Partida Rol por web

Altes Gestein

Escena I - Buscando la Vieja Roca

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02/03/2012, 14:07
Nuruk ex Merinita

"El fuego no sirve con ellas" dijo Nuruk con firmeza. Ahora que Liara estaba atendida, el merinita se arrodilló ante el cuerpo de Johann. Buscó en él un último latido, una última esperanza. El alma de Johann ya no estaba allí. Nuruk apretó el muñón con impotencia, manchándose de sangre.

"Están hechas de magia" continuó y su voz pareció temblar "por aquel cuyo nombre no pronunciaré" dijo, señalando a Liara con la mirada. Aún recordaba la expresión de aquel encapuchado negro que atacó la Alianza, y temía que, al nombrarlo, las sombras los tomaran como objetivo.

"Son antiguas. Los hechizos de Perdo Vim pueden dañarlas, y la fe inquebrantable, como la de Tadeus, parece que tiene cierto efecto protector contra ellas." Nuruk estaba preocupado. En el anterior ataque había podido desintegrar al menos a treinta, con mucha suerte y quedando agotado. Ni el fuego de Khalek ni las ilusiones de Caduceo habían podido mantenerlas a raya mucho tiempo. Kuansor tampoco había resistido. Ahora había muchas más y... ¡estaban tan cansados! Buscó instintivamente a Bernardett con la mirada, y sus ojos refulgieron.

"Caduceo, ¿cuántos peones quedan? Los necesitaremos todos. Li, el hombro de Cristóbal, la espalda de Tadeus e incluso ese pobre animal. También nosotros, para recuperar todas nuestras fuerzas. Bernardett: recuerda que un basilisco no puede con ellas, pero la tristeza te hará vulnerable. No tenemos tiempo. Esas cosas son más y más poderosos que nosotros. Si Otto lo está matando, debemos conseguir protegerlo tanto tiempo como necesite. Esa Criatura nos conoce, y jamás podremos escapar ya de ella."

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02/03/2012, 16:33
Tadeus

Tadeus no pudo dejar de alegrarse al escuchar la voz de la pequeña Liara aunque lo que ella decía no era nada alegre. Lo habían conseguido la niña por fin estaba sana, lo de ha salvo era mas discutible.

El monje una vez de pie miró a su alrededor, las heridas que todos sufrían no eran nada comparado con la muerte del joven capitán que ahora se unía a la del ya fallecido hechicero. Era un momento muy triste para el grupo pero no había tiempo que perder debían de ser prestos.

Escuchó las explicaciones del grupo tratando de entender la naturaleza del mal que les acechaba.
"Que se trataba de el Mal"-eso era lo único claro para el inexperto monje.

La oscuridad, o eso había conseguido aprender Tadeus, se combatía con la luz, y no había mayor luz que la del señor. Así que sacó su odre y pronunció las solemnes palabras que bendecirían el agua de su interior. Con esto ya realizado se dirigió a sus compañeros:

-Traed vuestras armas las bendeciré con el agua sagrada-dijo en voz alta el monje, y con esto comunicado su vista se fijó en la espada del fallecido Johann.

"Quizás sea hora de combatir"

Notas de juego

Sr.Master entiende que si cojo la espada también la bendeciré.

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02/03/2012, 17:12
Yaun Elur

Yaun mira al hombre mayor con la espada. Cristóbal, ha oido que lo llaman. Asiente ante sus preguntas. Son astutas. Algunos magos deberían aprender de él. Lamenta, quizás, no poder ser mas claro.

- Conozco este bosque, Cristóbal. Se bien como es. Y se que no era así en el pasado. Así que no hemos podido regresar al pasado. Y en cuanto a todo lo demás, no tengo respuesta alguna que pueda darte - dijo concisamente. Luego miró al mago llamado Nuruk- Si. Si Otto daña a ese ser, habrá que protegerlo. Y luego buscar a la otra niña

Dicho esto se extiende sobre el suelo las pieles que despellejó de las wyverns jóvenes que había matado

- No huelen bien, pero están calientes y la piel abrigará frente al frio. Que los heridos que no puedan recuperarse se queden aqui. ¿Vamos a dar tiempo a vuestro amigo viejo?

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02/03/2012, 23:24
Director

¿Él? —Liara parecía confusa—. Eny, ¡has venido!

Por algún milagro, la pequeña parecía encontrarse bien. Sus ojos, húmedos de emoción por el reencuento con la arquera, ya no eran tan intensos como segundos antes.

