Partida Rol por web

Teniendo en cuenta lo caótico de los tiempos últimamente y que acabamos de conocer al tal de Luna, me levanto justo en cuanto Patricia acepta intentar curar al hombre. La sigo hasta donde nos guíen, mi mirada fija en cada uno de los movimientos de nuestro nuevo conocido.

Alonso enarca levemente una ceja al ver la rápida reacción de Kamal, lo cual le ayuda a reprimir otra sonrisa pícara que iba a asomar en sus labios, evitando seguramente un problema con el protector de Patricia. Alonso se levanta, haciendo un ademán con el brazo para que Patricia y Kamal pasen primero.

- Mi habitación da justamente a la cocina. Verán la puerta abierta, si desean pasar ustedes primero. - mira a Luis - Si desea también unirse a nosotros es bienvenido, no quisiera ser la causa de aburrimiento al quedarse vuesa merced aquí solo sin compañía.

Espera por si Luis también se quiere unir, y después se dirige a la habitación con todos los que vayan. Tampoco discutirá quien pasa primero (si insistís en que sea él), pero en las puertas insistirá en dejar pasar primero a Patricia, y si esta lo hace ofrecerá pasar primero a Kamal y Luis (si viene).

Ya una vez en el cuarto, se despoja de la camisola sin esfuerzo, tal y como lo haría alguien en buenas condiciones y no quien tuviera una tajo profundo en las costillas. Esto deja claramente visible un vendaje prieto entorno a su costado, la cual tiene una mancha de sangre entorno a la zona de su herida. La sangre del vendaje parece aún fresca (es de justo antes de empezar a hablar los cuatro en el salón).

- Vos direis - mirando a Patricia - Hace un rato intenté explorarme yo mismo tal y como vi hacer al prácticante del barco, y fijaos - mirando la mancha de sangre - el desastre que propicie.

Al retirar la venda muestra una herida totalmente cicatrizada, como si hubieran pasado muchos días desde que se hiciera y hubiera curado naturalmente.

De repente se levanta un andanada de un fuerte viento, que de tan fuerte abre varias ventanas y hace cerrar violentamente ciertas puertas. Sentís a Regina dando un pequeño grito ahogado de miedo, pero cuando vais la veis con una serie de vasos en los brazos, pero sana y salva.

-Que susto, pensaba que alguien entraba con malos modales de repente. Últimamente el tiempo está de lo más extraño.-

Enarco una ceja, sorprendido ante lo que acaba de pasar. No he visto hacer nada ni a Patricia ni al hombre, pero al hombre lo conozco menos. Miro de reojo a mi protegida y le pregunto: ¿Patricia?

No obstante, mientras espero su respuesta, me concentro, esperando sentir de dónde ha venido la energía capaz de hacer esos milagros.

Dirías que en el viento has escuchado una risa ahogada, pero totalmente perversa. Al ser tan breve el episodio no estás muy seguro, pero te escama mucho todo esto.

Enseguida, sin darle tiempo a responder a Patricia, la agarro de la mano y la hago hacia atrás.

Hay algo maligno aquí. Algún artero djinn está metiendo sus sucias manos en nuestro camino. ¿Quién sois verdaderamente, Alonso de Luna? -exclamo, mirándolo con el ceño fruncido, mientras arrastro a Patricia detrás de mí y llevo mi mano derecha a la empuñadura de mi hoja.

-Creí entender que la herida fue ayer...- comento perpleja y dubitativa tras retirar el suficiente vendaje para comprobar que ya no queda rastro alguno, lo cuál me recuerda inevitablemente a la preciada ayuda de Belasko meses atrás.

Niego con la cabeza a la pregunta de Kamal, yo todavía no tengo esa bendición para curar a las personas, aunque e de admitir que me haría feliz.
Enseguida tira de mi mano con firmeza y retrocedo unos pasos hasta quedarme tras la protección de su amplio cuerpo, asomándome un poco por uno de sus costados mientras me sujeto a su ropa como una chiquilla asustada.

