Partida Rol por web

Altes Gestein

Escena I - Buscando la Vieja Roca

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09/03/2012, 19:03
Director

Los raudos pasos de los aventureros se dirigieron hacia la extraña entrada, siempre flanqueados por aquellas horribles sombras, que en incontable número accedían a la caverna. Las hachas de Yaun Elur, la espada y el escudo de Cristóbal, los arcos de Ludwig y Enelya, los hechizos de Caduceo, Bernardett y Nuruk, los colmillos de la sabuesa… era todo lo que portaban, en lo que sentían como la batalla final de toda aquella pesadilla. Atrás, Liara y Tadeus velaban por el cuerpo de Klara, vilmente profanado, sin corazón.

Asomándose a la cueva, los aventureros observaron el interior: un ancho descenso, de largos escalones irregulares excavados en la roca, iluminado por un rojizo resplandor. La cueva curvaba hacia la izquierda, evitando que viera su final. Todo el lugar temblaba, con rocas de diverso tamaño cayendo desde el techo. Y había sombras, por todos lados, enfriando todo alrededor de los aventureros, pero ignorándolos. Sus gemidos resonaban en la caverna.

Por Khalek, por Johann, por Klara, por todos los que murieron en Altes Gestein, descendieron. Y, cuando al fin alcanzaron la caverna central, quedaron sobrecogidos.

La enorme cueva, sostenido por largas columnas de piedra, era enorme. Mirasen donde mirasen, había túnicas negras, y desnudos cadáveres pálidos, cuyas bocas sin dientes parecían gritar en el silencio de la muerte. La temblorosa cueva estaba inundada de un vaho verdoso, que enturbiaba levemente la vista.

Pero aquello era imposible no verlo… aquella grotesca y gigantesca cosa palpitante que presidía el lugar, en el centro de la caverna, rodeada de un río de magma. A su alrededor, había un par de pequeños corazones arrancados, palpitantes, y sobre todo muchas manchas de sangre y restos rojizos, como si otros corazones hubieran estallado en aquel lugar.

Brillando por la lava, el brazo, pues eso era lo que gobernaba la caverna, se movía a veces, con suaves movimientos: sus dedos se encogían, se abrían, mientras el resto de la extremidad se arrastraba a un lado u otro con lentitud. Era tan alto como cinco personas, y tan largo como varios árboles derribados.

Estaba vivo, y sentía, y padecía. No sabían cómo podían saberlo, pero así era.

Y odiaba. Pero no con el odio que habían visto innumerables veces en la humanidad. Era EL ODIO. Tan antiguo como el mundo.

Otto…detente.”, la voz femenina sonó en las mentes de los aventureros, atrayendo la atención de todos. Allí, junto al brazo, había un animal que algunos conocían. Una gata negra, de brillantes ojos oscuros y larga cola, extremadamente bella. Proyectaba una especie de temor reverencial e hipnótico con su mera presencia.

Ante los ojos de los recién llegados, y a pesar de la súplica de la gata, Otto, el herborista, que yacía a su lado, rodó sobre sí mismo. Su cuerpo, que había vivido muchos años, cayó sobre el magma que iluminaba la cueva.

Su carne ardió, mientras la luz del anciano desapareció de este mundo. Su último aliento, que retumbó en aquella cueva, fue para su Dios, el Padre de los Cielos, que lo recibiría entre sus brazos.

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09/03/2012, 19:03
Director

Los raudos pasos de los aventureros se dirigieron hacia la extraña entrada, siempre flanqueados por aquellas horribles sombras, que en incontable número accedían a la caverna. Las hachas de Yaun Elur, la espada y el escudo de Cristóbal, los arcos de Ludwig y Enelya, los hechizos de Caduceo, Bernardett y Nuruk, los colmillos de la sabuesa… era todo lo que portaban, en lo que sentían como la batalla final de toda aquella pesadilla. Atrás, Liara y Tadeus velaban por el cuerpo de Klara, vilmente profanado, sin corazón.

