Partida Rol por web

¡Alto, en nombre de Castilla! I: Ardo en deseos de conocer

I. Vencemoza

Cargando editor
11/09/2013, 17:47
Director

Notas de juego

No marquéis ahora a Damián. Idem Damian al resto.

Cargando editor
11/09/2013, 18:50
Tariq el Shadid

Qué despabilado el Potencio, pensé, cuando vi que había reparado en lo mismo que yo e iba presto y decidido a averiguar lo que era. Sin embargo, no bajé la guardia, y dispuse el cuchillo que había extraído previamente de la pretina sin que mis compañeros se dieran cuenta de forma que pudiera lanzarlo al instante en cuanto observara algo extraño en aquel lío de mantas.

Notas de juego

Declaro acción extendida de Prepararse sobre las mantas, por si acaso (esto me daría +10 al ataque a distancia con el cuchillo en el siguiente asalto).

Cargando editor
13/09/2013, 19:11
Director

¿Unas mantas? ¡Pero qué cojones...! Sin duda que Jimeno de Arguilla pareció reparar en qué esa cosa bien podrian ser un puñado de gatos apaleados, o de ratas tiradas al rio para que el pequeño caudal se las llevara y no corretearan por el pueblo portando herrumbres y enfermedades ¡Y bien que había hecho el susodicho de ser asi!

Claro que, lo que observasteis nada más acercaros pareció impactaros, por un momento. Efectivamente eran mantas como reliadas entre sí, mantas, sacos y algunos paños, todos ellos sucios. Nada más tomarlo Jimeno y asegurarlo a la orilla, su rostro se torció, pues parecía pesar demasiado. Tras ir desenvolviendo poco a poco, veíais el interior de los paños y vendas como impregnados de algo negro, oscuro, reseco... y fue cuando casi os santiguáis de la maldad "veída": ¡ratas no! ¡BRAZOS, PIERNAS Y TENDONES!

Dentro había extremidades humanas sesgadas, envueltas y como ocultas, que acabábais de descubrir. Estaban todas ensangrentadas, arrancadas, desprovistas de sus cuerpos.

Cargando editor
13/09/2013, 19:12
Jimeno de Arguilla

¡Por San Jorge y Dios Bendito! -murmuró Jimeno al ver aquella escena-. Ciertamente todos los presentes habíais visto restos de cuerpo en mal estado (sobre todo porque alguna vez todos lo provocásteis), pero hacía días que andábais en calma (con el secretismo de la misión, y en calma), y al encontrar restos así y de tal guisa, os impactó un poco.

Veíais a algún crío que se os acercaba por detras y algunas otras gentes del pueblo a fisgonear (cuatro o cinco), no por razón aparente alguna, sino porque ver a cuatro tipos agachados como lavando en el rio no era muy frecuente.

Podéis tirar por Medicina (CUL).

Cargando editor
13/09/2013, 19:19
Director

Entraste sin dilación alguna en lo que venía siendo taberna, posada, o tal vez las dos cosas a la vez. Ante de alcanzarla, veías el poco trasiego de la aldeita (era pequeña), pero el suficiente ir y venir como para decir que por allí había lugareños.

Nada más entrar vistes que, efectivamente, aquel alto edificio era taberna. En su frente, ya en el interior, esperaba la barra (tablones sobre más tablones), y un tipo la limpiaba con soltura. A un lado y otro había dos pares de mesas con sus sillas y sus respectivos clientes, aunque no es que estuviera a rebosar... Los tipos de las mesas, de gran rango de edades y nivel de embriaguez (pese a aquellas horas), te miraba con una mezcla de cautela, indiferencia, tensión y sospecha. ¿Un chaval yendo a beber ahora? ¿quién era ese pequeño bastardillo?

Cargando editor
13/09/2013, 20:28
Tariq el Shadid

-¿Pero qué coño es eso? -exclamé, guardando el cuchillo de nuevo en la pretina.

