Partida Rol por web

- Tranquilo - se acerca Silver con voz suave acercandose y agachandose un poco para estar a su altura, él va desarmado asi que parecera el mas inofensivo de los 7- Nadie va a hacerte daño, somos solo 7 viajeros, heridos y cansados, buscando un refugio contra la lluvia, llevamos un bebe con nosotros y no convendria que se viera sometido a las imprudencias del tiempo ¿No crees? Mis compañeros se encuentran un poco tensos porque no hemos tenido un buen día, pero nuestras intenciones no son hostiles y agradeceriamos compartir techo con vosotros hasta que amaine la tormenta y hayamos descansado. Pido disculpas en nombre de mi grupo si te hemos asustado.

Al ver al pobre mediano indefenso y asustado, se compadece de él. Tenía que estar muy asustado al ver al grupo en las condiciones en las que estaban y armados. Tras terminar Silver de hablar, se acercó a su lado con el bebé en sus brazos y le habló en su propia lengua para intentar tranquilizarlo.

- Buen hombre, como ha comentado mi amable compañero, hemos pasado un día horrible y solo buscamos un lugar donde descansar y poder atender al bebé lo mejor posible. El bosque no es lugar para pasar la noche con él. Además OS agradeceríamos, si pudieraís prestarnos ayuda con nuestros heridos. Uno de nuestros compañeros ha sido envenenado y nosotros no tenemos conocimientos suficientes para tratarles. ¿Teneis un sanador con vosotros que pudiera ayudarnos a preparar un antídoto? Tenemos dinero para pagaros por vuestra ayuda. Toda la conversación la realizó con una sonrisa amable en la boca y utilizando el idioma mediano. Además mientras habla con él y menciona al bebé se lo muestra para que pueda ver que no mienten y sus intenciones son sinceras.

airel entendi que no se veia en la mejor de las circunstancias para verse amistosa, simplemente dio un paso hacia atras dandole mas espacio al mediano y dejando que Fik hable

No tenemos intenciones de lastimarlos o arruinar su festejo solo ocupamos donde quedarnos por la noche, no tenemos la intencion de causarle problemas

mantiene sujeta la cadena bajo la capa para que haga menos ruido y no asustar al mediano mas de lo que estaba

Inspiro profundamente, tomando el último impulso de moral y voluntad, cuando oigo la puerta abriéndose. Listo para tomar la empuñadura de mi arma, propinar una suave patada al extremo de la vaina que pega con el suelo, y dejar que la hoja surja de sus profundidades para deslizarse suavemente por el aire en la milenaria danza del acero. Incluso rezo en silencio una plegaria a los dioses de las profundidades de la floresta, implorando un respiro para mi pierna, lo justo para poder plantar batalla, sea cual sea el resultado final.

Una oportunidad, sólo eso... Si no por mí, que ya estoy irremediablemente perdido, al menos...

Sin embargo, toda la adrenalina se desvanece al ver ese rostro rechoncho de ojos azulados y pelambrera rizada, más parecido a un niño que a un hombre. Frunzo el ceño, curioso y extrañado. ¿Es eso a lo que llaman... un mediano? Nunca había visto uno. Veo cómo deja caer su jarra al suelo y se tira él mismo a implorar por su vida. Alzo la mirada al techo, tras echar un vistazo a quienes se habían ocultado tras la barra en previsión de que apareciera el mayor de los peligros.

Despreocupado, eliminado de la ecuación todo temor posible, retrocedo de espaldas hacia la pared contigua a la chimenea, buscando algo de apoyo para descansar, ahora que no parece necesario hacer acopio de fuerzas. Acerco la mano a mi espada, pero esta se resbala entre mis entumecidos dedos, cayendo al suelo estrepitosamente. Al girarme a verla, sorprendido y decepcionado conmigo mismo, mi espalda toca la pared, y me siento desfallecer. Descanso, necesito descanso. Agua. Calor. Me dejo caer, arrastrando mi espalda pared abajo, con la pierna herida extendida, hasta terminar sentado en el suelo, con la cabeza en la pared y los ojos entrecerrados, incapaz ya de ver nada. Mis manos buscan torpemente los correajes que sustentan la hombrera derecha de mi armadura, dispuesto a desprenderme del peso adicional y las ropas mojadas que tiene debajo, pero me veo incapaz de liberarlo, de modo que desisto dejando caer pesadamente las manos al suelo.

Dormir, dormir estaría bien...

Abandonarse al placentero sueño, olvidarlo todo, sumergirme en ese mundo onírico donde las penurias queden atrás, las traiciones no existan, las cosas se hubieran desarrollado de otra manera...

Dormir, descansar, rendirme...