Cuando sus compañeros desaparecieron por aquella cueva, el monje se preparó para cubrir sus espaldas, pero Liara agarró su mano antes de que pudiera moverse.

No —le dijo, con sus ojos azules brillando intensamente—. Mis hermanas están a punto de llegar. Deja que el plan de Padre perezca antes de comenzar, pues somos sus vástagos los que hemos de heredar su legado. Quédate aquí, y nada te pasará.

La seguridad en la voz de la niña era sorprendente.

Pero más lo fueron las chiquillas que, de entre la maleza, fueron surgiendo. Varias Liaras observaron en silencio a Tadeus, con sus pupilas celestes brillando bajo el manto de la noche, bajo la luminiscencia de la Selva Negra. Liara, su Liara, sonrió, y enseguida todas rieron.

Habéis cumplido lo que esperábamos de vosotros, incluso sin saberlo —dijo Liara, risueña, soltando la mano de Tadeus. Empezó a retroceder, acercándose a sus gemelas—. Cuando la Ciudad resurja, no olvidaremos vuestro papel.

Antes de que pudiera reaccionar, las niñas desaparecieron en la floresta, dejando a Tadeus a solas con el cuerpo de Klara.

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09/03/2012, 19:04
Director

Otto…detente.”, la voz femenina sonó en su mente. Pero Bastet, por muy poderosa que fuera, no podía evitar el libre albedrío. A pesar de la súplica de la gata, Otto, el herborista, que yacía a su lado, rodó sobre sí mismo. Su cuerpo, que había vivido muchos años, cayó sobre el magma que iluminaba la cueva.

Su carne ardió, mientras la luz del anciano desapareció de este mundo. Su último aliento, que retumbó en aquella cueva, fue para su Dios, el Padre de los Cielos, que lo recibiría entre sus brazos.

¿Estaría Klara esperándolo?

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11/03/2012, 21:43
Nuruk ex Merinita

Aún jadeando, Nuruk cerró los ojos al ver el sacrificio de Otto. No quería ni imaginar el sufrimiento de aquel anciano, tras ver morir a su nieta dos veces en una misma noche. El odio de la Criatura le oprimía el pecho y la muerte en la atmósfera pesaba cada vez más a cada instante. La muerte del anciano no hizo sino confirmar el pensamiento que golpeaba una y otra vez en su cabeza: no volverían a ver amanecer. Para eso estaban allí. Ese Ser ahora los conocía, y los perseguiría allá donde estuviesen. Si osaban atacarle en ese mismo instante, no tendrían ninguna posibilidad contra las Sombras, quizá, ni siquiera contra él mismo. E incluso, aunque tuvieran la inmensa suerte de acabar con él, la Vieja Roca los sepultaría. ¿A todos? Nuruk se miró las manos, cansado, y también al techo de la cueva, como si a través de él pudiera ver las estrellas. Los años, por primera vez, se reflejaron en su mirada. "Cristóbal, amigo..." dijo, y sonrió con serenidad "sácalos de aquí..."

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11/03/2012, 22:04
Nuruk ex Merinita

"... y protégelos siempre" añadió, solo para él.

Nuruk tenía enemigos. Demasiados. Enemigos dentro y fuera de la Orden que lo obligaban a huir una y otra vez. A veces resistía solo por proteger a sus amigos, pero quizá la mejor manera de protegerlos era desaparecer. Esa noche Nuruk no podía permitir más sacrificios. El mago sabía que Cristóbal entendería su decisión sin necesidad de una larga explicación. No había tiempo.

Al fin y al cabo, si él caía, el resto del grupo tendrían que encontrar la manera de acabar con la Criatura para siempre. Si llegaba ese momento, Cristóbal no se rendiría. Tenía que sacarlos de allí

"Quizá me equivoque" dijo, alegre, en parte para animarlo, en parte para animarse a si mismo...