Me dio algo de impresión ver todos los pedazos humanos allí acumulados, pero pasado el sobresalto inicial, enseguida me puse a pensar por qué estaba "eso" allí. ¿Le habían ajustado las cuentas a alguien? ¿O es que se trataba de un macabro tributo a un dios pagano? Años atrás, después de mi encontronazo con el aoun, supe que aquellas criaturas sacrificaban seres humanos en honor de su dios. Esperaba no volver a verme envuelto en los turbios asuntos de los aoun, y desde luego prefería mil veces que hubiera en aquel pueblucho un loco suelto, pero hombre como yo.

Después me di la vuelta y miré duramente a los vecinos que se acercaban, interponiéndome entre ellos y el resto del grupo para que no pudieran ver nada.

-¿Qué pasa? ¿es que nunca habedes visto un moro? ¿o es que viniedes a darme un beso de bienvenida? -dije, intentando irritarles un poco para desviar su atención.

Notas de juego

Yo no tiro, ya que me alejo de los despojos esos.

Cargando editor
13/09/2013, 21:06
Pelayo de Arbás

El caballero no se acercó mucho a los despojos pero los observó con detenimiento. Aquello bien parecían ser los restos de un asesinato por lo que lo mejor sería que avisaran a alguien del pueblo para que se ocupara de ello. 

-¡Que alguien avise al alguacil, aquí a habido un asesinato!-dijo en voz alta para que lo escucharan todas aquellas personas que ahora se acercaban. ¿Cómo era posible que ninguna la hubiera visto antes, ni tan siquiera las lavanderas? Poco importaba pues el cuerpo había sido descubierto  y alguien sería el culpable. Cual fuera la razón de aquel hecho era lo de menos pues el grupo debía marchar y seguir adelante fuera cual fuese el mal que arreciaba a aquellas gentes pero el caballero tenía deseos de hacer lo correcto aunque solo estuviera de paso.

- Tiradas (1)
Cargando editor
16/09/2013, 10:48
Potencio Flores

Arrugó la nariz y se le revolvió un poco el estómago, pero no era la primera vez que vía trozos humanos. Él mismo en una ocasión con un dedo que no quería soltar un anillo... bueno en fin, que ése es otro tema.

- Vaya vaya, parece que en esta aldea son más burros de lo normal.

- Tiradas (1)
Cargando editor
17/09/2013, 11:13
Jimeno de Arguilla

¿Un alguacil? ¿Qué cree vos que es ésto? ¿una gran villa? -dijo haciendo comprender al calatraveño la pequeñez de al aldea-. Fue entonces cuando los pocos curiosos que allí había se miraron entre sí y se marcharon ante las palabras de Tariq. Aún apesadumbrados y algo nerviosos por lo que vísteis, un tipo de sotana pareció acercarse.

Cargando editor
17/09/2013, 11:20
cura

Fue entonces cuando, avisado por los aldeanos, llegó una figura de sotana oscura, y acercóse a la orilla del riachuelo de Vencemoza. Se acercó, le dísteis los buenos días y le enseñasteis "el percal", aquellas maldades encontradas. El hombre se santiguo os miró, y mandó avisar algunos soldados de guardia para que vienieran a recoger aquellos restos humanos. Jimeno habló en esa ocasión por todos vosotros, diciendo que érais viajeros procedente de Castilla, que íbais más al sur (ciertamente era así). El párroco tampoco reparó en vuestras explicaciones, ni siquiera sospechó acerca de vuestras intenciones, o si tal vez fuérais vosotros quien realizó aquella barbarie. Era como si ya se lo esperaban, ciertamente. Muy curioso.

Sin dilación alguna, pusísteis pasos hacia la taberna, que se encontraba a muy pocas varas de la entrada por el puente. Cuando os alejábais, veíais al párroco dando órdenes a un par de soldados para que recogieran los restos, mientras volvía a santiguarse. Allí donde el de Arbás ordenó ir a su escudero, tal que allí os presentásteis, y era la casa más alta de la aldea.

