Partida Rol por web

Enseguida me siento mejor, y parece que recupero las fuerzas. Ha sido Alonso, que ahora está a mi lado. Le lanzo una mirada de reojo, a falta de mayor libertad para agradecérselo, pero enseguida devuelvo mi atención al que intenta golpearme con una vara. Sin pensarlo demasiado, lanzo una estocada a su abdomen.

El tipo del bastón para el golpe sujetando este con ambas manos, contraataca con un barrido que pasa por delante de las narices de Kamal sin rozarle siquiera. El tipo herido antes por Kamal intenta golpear a Alonso aprovechando que su atención estaba centrada por el ahora caído y lo apuñala traicioneramente hincándole la espada corta en la espalda, en el omóplato izquierdo..

Te diriges a hablar con tu prima y ella te responde:

-SATOR AREPO TENET OPERA ROTAS-

De repente sientes como te atrapan una especie de raíces y te encadenan contra una pared carnosa. Y vuelves a escuchar una voz atronadora.

-Dinos quien eres o de donde eres o muere.-

Y parece ir en serio, sientes como las astillas se te meten en la piel.

Parpadeo aturdida mientras sigo mirando a mi prima desconcertada. ¿Será ese el idioma del infierno? Me quedo pensativa por unos segundos, dándom cuenta de que la frase se pronuncia igual en ambos sentidos, pero aún así eso no significa nada para mí, no comprendo en absoluto el mensaje... si es que realmente hay alguno. Empiezo a pensar que sólo quieren volverme loca entre todos.

Sujeto mis sienes con ambas manos y aprieto los ojos unos segundos, sacudiendo la cabeza, deseando que al abrirlos todo se haya esfumado... pero no es así, siguen ahí como si nada... así que me acerco un poco más a Neus.

-Me temo que no te entiendo... ¿puedes repetirlo en catalán...?- le pido dubitativa.

Sientes como te hormiguea la mente, casi dirías que estallaría. Es como si la tuvieras embarazada y estuvieran intentándose librar de la placenta los embriones. Pronto lo hace, y es como un sol, radiante y multifacetado. Como el ojo de una mosca ves a través de un prisma, solo que la palabras no es "ves" sio "veis", eres Patricia la niña que lloraba frente a su casa quemándose, eres Patricia la que escuchaba gozosamente a Sor Teresa en aquel claustro, eres Patricia la que recibe llorosa las reprimendas de Tio Enric, eres la humilde Patricia que cocina para la pequeña compañía de teatro de tres, eres la Patricia que da a luz en el trastero de una posada, la Patricia que hace siglos adoraba a una imagen de Hera, la Patricia que se enfrenta a los ojos azules y fríos como el hielo del Rey Diablo...

Quedan tres por delante de vosotros, el del bastón está ileso como el que antes cantaba una extraña tonada en una lengua incomprensible. Este último ha sacado una daga entre sus ropajes, pero con animo más de defender que de atacar. El herido alza con las fuerzas que le quedan su espada corta.

Alonso lanza una estocada hacia abajo para intentar acabar con su enemigo, pero las heridas de su pierna le hacen perder el pie, fallando por poco. No obstante, el andaluz no ceja en su empeño lanzando una segunda estocada rápida, consiguiendo herirlo levemente aunque su pierna le haya vuelto a fallar; motivo al que achaca su mal acierto en estos momentos.

Maldiciendo por lo bajo, sobre todo por lo absurdo de la situación mía y de mi contrincante, de golpes sucesivos al mero aire, vuelvo a atacar, gruñendo frustrado.

Pronto empiezo a tambalearme, sujetándome la frente y notándola sudorosa y ardiente, aunque ni siquiera me percato demasiado de ello cuando empiezo a mirar alrededor viendo cosas imposibles. Recuerdos, hechos presentes, ficticios, futuros... ¿quién sabe? Nada parece tener sentido y a la vez es revelador.
Ante tanta información no puedo evitar acabar de bruces en el suelo llorando compulsivamente a causa del propio dolor, el miedo y la incomprensión. No soy una guerrera, soy débil, lo he sido siempre, no creo poder superar esta prueba tan dura.

Tras unos segundos en los que el suelo se remueve bajo mis manos, salpicado de mis lágrimas oscuras, me decido a levantar la vista intentando contener las lágrimas, pero entonces viene lo peor.
Una mirada fría y de una maldad infinitas, que me escruta hasta atravesarme y helarme la sangre. Contengo el aliento y aprieto tanto las manos que llego a hacerme sangrar en la palma de las manos, pero ni siquiera me percato.

Finalmente no puedo mantener por más tiempo la mirada y me rindo a la cobardía, cubriéndome el rostro con ambas manos para sencillamente no ver nada... 