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12/03/2012, 05:17
Bernardett ex Bjornaer

Un escalofrió abrumador recorrió e frágil y pequeño cuerpo de Bernardett, Sus ojos no alcanzaban para asimilar todo lo que veía en aquel escenario, era horrible y grotesco sin duda, pero de alguna manera le pareció fascinante, jamás espero ser testigo de algo así.

El sentimiento de odio era asfixiante, incluso mas que el montón de tierra que podía fácilmente sepultarlos a todos…  solo miraba la escena como si de alguna manera el tiempo se hubiese detenido… Miro los corazones en el piso, por alguna razón estaban ahí, Pero porque?..  que era lo que hacia aquel viejo tan común, como para ser una amenaza tan grande para aquel…  aquel “ser” palpitante.

Rápidamente varios recuerdos pasaron por la mente de la chica, pequeños fragmentos de oraciones  de la niña cuando despertó de su inconciencia en el sendero…

- Otto lo está matando, y Él las ha llamado para matarlo.

- … se alimentan de las almas -  también recordó fugazmente las palabras de la arquera.

Inmediatamente la imagen de la niña muerta en la entrada de lo que solo parecía una paradoja perfecta a lo que los católicos llaman infierno. Su corazón había sido arrancado, y ahora un par de pequeños órganos palpitaban ahí a su alrededor… Acaso hubieron mas?...

- Se alimenta de almas… se alimenta de la vida… - dijo la maga casi en un susurro, como si sus pensamientos tuvieran desespero por salir de su cabeza… - es eso... eso era lo que hacia Otto? …

- No Nuruk, Espera!!! - respondió de inmediato a las palabras del mago mirándolo con urgencia como si de alguna manera podía adivinar lo que pensaba hacer - … los corazones… hay que destruir esos corazones… 

- Rego Corpus… - termino diciendo como si de un reflejo involuntario se tratara…

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12/03/2012, 05:21
Bernardett ex Bjornaer
Sólo para el director

Notas de juego

Quiero agarra y mover esos corazones para que caigan a la lava y ardan!!. Si hay que usar unos puntitos de fatiga pues se usa... ojo pero solo unos poquiticos!!!

Estaba viendo el hechizo “mano invisible” de Rego terran, pero me parece que por tratarse de lo que quiero mover, la forma no seria precisamente Terran… o si??... espero no equivocarme!!!  >_<

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12/03/2012, 12:18
Ludwig

-Por la Sangre del Dios Vivo... -musitó Ludwig.

Horrorizado, el cazador miraba alrededor con ojos incrédulos. Habían descendido a los salones del propio Satanás. Los muertos, el vapor sulfuroso, el terrible fuego que derretía la misma piedra... todo así lo indicaba. Aquel miembro gigantesco que se arrastraba abotargado por la isla estaba más allá del entendimiento humano, imagen y fuente de maldad. Una gata negra, encarnación de algún demonio, suplicó con voz humana y lo único natural en aquella estancia, el anciano Otto, rodó hasta caer desapareciendo en una llamarada.

Hase se apretaba gimoteando contra sus piernas. Desoyendo los gritos del miedo, exigiéndole que saliese de allí a todo correr, Ludwig encordó una flecha. Se susurraron algunas órdenes caóticas, y la maga comenzó a entonar una canción.

Ludwig no podía apartar los ojos del animal que se paseaba suavemente junto al ciclópeo brazo, pero aguardó las instrucciones de quienes sabían más que él.

Notas de juego

No me enrollo, porque básicamente Ludwig no hace gran cosa xD

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12/03/2012, 20:10
Yaun Elur

- Cuervo - gritó el gigante mientras blandía su arma para defender a los magos que estaban detrás suya- Traeme alguno de los corazones

¿Serviría? Probablemente no. Las dudas, el miedo, todo parecía indicar que su historia llegaba a su fin. Una pena, oh, si, una pena. Demasiadas cosas que no sabía, que nunca había sabido, le pasaban ahora factura. Quizás si hubiera estado más atento, quizás si hubiera podido comprender mejor lo que estaba pasando...

