Partida Rol por web

Endozal llegas junto al mediano, esta arrodillado y agazapado. Con la frente casi toca el suelo. Esta temblando no se ven sus brazos ya que parece que está agarrando el bebe, protegiéndolo. A pesar de la oscuridad, con la iluminación de la luna, las estrellas y el Golem, puedes ver cómo el mediano se encuentra encima de un enorme charco de sangre que va en aumento....

La imagen del mediano fue desoladora, había un charco de sangre alrededor de él. Poco podría realizar para mitigar su dolor, ya que parecia herido más allá de toda curación. Con un ligero movimiento saco la varita de curación a su mano, trato de curarle por si sirviera de algo.

Tras devolver la varita a su bolsillo con un rapido y ensayado movimiento, con la otra mano intentaba con delicadeza apartar el brazo del mediano para llegar hasta la niña.

-¿Estas mejor? Voy a encargarme de la niña, no quiero que corras mas peligro. Le dijo suavemente. Con sus dos brazos atrajo hacia si al bebe y la contemplo para ver sus heridas, al tiempo que oia unas cadenas detras de sí y ña oscuridad absorvió el lugar donde estaba.

Silver golpea sin preocuparse de la precisión, intentado superar con pura fuerza y con golpes bien dados la resistencia antinatural del golem.

Esta empezando a cabrearse, espera que esa criatura caiga rápido, el tiempo entre aliento y aliento se le hace largo, esperaba que su compañero golpease lo suficientemente fuerte como para superar esa defensa o que las flechas de Caelny hicieran lo suficiente... Era frustrante enfrentarse a un ser al que la mitad del grupo hacia.... literalmente nada.

El campo de batalla cada vez se encontraba más y más agitado, con la mayoría de mis compañeros arremetiendo contra la criatura, y el resto tratando de posicionarse estratégicamente o urdiendo acciones necesarias.

No pude evitar que un sonrisa de orgullo se dibujara en mi rostro al ver cómo mi amigo entraba al fin en combate, viendo como aquel espadón de fulgor azulado se disponía a asestar un duro golpe al constructo. Sin embargo, mi sonrisa desapareció cuando este logró golpear a mi amigo antes de recibir su ataque.

No, no…

Musité, mientras con suma rapidez me disponía a hacer yo mi ataque, comprobando como tras este el golem terminaba cayendo de rodillas. Malark también le atacaba con dureza entonces, pero aunque aquel ser parecía ya muy debilitado, no debía ser el único que lo estaba. A pesar de la distancia era evidente como el Señor Widokowy estaba muy mal herido.

Teníamos que acabar ya con aquella criatura, pero con mis compañeros cada vez más encima de ella, la visibilidad comenzaba a ser un problema. Tenía que moverme para encontrar un mejor ángulo, pero no disponía de tiempo suficiente, así que decidí al menos avanzar algo; tratando de hacer mayor daño a la criatura aunque tuviera que emplear más tiempo en aquel disparo para hacerlo más preciso.

Avancé más o menos la mitad de la distancia que me separaba del ígneo ser, mientras aquella brisa continuaba acompañándome, haciendo que mi capa danzara sin cesar. Tomé entonces una nueva flecha, otra que brilló en tonos azules, y al cargarla en mi arco me tomé un instante para disparar con la mayor precisión posible.

Solté el proyectil, y el fulgor azulado se dirigió con rapidez hacia el ser de fuego, dispuesto a castigarle como se merecía.

Finalmente, alcanzo mi objetivo con gran dificultad. La bestia es grande, pero se mueve con vertiginosa velocidad. Cuando la alcanzo, tras rodear a Silver, y pese a acercarme a la carrera por su espalda, se gira para golpearme con uno de sus inmensos brazos. El impacto me desplaza lateralmente, quema mi brazo y amenaza con rompérmelo, aunque por fortuna logro soportarlo lo suficiente. Sin dejar de moverme, giro a su alrededor, realizando una vuelta completa con la que descargo mi arma sobre su pierna. Mis dos manos sienten el impacto, y los pequeños rayos de carga eléctrica se extienden por la extremidad de la bestia, un golpe que le duele, y se suma a los de mis compañeros.

El golem sufre, se sabe derrotado, pero las bestias acorraladas son las más peligrosas.