Veo cómo la mano de mi compañero se dirige con rapidez a su empuñadura, lo cuál ya esperaba, pero no puedo evitar apoyar la mía sobre la suya para que se detenga.
-Dejemos que se explique...- susurro por lo bajo brindando el beneficio de la duda. Es posible que sea un demonio maldito pero por el contrario podría haber sido bendecido como nosotros mismos.

Alonso se estremece levemente al sentir las manos de Patricia tocar su cuerpo para retirar el vendaje.

Al ver su herida completamente cerrada, al ver la cicatriz donde poco antes había una herida profunda, abre los ojos de par en par. Mira a Patricia sorprendido, y sin dar tiempo a reacción alguna, coge sus manos, las cuales empieza a besar profusamente.
- Bendita seais señorita. Vuestras manos son los de una sanadora. ¡Qué digo los de una sanadora, los de una santa!

Se arrodilla a los pies de Patricia besándolos también profusamente.
- En verdad que sois una santa señorita.

Mira a Kamal.
- Bien haceis caballero en proteger a esta santa dama, bien lo haceis, pues sea cual sea nuestra religión no se puede negar que ha sido bendecida por el cielo.

Mira a Patricia.
- Santa Patricia, a Roma deberíais ir. El Papa debería saber que hay en la tierra una santa sanadora como vos. ¡Qué digo el Papa, todo el mundo debería saberlo! Llamemos a Regina, ella también se asombrará de ver el milagro que habeis realizado, Santa Patricia.

Desde el suelo mira a Kamal.

- Yo nada sé de djinns ni de demonios, pero buen caballero, no debéis recurrir a tales invenciones por ocultar la verdad de vuestra protegida. No soy un ignorante temeroso de los demonios, mas sí soy un hombre de fe con la mente abierta y capaz de aceptar la bendición de la Santa Patricia que aquí nos acompaña.

Ahogo una exclamación de asombro ante la reacción impetuosa de Alonso, que besa mis manos con admiración sin darme le oportunidad de retirarlas hasta que las suelta.
El rubor sube un poco a mis mejillas, poco acostumbrada a este tipo de gestos, cómo ya sucedió en el pasado cuando Belasko me agradeció mi ayuda.
Entonces se pone de rodillas y retrocedo un par de pasos completamente aturdida, mirando de reojo a Kamal hasta refugiarme tras de él.

-Po-por favor deje de hacer eso, levántese, yo no he hecho nada- admito negando con la cabeza sin comprender demasiado bien lo sucedido.
-La herida ya estaba sanada antes de que yo pudiera verla, así pues, si nadie más le atendió, tuvistéis que ser vós- mis cejas permanecen arqueadas y mi mirada inquisitiva.
Recuerdo ese tiempo, no muy lejano, en el que no era consciente de las bendiciones que podía obtener del Señor para ayudar a los justos y necesitados.

Alonso sorprendido y abrumado por la negativa de Patricia, coge rápidamente sus vendas y se las tiende, pero sin acercarse más.

- ¿Como podéis decir eso? Mirad, mirad. Esta sangre es fresca, de poco antes de salir a la habitación donde les vi. Tocadla, aún está humeda. Yo intenté explorarme, como ya os dije, pero sólo conseguí hacer que sangrara más la herida.

Deja las vendas entre él y Patricia y Kamal, levantando los brazos sin hacer gestos bruscos, para no asustar a Kamal.

- Mirad, no tengo otra herida de la que haya podido salir esa sangre. Mirad por favor, y dejad de engañadme así. Si es vuestro deseo que guarde el secreto de vuestros milagros, lo haré, lo juraré por Nuestra Señora de las Angustias - llevandose una mano a la medalla de su cuello, y besándola - De verdad que lo haré si es vuestro deseo, pero no intenteis hacerme creer que es mentira el milagro que he presenciado.