Cargando editor
17/09/2013, 11:30
tabernero

Nada más entrar vistes que, efectivamente, aquel alto edificio era taberna. En su frente, ya en el interior, esperaba la barra (tablones sobre más tablones), y un tipo la limpiaba con soltura. A un lado y otro había dos pares de mesas con sus sillas y sus respectivos clientes, aunque no es que estuviera a rebosar... Los tipos de las mesas, de gran rango de edades y nivel de embriaguez (pese a aquellas horas), os miraban con una mezcla de cautela, indiferencia, tensión y sospecha. Damián estaba allí de pie aún.

¡¡¡FIUUUUUUU!!! -hubo un silbido por parte del tabernero, intentando atraer vuestra atención, y más que intentando, lo hizo, pues parecía estar llamando a un rebaño de chivos-. ¿Qué quieren vuestras "señorías"? - no supo ni cómo llamaros, e incluso lo pronuncio mal: no estaban acostumbrados a ver a tanto personal forastero en la taberna-. Mientras los clientes os miraban con recelo de forma continuada, el tabernero comenzó a sacar unos vasos de madera y una jarra vaía.

Ustedes dirán -repuso-, vino o comida, ¿o tal vez habitación? -ciertamente, parecía que en aquel pueblo no estaban acostumbrados a gente de fuera, tal vez fuera la tensión del momento, ¡vaya tratamiento!-.

Notas de juego

Ya estáis los todos juntos. Postead para todos.

Cargando editor
18/09/2013, 01:00
Tariq el Shadid

Me limité a sentarme con cara de pocos amigos por el trato del tabernero, descolgándome hacha y escudo y soltándolos de un golpe en el suelo para dejar constancia de mi mala leche, y esperé a que hablara el estirado del caballero o "la Jimena". Mientras, observé con detenimiento la taberna, y me decepcioné al no ver a ninguna moza entre los parroquianos, pues arrastraba ya unas ganas tremendas de "desfogar". Al menos tenían vino; no sabían mi padre y mis hermanos lo que se perdían al no probar aquel néctar de dioses.

Cargando editor
18/09/2013, 12:03
Potencio Flores

Aquello no tenía sentido, restos humanos y el cura ni mú. Los soldados cogían los restos como si fueran veteranos de mil masacres, lo cual era imposible en un pueblo dejado de la mano de Dios que no interesaba a ningún Rey ni estaba en frontera. Algo iba mal, muy mal.

Llegaron a la taberna, mejor de lo que se esperaba. Pero al entrar, a Potencio se le vino el pito abajo. ¡No se veían putas!

- Más te vale que tu vino y tu comida sean dignos de nosotros, éstate buenecito y sírvenos bien, quizás acabes el día con más monedas de las que ganas en una luna. Empieza por el vino y trae algo de comer, carne a ser posible y de la buen ¡Eh!

Se sentó con el moro y empezó a recordar aquella vez en la que descorchó a una joven a la que acababa de venir su primer sangrado, se deleitaba con aquellos cinco minutos como unos de los mejores de su vida. Más les valía que el vino fuese bueno...

Cargando editor
18/09/2013, 13:44
Damián

Damian no tenía mucho mundo que digamos. Había recorrido algunas trochas y senderos pero no había pisado jamás un lugar tan mal montado como aquel. Todo parecía sucio y desvahído y hasta la cara de acelga del tabernero llamaba más a la depresión y al llanto que a la alegría propia que otorga el vino.

Debía anuncia a su señor... de los otros ya se encargaría de anunciarse cada cual con su propia boca y lengua... pero no fue capaz. La boca se le quedó abierta como un pasmarote mientras pasaba los ojos por encima de aquella especie de escombrera con barra que los parroquianos hacían llamar taberna.

