La batalla entre la luz y la oscuridad.... entre el bien y el mal, algo que siempre se ha dado y siempre se dará, algo inevitable, os ideas opuestas chocando, una batalla por los ideales, una batalla en la que se decide el destino del mundo
Pero... que pasaría... si uno de los bandos decidiera cambiar el destino? Cambiar el curso de una eterna guerra interminable, y ponerle fin a todo de una vez por todas, jugar su ultima y mas poderosa carta
Las barreras que delimitan el bien y el mal se han roto y aquí comienza nuestra historia
Las puertas del averno se abrieron una vez mas, los demonios surgieron de las profundidades, dirigiendo-se en un ataque masivo hacia el reino celestial, ignorando las esferas inferiores, se dirigieron directamente a la primera esfera. Los ángeles se pusieron en alerta ante ese ataque masivo, y todos salieron a realizar el contra-taque. Pero entonces, sucedió el cielo comenzó a desquebrajarse, y un vació abrevio a todos los presentes en ese lugar, para luego volver a la normalidad, pocos se percataron de lo sucedió, pues, la guerra aun continuaba
Finalmente, recobráis la consciencia, os encontráis flotando en un espacio distorsionado, donde todo es nada y nada es todo a la vez.
¿De que lugar podría tratarse?
Miro todo a mi alrededor pero no veo nada que me diga donde estamos me giro a los demas les digo:
-¿como hemos llegado aquí?
chicos fui el primerooooo
Tardo unos segundos en alzarme, y cuando lo hago, a mi alrededor somos más de los que esperaba.
-Más importante que eso, hermano Chariel, es... ¿dónde están los demonios?
Mi pregunta es clara. Me yergo y espero alerta. En la boca de mi estómago la sensación de impotencia continúa.
-Este lugar... Es como si no debiese de existir.
Despierto totalmente desubicado, me levanto y despliego mis alas. No estoy solo, por lo menos todos mis compañeros están aquí y estamos preparados para luchar contra esos demonios.
-Hermanos ¿están bien?- me acerco al grupo- Debemos descubrir en que lugar estamos y como dice Azrael. ¿Dónde estarán esos demonios? Para ello debemos permanecer unidos y esperar cualquier tipo de cosa.
que difícil la noche cero empezarla xD
Abro los ojos y me pregunto: ¿Qué ha pasado?
Me giro y veo que mis compañeros estan ahí.
-Yo estoy bien.- Digo dirigiendome a Hariel, y después pregunto a todos -¿Qué hacemos ahora?-
Abre sus ojos, en un lugar totalmente extraño, disforme, sin lógica alguna. Mira a sus hermanos y sonríe, al parecer todos estaban bien. Mantiene silencio, examinando el lugar al recorrerlo con la vista, y no descubre ninguna salida aparente.
- Esto es... extraño. - Fuera de lo duro de su expresión, su voz sonaba tranquila, cargada de una fuerte sensación de paz. Más su tono de voz contrastaba con la inquietud que albergaba en su corazón.
Vasariah abre lentamente los ojos, su casco se encontraba a unos pocos metros de su rostro, lentamente se levanta acercándose para recoger su casco caído.
Arrodillado mirando su casco dice. - ¿Donde estamos?, ¿Ha terminado la batalla?.
Se levanta en su lugar y con un rápido movimiento abre las alas y demuestra un rostro molesto mientras se coloca su casco.
Nadie se percató de mi presencia, rápidamente, al notar el peligro en el que nos hayamos, expando mis seis alas, desplegando miles y miles de bolitas de luz, arrogando un rayo de tranquilidad a todos los que nos encontramos en el lugar.
-Calmaos,todos tenemos dudas y estamos desorientados, pero nadie esta viendo el mayor de los problemas, nos hemos alejado de la guerra, y no sabemos en donde estamos, ahora mismo, estamos a merced de quien aquí nos ha mandado, y solo se me ocurren dos personas con el suficiente poder para crear esta situación, la primera, es nuestro todopoderoso padre, lo cual carecería absolutamente de sentido, y la segunda, es la encarnación del mal, aquella serpiente que obligo a nuestro padre a expulsar al ser humano del Edén, os hablo de Lucifer,y, dudo que quiera perderse nuestra reacción, por lo tanto, o bien nos está vigilando desde algún lugar, o bien...-Aguardo unos instantes antes de continuar, lo que estoy apunto de decir, quizÁs altere a todos.-o bien,esta entre nosotros,divirtiendose.