Los músculos tensos, la maza y el escudo bien asidos, con fuerza, y la mente concentrada para luchar como un animal acorralado. La puerta se abre. La adrenalina se puede oler en el ambiente. Todos estamos preparados para lo que pueda salir por ella. Cualquier amenaza, sea cual sea el resultado, lamentará atacarnos.

Pero nada así ocurre.

Al contrario. De la habitación contigua, a través de la puerta, sale un mediano que visiblemente afectado por el alcohol deja caer violentamente una jarra de cerveza al suelo que resuena con fuerza contra la madera. Pronto vemos como el hasta ahora festivo hombrecillo se deja caer al suelo mientras suplica por su vida. En la habitación se puede sentir cómo a todos nos invade una sensación de alivio. Todos comenzamos a esconder o guardar nuestras armas y bajar nuestros escudos. Incluso Lothlouin, quizás por el veneno que corre por sus venas, deja caer con estruendo su espada al suelo, débil.

Bajo el escudo y guardo la maza mientras Silver primero y Endozal después tratan de arreglar la situación, calmando al aterrado mediano. Después de todo, parece que el grupo va a poder dormir caliente. Me acerco al fuego, cerca del elfo, aunque le dejo tranquilo. Sé de su orgullo y le daré espacio. Me caliento las manos. Pienso en una comida caliente y sabrosa. Mi estómago suena, pero por suerte no lo suficientemente alto. Quizás el elfo lo haya oído. Sigo mirando al fuego, como si no me hubiese dado cuenta. Nadie me ha oído. O así lo espero.

El fuego calienta mis músculos. Me siento mucho mejor. Noto las fuerzas recuperándose, pese a que aún tengo heridas graves. Bueno, como todos. Miro a Lothlouin, pero no digo nada. No se me ha ocurrido qué veneno puede estar afectándole, pero quizás pueda hacerle un vendaje nuevo, limpiarle la herida y dejar que descanse más plácidamente. En cuanto salga el sol podré sanarle como Pelor manda.

Ya sólo queda resolver el asunto de los medianos. Esperemos que no salgan corriendo. No me sentiría bien por ello.

Ehlenestra, diosa, madre y hermana, sácanos de esta, por favor… Al menos a él.

Eché un breve vistazo de reojo a mi compañero, adelantada como me encontrada en espera de que la puerta se abriera, tratando se salvaguardarle cuanto podía sin dañar su orgullo en demasía. Me encontraba más que tensa, con mi mano temblando cerca de mi arma corta, dispuesta a lo que hiciera falta de ser necesario. Sin embargo, para sorpresa de todos, ninguno tuvimos la necesidad de atacar o empuñar ningún arma.

Un mediano, de ojos claros y pelo oscuro y rizado apareció por la puerta, preguntando jarra en mano por lo que sucedía; pero al ver lo que sucedía en el lugar, se echó al suelo de inmediato, suplicando clemencia. Presencie con atención como el hombre de melena plateada respondía al asustado mediano, con gran tacto y suave voz. Endozal también intervino, pero en la lengua propia de la raza del que esperaba fuera nuestro anfitrión, mientras que la elfa decidía colaborar recalcando algunas cuestiones clave.

El estrépito formado por la espada que caía a mi espalda hizo que me girara de inmediato, viendo a un desfallecido Lothlouin dejándose caer al suelo arrastrando su espalda por la pared. Quedó sentado con la pierna herida estirara y los ojos entrecerrados, haciendo que ante tal imagen mi ceño se frunciera de pura preocupación. Me acerqué hasta él, viendo como desistía al tratar de desprenderse de la armadura, y arrodillada a su lado le tomé el relevo; buscando aquellos correajes  y comenzando a quitarle las pesadas protecciones.

- No puedes dormirte aún… - dije claramente afectada. – Abre los ojos… - le imploré, mientras continuaba quitándole la armadura.

Al notar que alguien se acercaba miré hacia un lado, dándome cuenta de que se trataba del clérigo, pero mi angustiada mirada no tardó en volver a Lothlouin. Sostuve entonces su rostro entre mis manos, acercando mis labios a su frente para percibir así mejor su temperatura.

- Abre los ojos, mírame… - insistí, al abandonar mis labios su frente, pero aún sosteniendo su rostro; mirándole fijamente. – Aún tienes fiebre, necesitas entrar en calor, voy a quitarte la ropa. – le informé, girándome entonces hacia donde el resto hablaba con el mediano.

Alcé entonces algo la voz, tratando de hacerme oír desde donde me encontraba.

