Partida Rol por web

No... No puede ser.

Las palabras de la enfadada profesora son apagadas ante el estruendo de mis latidos. Esta sensación.. Sólo me he sentido una vez así, y fue cuando... antes de... Me paso la mano por la cara, intentando olvidar aquel día, y la sensación que tengo ahora. Pero no desaparece. Jadeo asustada, pensando en qué podría hacer. ¡Estamos todos en peligro!

Salir del cerrado aseo me asustaba, no sabía lo lejos que estaban, ni el número. Sólo sabía.. que había que escapar. Pero, ¿cómo convencer a los que hay fuera de que un peligro nos acecha, cuando no han visto ningún indicio? Sólo podía intentarlo. Antes de que diga nada más, antes de que se recupere del efecto que causen mis palabras, grito fuerte e intentando transmitir el miedo en mis palabras para que me crea.

-¡Tenemos que salir de aquí! Están viniendo, ya queda poco para que lleguen, ¡la única opción es escapar antes de que nos alcancen! Si no, todo estará perdido. ¡Tenemos que atrancar las puertas!

- Crees que soy idiota, quien crees que está viniendo, ¿te ha mandado una carta a ti para decírtelo?

Golpeó la puerta con fuerza

- Abre de una vez, ya vale de juegos o buscaré al señor Perkins para que abra la puerta

El señor Perkins era el encargado de.... todo, era un hombre amable, de los pocos que te caían bien, pero había perdido el habla cuando sus hijos murieron a manos de esas cosas, nadie le había escuchado articular palabra en años.

Un gran estruendo sonó a tu derecha, bastante lejos, debía ser la ventana, como si algo la hubiera roto en pedazos, algo grande, algo fuerte, algo......... aterrador

CRASH!!!!!!!!!!!

Se escucharon los gritos de la profesora que salió corriendo del baño, seguida del ruido de algo o alguien que parecía correr detrás suyo

- AAAAHHHH, socorro, socorro, correr, correr

Sí que eres una idiota por no creerme.

¿Qué podía hacer? No había modo de que confiase en mí, y más sin pruebas, a menos que...

-¿El señor Perkins? - El amable y callado señor Perkins.. Con él compartía más cosas que con ninguno más. No podía dejar que le pasase nada... -. ¡Sí! - grito emocionada. Ésa era la solución-. ¡Tráelo! Él me comprenderá, y sabrá lo que hay que hacer. ¡Rápido! Si lo traes, prometo salir del aseo...

Si nos movíamos rápido, aún estaríamos a tiempo de evitar el desastre.

Antes de que pudiese hacer nada, el desastre llegó.

El ruido de cristales rotos y los gritos de la profesora me alertan del peligro. Tan sólo puedo quedarme escondida en el aseo, esperando y deseando que los demás se pongan a salvo y que los zombies no sean capaces de llegar hasta mí. Intento contener el aliento para no llamar su atención, pero el horror me hace jadear.

El temor fue pasando poco a poco algo te decía que lo que fuera que hubiera entrado ya no estaba allí, al menos no en el baño. Fuera se seguían escuchando gritos pero ahora mas lejanos.

Algo dentro de ti te decía además que el seños Perkins te estaba buscando, no tenías ni la mas remota idea del motivo, pero sabías que estaba preocupado y te buscaba

La situación parecía más segura, al menos en cuanto a mí. Despacio, para estar a tiempo de encerrarme de nuevo si me encontraba con algún peligro, voy abriendo la puerta poco a poco, mirando alrededor a través de la pequeña rendija.

Termino de abrir la puerta y salgo del aseo, en dirección a las habitaciones, para comprobar el estado de los demás. Por favor que no les haya pasado nada.. Tengo que encontrar al señor Perkins. Él sabrá lo que hacer, estoy segura.

Las imágenes que venían a mi mente, imaginándome lo que debía de haberles pasado a los demás, me convencen de que no debo de mirar alrededor con excesiva curiosidad, ya que podría encontrarme con algo que no quiero ver.

Ando despacio, para no hacer ruido y asegurarme de que no hay ningún peligro. Al salir al pasillo, pregunto en voz baja, temerosa de la respuesta y a la vez deseando oírla.

-¿Profesora..? ¿Dónde está? ¿Se.. se encuentra bien?

Lo que ves al salir no es nada bueno todo está revuelto, hay puertas destrozadas, intentaron parar a lo que entró en las puertas, pero pudo pasar, hay sangre por el suelo, pero no ves cuerpos.

El revuelo se ha extendido al piso inferior. De pronto escuchas una voz de hombre, alguien a quien nunca has escuchado hablar, pero que si lo hubieras hecho sería así..............Perkins. Suena escaleras abajo

- Tarpit, Tarpit

Al fondo del pasillo puedes ver como una sombra atraviesa la ventana, debe ser otra de esas cosas, acaba de entrar por la otra escalera de emergencia del otro lado. Algo que dice que hay otro abajo el de antes, el primero, ese parece mucho mas poderoso................................

Al oír la voz llamándome, desconocida para mí, pero sin duda se corresponde con años de mutuo entendimiento, respondo con una pregunta vacilante, deseosa de que me oiga y, a a la vez, de ser silenciosa.

-¿Señor Perkins? ¿Se encuentra bien?

Una sombra alerta mis sentidos, pruduciéndome una sensación de peligro. Debo darme prisa, debo hacer algo... Si él aún está a salvo, podremos salir de aquí los dos juntos... Tengo que llegar a él antes que ellos, o podría ser demasiado tarde.

Sin pensármelo dos veces, empiezo a correr hacia las escaleras. Si "ellos" no esperan que haga eso, puede que la sorpresa sea suficiente como para escapar.