-¿Que es este alboroto? No son horas para andar dando gritos.- Escuchais la voz potente de Regina reprendiendoos. -Ahora son horas de dormir, o como mucho de acabar de cenar. Va... que voy a ir cerrando.-

Agarro más fuertemente la empuñadura ante la reacción de Alonso y deslizo su hoja algo hacia arriba, haciéndola sonar contra el cinturón que la mantiene atada a mi cintura. Y haciendo caso de la posadera que nos increpa desde fuera a bajar la voz me acerco y le susurro, en un tono de evidente amenaza.

Alejaos de la dama si no queréis que pierda la paciencia y deje de escuchar vuestras palabras para hacer silbar mi hoja. La señorita no ha sido responsable de esto, y sé que aquí no hay milagro sino un vil engaño de los demonios -sin dejar de mirarlo, me dirijo a Patricia con mis palabras-. Patricia, hacedme caso, sea o no sea cosa de este hombre, aquí no hay más que brujería de la más negra.

Doy un pequeño respingo cuando la voz de Regina irrumpe en la habitación, deseando que no haya escuchado realmente nada de lo dicho en el interior.
Miro las vendas que Alonso ha depositado en el suelo cerca de nosotros y mi ceño se frunce ligeramente.
-Lo lamento de veras, pero realmente yo no he concebido tal milagro- parece no querer aceptar que ya estaba sanado antes de que yo llegara, aunque en realidad es comprensible.

Kamal apoya mis palabras con un gesto y una expresión mucho más amenazante e intimidante, ¿es necesario...? Entonces me explica lo convencido que está de que ha sido magia negra y con un escalofrío de espanto retrocedo unos cuantos pasos.
Parecía amable... supongo que ahí está el engaño.

-Me temo que será mejor retirarnos...- miro a Kamal de reojo y me dispongo a salir de la habitación.

Alonso da dos pasos hacía atrás aún de rodillas.

- No creeré vuestras mentiras, mas mantendré mi boca cerrada al respecto, pues parece ser vuestro deseo. - mira a Kamal a los ojos - Pareceis hombre de honor, ¿en verdad atacaríais a un hombre sin arma en mano, de rodillas, medio desnudo, y que no ha cometido crimen o pecado contra vos? - mira a Patricia y asiente - Retiraos, por favor, pediré a Nuestra Señora de las Angustias que nos proteja de esa brujería negra que dice vuestro amigo sentir, tal y como le pedí que aliviara mis heridas poco antes de encontraros señorita Patricia. - mira a Kamal - Si encontráis la fuente de esa negrura, contad con mi acero para acabar con ella. Aquí estaré.

Alonso cierra la puerta cuando salen Patricia y Kamal. Se queda de pie, con la espada desenfundada, la punta tocando el suelo y el pomo debajo de sus manos. Mira a su alrededor con los ojos entrecerrados, liberando su mente para permitirse sentir lo que los sentidos normales no pueden percibir.

Después, comienza a controlar su respiración, para elevar con calma y en susurros su plegaria a los espíritus de la vida, de este mundo y de los que hay más allá.

- Espíritus de estas tierras y de las de más allá, mirad profundo, mirad bien. Ved sus esencias, y decidme si estas han sido despertadas a los milagros o no.

Tras recibir la respuesta de los espíritus, reclama sus servicios unos instantes más.

- Espíritus de estas tierras y de las de más allá, esperad unos instantes, pues temo otras presencias aquí. Id y ved lo oculto y lo visto, venid y susurradme cuantos vivos y cuantos muertos hay en estas cercanías.

Algo de razón deben tener Kamal, el repentino viento es una mala señal y es algo a lo que la supersticiosa gente del mar presta atención. En todo caso no podrias decir mucho más sobre el caso.

No parece haber más gente en el lugar que los cinco ocupantes y no parecen tener diferencias dignas de mención.

Antes de iros a vuestro cuarto, un lugar en la buhardilla con mullidos colchones de paja que viene a ser el lugar donde descansa la gente cuando no hay habitaciones libres, tomáis algo de la sopa de pescado que ha preparado Regina, que sabe deliciosa debido a vuestro hambre. Con el buche bien lleno os entregáis a los brazos de Morfeo con la satisfacción de tener al menos un techo sobre vuestro.