- Necesitamos su ayuda, por favor… - dije en tono suplicante. – Si tienen algunas mantas o algo parecido… - escuché entonces el rugir de unas tripas cerca de mí, parecía tratarse del clérigo. – Y comida, algo de comer estaría bien. Si fuera tan amable… - imploré, volviéndome nuevamente hacia Lothlouin.

Sin tan siquiera tocar su piel, se hacía obvio que se encontraba helado, y con cuidado me dispuse a quitarle la casaca. Mi cuerpo parecía quebrarse con cada mínimo esfuerzo que realizaba, pero no podía detenerme. Terminé de desnudarle de cintura para arriba, estirando su ropa y esperando que la cercanía de la chimenea acelerara que entrase en calor. Me moví hasta su herida, tratando de ver si podía hacer algo más por ella; pero Lothlouin no era el único atacado por el frío. Había comenzado a temblar y sentía unos fuertes pinchazos en el costado.

Volví a mirar la herida, y después al clérigo, dedicándole una media sonrisa. Aquel hombre podría ayudarnos, pero antes él también debía reposar. Todos debíamos hacerlo. Descalcé a mi compañero y volví a su lado, sentándome junto a él apoyada en aquella pared.

- Preguntabas si me sentaría contigo… Aquí estoy, Lothy. – le susurré, sonriendo a pesar del dolor, mientras cerraba los ojos y apoyaba la cabeza en la pared, a la vez que llevaba una de mis manos nuevamente hacia mi costado.

Abro los ojos, sobresaltado, al sentir algo tirando con firmeza de los correajes de mi armadura. Una voz me habla, me pide que no duerma, pero mis ojos pesan mucho ya, ceden a la pesadez del cansancio. Es la voz de Caelny, que toma mi rostro entre sus manos. Abro los ojos de nuevo, viendo su rostro tan cerca de mí, su cuello mientras posa sus labios en mi frente. Ahí sí cierro los ojos, sintiendo esa caricia bajo la diadema, pero me fuerzo a abrirlos de nuevo al apartarse, mirándola con ojos vidriosos.

E-eso no... n-no es m-muy... -Replico sin fuerzas, cuando dice que va a quitarme la ropa- ...de-ecoroso.

Pero Caelny continúa desabrochando mi armadura, retirando cada pieza, y persistiendo con la ropa acto seguido. No tarda mucho en dejar mi cuerpo al descubierto de cintura para arriba, un cuerpo delgado, fibroso, de piel demasiado blanca por haber sufrido escasamente el contacto de los rayos del sol. También retira mis botas, donde siento los dedos entumecidos, a medias entre el dolor y la incapacidad de sentir.

D-deja... de a-atenderme... -Le digo, con los ojos cerrados, agitando la cabeza lentamente- N-no eres mi c-criada... N-no... m-me debes l-lealtad... -Ya no soy el señor de nadie, no hay guardias a mi puerta ni ejércitos a mi mando, no hay sirvientes preparados para atender mis necesidades. Ya no merezco los cuidados de nadie, y mucho menos los suyos. Ella no se merece esto. No después de cómo la traté, no después de haberla traicionado así- N-no... d-debiste v-venir a p-por mí...

Aún seguirías en el cuerpo de exploradores, disfrutando de una buena vida, un trabajo, buena paga, un techo con calor cada anochecer. Hermanos de armas cuidando de ti...

Pero toma asiento a mi lado, recordándome que se lo pedí, aunque nos interrumpieran y no pudiera responderme. Vuelve a llmarme así, Lothy, como cuando eramos jóvenes y nuestra amistad era todo cuanto necesitábamos en este mundo. El tiempo pasado juntos en los bosques de Greyendil, entre la hermosura de la bella floresta acariciada por los rayos de sol veraniego o bajo los copos de nieve del invierno. Todo eso terminó por permitir que mi padre nos separase, por aceptar el orgullo que me inculcó, por confiar más en la sangre que en...

L-lo siento, C-Caelny... -Murmuro, apenas un hilo de voz, con los ojos cerrados y sintiéndome desfallecer- Lo s-siento tanto...

Siempre se ha dicho que las primeras impresiones son las que cuentan... De ser así el mediano no tendrá un buen concepto de todos vosotros.
Al ver como deponéis las armas, vuestras heridas y los rostros melancólicos, preocupados, como ojeras del cansancio acumulado en los días de huida, las guaridas que habéis tenido que realizar. El mediano se repone rápidamente. Al igual que van llegando varios compañeros, todos mediandos.
Esta raza, es más fuerte de lo que parece, valientes y en la mayoría se puede confiar. Os hacen pasar por la puerta, a un enorme patio trasero, bordeado por unos enormes setos floridos. Está cubierto por una lona de color azul. En las esquinas y repartidos por la "sala" se encuentran hogeras, las suficientes para no notar el cambio de temperatura del interior a esta zona. Estáis en la calle, pero ya no os mojáis por la lluvia, ya no se percibe el frío intenso que vuestros huesos han estado sufriendo.

