Partida Rol por web

Permanecí en silencio mientras reflexionaba sobre las cosas que los demás iban diciendo. Las palabras de Ed y de Erza me parecían más sensatas. Uno no elige lo que sueña, y mucho menos cómo librarse de ello. La mente se adapta a lo que ella misma produce.. Algo así.

Iba a intervenir, pero el profesor cambió la estrategia de la clase, y de pronto intentó que nos durmiésemos.

No iba a ser difícil en mi caso. El tac-tac rítmico se metía en mi cabeza, taladrándola.

La noche anterior no había dormido mucho, y el madrugón de clases se me empezó a echar encima..

.. La voz del profesor se oía cada vez más lejana.. más lejana.. y se perdió.

Me encontré en una casa desconocida, soleada. No sabía qué hacía allí. No me sentí angustiado, porque el sol entraba por amplios ventanales, llenándolo todo de cálida luz.

-¿Hola? ¿Hay alguien? -pregunté al aire. Nadie me respondió.

Comencé a moverme tímidamente por la planta baja, buscando la puerta de salida. Había unas escaleras que subían, pero no pensé en hacerlo. Quería salir, no sabía qué hacía allí. Intentando no ponerme nervioso me dirigí hacia donde debería estar la puerta de entrada, y la abrí. Por algún motivo creí que no cedería y comenzaría mi angustia, pero el clic del cierre al abrirse disipó todos mis miedos. Salí a la calle y miré la casa desde fuera, aliviado de estar al aire libre.

Parecía una casa normal, de estilo victoriano. Antigua pero bien cuidada, con un pequeño porche de entrada con escaleras y algo de jardín con árboles. Como miraba fijamente, un leve movimiento en las cortinas del segundo piso me llamó la atención. No quise pensar más en ello.

Quizás haya sido el viento.

Después de escuchar que el maestro era ateo y que no quiso continuar con el tema religioso en la conversación la chica oriental guardo un momento silencio mientras que escuchaba las largas participaciones de algunos compañeros de clase, esforzándose por momento en no mostrarse aburrida por ello, pero cuando el profesor sacó su aparato y les dijo que intentaría inducirlos al sueño en conjunto la chica se sintió un momento incómoda, pero trató de pensar que sería mejor si todos durmieran para no ser la única, por lo que comenzó a seguir sus indicaciones antes de responder ligeramente aletargada

" ¿Debemos hacer algo profesor para ayudarle a que durmamos? Prefiero al elefante rosa,.. que a la serpiente negra, jajaa!! "

Jazz prestaba atención a la opinión de cada uno, traspuesta. Estaba pensando en las pesadillas que solía tener cuando no soñaba, es decir cuando no tomaba las pastillas.

Tras varias opiniones de sus compañeros el profesor decidió que quería sugestionarlos y eso hizo que Jazz sintiera algo de ansiedad, pero era obligatorio para la clase así que cerró los ojos y se apoyó en la mesa, intentando relajarse hasta caer dormida con el "Tic Tac" del metrónomo.

Jazz se encontraba sentada en un asiento mullido. A su lado veía una niña pequeña, de cabello moreno  que no paraba de moverse y moverse, entusiasmada.

Al mirar hacia delante, Jazz pudo ver una mujer pelirroja y un hombre rubio que le decían que parara quieta, y, de repente... ¡Una sombra! ¡Una sombra se acercaba al coche en el que ella y sus padres iban!

-¡Papá! ¡Cuidado! -Gritó la Jazz mayor

Un enorme campo de marihuana se abre ante mis ojos, paseo entre las plantas con el olor embriagándome, paso las manos por las plantas, acariciándolas para luego llevarme las manos a la nariz y esnifar el aroma, una enorme sonrisa se dibuja en mi rostro...

Cojo un enorme cogollo y me lío un porro con todo, le pego una calada mientras una música reggae me acompaña y mis pies abandonan el suelo, floto entre el campo verde de forma lenta, al ritmo de la música hasta llegar a una playa cristalina de arena blanca y suave...

Ahora estoy en una tumbona con un licor de coco y un porro en mis manos. -Jah'man... El paraíso rastafarrai...- Unas mulatas bailan mientras unos rastas de color hacen Capoeira en la arena, noto la brisa acariciar mi pelo, el sonido hipnótico del mar, el aroma a sal, el calor del sol broncear mi piel....