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04/03/2012, 06:36
Bernardett ex Bjornaer

Bernardett  vio pasar las sobras a ambos lados del camino. Otra vez, de nuevo esas extrañas figuras. La chica se dejo caer de nuevo en el suelo cansada… como iba a combatir asi?,  debía tomarse un momento. Apenas podía caminar.

Sintió la mirada de Nuruk, esta se la devolvió preocupada y hasta con temor, ella también recordaba muy bien lo que había pasado, vio con sus propios ojos como unas pocas de esas siniestras masas habían causado un daño demencial a una sola alianza. Recordó aquel nombre, la piel se le erizo de nuevo tan solo recordarlo, su pesadilla… seria esto acaso una continuación de aquella pesadilla?...  Solo eran un grupo reducido, en su mayoría heridos y tres magos que no se encontraban en su mejor momento.

Vio al monje esparcir su agua en las armas de los demás. Si el creía que eso funcionaria, pues ese era su problema. Era evidente que el Yuan sabia más de lo que decía, para algo tenia esa hacha encantada. Sabia perfectamente que el tiempo era valiosísimo, pero lo único que podía hacer Bernardett era descasar un rato. Si era ir a buscar a Otto ella no podía andar al mismo paso de ellos… por ahora lo mas sensato que podía hacer era recuperar un poco su energía…

- Si tienen que ir, vayan ustedes primero… yo ahora solo los retrasaría mas… los alcanzare en momento…  - dijo al grupo colocándose por fin las pieles de Yuan sobre el cuerpo, al mismo tiempo que le dirigía una mirada rápida… aunque el orgullo le podía, le agradecía la ayuda… a su manera

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04/03/2012, 06:42
Bernardett ex Bjornaer
Sólo para el director

Notas de juego

bueno, se supone que descansare lo suficiente al menos para poder andar sin tapujos a causa de la fatiga 

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04/03/2012, 11:55
Nuruk ex Merinita

Cita:

- Si tienen que ir, vayan ustedes primero… yo ahora solo los retrasaría mas… los alcanzare en momento… -

"No, Bernardett" dijo Nuruk "Iremos todos. E iremos ya" prosiguió, respondiendo al gigante.

El mago cogió uno de los cuernos de sátiro y empleó su magia sobre Bernardett. Él también estaba cansado y el olor a especias pareció más tenue que en otras ocasiones.

Bernardett era rápida, y el mago había observado que los hechizos de Corpus se le daban bien. Ella podría usar su magia para sanarlos, mucho más rápido y mejor que Caduceo o él mismo. Había cuernos suficientes para magos y mundanos.

Notas de juego

- Uso Creo Corpus, con el objetivo de que Bernardett recobre el aliento y pueda seguir usando hechizos.

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04/03/2012, 20:54
Enelya

La expresión de la pequeña había cambiado ahora su mirada era mas inocente que segundos antes. Enelya la miró perpleja “No recuerda nada” pensó. Y sin darle mayor importancia le devolvió una sonrisa  y la besó en la frente –Claro que he venido – dijo mientras echaba un vistazo a la herida de Liara, comprobando si sangraba. -¿Te duele? - la herida aparentemente estaba bien. Se acercó al gigante y tomó una de las pieles de los wyvern que el mismo había despellejado.

Abrigó a la pequeña, y se dirigió a Ludwig cogiéndole una de sus  antorchas  -Aun así nos vendrán bien- dijo para reconfortarlo de las palabras de Nuruk. –Li, ¿puedes caminar?- si la respuesta era afirmativa, agarraría la mano de la pequeña y junto a Nuruk seguirían a las sombras por el bosque, ellas los llevarían hasta Otto y posiblemente hasta Klara.

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04/03/2012, 20:58
Enelya

Por el camino, sin que nadie se percatara, se acercó al oído de Nuruk y le pidió – ¿Puedes hechizar mis flechas? – Enelya no tenía suficiente fe en el Dios que Tadeus expresaba, confiaría ciegamente siempre en la magia de Nuruk.

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04/03/2012, 21:16
Nuruk ex Merinita

Nuruk respondió a la pregunta con una sonrisa. Podía intentarlo, al menos, aunque fuera complicado. Y la idea de la arquera era bastante buena.

"Espero que no lleven mucha agua bendita" dijo.

Tomó el carcaj y sus ojos chispearon violetas...

Notas de juego

- Greeny, ya sé que nos hemos adelantado pero supongo que no habrá problemas en que nos curemos y salgamos andando.
- Nuruk trata de imbuir un "perdo vim".