El judío llega hasta el peñaso y evalúa rápidamente la situación. Alonso está trabado en combate con un encapuchado y Kamal, herido, también parece hacerles frente. Con celeridad, mira al frente:

-Maravilloso, ahora se pone a cantar. ¡Y no es un villancico, precisamente!

Y sin pensarlo demasiado detenidamente, se abalanza sobre el encapuchado que entona el cántico.

Kamal lanza una estocada con su curva espada y consigue atravesar al hombre del bastón, el cual no puede hacer más que palparse las entrañas, sigue vivo, pero no parece muy dispuesto a seguir luchando. Por su parte Alonso empieza a dar mandoblazos al encapuchado de la daga, adelantándose a zancadas, este intenta retirare y puede esquivar uno de los ataques, pero el otro se le hunde profundamente en la pierna. El tipo de la espada corta intenta acercarse al espadachín andaluz y hundirle la hoja traicioneramente como antes, pero tal es su fuerza y su ímpetu que casi es arrollado y solo consigue arañar el aire.

De repente, sin que nadie lo haya visto al estar en el fragor de la batalla, una silueta corre unas buenas yardas campo a través y se lanza hacía el encapuchado de la daga, empujándolo y tirándolo al suelo antes de que pueda decir nada más.

Alonso parece haberse adaptado rápidamente al nuevo movimiento de su cuerpo, causado por las heridas que ha sufrido, utilizándolas a su favor en lugar de en contra.

De un solo golpe, aprovecha la inercia que le da la caída provocada por su pierna herida, ataca al hombre en el suelo rajando su espalda con su espada, para continuar con el mismo en un giro que llega hasta el costado del hombre del bastón, a la par que él flexiona sus rodillas, acuclillándose, terminando de darle impulso al giro.

Veo que mi contrincante se agarra el abdomen y no parece muy capaz de seguir peleando. Sin embargo, para evitar sorpresas desagradables, prefiero tumbarlo, dando un golpe a su cabeza con la empuñadura de la espada.

Kamal golpea la testa del tipo del bastón con el mango de su alfanje, no consigue tumbarlo pero parece totalmente desorientado y da bastonazos al aire sin ninguna puntería. El tipo que ha caído al suelo empujado por Osorio intenta quitarselo de encima y lo consigue parcialmente antes de ser ensartado por Alonso. Alonso vuelve a girar la espada y finiquita al tipo del bastón.

Con sus compañeros muertos solo queda el tipo de la corta espada, el cual se encuentra muy malherido y solo mantiene la guardia para defenderse de un presunto ataque.

Despiertas zarandeada por unas manos, sobresaltada se apartan de ti, medio grogui no puedes saber quien te rodea, si es amigo o enemigo y optas por alejarte a un rincón asustada. Tienes la mente embotada, como si tuvieras la cabeza llena de paño mojado y parece que todo sigue dando vueltas a la vista. Cuando puedes precisar y enfocar tu vista más ves a tus compañeros de celda mirándote con una mezcla de preocupación, miedo y extrañeza. Al otro lado de la celda solo está el cadáver del tipo del arma de fuego.

Observo alrededor con un grado de paranoia que me hace sentir extraña y muy incómoda, pero al fin empiezo a distinguir las cosas con algo más de claridad... aunque sigo realmente mareada y confusa, pero al menos puedo ver a la familia Buffalà en lugar de a Neus vendiendo su cuerpo.

-Lo... lo siento, no sé qué ha pasado...- confieso con voz todavía débil y temblorosa mientras me paso las mugrientas mangas del vestido por la cara para secarme el sudor y alguna que otra lágrima mezclada con él.
No es la primera vez que siento miedo, pero normalmente alcanzo a comprender lo que sucede a pesar de que no me guste... esto ha sido realmente insólito y perturbador, como una pesadilla hecha realidad.

Observo el exterior de la celda en silencio y finalmente vuelvo a mirarles.
-¿A dónde han ido...?- pregunto mientras me pongo en pie tambaleándome durante un rato hasta que consigo erguirme con más normalidad.

Alonso da unos pasos atrás, retrocediendo hasta detrás de la línea de Osorio y Kamal, dejando que ellos se encarguen del pobre diablo que aún queda allí tendido, prácticamente indefenso.

A la par, su siniestra se lleva la medalla de madera, de la Virgen de las Angustias, a los labios, mientras estos recitan una plegaria a su señora solicitando su auxilio para curar sus heridas, en una entonación de susurro.

- Señora Nuestra de las Angustias, acude a tu hijo, sana sus heridas, ahórrale dolor, evita sus angustias. Señora Nuestra de las Angustias, acude a tu hijo, sana…

Una vez inutilizado el del bastón, queda sólo el de la espada corta. Me acerco a él:

Que Alá se apiade de ti —rezo, por lo bajo, para a continuación intentar atacarlo en vano, lo cual achaco a mi cansancio, aunque me enfada sobremanera.