Ni 10 ni 20 probablemente os encontréis en una reunión, un cumpleaños de más de 50 mediandos. La comida no falta en ninguna mesa, y platos de un tamaño considerable, jarras con bebida de proporciones desmesuradas para el tamaño de un mediano... Son glotones y en una celebración, aún más.
Nada más cruzar el hombre, se hace un silencio angustioso, en sus miradas se ve el miedo -Tranuilos, solo son viajeros, no son Luks...O eso creo- les comenta el mediando, mientras trata de ayudar a Lothlouin a acomodarse en un banco, cerca de lo que todo parece indicar es una vieja con hierbas ramas en la cabeza... Una curandera, druida o algo similar.
Esta raza es muy curiosa. Sorprendidos como están, no dejan de comer ni beber, solo falta que comience la música y todo seguirá igual para ellos...

Tantos preparativos, tantos miedos a una trampa y solo era el cumpleaños de un mediano, bueno, tampoco me apetecía tener que sacar los aceros de sus fundas.

El grupo estaba en las ultimas, los dos elfos y el clérigo terriblemente heridos, la elfa de las vendas con una criatura en los brazos y el resto muertos de frío, Si, menos mal que esto no ha sido una trampa

Consiguieron calmar al mediano que nos descubrió armados, parece que creían nuestra palabra, pero yo en mi vida me fiare de un mediano, son todos unos malditos ladrones, sujete lo mejor que pude mis pertenencias y entre con los demás en el patio.

La ola de calor, olor a comida y bebida fue como un beso, solo con estar allí ya me sentía restablecido, los medianos recostaron a Lothlouin en un banco cerca de una anciana con pinta de curandera, si le curaba tendríamos un problema menos y podríamos de una vez contarnos nuestras historias que parecían tan extrañas.

Todos los presentes enmudecieron al vernos, aunque no dejaron de comer y beber, y el que nos guiaba les tranquilizo, -Que sera un Luks... Me posiciono en el centro de la sala y fue a tapar mis armas con la capa cuando fui consciente que la dejé secando cerca de la chimenea, -Hoy llevo un día con los descuidos...- Intento colocarme de la forma menos "agresiva" y carraspeo para aclararme la garganta.

-Buenas noches, pequeñas damas y caballeros- Digo con una reverencia. -Lamentamos profusamente haberos molestando en vuestra celebración, nos sorprendió la tormenta en el camino y esta es la única posada en kilómetros a la redonda. Como ha dicho vuestro amigo- Alego mirando al "guía"- somos viajeros y algunos de mis compañeros necesitarían ser curados lo antes posible, así como llenar el estomago. -Al mencionar el estomago, éste se queja de mi falta de respeto hacia él por no darle alivio alguno y el olor de la comida me provoca una fuerte salivación.

-¿Serian vuestras mercedes tan amables de compartir su espléndido banquete?, y ya de paso, explicarnos que es un Luks   

esperaba una fiesta pero no tal magnitud... afortunadamente parece que el problema no habia escalado mas aya de un simple "susto", mencionaron luks, posiblemente un eufenismo para referirse a rivales de otro poblado o salteadores, quien sabe si seria el mejor ambiente para un bebe, pero podrian descansar una noche y tratarse ya despues pedir algunos informes, seguramente podrian decirles como llegar a su destino

No le gustaban mucho los lugares concurridos, nunca fue muy social asi que dejo que su compañero hable y se encargue de las presentaciones, ella simplemente esperaria a ver los resultados, aunque esperaba que si se cuente con alguna habitacion en donde descansar... lo ultimo que ocuparia para su salud era festejar toda la noche  

Y allí estamos, sorprendidos por el cumpleaños de un amigable grupo de pequeños medianos, muchos de los cuales están ya borrachos o en proceso de estarlo. Las mesas por doquier están llenas de suculentas viandas y las jarras repletas de todas las bebidas conocidas por lo que puedo apreciar desde mi posición. Algo de cerveza estaría bien, la verdad.

Ignoro el hecho de que saber que Caelny ha podido oir mi tripa rugir. Hago acopio de toda mi fuerza de voluntad para que mis mejillas no se coloreen. Parece que lo consigo. Refriego un poco más mis manos frente a la hoguera y me dirijo hacia fuera donde la fiesta se ha organizado. No tengo ganas de fiesta, la verdad, pero seguir entrando en calor, meter algo de comida en el buche y tomar unos buenos tragos de cerveza es algo que me seduce completamente, casi podría decir que lo necesito.