Algunas compañeras de clase aparecen en bikini jugando al voleyball, Jazz con su bikini negro con tachuelas, la barbie malota con una chupa de cuero al igual que el bikini, Erza con uno diminuto, Robin con un bañador, la asiática con un kimono, la otra pelirroja con uno de leopardo, andan jugando y a mi se me cae la baba al verlas, bebo y fumo disfrutando del espectáculo....

Mientras observas el Castillo mas gente se agrega a tu sórdido sueño, mezcla de series de fantasía, videojuegos en los que una asesino intenta redimirse... (¿asesinando nuevamente?) y comics manga.

Reena Inverse  intenta usar su Matadragones contra el castillo alegando que entre las ruinas encontraras los que deseas, mientras Sweet Pea te abraza por detrás y te susurra "deberías mirar a otro lado, cariño, esto podría herir tus ojos".

Pero lejos de oir el estallido del hechizo de Reena, al mirar en dirección al castillo te encuentras con Deunan Knute que te tiende la mano, desde el culo del Gigante de Hierro , para ayudarte a subir desde el Jeep que controlas, alegando "vamos, así iremos mas rápido" Cuando esta a punto de agarrarte a su mano, el jeep se queda sin gasolina y cuando intentas arrancarlo te das cuenta que, si miras por el retrovisor, en el asiento de atrás hay alguien sentado.

Es Conan, el Cimerio. Deja su espada en el asiento de atrás y salta al asiento del copiloto mientras se abrocha el cinturón de seguridad. Al ver que no lo consigues masculla " Por Crom! Si no sabes el enigma del acero puedes ir olvidándote". Pero justo cuando intentas decirle algo, el te pide silencio y señala en una dirección y dice  "¡ La ciudad de la gasolina, mira!"

Al mirar en esa dirección ves un páramo. Oscuro y desértico si no fuera por un detalle: Amanda Fairchild. Está sentada en medio de ese páramo en su pupitre. Parece preocupada, pues tiene los ojos cerrados y sus puños se aferran al pupitre desesperadamente. Aparentemente no ves que la ocurra nada. Pero susurra algo que desde el Jeep es inaudible.

Conan se enciende un puro a tu lado y te sugiere " Si quieres que los planes salgan bien, deberías ayudarla, M.A."

Uno de los policías se acerca a ti y sin mirarte comenta algo.

- Chico, estas hasta el culo de mierda como esta. Mierda de elefante rosa, sin duda. - Dice el agente tocando con la porra uno de los animales maltratados y desollados. Un camino de cuerpos lleva  hasta detrás de unos matorrales.

Otros agentes se acercan al sitio, con perros. Alguno de ellos te olisquea pero enseguida va a otro sitio, olfateando otras cosas. Pronto encuentran un rastro y los perros empiezan a  ladrar.

-Vaya, amigo, parece que te has librado de una buena. Dice el policía sonriéndote y tendiéndote una manta para que te  tapes y no cojas frio.

El policía se va con el resto y desaparece entre los matorrales. Pero al cabo de unos segundos su cabeza aparece entre ellos y te llama la atención.

-Hey, chico. Seguro que no quieres perderte esto Mira ven. Corre o te lo perderás!- Apremia mientras su cabeza vuelve a desaparecer entre los matorrales.

Al acercarte , mientras apartas los matorrales encuentras algo distinto a lo que esperabas ver.

Al mirar en esa dirección ves un páramo. Oscuro y desértico si no fuera por un detalle: Amanda Fairchild. Está sentada en medio de ese páramo en su pupitre. Parece preocupada, pues tiene los ojos cerrados y sus puños se aferran al pupitre desesperadamente. Aparentemente no ves que la ocurra nada. Pero susurra algo que desde donde estás es inaudible.

Al mirar a ver que era ese ruido suena el timbre de la casa. Te llevas un susto tremendo , y no es para menos. Típico argumento de película de terror adolescente: Chica sola en casa, película de miedo y el asesino en la puerta. Pero claro, ¿Qué asesino llamaría a la puerta?

-Abre la puerta!- Sugiere una voz femenina tras de ella. Tu, como buena incondicional de la películas de terror sabes que hay tres cosas que nunca deberías hacer: Abrir la puerta cuando suena, esconderte tras en sofá, y nunca echar un polvo cuando el asesino anda cerca. Pero  claro, tu tampoco eres tan normal.

La puerta se abre cuando alguien usa las llaves para abrirla. Y tras ella. la muchacha del videoclub y su asqueroso ( o eso te parece) novio.

-Tu madre nos dio las llaves. ¡Somos tus canguros! Alégrate , chica!!- Dice la chica pasando sin permiso con el novio y dirigiéndose directamente al televisor.