Daba igual, sin embargo. Todo estaba pronto a fenecer, y estaba claro que el ser que vivía del odio necesitaba los corazones. ¿No era suficiente motivo para arrebatárselos?

- ¡Y tú, gata, seas quien seas, seas lo que seas, sería buen momento para darnos un consejo no demasiado críptico!

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13/03/2012, 13:02
Tadeus
Sólo para el director

Los conocimientos de Tadeus eran limitados en estas facetas, no podía hilar el solo la información que le habían dado las niñas con la que los aventureros ya tenían. Pero el monje con sus defectos sabía que esta nueva revelación era capital para resolver la incognita. Sin perder ningun segundo en mas deliveraciones desolló el consejo de las pequeñas y corrió gruta adentro para avisar a sus compañeros, quizás aún no fuera tarde.
En su carrera, y sin prestarle mucha atención, había lanzado la espada del valiente Johann al suelo, quien sabe si esta era el final de la historia del arma o el comienzo de para ella.

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13/03/2012, 18:00
Director

El cuervo de Yaun Elur cruzó el tóxico aire, directo hacia aquellos corazones, al tiempo que Bernardett movía sus manos, entonando rápidamente las palabras que habrían de acabar con esas aberraciones palpitantes. Lentamente, la enrarecida atmósfera empezó a hacer toser a los aventureros, mientras aquella sustancia verdosa se infiltraba dentro de sus agotados cuerpos.

El primer corazón fue empujado al magma por aquella fuerza que los magos eran capaces de dominar, y estalló en una llamarada de fuego.

¡Y tú, gata, seas quien seas, seas lo que seas, sería buen momento para darnos un consejo no demasiado críptico!

El grito del gigante se mezcló con las palabras de Bernardett, que volvía a entonar aquel conjuro que habría de aniquilar el segundo corazón. Sin embargo, una mera palabra de poder bastó para acabar con su intento.

Bastet

Aquella cosa, aquel brazo enorme, habló para la gata, pero su mención resonó en las mentes de todos los presentes. El silencio que siguió a aquello fue extremadamente doloroso: no tardaron en darse cuenta de que sus oídos sangraban y de que, para ellos, de ahora en adelante, el mundo sería mudo para siempre. Sordos, recibieron el golpeo de varias rocas, caídas desde el techo de la caverna, en una de las últimas réplicas de aquel malhadado sitio.

No oirían más voces mundanas, pero sí la voz de los Antiguos.

El último corazón”, dijo la gata, dentro de las cabezas de los aventureros, que tosían cada vez más violentamente ante el veneno del aire. Las piedras caían con cada vez mayor fuerza, y en mayor tamaño.

Entonces, las sombras corrieron hacia ellos, desesperadas.

Tarhutis, ¡basta!”, clamó la gata.

El Amo de las sombras estaba cerca de su victoria final, pero también de la derrota definitiva.

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13/03/2012, 18:01
Director

Los raudos pasos de Tadeus se dirigieron hacia la extraña entrada, donde sus amigos y aquellas sombras habían desaparecido. Dentro del monje, creció una sensación extraña: de alguna manera, sabía que estaba ante la batalla final de toda aquella pesadilla. Atrás, dejaba el cuerpo de Klara, vilmente profanado, sin corazón, y el recuerdo de las Liaras.

Asomándose a la cueva, el monje observó el interior: un ancho descenso, de largos escalones irregulares excavados en la roca, iluminado por un rojizo resplandor. La cueva curvaba hacia la izquierda, evitando que viera su final. Todo el lugar temblaba, con rocas de diverso tamaño cayendo desde el techo. Diversos sonidos resonaban en aquellas paredes, procedentes del interior.