Comienzas a correr hacia las escaleras que están a 3 metros tuyo, pero el sonido de tus pisadas hacen que la cosa que está en tu planta te escuche y salga corriendo detrás tuyo, está a mucha distancia, y no son muy rápidos, pero ahora te sigue, lo sabes.

Empiezas a correr escaleras abajo, todo lo deprisa que puedes, tan rápido que pierdes un paso en el aire y te precipitas perdiendo el control. Cuando crees que vas a aterrizar en el suelo con los dientes unas manos te sujetan, por fortuna has ido a caer en el momento en que Perkins llegaba casi a tu altura

- Cuidado pequeña, no puedes lastimarte

¿no puedes? piensas

El Señor Perkins lleva un hacha grande en las manos, y parece dispuesto a usarla.

-Ah... ah.. - Abro y cierro la boca varias veces, pareciendo un vulgar pez. La curiosidad y la acuciante sensación de miedo se enfrentan. Ninguna de las dos gana terreno, así que me limito a balbucear rápidamente dos de las preguntas que rondan en mi cabeza.

-Señor Perkins... ¿Qué hace con un hacha? Y.. ¿podemos salir de aquí? Creo que uno de ellos me está persiguiendo-. Y no sólo eso... Otro de ellos está aquí abajo, ¿ha conseguido librarse de él? Miro el hacha de sus manos con nuevos ojos. Es una buena arma defensiva, pero no sé si será suficiente para conseguir irnos. Aún no sé qué ha sido de los demás, ni qué hacen "ellos" aquí.. Prefiero dejar las preguntas para más tarde, ya que sus palabras abren otro interrogante. ¿Qué ha querido decir con "no puedes"?

Perkins se alegra de verte, sus ojos no pueden ocultarlo, te guiña un ojo cómplice

- Si, tranquila, todavía no se como pero saldremos de aquí, pero esto nos ayudará

dice señalando su hacha. Echa un ojo escalera arriba donde ya se escucha a esa cosa bajando

- Venga, sígueme

Al girarte tu también le ves

Te toma del brazo y comienza a correr escaleras abajo, lo suficientemente rápido como para que no te caigas,

- Venga al despacho

Cuando llegas abajo abre el despacho de la directora y la cierra detrás suyo, sujetando la misma con su cuerpo

- ¿Estás bien?, ¿te han herido?

El despacho de la directora tiene un enorme ventanal a la calle el cual está tapado con maderas por motivos de seguridad

Sigues escuchando gritos de niños y niñas a tu alrededor

-Estoy bien, no me he encontrado con ninguno hasta ahora, estaba en el aseo cuando empezaron a llegar... - Miro hacia la ventana con esperanza y ansiedad. Parece que podremos escapar por ahí... Pero, ¿qué ha sido de los demás? Temerosa de la respuesta, pregunto vacilante-. ¿Qué ha ocurrido con todos? Cuando he salido, no he visto a nadie.. ¿Están bien?

Los gritos de los niños me dicen que están vivos, pero no sé en qué estado están, ni qué pasará con ellos. Nunca me han tratado bien... Pero tampoco puedo sentirme impune por lo que les pase. Después de todo... quizás podría haber hecho algo por ellos.

- Si estás bien debemos ayudarles, están en grave peligro, pero recuerda que tu eres lo primero

Dicho eso el señor Perkins abrió la puerta de nuevo justo cuando esa cosa estaba terminando de bajar las escaleras y FUM! le propinó tal hachazo en la cabeza que esta salió rodando junto a sus gafas

Volvió a cerrar la puerta intentando que no vieras mucha sangre

- ¿Estás bien?, creo que ya solo queda uno, ¿preparada?

Eso pensabas tu también, con el golpe del hacha dejaste de presentir a uno de ellos es como si tuvieras una aguja pinchada en la mano y la quitaran

Asiento a su pregunta, no tenemos tiempo que perder si queremos tener éxito, aún sorprendida por su forma de actuar ante los zombies.

-Señor Perkins.. ¿Puedo hacerle una pregunta? - Sin esperar respuesta, formulo el interrogante que está en mi cabeza-. ¿Se había encontrado antes con otros como.. ellos?

Permanezco agazapada tras la puerta, puede que no sepa luchar, pero puedo ser útil de otra forma, gracias a mi "habilidad". No sé si debería contárselo... Podría ayudarle, pero si se lo cuento podría tomarme por loca. No sería el primero después de todo.. Después de pensar unos segundos, considero que merece la pena confiar en él. Después de todo... ha sido la única persona de aquí que me ha tratado bien. Creo que él me tomará en serio.

-Yo.. puedo ayudarle, diciéndole dónde están... Tengo una extraña habilidad.

- Claro hija, llevo años enfrentándome a ellos, no debes temer, o eso espero.

Te dirigió una sonrisa amable

- Ya se que tienes una habilidad, por eso llevo aquí todo este tiempo cuidando de ti, eres muy importante, y nada puede pasarte

Perkins bloqueaba la puerta con su peso y su fuerza.

- ¿Me puedes hacer un favor?, descuelga el teléfono y llama al 658 741 456, será el móvil de Robert, dile que necesitamos refuerzos, que Zacarías está aquí, el lo entenderá

-Eh.. Sí, claro.

Cada vez más desconcertada, busco el teléfono en el despacho. Una vez lo localizo, me apresuro a marcar el teléfono que he memorizado sin esfuerzo. Voy marcando despacio, para no equivocarme. 6.. 5.. 8... 7... 4... 1... 4.. 5... 6..

Mientras suenan los tonos, recapacito sorprendida sobre lo que acaba de decirme. ¿Ya sabía lo que puedo hacer? Frunzo el ceño. ¿Y qué es eso de que estaba cuidándome? Parece que el señor Perkins no es quien aparenta. Es todo muy extraño...