El ambiente dentro de la carpa no es diferente al de la casa en cuanto a temperatura, pero sí en cuanto al jaleo que hay ahí montado. Varios medianos están durmiendo la mona, mientras alguno aprovecha un descuido de una moza para robarle un beso u otro para vomitar disimuladamente tras unos setos. Quien más, quien menos, todos están bastante afectados por la cerveza, el vino o el aguardiente. Paradójicamente, las jarras de agua están intactas. No vayan a criar peces en el estómago. Pienso divertido. Entonces me sorprendo por mi repentino e inesperado sentido del humor. Casi sin querer, un amago de sonrisa se dibuja en mi rostro. Estoy contento.

Con el permiso de los allí presentes, me sirvo una jarra de cerveza y ofrezco otra a varios de mis compañeros, especialmente a Silver, pues él es mi amigo. También aprovecho para picotear algo de las mesas. Ya comeremos en una mesa decente en unos momentos.

Algo me dice que encontrarnos con estos medianos nos va a suponer algo más que entrar en calor y llenar el estómago.

Por suerte el mediano comprendió nuestra situación rápidamente, seguramente gracias al alcohol y por suerte para nosotros el resto de medianos no dio importancia a nuestra presencia. Y menos mal porque había gran cantidad de ellos al otro lado de la puerta. Les agradeció a los medianos su hospitalidad y se acomodó en una banqueta con el bebé en brazos, cerca del lugar al que habían sentado al elfo envenenado. Quería estar cerca de él por si fuera necesario darle más curación aunque una vez sentado pudo apreciar que los medianos se habían ocupado de dejarle en buenas manos cerca de la anciana que a primera vista parecía una druida.

Se permitió relajarse y disfrutar de los cantos de los medianos. "Por fin un poco de tranquilidad después de estos días de locura. Esperemos que una vez hayamos podido descansar nos puedan indicar como llegar hasta nuestro próximo objetivo y enmendar la deuda que habían contraído involuntariamente".

El ambiente era cálido en la zona del exterior de la taberna donde los medianos estaban celebrando el cumpleaños, estaba empezando a sospechar que no de una manera natural y que la anciana tenía mucho que ver con ello. Por lo que sonrió y le dijo a Caelny: - No te preocupes, estoy seguro de que tu compañero está ahora en buenas manos y que se recuperará bien tras descansar. Además creo que ese descanso nos vendrá bien a todos.

El habilidoso espadachín que les había quitado a sus perseguidores de en medio hablo en nombre del grupo hacia los medianos y presento nuestra situación. Por lo que añadió a sus palabras una vez acabó:

- Estamos muy agradecidos por habernos acogido tan hospitalariamente. Muchas gracias a todos.

Llego el momento que tanto temía, que haría con el bebé. Se había portado mucho mejor de lo que el esperaba gracias a los cuidados de su compañera. Pero el pobre debería estar muerto de hambre, por lo que lo acomodo bien en sus brazos, sacó la leche e intentó alimentarlo lo mejor que pudo.

Malark se acercó con una jarra de cerveza que se la tendió, casi parecía hasta tener una sonrisa en la boca. Le pedí que me la dejara en el suelo al lado de la silla para poder tomarla una vez hubiera acabado de dar de comer al pequeño y se lo agradecí.

- ¿Que tal os encontráis?, parece que también habéis tenido dificultades en vuestro viaje. Dijo dirigiéndose a los dos compañeros de pelo blanquecino.

Apenas llevaba unos segundos con los ojos cerrados cuando escuché a mi compañero murmurar, pidiéndome disculpas, diciéndome lo mucho que lo sentía.

- Deja de sentirlo… - dije con tristeza, abriendo mis ojos y mirándole, a pesar de qué el permanecía con estos cerrados. – Ir a buscarte fue mi decisión, y no me arrepiento de ello. Así que si yo no lo siento, no lo sientas tu… ¿Quieres? – le imploré.

Habíamos hablado de ese tema en varias ocasiones, momentos en los que terminaba poniéndome seria, a veces incluso molestándome con él por su insistencia en que me debía algo; pero esta vez fue completamente diferente. Mi mayor preocupación en esos momentos era su estado, y sentirse culpable o hablar como si se hubiera rendido no ayudaba; ni a él ni a mí.

Cuando el mediano tranquilizó a sus compañeros y nos dejó pasar al otro lado, le ayudé a llevar a Lothlouin hasta allí, colocando uno de sus brazos sobre mis hombros, ocupándome de agarrarle por este y por la cintura; notando lo fría que continuaba su piel, y frotando su costado cuando la marcha me lo permitía, tratando de que entrara en calor.