Estoy en buena posición, frente a una muralla a punto de caer. Es el lugar y momento en que los ejércitos dan lo mejor de sí. No pueden huir, no pueden permanecer estáticos, pues tienen el peligro encima. Lo único que puede hacerse es seguir atacando, hacer caer los muros cuanto antes. En los duelos es igual, siempre es igual, son las reglas del combate. Si entras a la distancia corta frente a tu adversario, debes golpear hasta hacerle caer o retroceder, nunca retroceder tú. El que cede un paso, sirve la derrota en bandeja de plata.

Ejecuto breves movimientos de mis dedos, aferrados en torno a la empuñadura de mi espada, mientras entono palabras sagradas. La hoja vuelve a brillar y crepitar, y me dispongo a liberarla sobre el cuerpo del golem en una diagonal ascendente, girando sobre mí mismo en una danza mortal, antes de descargar un segundo golpe hacia abajo.

Los últimos ataques sí que están debilitando al Golem. Lothlouin le inflige penetrantes tajos a sus piernas, su pecho e incluso su cuello. Al acercarse la oscuridad que rodea en su totalidad a Airel, Tarkas y ella desaparecen en un parpadeo... El Golem gira su cuerpo en la misma dirección en la que ambos han aparecido, junto a Endozal, pero ya es tarde, ya no puede moverse. Se inclina hacia delante, posa su mano izquierda en el suelo, en la hierba que nunca llega a tocar ya que en cuanto se acerca el brazo se convierte en lava, después cuerpo, su rostro. Su boca se abre desmesuradamente en lo que se podría interpretar un ultimo alarido de un dolor que esta criatura no es capaz de sentir. Ante vosotros un charco de lava fundida se ha creado y el Golwm ha muerto.... En el centro se crean varias burbujas una de ellas cada vez mayor, va en aumento... Tanto que termina explotando.... Salpicando a todos con lava...

En el otro lugar, el mediano se gira y mira con unos ojos aterrorizados a Endozal- Dejame ya por favor... El reguero de sangre proviene de su brazo derecho, amputado desde el codo. El pequeño mediano está sufriendo un dolor que pocos mortales pueden soportar sin caer desmayados. La niña no está....

Silver se protege de la explosión con el ala y con esta empuja al suelo los restos de lava, por suerte, su magia le esta protegiendo de ese elemento tan dañino para él. Suspira, el golem ya ha caido, estan todos casi fuera de peligro.

En su poderosa voz mira a su alrededor.

- ¿Estais todos bien? ¿Donde esta la niña?

Se fija en el mediano herido y hace una mueca de preocupación, le repugna esa masacre gratuita, se gira hacia uno de los soldados capturados en la telaraña y suelta un rugido amenazante y aterrador.

Los sesgos de mi hoja arcana son precisos y contundentes. El acero crece y aumenta su masa y potencia en el último instante, y la espada crepita furibunda al liberar su carga eléctrica en el cuerpo de mi enemigo. Mi movimiento es fluido, grácil, pero no por ello menos poderoso. Por un instante, me recuerdo al yo de mi pasado, aquel que hacía de la espada y el arte arcano el centro de su existencia, aquel que entrenaba y se batía con el único y firme propósito de ser cada día un poco mejor.

La bestia cede, se rinde, cae al suelo descomponiéndose en lava fundida, un líquido espeso e hirviente, más allá del rojo vivo. Respiro profundamente, aún imbuido de los efectos de la naturaleza salvaje que se ha apoderado de mi cuerpo.

Grave error, no hay tiempo para el descanso en una vida de lucha y peligro.

Una enorme burbuja sobresale del cuerpo descompuesto en lava, una que crece hasta explotar. Apenas tengo tiempo de reaccionar, me giro y comienzo a correr tratando de cubrirme con la capa, pero es demasiado tarde...

Casi sin tiempo de reaccionar, veo el mandoble imbuido en poder mágico de Lothlouin describiendo un preciso arco que corta al golem lo suficiente para hacer que éste caiga. Mi corazón se siente aliviado, pero por poco tiempo. No llega a tocar suelo cuando el engendro ígneo explota ante mis ojos. Intento ocultarme tras mi escudo, pero no soy suficientemente rápido y parte de mi cuerpo siente el dolor que los restos del golem, ardiendo, me producen. Pero no grito. No maldigo. Un combate sin heridas es sólo un sueño.