-Oh, menuda mierda de película... El malo es el policía que se hace el tonto. Ya la he visto. Bueno, ahora que ya sabes el final...- Dice mientras saca la muchacha de su bolso una película nueva, en la que la portada es un... jodido elefante rosa. -... Vamos a ver esta. Es la primera vez que la verás. Es de contrabando. Me han dicho que es buena.- Dice mirándote mientras introduce el DVD en el reproductor y le da al play. El chico, por su parte, se acomoda en tu sofá y se quita las botas mientras pone los pies encima de la mesita.

Al pone la película, asombrada ves algo en la pantalla. Los chicos no hacen mas que reírse, como si lo que vieran les hiciera mucha gracia. Se ríen a carcajadas. Parece que ven una película de risa y cachondeo... pero nada es así.

En la pantalla ves un páramo. Oscuro y desértico si no fuera por un detalle: Amanda Fairchild. Está sentada en medio de ese páramo en su pupitre. Parece preocupada, pues tiene los ojos cerrados y sus puños se aferran al pupitre desesperadamente. Aparentemente no ves que la ocurra nada. Pero susurra algo que desde donde estás es inaudible o el volumen del televisor esta al mínimo.

Tranquilidad absoluta.

Desde luego ese es tu royo. Mientras te fumas el porro las chicas juegan al voleibol. Incluso, bajo tu sombrilla, te parece que a alguna de ellas se le ha caído el tirante del bañador pero enseguida se lo coloca.  Entre ellas juegan a salpicarse cuando ves que un par se meten en el agua, incluso te animan a que vayas con ellas a bañarte, de la mejor manera posible.... Te enseñan la parte de abajo del bañador que llevan en la mano. Se ríen. Pero tu decides mejor... esperar. Ya habrá tiempo para eso... Es el paraíso sin ninguna duda.

La música acompaña, y cuando bajas tu mano por un lado de la hamaca puedes tocar el... ¿ Césped ? Nah... es hierba de la buena!. Acaricias sin limite las hojas de marihuana mientras su aroma cannabinesco te inunda las fosas nasales.

Pero al poco rato, justo cuando  mejor y mas tranquilo estas , ves que Amanda se le escapa una bolea y va a dar justo detrás del campo de María que tienes detrás. Ella corre hasta allí para recoger la pelota. 

Al cabo del rato la echas en falta. Hace un buen rato que no la ves, así que te levantas de tu sitio y vas a buscarla justo tras las plantas, donde crees que la has visto por ultima vez.

Cuando abres la "maleza" ves un páramo. Oscuro y desértico si no fuera por un detalle: Amanda Fairchild. Está sentada en medio de ese páramo en su pupitre, vestida normalmente. Parece preocupada, pues tiene los ojos cerrados y sus puños se aferran al pupitre desesperadamente. Aparentemente no ves que la ocurra nada. Pero susurra algo que desde donde estás es inaudible.

El olor de los pies del novio de la chica del videoclub inunda la habitación, a pesar de que esta es bastante grande, no es capaz de ventilar el nauseabundo aroma.

Veo como la pareja observa la pantalla del televisor atentamente, por lo que me uno a ellos en la búsqueda de aquello tan importante que miran.

El ambiente que se ve es desolador, negruzco, peligroso y amortajado; lo único que al parecer tiene vida en aquella pantalla es esa chica rubia, Amanda, creo saber que se llama mientras rebusco en mi memoria su nombre. Lo que me llama mas la atención de la chica es la expresión en su rostro, es una cara que delata emociones negativas, esta desesperada a pesar de que no hay nada ni nadie que la amenace. Algo se mueve en ella, su boca intenta decir algo, pero no es posible escucharla.

Tomo rápidamente el control remoto del aparato televisivo buscando con los dedos el botón del volumen y lo aprieto mientras me acerco al televisor hasta tenerlo a poco centímetros de mi rostro.

"¿Qué es lo que intentas decir?"

Los rayos del sol me ciegan un poco. Escucho los grillos, mientras entrecierro los ojos. Me miro a mi misma y a mi entorno. Estoy en bikini, hoy hace un día especialmente caluroso.

Reconozco el lugar, es una casa donde viví con mi padre solo 1 mes. Pero realmente me encantaba. Miro la piscina de nuevo, con el calor me dan tremendas ganas de bañarme, ¿Por qué no?

Me tiro de cabeza, no sin antes haber cogido una bocanada de aire grande, y me sumerjo en sus tranquilas y limpias aguas. Cuando vuelvo a salir, no puedo evitar gritar.