- Y no digas que deje de atenderte. – le advertí, habiéndome quedado callada con anterioridad ante sus quejas. - No, no soy tu criada, pero voy a cuidar de ti. – le hice saber con firmeza, acompañando al mediano mientras apretaba los dientes, soportando el dolor.

Me dejé guiar por nuestro anfitrión, llevando a Lothlouin hasta aquel banco, y ayudando al mediano a acomodarle. Sin mediar palabra, sabiendo que aquel necio volvería a protestar si lo hacía, busqué una manta en los alrededores. Sin alejarme mucho sólo pude dar con una, aunque por fortuna era bastante grande, podría doblarla para aumentar su efecto.

- Aquí tienes. – susurré a Lothlouin, mientras le echaba la manta por encima con cuidado, sentándome después a su lado.

No me pasó desapercibida la presencia de aquella anciana, pero en vistas de que el Señor Widokowy había ejercido como portavoz pidiendo ya lo necesario, decidí esperar a ver cuál era la voluntad de los medianos. Endozal se acercó entonces, tratando de tranquilizarme, lo que me hizo pensar que la preocupación en mi rostro debía ser más que evidente.

- Muchas gracias, Endozal. Sí, todos deberíamos descansar. – le dediqué una tenue sonrisa, viendo cómo después agradecía cuanto nos habían ofrecido, queriendo unirme a ello yo también. – Se lo agradecemos de corazón, si podemos ayudarles en algo cuando estemos recuperados, no duden en pedírnoslo. – les hice saber con completa sinceridad.

En mi estado febril, me alcanza la voz de Caelny, como una ensoñación. Replicando, negando mis palabras con un tono que me resulta cortante. A veces creo que me guarda rencor. A fin de cuentas, me alejé de ella sin vacilar, por lo que a ella respecta. No hay forma de que sepa...

Todo eso queda en la oscuridad, derrotado por la negrura de la inconsciencia. Me sumerjo en el mundo onírico, donde aún puedo ser yo, donde...

Hmmmf... -Algo tira de mí. La pierna me da una sacudida, aunque no tengo fuerza alguna para resistirme. Ni fuerzas, ni ganas, ni voluntad. Tan sólo unas palabras surgen de mí garganta, apagadas, débiles- N-no... no q-quiero entrenar m-más... D-déjame ir al b-bosque... Hecho d-de menos a... -Abro los ojos, recibiendo como una bofetada la realidad. No estoy en el palacio, estoy en esta taberna abandonada, y quien tira de mí es... ese mediano. Parpadeo, sin fuerzas, sintiendo otra mano que me aferra- C-Cael... -Es ella, siempre ella, cuidando de mí a pesar de todo.

Me llevan por caminos que no veo, descalzo, semidesnudo, tiritando a pesar de no sentir ya el gélido contacto de mi casaca empapada. Tras sentir el áspero contacto de un asiento tosco de madera mal tratada, me ayudan a tomar asiento. Miro a un costado, viendo un conjunto de ramas y hierbas, nada que ver con los ostentosos centros de flores de la Casa Greyendil. Alguien me cubre con un trapo, no, una manta, siento el calor recorriendo mi piel, la templanza de no ser rozado por el aire del lugar. Muevo mi cabeza.

C-Caelny... ¿Y-y tú...? -Digo entrecerrando los ojos, volviendo a mirar las flores. No, no son flores, sólo ramas, hierbas, y... Un rostro bajo todo ello, una rechoncha viejecita. ¿Estoy soñando otra vez? ¿Es una alucinación? Echo mi cabeza hacia atrás, mirando al techo. Parece... una carpa. Y mucha gente alrededor. Sí, debo estar soñando. Será mejor seguir descansando...

La fiesta continua, la alegría no cesa. Vais entrando en calor, la bebida y la comida son de una gran calidad, haciendo honor a todo lo que lográis recordar de esta adorable raza. Mientras no dejan de serviros más y más comida, la druida trata a Lothlouin, toca su pierna, presiona la herida abierta haciendo que empape aún más el pantalón de sangre, oscura por el efecto del veneno.
Escupe en su mano, el material que estaba mascando en su boca. Se frota ambas manos y después lo deja posar en la herida, el picor comienza rápidamente, tanto que parece que estén "marcando"' la piel del elfo con un acero al rojo vivo- Esto dejara marca- Murmura la anciana mientras sonríe -Rapido, necesito licor- se apresuran para acercarme una botella envuelta en polvo, la descorcha y bebe de ella... El tiempo pasa, sus mejillas se sonrojan, y se detiene después de terminar con la totalidad de la botella- Sois gente extraña, podéis pagarme mañana- Poco más podéis hablar con ella, ya que cae de espaldas, sus últimas palabras, después de beber, apestan a un olor similar al aguardiente.
El resto de la sala, ríe y la señalan, parece que no es la primera vez que la ven así...