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04/03/2012, 21:07
Cristóbal

Cristóbal ofreció sus armas a Tadeus para que éste las bendijera.  Dios era la luz del mundo, a Él tenían que encomendarse para vencer a la oscuridad. Sólo con ayuda del Padre Eterno podrían salir victoriosos.  De rodillas ante el asturiano, Cristóbal rezó:
“Oh, Señor, hazme un instrumento de Tu Paz .
Donde hay odio, que lleve yo el Amor.
Donde haya duda, que lleve yo la Fe.
Donde haya desesperación, que lleve yo la Alegría.
Donde haya tinieblas, que lleve yo la Luz.”

Al terminar la oración, el veneciano se levantó y dijo:
-“Vamos, no hay tiempo que perder. El anciano nos necesita” y, tras contemplar el brillo de su espada recien bendecida, añadió “Y no temáis, Dios nos protegerá”.

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05/03/2012, 00:30
Yaun Elur

El gigante asintió a las palabras de unos y otros y empezó a andar. Había intentado poner a Bernadett sobre sus hombros. La maga no pesaba mucho, y el gigante podía llevarla encima sin ningún problema. Pero era claro que la joven no lo tenía claro. El gigante sonrió.

- Puedo llevarte. No molestas. Y si no quieres puedo llevar a la niña

Tras esas palabras, suba alguien a sus hombros o no, saca su hacha y emprende el camino.

¿Ha mirado como Tadeus bendice las armas? No sería fácil asegurarlo, pero en todo caso no parece darle demasiada importancia. Cada uno adora a sus dioses, después de todo. Igual que los magos se adoran a sí mismos. Todos tenemos alguien a quien adorar, cuando vienen mal dadas. La idea le hace sonreír por algún motivo que solo él conoce. 

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06/03/2012, 18:22
Director

La daga de Otto se lanzó como una serpiente sobre la gata, con una desesperación nacida de la agonía. Pero aquel no iba a ser el camino, por duro que fuera. El acero destinado a acabar con Bastet estalló en pedazos incluso antes de rozar el pequeño cuerpo del animal, mientras un nuevo grito sin voz estallaba en la cabeza de Otto.

“¡Bastet!”

El silencio que siguió a aquello fue extremadamente doloroso para el anciano. No tardó en darse cuenta de que sus oídos sangraban, y de que para él, de ahora en adelante, el mundo sería mudo para siempre. Sordo, Otto cayó al suelo, desarmado, con varias rocas golpeándole la espalda, todavía abrazando a la gata.

No oiría más voces mundanas, pero sí la voz de los Antiguos.

“Nunca te dejará hacerme eso”, dijo Bastet en su cabeza. El herborista tosió, incapaz de tomar mucho más de aquel aire envenenado. Con su nublada visión, vio caer uno a uno a aquellos engendros pálidos sin túnicas, con sus bocas sin dientes abiertas en desesperación. Sus delgados cuerpos temblaron, moribundos, asfixiados.

Entonces, llegaron.

Más oscuras que la propia noche, las sombras aparecieron por la entrada de la gruta. Las mismas sombras que habían atacado Altes Gestein en el pasado, o quizás en el futuro.

Como la última vez, más que verlas, Otto las sintió. Las sombras no tenían forma definida, y eran terribles a la vista, cambiando de forma según avanzaban: a veces parecían tener varias cabezas, o decenas de extremidades, o miles de pequeñas bocas de curvos dientes. O, simplemente, parecían un desordenado caos oscuro y maligno, a cuyo alrededor la temperatura parecía descender. Esos engendros, agentes del Mal, sin embargo, ya no reían como usualmente, con esas risas gélidas y horribles. Gritaban de angustia, de miedo. Otto no podía oírlas, pero sí lo sentía.

“¡Tarhutis, detente!”, imploró Bastet, mientras las sombras se acercaban, mientras los pálidos morían, mientras las rocas caían.

Mientras Otto sentía cómo, poco a poco, su vida se escapaba de aquel maldito mundo.

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06/03/2012, 18:23
Director

Los que corrían, se detenían continuamente, esperando a los más lentos. Mientras, a ambos lados del sendero, entre los nevados árboles y la blanca maleza, las sombras desfilaban en rápida procesión oscura hacia el corazón de la malhadada floresta. Sorprendentemente, Liara estaba totalmente recuperada de la terrible herida causada por la saeta del cazador. Cogida de la mano de Enelya, marchaba todo lo rápido que podía junto a la arquera, en el centro del grupo. Por delante, Cristóbal, Ludwig y Yaun Elur formaban la vanguardia. Sus cuerpos, sanados por el poder combinado de la vis y de la magia de Caduceo y Bernardett, parecían henchidos de energía. Las armas del cruzado y del explorador destellaban mojadas en aquel frío ambiente, empapadas por el agua bendecida por Tadeus. El gigante se movía ágilmente a pesar de su enorme cuerpo, con sus hachas gemelas desenvainadas, negras como la noche. Su cuervo blanco lo seguía a baja altura, mientras la sabuesa de Ludwig corría tras su amo.

