Partida Rol por web

Doy un respingo cuando Txetxu vuelve a hablar ene se tono altivo e imperativo, y es entonces cuando me doy cuenta que mis compañeros no parecen muy dispuestos a entablar conversación, al menos ninguna seria. Entonces tiro un poco de la manga de Osorio para que retroceda y deje de provocarle más. A veces me sorprende su capacidad para abstraerse de lo que es sensato.

-No importa quiénes somos, no vamos a dejar que sigas adelante.... Txetxu- pronuncio su nombre en un intento de que reaccione a él y le traiga algunos recuerdos -Nosotros también hemos vivido momentos duros por parte de la gente que no es como nosotros, y no sólo aquí, eso sucede en cualquier ciudad. No nos entienden y por ello nos ven cómo un peligro, pero matar a unos cuántos de ellos no solucionará en absoluto tu problema, sólo te causará más enemigos y más dolor cuando te des cuenta de que la mayoría eran inocentes que no lo merecían. ¿Qué pasa con los niños?, ¿y los ancianos? Piénsalo bien Textu, aún estás a tiempo de no ceder al infierno y convertirte en su brazo ejecutor- intento convencerle y hacerle reflexionar sobre su decisión, al fin y al cabo todavía no nos ha atacado y eso puede ser buena señal. Su estado de ira me hace pensar en lo que sería capaz de desembocar el propio Kamal si no nos tuviera a nosotros para refrenarle en esos momentos. Tal vez también sucumbiría.

¿Servirá de algo la compasión? ¿Será capaz de albergar aún tales sentimientos esta criatura? Parece que tan sólo la pura rabia y el odio la mantengan en pie, con vida, parecen ser la leña de su fuego…

Patricia está ganando tiempo. Debemos probar. Quizás haya una forma de no tener que enfrentarla…

Pero y ¿si hubiera que enfrentarla? ¿Cómo hacerlo? Primero inmovilizarla… luego… el fuego no le hace daño… tal vez un relámpago… tal vez el Altísimo pueda realmente helar las llamas del infierno…

Piensa, Alonso, piensa…

La visión del mercader transformado por su pacto diabólico, por la ira y el rencor me hacen atragantarme, aunque me mantengo en mi sitio, más aún cuando Patrícia corre a refugiarse tras de Alonso y de mí. Sin embargo, ante las palabras de aquel monstruo, no puedo evitar sentir la congoja de la culpabilidad. Hasta no hace ni media hora yo estaba siendo presa de la ira, ¿podría llegar a convertirme en algo como eso? Las imágenes de sangre y muerte en la Granada que cayó ante mis ojos parecen arremolinarse alrededor de mi cabeza con cada palabra de Maçueles. Justamente eso me llevó a Despertar, mi comprensión de que la ira era un pecado horrible, que dividía a los hombres, que los hacía estar solos y ser desgraciados hasta el punto de querer matar y abandonar cualquier razón humana.

Quiero callarme y dejar hablar a Patrícia, que parece más ducha convenciendo con las palabras. En cualquier caso lo es más que yo, pero no puedo evitar sentir una obligación a hablar. Mis palabras casi estallan en mi boca, mientras mi mano se aferra a la empuñadura de mi hoja, dispuesto a defenderme si a esa bestia se le ocurriese atacar.

¡Has matado a tus seres queridos! ¿No te das cuenta? La ira sólo trae más ira, más dolor. La sangre llama a la sangre, y es un juego horrible, Maçueles. Perdonar es difícil, y olvidar imposible, pero hay que ceder a veces. Matando sólo conseguirás más muerte, y esos demonios a los que te has unido sólo se ríen de ti, sólo eres un juguete para ellos, y no se cansarán nunca. Si tú les haces caso, sólo consigues que lo que te pasó a ti vuelva a pasar una vez más, y así hasta el fin de los días, Maçueles. Acaba con esto, reniega de tu odio, o sufriréis más aún, tú y todos.

Mi mirada se escapa de vez en cuando hacia los árboles, que han empezado a prender, atento por si el fuego o algún árbol que caiga nos amenaza en algún momento.