El pequeño mediando que la sorprendió en la sala, os anima a que os sentéis, disfrutéis, comáis y bebáis, es hora de reponer fuerzas - Los Luks son gente alta como vosotros, nos esclavizan para que trabajemos para ellos... Son malos y nos hacen sufrir...- Os susurra mientras se sienta junto a vosotros - ¿Quiénes sois? Qué hacéis en estas tierras?
Varias mujeres se acercan a Endozal, no es común ver a un hombre armado tratando de alimentar a un bebé - Dejanos a nosotras!!! Que los hombres no sabéis!!! ¿Cómo se llama?- Te rodean y se suben a varios bancos para poder observar al bebé...

Silver acepta la bebida de Malark con una sonrisa

- Gracias compañero! sonrie- Tenia el gaznate seco

Al invitarlos a comer los medianos, Silver no se corta ni un pelo y da rienda suelta a su hambre, comiendo como un hombre de dos veces su tamaño... y porque habia comido algo ya, que si no,come mas. No le suena la palabra Luk, quizas sea una raza exotica, quizas sea en realidad el nombre de una organización o pueblo.

- Oh... esos Luks parece la clase de gente a la que me gusta dar derechazos -comenta ante eso, antes de llevarse otro bocado- Y bueno, mi nombre es Silver y mi colega aqui es Malark, somos aventureros errantes, vamos de aqui para alla desfaciendo entuertos. El resto... bueno, los he conocido hoy asi que lo mas sensatos es que se presenten ellos mismos.

Algo presiona mi pierna. Creo. No estoy seguro. El dolor, el ruido, las voces, los olores, todo se mezcla en mi cabeza, embotando mis sentidos y mi razón. ¿Estoy soñando? Sí, eso es, se trata de una horrible pesadilla. Pero el dolor es tan real...

Alguien habla, no le conozco. Dice algo de hombres que esclavizan a otros, que les obligan a trabajar. ¡Que osadía, padre jamás permitiría que algo así sucediera en sus tierras! Ese desconocido miente, sin duda. Es... ese... Entreabro los ojos, contemplando el techo de la carpa, confuso. No... no son las tierras de padre. Estoy en el mundo exterior, donde impera a no-ley de los hombres.

N-ningún hombre... -Murmuro en voz baja, sintiendo cómo unos dedos toquetean mi herida sin demasiado cuidado. Pero no soy capaz de apartar esa idea de mi cabeza sin decir lo que pienso sobre ello, como cuando asistía a las reuniones de estado de mi padre. También entonces hablaba sin permiso, irremediablemente- ...d-debería vivir c-con cadenas...

De repente, mi pierna comienza a escocer, a arder, como si algo me estuviera quemando la carne desde dentro. Abriendo los ojos desmesuradamente, aprieto la mandíbula mostrando los dientes en una mueca de dolor, apartando la manta. Alguien trata de matarme, pero no me rendiré sin presentar b... Llevo una mano a mi cinturón, buscando mi espada, pero no está. No importa, lucharé por mi vida aunque sea con las manos, encaro a mi asesino, a...

¿...una anciana?

Permanezco con la mirada encendida, la respiración agitada, encarando a esa regordeta viejecilla que me mira sonriente, pidiendo bebida. Mi piel está fría, pero sudada al mismo tiempo, me mareo, mis ojos se nublan, y caigo hacia atrás, de espaldas.

Lo último que siento es caer sobre algo blando, unas manos que me sujetan, y el deseo de que todo este infierno termine.

aire se hacerca un poco, no le daban desconfianza por ser medianos mas si por la forma de beber que tenian, parecian "enanos" y seguro si alguien estornuda cercas de las fogatas todo el lugar se incendia... dejaria a Fik encargarse de las palabras mientras ella se mantenia al margen

espiaria un poco a las medianas para ver como cuidan a la bebe y ver si sacaba algun truco de ellas y aprovecharia para comer algo, esperaba que tuvieran algo de agua o lo menos de licor posible sino tendria que usar otro de sus trucos para mantenerse 

Recordo el "problemita" que cargaba igor... el mediano no parece haberlo notado ya que se quedo la mula con el cuerpo en la entrada, con suerte nadie lo notaria a el o a la mula de ojos viscos hasta que pudieran darles un lugar para descansar

La curación no fue como el pensaba y el elfo cayó desmayado. "Pobre mujer, debe estar muerta de preocupación y yo le he dicho que estuviera tranquila que le habían dejado en buenas manos". Pensó mirando a Caelny, pero esta vez no dijo nada, se quedó callado para no meter más la pata.

