (para que nadie nos relacionara con lo ocurrido), nos acercamos a aquel hombre con gabardina.

La sorpresa vino entonces... Jonh Smith era una mujer.

¿Cómo había conseguido engañarnos?

La respuesta nos venía como anillo al dedo: John Smith vendía las mejores barbas artesanales de contrabando de este lado del país.

Si teníamos alguna duda, no pasó de aquí. Le comentamos que estábamos interesados en cinco ejemplares, y después de comprobar que no le tendíamos ninguna trampa, que no teníamos nada que ver con la policía, que teníamos suficiente dinero para pagar lo que pretendíamos comprar y que nadie sospechoso se movía por la zona, desplegó su gabardina y nos enseñó lo que veis.

Todas eran geniales, pero la genialidad es un poco cara, así que al ver a esas cinco barbas estándares y algo simples, supusimos que estarían a nuestro alcance.

Pago realizado, barbas en una bonita bolsa de compras, con su bono de descuento para próximos encuentros y la promesa de que nunca habíamos estado allí comprando nada.

Luego sólo hizo falta colarnos en una fiesta de mi hermana, pedirle que trajera a cinco chicas dispuestísimas a coger una piedra en una mano, ponerse una barba y posar para la cámara.

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_{Por supuesto que las fotos son sólo una vulgar recreación, John Smith existe no existe, y por lo tanto fabrica no fabrica las mejores barbas de este lado del país.}

_{Sin embargo, no pudimos evitar comprar la mejor barba de aquel momento del mercado, no para la Umbrionada, sino para nuestra colección personal:}