Galería Umbriana

Umbrionada 2014: Motosierras en Llamas F.P.S.L.

09. Junto a una estatua, imitando la pose de ésta.

09. Junto a una estatua, imitando la pose de ésta.

Subida por Mooneyes

Va de leyendas esta prueba. Y no es para menos. Es que las estatuas guardan muchos secretos bajo su piel pétrea.

La leyenda de Potty.

Cuenta la leyenda que la construcción de la ciudad de La Plata fue encargada a los masones.  Cuenta que está inspirada en la obra de otro masón, Julio Verne, y que el diseño fue encargado a un miembro de la logia argentina, Pedro Benoit. Que se le encargó construir una ciudad maravillosa, con un trazado matemático perfecto que deleitara la mente y la dotara de espacios verdes que permitieran descansar los sentidos. Que debería contar con numerosos monumentos y una grandiosa catedral a imitación de las viejas ciudades europeas.

También cuenta la leyenda que la ciudad no debía olvidar a sus constructores. Que los frisos deberían llevar compases y antorchas, soles antiguos y águilas bicéfalas. El ojo del gran arquitecto. Que catacumbas y pasadizos secretos debían comunicar los principales centros políticos y religiosos para acceder a ellos facilmente. Y por sobre todo, la plaza principal, debía ser una orgía de simbolismos y burlas a la Iglesia que durante tantos años les había dado caza.

Cuenta la leyenda que, entre jarros con faunos e Inviernos burlones, se colocó un Arquero. Acechante debía acabar con la tiranía eclesiástica, pero la Iglesia advirtió esto a tiempo.

Cuenta la leyenda que se intentó remover la estatua de su lugar sin éxito, produciéndose accidentes extraños entre los operarios y los directores cada vez que se emprendía la tarea.

Los ancianos de la ciudad cuentan que, resignadas, las autoridades de la Eclesiastía platense optaron por desarmar al Arquero para frustrar sus planes.

Cuenta la leyenda que desde ese entonces, el Arquero aguarda paciente. Sabe que un día, su arco volverá a sus manos y su flecha, que apunta a la Cruz, la hará caer. Cuenta la leyenda que ese día, un nuevo orden nacerá y que los masones habrán colocado por fin, la piedra angular de la ciudad.

La Leyenda de Diluvi.

Cuenta la leyenda que había un hombre, un príncipe que había desafiado a los dioses. Un príncipe que estaba tan hastiado y cansado de la vida que no le atraía absolutamente nada.

Se pasaba las horas mirando, sentado en el alféizar de sus aposentos, a los transeúntes que pasaban por la plaza de su futuro reino. Pero, nada le atraía. Nada le sacaba de su sopor.

Decidió, pues, retar a los dioses, diciéndoles que el mundo que habían creado y en el que ellos mismos no habitaban era aburrido, estático, eterno en su lentitud. Contrariados, los dioses decidieron dar un escarmiento a aquel joven príncipe. Riéndose entre ellos, su decisión no se hizo esperar.

Una buena mañana, el joven príncipe volvía a estar en su ventana, hastiado y con un sopor terrible, lamentándose de haberse despertado aquella mañana. No estaba siendo un gran día, como no lo habían sido los anteriores. Sin embargo, su último suspiro llegó.

Antes de que se pudiera darse cuenta de lo que estaba pasando, su cuerpo comenzó a tornarse gris, pasando a ser rugoso y duro. Horrorizado, y sin entender lo que pasaba, se lamentó de su desfachatez. Mientras, los dioses reían.

En un último intento de moverse, el joven príncipe quedó tal y como le recordaban los habitantes de su reino: sentado, con una pierna cruzada, hastiado, el codo apoyado en la rodilla, y el rostro en la palma de la mano. Su castigo: la pereza eterna.

Años han pasado desde aquel aciago día, pero el destino del príncipe siempre ha sido el mismo: mirar, sin pestañear, el movimiento y el ajetreo de la gente que pasa por delante de su mirada cansada, envidiar a los mortales en su baile frenético día tras día, querer que un corazón lata en su pecho.

Fue, en ese momento, cuando un día, decidimos llegar y hacer tal prueba para la Umbrionada. El Cuervo se subió a aquel pedestal de piedra de un salto, sin dar muestras de quejas de lo que quemaba aquella cosa.

Rápida, le indiqué cómo ponerse, y le hice la foto. Dándole el visto bueno, decidimos que ya habíamos cumplido. Cuando nos disponíamos a irnos, fue cuando escuchamos un lejano lamento, como un suspiro perdido y jamás escuchado antes. Nos miramos, algo perplejos. Nos encogimos de hombros y lo achacamos a la imaginación, a que nuestras mentes se estaban friendo por el calor.

O, quizá, fuera el lamento de un hombre encadenado a la eternidad. 

P.D.: El Oso y el Madroño is the best, así que, aquí va nuestro tributo a él *.* I miss you, oso y Madroño *.*

02/10/2014, 11:51

09/10/2014, 17:14

Me encanta esta prueba xD

09/10/2014, 17:56

Me encanta esta prueba xD

La verdad es que es muy divertida, invita a ir buscando estatuas a las que imitar. XDDDDD

Kagu
 
18/11/2014, 21:17