Se estaba preparando para alimentar al bebé cuando el mediano que les invitó a entrar, les describió que eran los Luks. Como no, esclavistas también en está zona. No recordaba ningún casó en Puerta de Baldur en las que llevarán a vender medianos, hasta el momento solo había destapado casos en los que se vendían en su mayor parte humanos y en raras ocasiones elfos y hasta enanos. Pero medianos nunca, había supuesto que eran demasiado escurridizos y problemáticos como para querer venderlos.

Tras presentarse Silver vio adecuado que presentará tanto a su compañera como a él e introducir brevemente y sin detalles, aquello llevaría mucho más tiempo, a los medianos y así ayudar a comprender a sus nuevos compañeros de viaje su situación. Les vendría bien la ayuda extra si la persecución se retomaba y sabía que aquello no quedaría cerrado con la muerte de un mercenario. Miró a su compañera unos segundo y comenzó a presentarse:

- Mi nombre es Endozal Fik y mi compañera es Airel. Ambos somos investigadores privados con una larga trayectoria a nuestras espaldas, ambos hemos llevado a criminales ante la justicia a través de la información que reuníamos pero usando metodologías opuestas. Su tonó de voz se tornó más serio y hace una leve pausa.

- Ambos fuimos llamados para esta última misión, de la que poco a poco fuimos desentrañando el complot que se estaba forjando y descubrimos que este pobre bebé iba a ser asesinado. Su noble familia y sus sirvientes fueron masacrados, pero por suerte logramos escabullirnos hasta él y salvarlo de una muerte segura. Ninguna criatura merece morir, al poco tiempo de nacer. La huida fue muy dura y tuvimos que abrirnos pasó a través de guardias y mercenarios resultando malheridos. Por suerte durante nuestra huida se cruzaron nuestros caminos con este gran duelista y tanto el bebe como nosotros estamos en deuda con él por deshacerse de nuestros perseguidores. Vamos de camino hacia el Valle Uzherh, sabemos que en ese Valle viven familiares de este bebé y es con ellos con quien debe estar tras la triste muerte de sus padres. ¿Podríais indicarnos en que dirección deberíamos continuar una vez descansemos?

Tras unos momentos de pausa, sonrió: - Gracias también a vosotros por permitirnos compartir cobijo y alimentos con vosotros. Se dirigió hacia el mediano que les había abierto la puerta:

- Si fuera tan amable de describirme a esos Luks, he tratado con esa clase de calaña antes y he llegado a conseguir llevar a la justicia a varias de estas organizaciones. Quizá, una vez resolvamos el caso de este pequeño. Pueda volver a investigar el asunto y llevarlo ante las autoridades locales. Los Luks como vosotros los llamáis suelen ser bastante descuidados. Odiaba a los esclavistas con todo su corazón no entendía como un ser dotado de razón y pensamiento pudiera llevar su ansía monetaria a esos límites. Era la misma clase de gente que les había llevado a su compañera y a él a estar huyendo con un bebé, algo fuera de su línea habitual de trabajo.

Mientras iba hablando las mujeres medianas se fueron acercando vociferando que los hombres no estábamos capacitados para cuidar un bebé. "Qué razón tienen" pensó, "Pero debo aprender a cuidarlo hasta que lleguemos con sus familiares". Sonrió a las medianas:

- Por desgracia no llegamos a conocer el nombre del bebe y tenéis toda la razón al decir que no sé ni que hacer con él en mis brazos y mucho menos de como cuidarlo y alimentarle. Solo sabemos protegerlo y en eso hemos cumplido hasta el momento, el bebé no ha sido herido y todas los ataques dirigidos a él o los hemos esquivado o los hemos sufrido en nuestras carnes. Pero, ¿Serían tan amables de enseñarme a hacerlo? El viaje que tenemos por delante será largo y deberemos de ocuparnos de sus necesidades. Le ofreció el bebé y la leche a la que menos ebria estuviera y se quedó muy cerca de ellas atendiendo a las explicaciones, esperaba que pudieran dormirle. Para poder descansar, lo necesitaba tanto físicamente como mentalmente. Aunque había aguantado bien porque su preocupación era el bebé, pero tenía heridas levemente que aun estando tratadas con la varita estaba muy dolorido y al relajarse con los medianos lo estaba notando. La adrenalina del cuerpo se le estaba mitigando y la fatiga y el dolor estaban haciendo mella en el y se le comenzaba a notar en los gestos.