Miro a mi alrededor. El improvisado campo de combate es escenario de una matanza. Decenas de cuerpos menudos, de peludos medianos, decoran de forma macabra la hierba. En el lugar donde ha caído el golem, un círculo de hierba quemada, ennegrecida.

Y en la telaraña, aún varios soldados vivos. Veo que mis compañeros clavan los ojos en estos. Ojos inyectados en sangre en la mayoría de los casos. Mi amigo Silver les ruge en su majestuosa forma. No me cambiaría de lugar por esos soldados ni locos. Y mientras, la niña ha desaparecido. ¿Quién se la ha llevado?

¿Estáis todos bien? Pregunto a mi alrededor buscando a quien pueda estar gravemente herido para sanarle. Aunque creo que nadie está así. Debemos ahorrar nuestro potencial mágico hasta que sea indispensable.

El golem perdía fuelle y no iba a dejar escapar la oportunidad que me brindaba, sus ataque fueron torpes aunque consiguió engancharme un derechazo al hombro que me desplazo los suficientes centímetros como para evitar el segundo ataque.

Sus rodillas temblaban, la mole caía ante los ataques del grupo, sabia que mis Gladius hacia poco contra él, pero quería ver expiar su "anima", ver a mi enemigo derrotado.

Un efímero deseo frustrado por gente sin honor ni amor al combate, sentí la voz y la mano de la mujer de las cadenas en mi hombro y, segundos después, oscuridad y un terrible mareo, pude escuchar entre la bruma oscura el caer del golem lejos de mi, pardiez, ¿que ha pasado?

Me alejé del centro de la oscuridad en dirección al sonido de las voces hasta que el sol volvió a iluminar el mundo, el golem había caído y el grupo contemplaba a los medianos muertos y la ausencia del bebe, pero para mi eso carecía de importancia en este momento, la mujer me había sacado del combate, había mancillado mi combate con sus malas artes, el sentimiento de insulto quedaba reflejado en mi rostro como si de un lienzo se tratase.

En un impulso de ira arrojo los aceros al suelo clavandose hasta la empuñadura, que aun ardían por el contacto del golem, y me gire en dirección a la nube de oscuridad. -Que sea la ultima vez que mancillas mis lances con tus sucios trucos, bruja. 

Acto seguido me dirijo a mi mochila y saco agua para limpiar los Gladius, primero ellos y luego yo, y después de guardarlos en sus vainas me quito la túnica con manchas negra de las quemaduras y vierto el agua fresca en las heridas, aliviando el escozor de las quemaduras y las del orgullo.  

Mientras me lavaba las heridas fue bajando la adrenalina y el dolor inundo mi cuerpo como el océano embravecido. Al agacharme para meter de nuevo el agua en la mochila, un fuerte pinchazo en el costado izquierdo me hizo flaquear cayendo sobre la rodilla derecha soportando así el peso de mi cuerpo, y escupiendo una flema sanguinolenta que disimulé lo mejor que pude. 

La herida pintaba mal, aparte de dos costillas hundidas, se sumaba un enorme moratón entre morado-negro del impacto y rojo intenso por la quemadura. El golpe del mentón no parecía grave y me extrañaba que no tuviese la mandíbula bailando, pero no era momento de quejarse teniendo a un montón de medianos moribundos por lo que, mordí una tira de cuero de adorno de la mochila y comencé a vestirme de nuevo.

Fue un autentico suplicio el procedimiento que, aunque no duro mas de diez segundos, para mi fueron diez horas. 

Me acerco al grupo contemplando a los dos colosos, Silver y Malark -Mis señores, ha sido un autentico honor luchar a vuestro lado -Les digo haciendo una leve reverencia que me cuesta otro latigazo de dolor y una nueva flema que trato de disimular rascándome el mentón con la mano, después miro a Lothlouin. -Estaba deseando ver luchar a vuestra merced, ahora entiendo porque vuestros enemigos emplearon veneno para acabar con vos.- Exclamo mirando de reojo el mandoble e inclinando levemente la cabeza No mas reverencias, por dios -Pero ya habrá momento de que los bardos canten este combate, ahora deberíamos irnos de aquí, estos malnacidos volverán, estoy seguro que los que tenemos atrapados sabrán cual era el plan y a donde han llevado a la niña.