Y cuando iba a abrir la boca... esta vez para hablar, por fin... la voz de Potencio le sobresaltó desde la retaguardia. ¿Cuánto tiempo había estaba allí embobado? De cualquier manera el suficiente fue para deshechar la idea inicial ya que, con todo lo que sus ojos alcanzaban a ver, si alguna moza presta a ser vencida, se encontraba por los aledaños seguro que le faltaba un ojo, buena parte de la dentadura y alguna pierna como poco. Qué despojo de lugar!

- Maese tabernero... - articuló por fin el joven, - ... se persona ante vos mi buen señor Don Pelayo de Arbás, Caballero Cruzado de la Regia Orden de Calatrava. Presto preparad vuestros caldos de Baco que me da que esta va a ser la única oportunidad que tendréis que un paladar fino y noble los pueda probar.

Cargando editor
19/09/2013, 03:38
Pelayo de Arbás

El caballero le dio un suave pescozón cariñoso al muchacho por comportarse a la medida. Aunque el caballero no estaba muy acostumbrado a que lo agasajasen no estaba de mas repartir un poco de humildad a aquellas gentes y el muchacho parecía entender bien ese cometido.

-Ya le habéis oído buen hombre, sorprendednos* con la buena comida de esta localidad y nuestros estómagos os lo agradecerán-dijo cortésmente.

Notas de juego

*Pero no hace falta que el señor pierda los pantalones por el camino, con que nos sorpreenda el domingo me es suficiente por que si no mi caballero será el señor callado hasta entonces.

Cargando editor
19/09/2013, 21:08
Jimeno de Arguilla

El tabernero puso "a cuadros" su rostro, gesticulando una muestra percibida de desdén y superioridad a la vez (desdén procedente de ese pintoresco fulano, que bien metía miedo con sus ropas, el tal Potencio) y superioridad por la tan majestuosa presencia de un calatravo metido en plena taberna... Realmente el tabernero no supo cómo contestar a todo a la vez, y optó por asentir, y meterse en la cocina para preparar algo...

Cuida tu lengua, Potencio -dijo Jimeno una vez sentados en la debida mesa-, no conviene levantar sospechas, ni para bien -mirando al joven escudero-, ni para mal -volviendo a Potencio-. La discreción es una de nuestras grandes aliadas.

Jimeno, de aspecto humilde y serio, parecía un idealista, un hombre corriente, bajonoble eso sí, pero casi vulgar, casi como cualquier villano. Era un poco estirado, pero al menos no perdía la razón y cautela en ningún momento. Ninguno... y quizá "ninguno" podría significar un exceso de cautela... realmente... En fin.

Bebamos, comamos -asintió ya sonriendo-, descansemos... aún queda bastante trecho, amigos...

Cargando editor
19/09/2013, 21:18
tabernero

Ni que decir tiene que una taberna, por muy pequeña que sea o muy recóndita en que ésta se halle, siempre posee alguien en su interior, y aún más siendo posada (lo que parecía esta por su piso superior), y a lo largo de la espera de la pitanza,aldeanos y campesinos llegaban a la misma, aunque fuera para juntarse y charlar sin tomar nada... Y poco a poco se fue llenando el lugar.

Mientras el estómago rugía más que un perro rabioso, olíais lo que se aproximaba desde la cocina: el tabernero llegaba, en dos viajes, desde ésta a vuestra mesa, con sus manos ocupadas.

Os trajeron, por un lado, cinco raciones de carnero asado (el tabernero los había adquirido el día anterior de las sobras del castillo, aunque eso no lo sabíais) y por otro lado os puso para degustar, además, una empanada de hojaldre rellena de carne y alguna hortaliza picada. Ciertamente olia como para repetir hasta diez veces, e incluso de los lugareños vieron tanta vianda sobre vuestra mesa que se les hacía la boca agua. Tras ello, el dueño os trajo unos vasos de madera y dos jarras de vino.