Ya no estoy en la piscina, sino en un lago. Parece que el agua ya no es como antes, está estancada y huele a podrido. Nado corriendo hacia la orilla, la cual parece que se aleja cuanto más nado hacia ella.

¡Joder!- Grito, algo extraño en mi, porque no me gusta estas palabrejas.

Piensa Erza piensa. Esto no puede ser real, no puede serlo, ¿qué demonios hago yo en un lago?

Esto debe ser un sueño...

Miré al poli y luego me miré. Tenía gran parte de mis pantalones manchados de color morado, el color de las heces del elefante rosa... Negar lo evidente... Me vino a la cabeza. No se de que me habla... acabo de llegar y.. verlo... Es increible lo que la gente puede hacer...

Cuando el otro policía trajo al chucho, pensé que mancharía los pantalones de mierda también por dentro, pero el animal salió corriendo hacia otro lado después de olerme. Noto como me cubre con la manta y me sonrie ante la reacción del can. Vuelvo a mirar "mi creación" mientras el poli se pierde entre arbustos, al poco me llama. Me levanto y me acerco a él, mirando a continuación al lugar que me indica. Espera, la conozco... es Amanda Fairchild, va a mi clase... pero.. ¿Qué dice? ¿Puedes oirla? pregunto al policía mientras me voy acercando a ella lentamente.

No se bien como, aparezco a su lado, en medio de aquel páramo. Me giro, buscando el bosque y sólo veo desierto a nuestro alrededor. Nada de policías, ni árboles ni mi pequeño secreto, todo desaparecido. Permanezco un rato en silencio, escuchando las palabras de Amanda. Observando su rostro y sus gestos.

¿Amanda?¿Estás bien? La susurro, por fin, tratando de sacarla de ese estado. Pongo mi mano sobre su muñeca. Soy Ed, Ed Revok, del insti...

¡Menuda locura! Desde el principio hasta el final,¡una locura! Muy pocas veces soñaba algo así.
Cuando Lina lanzó su conjuro, él susurró e imitó el movimiento junto a ella:
-¡Dragon Slave!
Deunan y Conan no se quedaron cortos. Apareció por unos segundos, surcando el cielo, un He-man robótico, en homenaje a los dos.
-¡All hail Britannia!¡All hail Lelouch!-rezó la máquina, mientras el símbolo del Geass aparecía en el cielo como un pájaro carmesí.

Pero el tiempo de soñar se había acabado. Se despidió de sus compañeros y avanzó levitando como un espectro, cubierto con una capa larga y gris, como un Dementor bueno, recordando vagamente a Magneto cuando vuela.
Aterrizó en un suspiro, y la tierra susurró su nombre al pisar el polvo la suela de sus botas.
Estaba al lado de Fairchild.
-Tu.

" Vamos hija aplícate en el entrenamiento, que en nuestra familia no puede haber perdedores, no vamos a aceptar mas disculpas! "

Lentamente reaccionó Chihiro a la enérgica y autoritaria voz de su padre, Fujiro Watanabe, cuya voz destacaba desde las gradas del gimnasio de la escuela donde al parecer se encontraba la chica tras haber sido golpeada por la espada de su adversaria, quien como ella iba cubierta por una careta, que ella se retiró un momento sofocada, mientras que se ponía de pie lentamente, tras reconocer al lado de su padre a su madre sentada en silencio con mirada desaprobatoria y alrededor de sus padres a varios de los chicos que acababa de conocer en la clase, pero después de un momento de ensoñación la sacó de su distracción el juez, que no era otro que el profesor Donald Rickman, qien le dijo:

" Vamos niña, me interesa saber que son los sueños para ti y como afrontas este combate en ellos? "

Ah mi la clase me estaba pareciendo para tener pesadillas. Con cada vez que un compañero componía una letanía de palabras mucho mas largas que la anterior. Tenia que aguantarme los bostezos.

Luego estaba la agresiva rubia que siempre tenia pesadillas. Lo que por lo poco que sabia solía ser síntomas de trauma no resueltos.

La verdad es que escuchando al profesor y a algunos de mis compañeros. Cualquiera diría que los sueños son como en la película de Origen. Aunque me daba que alguno se debía de enchufar algo como en esa película la verdad.

¿En que clase me he metido? ¿Hipnosis colectiva? Me encogí en la silla. La verdad es que a mi no me sonaba nada bien la verdad.