Sonrío al ver al señor Widokowy tan serio y teatral como siempre, pero no puedo evitar hacer justicia a aquellos que no han sido nombrados. Hemos vencido como un grupo. Creo que os olvidáis tambien de las aportaciones de Caelny, Endozal o Airel. Todos vencemos o todos caemos. Así ha sido siempre y así lo será. Por lo demás, no queda mucho más que decir, aunque sí mucho que investigar. Airel y Endozal dicen ser grandes investigadores y no dudo de que Caelny tiene grandes cualidades para seguir un rastro, por tanto, este es el momento en que encuentran algo y encontramos a la niña. Si no...

En mi mente negras ideas se van formando, pero no puedo permitirme que dichos pensamientos se hagan fuertes. Hay que actuar.

Miro a Silver y le invito a seguirme. A grandes zancadas me acerco a los prisioneros. ¿Quiénes sois y qué habéis venido a hacer? Quiero saberlo ya. Mi aspecto es terrible y lo voy a usar a mi favor. No quiero tener que hacerles daño, pero se lo haré si eso nos permite recuperar a la pobre niña.

Malark tenia razón, ¿donde están mis modales?

Busque a la elfa con la mirada, omitiendo deliberadamente a los "miembro de la justicia", hasta que mis ojos encontraron la figura regia de la mujer, aun con el arco en la mano. -Le ruego que me disculpe, mi señora, entre tantos titanes me fue imposible ver sus letales disparos, pero le doy mi palabra que en el próximo combate contemplare sus habilidades. -La digo sonriendo, pero sin reverencias, no quería seguir escupiendo sangre.

A tarkas no le habia gustado que se le salvara la vida, bien pudo dejarlo junto a esa cosa y el charco ardiente lo habria mandado a mejor vida pero bueno... no se dedicaba recibir alagos, bruja no era lo peor que le habian dicho aunque no era una palabra favorable

Miro al mediano y los alrededores, seguia vivo tras perder un brazo asi que seguramente era fuerte o no paso hace mucho

Dime por donde se fue quien tomo a la bebe tenia ropas verdes?! fik, que te diga lo que pueda 

Airel se quitaba su capa con la que habia estado cubriendo a la bebe y sobre la que marco con la oscuridad, la enrolla y la oscuridad desaparece, aunque el conjuro permanecia si extendia la capa dejando a la vista la marca la oscuridad continuaria, enrolla su cadena en las caderas como si fuese un cinturon y va rapidamente hacia silver, esta vez corriendo antes que usando su magia

Silver!, un sujeto vestido con ropas verdes, creo que es quien a tomado a la niña, los caminos para llegar aqui son faciles de ver y seguir asi que puede que se encuentre en uno o este a caballo, el mediano que la cuidaba perdio un brazo pero sigue vivo, seguramente el tipo no se a marchado hace mucho, podrias volar y decirnos en que direccion vez algo? no importa que cueste te lo pagare la recuperamos a salvo!

Airel no podria permitir que "eso" pase nuevamente, menos aun cuando tenia recursos y poder que aun podria usar para solucionar el problema

sin esperar respuesta y esperando que el pueda ayudar mientras su forma de dragon permanesca, fue rapidamente corriendo hacia caelny, puede que no sea la mejor supocicion pero la mayoria de los elfos arqueros solian ser cazadores, algun rastro podria seguir, si el escapaba por el bosque seria mas dificil de encontrarlo pero se moveria lento, no era una mala tactica, despues de todo ella y fik habian logrado llegar hasta aqui a travez del bosque

Caelny! aun no estoy del todo segura pero el que orquesto esto podria ser un sujeto de ropajes verde, puede que este escapando por los caminos o por el bosque, le e pedido a silver si puede ver los caminos mientras vuela, tengo que pedirte que me ayudes a rastrear si el sujeto fue por el bosque y seguirlo, no importa que pidas a cambio are lo posible por cumplirtelo

Respira agitada tras correr mientras espera la respuesta de los que a pedido su ayuda para encontrar a la niña y mientras mantiene su capa enrollada bajo su brazo izquierdo, se puede ver como en algunas partes escapa un poco de la oscuridad de la capa como si fuese humo, sabia que si la bebe llegaba a alguna base seria casi imposible recuperarla con vida ademas de una trampa segura

Ahora que las pulsaciones van disminuyendo comienzas a refrescar la memoria, en el incendio, con el ajetreo de la salida vistes como la vieja Druida entregaba una bolsa posiblemente de dinero a alguien... La oscuridad y el humo no te dejaron ver a esa persona todo lo que te hubiese gustado, además el techo comenzó a caer... O salías de ahí o morías. Una duda asalta tu corazón, ¿quien recibió ese dinero y porque? Solo un pequeño detalle vislumbraste... Sus orejas... Eran elfas....