Por Khalek, por Johann, por Klara, por todos los que murieron en Altes Gestein, descendió. Y, cuando al fin alcanzó la caverna central, quedó sobrecogido.

La enorme cueva, sostenido por largas columnas de piedra, era enorme. Mirase donde mirasen, había túnicas negras, y desnudos cadáveres pálidos, cuyas bocas sin dientes parecían gritar en el silencio de la muerte. La temblorosa cueva estaba inundada de un vaho verdoso, que enturbiaba levemente la vista.

Pero aquello era imposible no verlo… aquella grotesca y gigantesca cosa palpitante que presidía el lugar, en el centro de la caverna, rodeada de un río de magma. Cerca de eso, había un pequeño corazón arrancado, palpitante y, sobre todo, muchas manchas de sangre y restos rojizos, como si otros corazones hubieran estallado en aquel lugar.

Brillando por la lava, el brazo, pues eso era lo que gobernaba la caverna, se movía a veces, con suaves movimientos: sus dedos se encogían, se abrían, mientras el resto de la extremidad se arrastraba a un lado u otro con lentitud. Era tan alto como cinco personas, y tan largo como varios árboles derribados.

Estaba vivo, y sentía, y padecía. No sabía cómo podían saberlo, pero así era.

Y odiaba. Pero no con el odio que habían visto innumerables veces en la humanidad. Era EL ODIO. Tan antiguo como el mundo.

A su lado, había una gata negra, de brillantes ojos oscuros y larga cola, extremadamente bella. Proyectaba una especie de temor reverencial e hipnótico con su mera presencia.

Y en la cueva estaban sus amigos, varios metros delante suya, tosiendo ante el vaho venenoso que enturbiaba el sitio. Sus oídos sangraban profusamente, heridos. Y también había sombras, por todos lados. Sus gemidos resonaban en la caverna.

Corrían hacia ellos, en un desesperado ataque final.

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13/03/2012, 18:47
Nuruk ex Merinita

"¡¡¡¡SÁCALOS DE AQUÍ!!!" repitió Nuruk, tosiendo, en la mente de todos.

Las Sombras, incluso sin atacar, dañaban a Nuruk con su gélida presencia. No necesitaba oír sus risas para saber que estaban ahí. El mago, tan receptivo a los sentimientos de los demás, era también el más vulnerable a su maldad.

El veneno entró en sus pulmones y el merinita comenzó a respirar con dificultad. Destruir aquel corazón tan pequeño no era difícil pero allí había otros nueve, contando con el perro y el cuervo de Yaunn: ese era el motivo del extraño sacrificio de Otto. Si la Roca los sepultaba, Tarhutis también habría vencido. Bernardett, al igual que el anciano, había dado con la clave, y ahora debían salir de aquel horrible lugar, o arrojarse a la roca fundida.

Saldrían de la cueva. Nuruk no les haría daño, y las Sombras no les prestarían atención si el peligro era él.

"Rego Corpus" y avanzó hacia el sendero de lava hasta que el calor lo detuvo.

Siempre fue Ignem, pensó.

Sus ojos chispearon, violetas, y el aroma a especias se mezcló con el olor del veneno. Pensó en Shaÿarn, en Tarik y en el mundo en que quería que estos vivieran. Pensó en Liara, en Enelya, en Cristóbal y en todos aquellos que alguna vez significaron algo para él. Sonrió con toda su ternura.

Siempre sería Ignem.

Tú ganas.

Notas de juego

- Nuruk se detiene lo bastante cerca del borde para que, si las Sombras, el cansancio o el veneno lo hacen caer, caiga al magma. Repetirá el hechizo una y otra vez hasta que el corazón se destruya.

- ¡Corred, insensatos!