Degusten las sus mercedes -dijo con un tono cortés e indiferente a la vez-. Acto seguido se limpió las manos con un paño y volvió a la cocina.

Cargando editor
19/09/2013, 21:35
Director

Arrancábais la carne con vuestros dientes (muchos o pocos, según quién fuera), y a la vez escuchábais más de lo usual (pues muchas veces ocurre que cuando uno come habla lo menos posible, y en esa ocasión así era), asique vuestro oído se agudizó hacia los que otros comentaban entre sí:

                                                        "Pues debe ser de ése crio...",

                                                                              "manos... y pies... ¡y todo!"

                                                                  "Mi mujer ha ido tres veces al pozo: no le salía la sangre de las uñas al                              Padre ni refregando con el bálago"

                                            "Esto... esto es una desgracia... ¿a quién le hemos hecho mal?"

           "Muertos, muertos, y los brazos de unos con las piernas de otro: esa no es forma de sepultar..."

                                                          Que sí, Marcial... envueltos en mantas, junto al río... ¡otra vez, coño!

                                                                                                      ¡Ay! la "Vigen"! ¡Ay!

 

Deliciosa.

Cuántos reyes, duques y demás sibaritas querrían tener en corte aquellos deliciosos platos de gentes sencillas.

Cargando editor
20/09/2013, 01:22
Tariq el Shadid

Torcí el gesto por el pomposo anuncio que había hecho Damián, apoyado por el caballero; que una cosa era exigir un buen servicio como Potencio y otra ir anunciando nombre y apellidos por toda Castilla. Aquellos dos no sabían lo que era la discreción, y mucho me temía que eso nos acarrearía problemas en el futuro, sobre todo estando con quien estábamos, que en cualquier momento se podía descubrir el percal y tendríamos a todos los castellanos persiguiéndonos porque "don fulano de tal" se había estado anunciando por cada pueblo que pasaba.

Terminada la pitanza, lancé un sonoro y corto eructo, como mandaba la tradición entre los míos tras haber degustado unas buenas viandas. Había que reconocerle a aquel paleto lo bien que cocinaba.

Las conversaciones que había oído mientras comía no parecían halagüeñas. Aludían al incidente junto al río. Allí pasaba algo raro, pero no era de mi incumbencia; nosotros lo único que debíamos hacer era acompañar al Jimeno, y lo demás nos tenía que holgar.

-Más vale que salgamos daquí cuanto antes -susurré a los demás-. Non sé si vos también oídes lo que dizen, pero aquestas gentes están como una puta cabra.

Aunque, de haber habido alguna que otra puta, que no cabra, no habría tenido tanta prisa por marcharme, a pesar de todo.

Cargando editor
20/09/2013, 10:29
Potencio Flores

Los reproches y palabras severas le resbalaban por el lomo cual lluvia de Mayo sobre el tejado de su casucha en Astorga. Potencio al ver aquella comida, le pareció la más maravillosa que había visto nunca. En verdad que tenía hambre, tiempo ha que no caminaba tanto y le dolían los pies horrores, la piernas le cosquilleaban y el estómago parecía cobrar vida.

Así que devoró la comida, pues lo de degustar era para gentes de altas alcurnias y refinados gustos, de tantos posibles que podían permitirse el lujo de comer despacio, pues no tenían rondando a ningún petimetre ávido de sus yantes. Potencio por el contrario, comía rápido y con recelo, miraba con desconfianza especialmente al moro, que de ésos no se fiaba él ni un pimiento. Y menos de aquel que iba a medio camino entre el negro y el blanco.

No por ello dejó de escuchar palabras sueltas de lo que se murmuraba altisonantemente en la puta mierda de taberna, parecía que las gentes tenían un problema que a Potencio le parecía de alguien que disfrutaba demasiado con el cuchillo, no como él que sólo lo hacía para ganarse unas monedas...