Ahora que el combate ha terminado, que las pulsaciones van disminuyendo, te viene a la memoria lo visto en el incendio, la vieja Druida estaba hablando con un ser envuelto en oscuridad, preocupada le entrega una bolsa de dinero al ser y en sus ojos se ve una expresión que no lograste catalogar. Quizás pánico, quizás alegría... El techo comenzó a derrumbarse y tuviste que salir para salvar tu vida...

El peligro ha pasado o eso parece. El mediano no deja de sangrar, la casa termina de derrumbarse debido al incendio no es necesaria la luz que aporta la luna llena. La enorme fogata que supone el edificio es suficiente para ver demasiados metros, en los que hay cadaveres mutilados. La vieja Druida tiembla, una vez, dos tres... Con su estómago perforado, tanto que se ve atraves de ella. Y aún así es capaz de incorporarse, se sienta en el suelo-Es vuestra misión es vuestra labor... Recordad..."Nunca digas que la situación no puede ser peor"... Algo más quiere decir, pero sus palabras no alcanzan vuestros oídos, esta moribunda, su herida es mortal... Escupe sangre y vuelve a caer...

Silver saluda con la cabeza a Tarkas ante su cumplido, lo cierto es que estaba demasiado centrado en el golem como para haber notado el duelista en la batalla. Frunce el ceño ante la bruja Airel, que parece creerse la lider o algo así, aun así, no es mala idea pegar un vistazo aéreo.

Mira al interrogado y extiende sus alas

- ¡Tu! Pedazo de escoria, mas te vale que mi compañero este satisfecho con tus explicaciones antes de que vuelva... no quisiera tener que comerte vivo... -Malark sabia que eso ultimo era un farol, que nada repugnaba más a Silver que la idea de comer otras criaturas inteligentes, pero sabia que amenazar con ello era un metodo de intimidación muy efectivo.

Silver alza el vuelo para examinar el perimetro y usa su magia para hacerse invisible, no quedría convertirse en una gigantesca señal de "Eh! Estamos aqui!"

Corrí, tratando de acercarme al objetivo y obtener un ángulo con mayor visibilidad, pero finalmente mi disparo no fue necesario. Mientras me acercaba, pude ver como mi amigo hacía un excepcional uso de sus increíbles habilidades, poniendo punto final a la destrucción de aquel ser. No cabía en mí de orgullo, y esbozando una gran sonrisa que casi hacía que me dolieran las mejillas, continué avanzando hacia mis compañeros.

Sin embargo, el constructo aún tenía que dar su último coletazo. Mientras se dejaba ir, el burbujeante magma dejó explotar una de sus burbujas, salpicando a cuanto tenía a su alrededor. Entre ellos…

- ¡Lothlouin! – comencé a correr hacia allí, con alarmado semblante, viendo como mi compañero trataba de esquivar la lava.

Su capa no resultó suficiente, recibiendo unas feas quemaduras en su cuerpo, que aún permanecía parcialmente desnudo.

- No, no, no… - decía, quitándome la capa con rapidez y sacando el orde de agua, vertiendo el contenido de este en ella; empapándola y colocándola sobre las quemaduras de mi amigo.

Mientras Lothlouin se recomponía, comenzaron a escucharse gritos de unos y de otros, dando a entender que la niña no aparecía. Por su lado, un malherido Señor Widokowy se aproximaba hasta nosotros, concediendo el merecido reconocimiento a algunos de los presentes; volviéndose hacia mí ante el recordatorio y las sabias palabras de Malark.