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13/03/2012, 20:09
Yaun Elur

Notas de juego

No me queda claro si mi cuervo ha logrado alcanzar el corazón que restaba, dato que necesito para describir mi acción

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13/03/2012, 21:07
Director

Notas de juego

Ups, se me pasó describir su acción. Cuando los oídos os estallaron, él también cayó al suelo, malherido.

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16/03/2012, 13:17
Tadeus

La gran cueva se abría ante los ojos de Tadeus como una gran catedral, al igual que en una catedral cada figura parecía querer trasmitir algo, la maldad, el odio, la misericordia y la bondad. Pero Tadeus no sabía cual era su rol en todo este intrincado, así que simplemente se limito a gritarles lo que Liara le había dicho:
-Liara me ha hecho llegar un mensaje, creo que es importante que lo sepais- gritó el monje-Sus hermanas están a punto de llegar. Dejad que el plan de su Padre perezca antes de comenzar, pues serán ellas sus vástagos las que deberán de heredar su legado. Liara dice que hemos cumplido lo que esperaban de nosotros.Cuando la Ciudad resurja, no olvidaran nuestro papel- Dijo Tadeus en voz alta, intentó no parecer incoherente pero todo aquello le era extraño.

Y habiendo realizado su cometido, esperó nuevas ordenes, si sus compañeros decidían huir el les estaría esperando para ayudarles a salir, pero el tiempo apremiaba y la cueva no duraría mucho ya, y Tadeus tenía que salir.

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16/03/2012, 15:22
Bernardett ex Bjornaer

El dolor fue mortal, sintió en sus oídos reventar… Su instinto de supervivencia solo le decía hay que desaparecer de ahí. Con todo el desastre que se avecinada, las rocas, el veneno las sombras todo… escapar era la única opción que tenia para vivir.

Vio a Nuruk caminar hacia el rio de lava… en dirección al protagonista de todo el caos. No hacia falta adivinar mucho lo que intentaba hacer, quería destruir aquel “Odio” aunque asi se levara la vida en ello… como lo hizo lo Otto. Bernardett no iba a permitirlo, no iba a dejar de ninguna manera que Nuruk se sacrificara… era un deseo muy egoísta, pero la chica no iba a soportar otra perdida en su vida, sobretodo si tenia la posibilidad de evitarlo. Salvaba al mago, o ella también moriría con él en el intento. Fue directo hasta él, lo agarro fuerte por la túnica para que este no resbalara ni cayera. El calor de la lava era asfixiante, aun mas cuando el aire se hacia mucho mas toxico, las sombras venían, y las rocas que caían no hacían mas que confirmarle que el fin parecía estar mas cerca de lo que había podido asimilar. El corazón le latía muy duro, casi le golpeaba el pecho, el miedo a morir siempre había sido muy latente en Bernardett y estar parada ahí, en medio de lo que parecía una tumba segura, la impactó. Ella no iba a morir… La adrenalina que solo aparece por la urgencia de supervivencia aparecía en la chica. Escapar, otra vez fue la opción que apareció en su mente, escaparía de nuevo de todo eso… estaba segura que lo haría, ella era muy buena haciéndolo…

Vio a Nuruk, aun estaba ahí, y ella aun lo sujetaba con fuerza… estaba a punto de conjurar su hechizo por un instante se olvido de ellos, salvarlos a todos era casi una tarea imposible, volvió a mirar a Nuruk, ahora comprendía mejor el sacrificio que intentaba realizar. Sintió el momentáneo deseo de caerle a golpes por esa faceta tan idealista, pero habían cosas mas importantes que hacer… tal vez, si hubiese estado en esa situación un día antes, Bernadertt dejaría atrás a los que fueran para ella sobrevivir… pero sin saber como ni por que, la conciencia le remordía, no podía dejar a todos a su suerte… al menos lo intentaría…

Miro al suelo y sus pies descalzos sobre la tierra…. Cerro los ojos, mientras se quita su hermoso colgante y lo aferra en su mano con tanta fuerza que parecía que sus uñas lastimaban la palma de su mano.