Ante las palabras de Kamal el monstruo antes como conocido como Txetxu Maçueles parece dudar. Su gesto se contrae y frunce el ceño, pero parece como si toda la rabia presionara por salir desde su interior. Sus venas se hinchan y se marcan sobre la curtida piel carmesí. Casi no puede hablar, gruñendo como un animal sujeto.

-¡No es verdad!.... ¡Ellos han destruido mi vida! ... ¡Y ahora acabaré CON ELLOS!- Parece como si no pudiera echarse atrás. Parece dispuesto a atacar.

Es su última oportunidad de intervenir antes de la inminente confrontación.

- ¡Maçueles! ¡Escuchame! Es justo que quieras venganza, mas no así. Si sigues con esto no solo el pueblo perecerá. Todos los reinos, toda la tierra y los mares, sucumbirán al horror y la destrucción de tu señor demoniaco. ¡Tú no serás más que su perro sin voluntad ni consciencia! ¡¿Para qué quieres una venganza así?! ¡No la podrás disfrutar! ¡Abandona este propósito, deja al demonio, y yo te ayudaré con tu venganza! ¡Una venganza que puedas saborear de verdad! ¡Tienes mi palabra!

Contengo el aliento, cómo tantas otras veces, cuando Maçueles acaba por no ser convencido y amenaza con atacarnos para sacarse la molestia que suponemos de encima. Sin embargo, por un momento, ha parecido dudar, así que en el fondo de su ser sabe que está equivocado y todavía queda algo de él, pero no lo suficiente para sobreponerse al dominio del propio Diablo.

Me santiguo, apiadándome de él ahora que compruebo que sólo se ha convertido en un pobre títere endemoniado, retrocediendo todavía unos pasos más. No seré la primera en intentar frenarle hasta estar completamente segura de que nos hará daño y no hay otra manera de deternerle que no sea mediante la violencia.

Al ver que está dispueso a atacar, adelanto mi espada dejándola preparada para defenderme, lentamente, intentando no ser más amenazante que él, y mirándolo directamente a los ojos, ya que parece que guarda aún algo de sentido.

-¡Tiene cuernos la cosa!

Osorio da un paso atrás y saca su fiel cuchillo, aunque sabe que probablemente no pueda hacer mucho daño con él. Los ojos del monstruo, sin embargo, son tan humanos...

Ante un aullido del demonio-hombre las llamas se avivan y parece dibujarse una figura en ellas...

Yo también retraso acción a ver mejor que o quien es la figura de fuego y que hace Maçueles

El monstruo antes conocido como Tetxu gruñe una serie de palabras incomprensibles en un oscuro idioma que resulta ofensivo y blasfemo y una columna de fuego se alza, tomando esta la forma de una silueta humana ante vuestros asombrados ojos. Esta silueta humana de fuego se dirige hacia vosotros prendiendo todo lo que toca y con, parece, malas intenciones...

- Parece que se acabaron las negociaciones. Rápido. Unamos nuestras oraciones para convocar a los ángeles y que paren a esta criatura, que cada paso que de con un propósito malvado sea castigado con mil veces el dolor que desea causar. – desenfunda su espada a la par que comienza a orar a los arcángeles - Gabriel, Uriel, Miguel, Rafael, acudid a nuestra llamada, parad al siervo del infierno, apagad sus llamas infernales, impedid su avance, causadle mil veces el dolor que desea causar si no desiste en su intención, hasta que vuelva a las profundidades de donde ha salido. Gabriel, Uriel, Miguel, Rafael,…

Tiro areté y aplica lo que corresponda.

En principio mi idea es otro hechizo conjunto para hacer una versión medieval de la Maldición de la Fricción y de levantar una barrera para que no pase XD

No sé si será Fuerzas + algo… :S

Mantengo mi postura, con el ceño aún más fruncido ante la visión del espectro de fuego que se nos acerca. Al notar que enseguida Alonso empieza a recitar un ruego a los ángeles, por lo que me uno a él, murmurando mi propia alabanza para, al menos, ayudarlo, a pesar de mi nulo conocimiento de las fuerzas de la naturaleza.