Junto a Enelya y Liara, se movía Tadeus. Su túnica mostraba aún el hechizo del difunto Khalek a través de su tela quemada y abierta, pero su espalda no revelaba tal herida ígnea. Portaba la espada de Johann, el Capitán caído, bendecida. No sabía cómo usar aquella mortífera arma, pesada en sus manos de monje, pero creía que el destino de aquel acero estaba todavía por escribirse.

Tras los mundanos, un Jerbiton, un Merinita y una Bjornaer intentaban mantener el ritmo. A pesar de todos sus esfuerzos mágicos, un mago tiene sus límites, incluso con la ayuda de la vis. Al menos, ninguno caería exhausto en esos momentos, pero sus cuerpos no podrían mantenerse mucho más tiempo en pie si seguían invocando aquellos inmensos poderes sobrenaturales.

Finalmente, ninguno había quedado atrás.

El nevado bosque volvía a tener sonidos tras la caída de los sátiros: el susurro del viento, el movimiento de las ramas, los pasos enterrados en la blanca capa que cubría el sendero. También estaban aquellas sombras: sus agudas voces penetraban una y otra vez los oídos de los aventureros, cargadas de rencor y de rabia. Eran incontables, pero por fortuna no parecían reparar en ellos.

Entonces, alcanzaron el claro. Un claro que conocían muy, pero que muy bien. Allí, en unos años, se alzaría Altes Gestein. Pero en ese momento, solo había eso, literalmente: una Vieja Roca, enorme, antigua como el mundo. La Roca que habría de sostener la Alianza aparecía en su forma original, como los primeros habitantes de la Alianza la habían conocido antes de que Gloria le diera forma. El claro era más pequeño, con los árboles más cercanos a la Roca aún sin talar, salvajes.

Pero había algo distinto: la Roca tenía una apertura, como fauces con dientes de piedra, justo en el centro. Fuera lo que fuera lo que esperaba dentro, hacía que un brillo rojizo iluminase la grieta. Oyeron temblores, y golpes de rocas, procedentes del interior. Era allí donde las sombras se dirigían: entraban corriendo, en multitud de horribles formas, dispuestas a asesinar a aquello que dañaba a su Amo.

Y, en ese momento, la vieron.

Klara.

Sobre la nieve, la niña permanecía inmóvil, con su suave rostro mostrando una mueca de miedo, congelada en sus ligeros rasgos faciales. Sin necesidad de tocarla, todos supieron que estaba tan fría como aquella nieve de alrededor.

En su pecho, a la altura del corazón, había un orificio, abierto a través de carne y tela. Estaba vacío, y la sangre, seca.

Estaba muerta.

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06/03/2012, 18:34
Otto
Sólo para el director

-Lo siento- dijo a la gata -Pensé que era el único camino posible- se disculpó. No entendía muy bien por que el destino lo había llevado hasta allí, se sentía sólo, desesperado e inútil.
Desarmado, si su cuchillo era incapaz de acabar con los corazones, además ya no tenía fuerzas para ponerse pie. Tuvo la certeza de que pronto formaría parte de aquel ser impío, si tan sólo tuviese una oportunidad. No la tenía, al menos no para acabar con la criatura, pero ya se encargaría Bastet de buscar alguien más, alguien joven, fuerte y diestro que pudiera acabar con aquel ser. Él había dado todo de sí e incluso eso no había alcanzado, tan sólo le quedaba una única cosa por hacer.
No formaría parte de aquella cosa, no lo haría.
Juntando las pocas fuerzas que le quedaban se impulsó y rodó hacia la saliente intentando que su cuerpo se precipitar hacia el río de lava donde las hojas se quemaban, así su corazón moriría junto con él librándose de la agonía que significaría una eternidad subyugado al poder del antiguo.
-Recíbeme padre- dijo mientras se rodaba -Recíbeme en tus brazos y dame paz- su fe era auténtica pero ya no tenía nada más que su vida para entregarle a Dios.

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08/03/2012, 22:46
Ludwig

Estremecido por los alaridos sobrenaturales de las sombras, Ludwig se detuvo a contemplar el cuerpo de la niña. Algo le había arrancado el corazón. La indignación y la rabia empezaban a oprimirle el pecho, como ocurrió en Stanberg.