- que la tierra que piso sea mi conducto, que sea una extendió de mi ser y se comparta con aquellos que conozco y luchan por mi. Que esta tierra que esta misma tierra que fue testigo de nuestra primera unión sea el mismo que nos conecte… que mi magia corra a través de él y se extienda… - abrió los ojos, y llenos de vida miro a todos con mucha seguridad - padre, ayúdame… - susurro acercando a su pecho la mano con la que aferraba su colgante…

- Rego Terran…

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16/03/2012, 15:27
Bernardett ex Bjornaer
Sólo para el director

Notas de juego

Bueno, mi hechizo el el intento de algo parecido a “El portal de Hermer”… un tanto improvisado pero buen, a la final es un hechizo espontaneo. La idea es llegar hasta la entrada de la cueva. Por supuesto que voy a usar mi vis terran y si hay que gastar puntos de fatiga pues que se gaste… que no se diga que la menos no intente =P

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16/03/2012, 17:13
Cristóbal

Durante su estancia en el Monasterio de Maulbronn el Brazo del Emperador había podido ver valiosos manuscritos ilustrados con bellas miniaturas. Uno de los dibujos que más admiración y curiosidad despertó en el cruzado representaba la boca del infierno. La composición transmitía una sensación de angustia y ansiedad tal que era, por sí sola, capaz de inducir al buen comportamiento al mayor de los pecadores, pues ¿Quién querría acabar en aquella gruta que aparecía pintada en el códice y en la que eran torturadas las almas de los desdichados por horribles seres? Y al recordar la imagen del códice, en aquel diabólico lugar, Cristóbal comprendió el verdadero motivo de su viaje a la Selva Negra: era su peculiar peregrinación al averno. En su vida había cometido numerosos crímenes y había sido expulsado de la Iglesia mediante la excomunión. Sin duda, acabar sus días en la Vieja Roca era su más que merecido castigo.
Pese al intenso dolor y a la sangre que emanaba de sus oídos, el alma del cruzado se sentía por fin en paz y su cuerpo, ahora ligero, liviano, estaba en calma. Había llegado la hora y su último acto consistiría en aniquilar a aquel maligno ser y salvar así a sus compañeros.
“Dame fuerzas, Padre Eterno, te lo pide tu hijo Cristóbal por última vez con la esperanza de que puedas acogerme en tu gloria pese a los pecados que he cometido. Sirva mi sacrificio para expiarlos”.
Cristóbal se aprestó a esquivar los ataque de las Sombras, pues sabía que su espada no las vencería. Tenía que llegar hasta el corazón, hasta el último de los corazones, y destruirlo.

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16/03/2012, 17:51
Ludwig

Las rocas caían a su alrededor amenazando descalabrarle en cualquier momento, y los vapores sulfurosos quemaban su garganta. Hase se arremolinaba en torno a él, gimoteando y aullando desesperada. Ludwig sintió que aquella cacería sería la última. La pista le había llevado hasta el mismo infierno, y la pieza a cobrar no era sino Satán mismo. No está nada mal, pensó irónico.

El bávaro entrecerró los ojos, resistiendo el dolor que taladraba sus oídos. Nuruk les exigía que escapasen de allí al tiempo que se dirigía hacia las brasas con la aparente intención de inmolarse. Sin duda el sarraceno había perdido el juicio. Pero todos, incluso aquella gata mágica, parecían de acuerdo en que habían de destruir el último de los corazones.

Ludwig alzó su arco. Los ojos le lagrimeaban y el pulso le temblaba con las toses. El corazón era pequeño, aunque no estaba lejos. No iba a ser un disparo fácil. Las sombras se aproximaban amenazadoras. Detuvo su respiración un segundo, tratando de dar estabilidad a su arco. Soltó la cuerda y el dardo buscó veloz el blanco, perforando la neblina verdosa.