- Gracias, Señor Widokowy, pero no tiene por qué disculparse… - respondí al hombre algo ruborizada, no acostumbrada a apelativos como “mi señora”, mientras continuaba ayudando a mi compañero. - ¿Necesita ayuda? – pregunté al hombre, cuando al ver al golem de refilón un flash vino a mi cabeza.

Estaba ahí, aquella imagen había estado ahí todo este tiempo; pero algo había impedido que la recordara hasta ese momento. Mi rostro se giró entonces hacia la druida, viendo cómo esta comenzaba a levantarse, hasta conseguir sentarse en el suelo. Dejando cuanto hacía, comencé a correr hacia ella, apenas acertando a escuchar unas pocas palabras que pronunciaba antes de volver a caer. Durante el trayecto escuché la voz de Airel, pidiéndome algo que ya pensaba hacer, pero apremiaba que hiciera aquello; ahora o nunca.

- ¡¿Quién era?! – pregunté con desesperación, alcanzando a la druida y cayendo de rodillas frente a ella. – Levántese, dígame qué era eso. ¿Quién era? ¿Por qué hizo eso? ¡Hable! – supliqué a aquel cuerpo en el suelo, dejándome caer hacia el frente al no obtener respuesta, con mis brazos apoyados en la hierba, agarrando esta con rabia y dejando caer mi cabeza.

El líquido incandescente salta sobre mí, salpicando mi costado, mi brazo, mi hombro y mi rostro. Es el hombro el que se lleva la peor parte. El dolor es lacerante, hace que caiga al suelo y ruede luchando por eliminar los restos que tratan de descomponer piel y carne a su paso. Gruño, rujo, imbuido del espíritu animal, y vuelvo a levantarme, buscando mi espadón para usarlo como punto de apoyo al clavarlo en la tierra. Aprieto los dientes mientras boqueo furibundo, como un toro a punto de embestir, mas no hay a qué, con quién desquitar lo que la bestia que he introducido en mi interior desea.

Siento el contacto de algo sobre mi piel, algo frío cuyo contraste me desconcierta. Me hace reaccionar de mala manera, girándome sobresaltado mientras muestro mis dientes afilados. Me detengo inmediatamente, respirando agitadamente, al ver que se trata de Caelny tratando de aliviar mis quemaduras. Cierro mis ojos e inspiro profundamente, hasta deshacer el hechizo que me convierte en jinete de un espíritu bestial de la naturaleza, y vuelvo a mirar a Caelny con ojos renovados, carente de ese brillo silvestre y salvaje.

G-gracias, Gaelny, no es tan... grave como parece. -Miento, las quemaduras unidas al golpe de la mole me han dejado bastante maltrecho. No tanto como lo estaba anoche, desde luego, pero suponen un duro varapalo- Tú... ¿estás...?

Justo cuando estoy interesándome por su salud, Tarkas se acerca a nosotros, halagando la intervención de los titanes Silver y Malark, y acto seguido haciendo alusión a mi espada. Efectúo una leve y noble reverencia, en agradecimiento a sus palabras, antes de responder.

Se ha hecho justicia entonces, señor Tarkas, dado que yo ya había podido disfrutar del espectáculo de vuestra destreza con las espadas. Y me temo que, dadas las circunstancias, podremos degustar las habilidades del otro en más ocasiones. Las de todos. -Añado mirando a Caelny de reojo. Su habilidad con el arco ha sido determinante en esta escaramuza, aunque siempre se asuma que la personificación del honor y el espíritu guerrero resida en una espada- Ahora, si me disculpáis... -Y si esa mujer deja de lanzar órdenes a diestro y siniestro y no me levanta jaqueca- ...va siendo hora de que me ponga un atuendo más... adecuado.

Me encamino en dirección al lugar donde se encuentran mis cosas, dispuesto a ponerme concienzudamente mi armadura y equiparme con todo lo demás. Algunos se muestran dispuestos a sacar información a los prisioneros a golpe de miedo, eso nunca ha sido mi fuerte. El dragón sale volando, dispuesto a localizar a quien haya huido por los caminos. Caelny será capaz de encontrar cualquier rastro que trate de desaparecer por los bosques. Sólo me detengo al oír la voz de la Druida, que se incorpora para decir unas pocas palabras antes de sucumbir. Aprieto los puños. Alguien pagará muy cara esta afrenta. Continúo caminando hacia mis cosas, con el rostro ensombrecido.