-Por los clavos de la Cruz , ¿qué condenada bestia ha podido hacer algo así? ¡Malditos sean sus ojos y su alma negra!

Luego se giró hacia el gran peñasco, por cuya hendidura las sombras se colaban en tropel. Dentro oyó el estrépito de las rocas, como si la tierra misma pelease. Si Liara estaba en lo cierto, Otto debía encontrarse allí dentro. Instintivamente, su mano aferró con mayor fuerza la antorcha que portaba. Dudaba que le sirviese de arma tanto como la bendición del sacerdote, pero era lo único que tenía.

-¿Dónde cojones estamos? -preguntó a sus compañeros-. Eso parece la puta puerta del infierno...

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09/03/2012, 00:52
Caduceo ex Jerbiton

Agotado físicamente y terriblemente fatigado caduceo apenas podía mantener el ritmo de avance a través de la fría nieve siguiendo a sus compañeros. Tal vez por eso no se percato de la presencia de la pequeña kiara sino que se fijo más en la roca con esa misteriosa obertura por la que se acercaban las sombras.
Sus ojos fueron hasta una de esas criaturas y mientras observaba a una solitaria sombra que se acercaba empezó a entonar unas palabras en latín que conocía muy bien, un conjuro de Rego Mentem en el que confiaba que pudiera servir para algo.

Sombra de la noche, escucha mi llamada, atiende a mis palabras y reconoce mi poder sobre ti. Yo soy tu amo, yo soy tu señor y ante mi te debes postrar. Así ha sido siempre y así será hoy pues los lazos de la mente te unen a mi.

Notas de juego

Conjuro: Aura de autoridad real.

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09/03/2012, 09:01
Yaun Elur

Yaun cargó entrando por la apertura. No miró a la pobre niña muerta, más que un primer vistazo. Sí, habían llegado tarde. Pero salvar una de dos, dadas las circunstancias era una jodida maravilla. Si lograban salir bien de estos sin mas muertos... bien, ¿había que firmar en algún sitio? Porque el gigante lo haría, desde luego.

En todo caso entra, por supuesto. No tiene claro todo lo que está ocurriendo, pero si que el viejo aquel que había visto por apenas segundos, Otto, debe estar dañando a quien dirige las sombras, y que debe evitar que estas lo dañen y ayudarlo a matar a quien en otro mundo destruirá la alianza aun no nata en este cuando pasen unos años. Bueno, o al menos esa es la hipótesis mas probable.

Yaun, contradiciendo estereotipos, es más bien de mente ágil, pero tampoco lo tiene muy claro. En todo caso da igual. Su objetivo es claro: hacia dentro, y matar con sus armas a cualquier sombra que se ponga en medio.

- ¡Monje! - grita sin mirarlo- Quédate el último y si es verdad que tu dios te escucha bloquea con tus rezos la entrada a la roca

No se queda a mirar o a observar si sus palabras son obedecidas. Corre hacia el interior de las tinieblas

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09/03/2012, 16:42
Enelya

Enelya sintió una  enorme pena por Otto cuando vio el cuerpo inerte de Klara sobre la nieve. La inocente chiquilla había sufrido una muerte atroz por lo que parecían sus heridas. Agarró a Liara y la apartó del cadáver. –Nos quedaremos aquí – refiriéndose a Liara y a ella. Liara ya había pasado por mucho, la arquera no entraría con la pequeña, aunque en su interior quería ayudar a Otto y a sus compañeros, decidido lo mas sensato para la pequeña. – Id con cuidado- añadió mirando a un cabreado Ludwig.

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09/03/2012, 17:04
Tadeus

Tadeus observó la oscura gruta y no pudo dejar de pensar que no había metáfora mas acertada para lo que sus compañeros iban a tener que superar. Y de pronto la vio: era la niña. Su primer impulso fue correr hacía ella para ver en que estado se encontraba, si para ello tenía que arrojar la espada lo haría. Pero no era momento de aquello, no, ya habrá tiempo de enterrar a los muertos.

Escuchó a sus compañeros que le decían que protegiera la entrada de la gruta y la protegiese con el poder de Dios, y si eso es lo que sus amigos necesitaban de él, por Dios que sería lo que recibirían.

Tadeus vio como sus compañeros fueron entrando en la gruta, excepto la brava arquera que en un gesto protector quería cuidar de Liara, se acercó a ella y cogiendo sus manos intentó que confiara en ella:
-Enelya ellos te necesitan mas allí dentro que Liara aquí fuera, déjala conmigo te juro que la protegeré con mi vida- le susurro a la joven.