Tic , tac , tic , tac , tic , tac , tic , tac , tic , tac, tic , tac , tic , tac, tic , tac , tic , tac, tic , tac , tic , tac.

Menuda tontería. , tic , tac , tic , tac, tic , tac , tic , tac, tic , tac , tic , tac, tic , tac , tic , tac, tic , tac , tic , tac....

Y sin darme cuenta me quede dormida. Estaba en la piscina en la que trabajaba como socorrista.

Llevaba todo el día sola. Debía de ser mediodía y no había venido nadie. Pero de pronto entro la chica mas hermosa que había visto en mi vida.

Cuando se acerco a mi me sonrió y me guiño un ojo.

Ella estaba buscando a alguien un profesor. Pero dio igual nos quedamos hablando durante horas. Hasta que terminamos así...

Nos metimos en el cuarto de primeros auxilios. Era increible que me estuviera pasando esto. Y lo mejor de todo es que me daba igual que nos vieran o nos pillaran. Me daba igual todo. Era libre. No tenia ataduras. Por un instante vi a mis padres y a mi hermana. De pie en la puerta mirando. Pero me dio igual. Volvi a los calidos besos de la hermosa chica que habia conocido. 

Estaba realmente feliz. Por una vez me sentia libre de hacer y sentir lo que yo quisiera.

Es increible lo que puede llegar a pasar de un momento a otro.

Tan solo piensas que esto no es real, pero estabas metiendo mano a un chica muy atractiva. Demasiado atractiva. Joder, ójala esto no fuera un sueño. Igualmente darías lo que fuera por meterte en el cuarto de la limpieza con la chica nueva... esa Amanda, y no salir de allí hasta que anocheciera o la lengua te doliera tanto que solo podrías comer puré durante una semana.

Ni si quiera tu padre ni tu hermana, en la puerta, te hacian olvidar donde estabas y lo bien que lo estabas pasando. Pero llega un moento que la chica te para, se separa de tus labios y señala justo detras tuya.

-Creo que tenemos mas mirones, cariño... mira. Dice mientas acaricia tu rostro y te gira la cara para que veas lo que te esta indicando.

Tras de ti, ya no hay nadie, de hecho, ni la chica está junto a ti. Estás sola salvo por una excepción.

Ves un páramo. Oscuro y desértico si no fuera por un detalle: Amanda Fairchild. Está sentada en medio de ese páramo en su pupitre, vestida normalmente. Parece preocupada, pues tiene los ojos cerrados y sus puños se aferran al pupitre desesperadamente. Aparentemente no ves que la ocurra nada. Pero susurra algo que desde donde estás es inaudible.

Solamente para de besarlo cuando lo hizo ella y me dijo eso.

Da igual susurre. Que miren. Pero pare por un segundo para poder mirar. Cuando lo hice vi que no había nadie. Pero tampoco había nada. Cuando lo vi me acongoje. Bastante era desolador y solitario.

Aunque en medio de la nada vi algo. Amanda. Estaba sentada en su pupitre. Con cara preocupada. Dice algo que no soy capaz de oír. Por lo que hecho a correr para llegar hasta ella.

El profesor Donald corre de un lado al otro mientras tu contrincante se pone en guardia para epezar otro asalto mas.

-Vamos, Vamos! -Apremia el profesor como si fuera tu Coach dando palmas intentando animarte- Tu puedes, chica!!

Pero por contra, cuando te dispones a atacar caes nuevamente fulminada por otra estocada. Tu padre con gesto de desaprobación da un golpe en su asiento y se levanta, seguido por tu madre, mientras susurra cosas como chica fracaso y otras lindezas en japonés.

Léntamente, tu contrincante se quita la máscara protectora y puedes comprobar que es Amanda. Se rie de ti y niega con la cabeza como verificando el fracaso que eres para tus padres. Tira la mascara y la espada y se va también del gimnasio.

- Oh! Vamos!! Vas a dejar esto asi?- Pregunta Donald con las manos en las caderas.- Yo que tu iría tras de ella y le pediria la revancha.

Cuando estás apunto de seguirla, todo a tu alrededor se distorsiona y cuando empiezas a tener una vision algo mas clara ves algo distinto a lo normal.

Estás en un páramo. Oscuro y desértico si no fuera por un detalle: Amanda Fairchild. Está sentada en medio de ese páramo en su pupitre, vestida normalmente. Parece preocupada, pues tiene los ojos cerrados y sus puños se aferran al pupitre desesperadamente. Aparentemente no ves que la ocurra nada. Pero susurra algo que desde donde estás es inaudible.