Vasariah se percata que Imamiah también se encontraba con ellos. - ¿También llegó a este lugar?. Tiene razón en lo que dice, alguien con un gran poder debe habernos separado del combate.
Vasariah se acerca a Imamiah y se arrodilla. - Señor Imamiah, mi espada está para servirle...
Durante la batalla había permanecido apartada, mi función allí era meramente estratégica, nunca se me había dado bien la lucha y sin embargo aquel extraño suceso me afectó como a todos los demás. Estaba flotando en aquel lugar e inconscientemente empecé a batir mis alas para sostenerme. Miré a todas partes intentando comprender qué había pasado y no fue hasta que Imamiah habló que pude comprender parte de todo aquello. No me atreví a pronunciar palabra alguna, simplemente agaché la cabeza ocultando mi rostro entre mis cabellos escarlata y crucé los brazos.
Abrí los ojos lentamente, observando el lugar en el que se encontraba, confusa. Poco después se dio cuenta de que sus hermanos estaban cerca, también tan confundidos como yo y me dedique a observar, escuchando las conversaciones.
Lo mejor es que me mantenga callada hasta que se decida que hacer...
Miro a mi alrededor, vatiendo mis alas lentamente para desplazarme de un lado a otro, en busca de cualquier amenaza que parece ya no estar ahí.
Con rápidos movimientos de mi mano derecha, muevo el báculo en distintas direcciones tratando de sacar algo en claro de todo aquello, pero cualquier acción parecía en vano.
- ¿Qué ha ocurrido? -Dije en voz alta, una vez vi que no me hallaba sola en aquel lugar.
Recogió su escudo y su espada del suelo. Había perdido la orientación cuando aquél vórtice los trasladó a aquél lugar en la nada. Su armadura estaba manchada de la batalla, su escudo abollado ante los golpes de los demonios que abrieron brecha en el Reino de los Cielos.
Contuvo la respiración mientras observaba a su alrededor y reconocía algunos de los hermanos con los que se encontraba. Al reconocer a Imamiah entre ellos agachó la cabeza en señal de respeto y volvió a inspeccionar el lugar.
-Algo nos ha apartado de la batalla ¿o acaso ésta ha acabado? No...-negó con la cabeza- eran muchos, demasiados como para contenerlos en una sola contienda...
El brazo que embrazaba el escudo acudió a dar alivio el dolor que exigía atenciones en el lateral de su torso. Poco más recordaba Uriel si apenas el principio del fragor de la batalla, el fuego, la sombra y el azufre de los infiernos.
Andariel abre sus ojos lentamente como si despertara de un sueño, no recuerda que fue lo que paso, simplemente estaba ahi sin saber ni desde cuando. Al tomar un poco mas de conciencia se da cuenta que muchos de sus hermanos estan a su alrededor, casi todos despiertos hablando entre ellos, procede a hacer una revision desde su lugar en busqueda de heridos, pero segun ve desde su posicion todos estan bien, algunos incluso gritan de enojo pero nadie de dolor, por lo cual decide quedarse donde esta hasta que recordar algo o que algo le indique porque esta en ese lugar.
¿Estan todos bien hermanos? ¿Algun herido?
Abro los ojos y me llevo una mano a la cabeza. Me encuentro aturdida, hace un momento (o por lo menos eso creo, no se cuanto tiempo habra podido pasar) me encontraba en medio de una batalla contra los demonios en una de sus tramposas emboscadas. En medio del caos una especie de vortice que al parecer nos habia succionado y llevado a este lugar.
No se muy bien que decir salvo las mismas preguntas que nos hacemos todos: donde estamos? Como hemos acabado aqui? Que debemos hacer?
Miro a todos uno a uno y compruebo que al parecer ninguno esta herido... menos mal. Quizas el tiempo fuera de aqui se haya parado y los demas esten bien.
Que es lo que deberiamos hacer ahora? me atrevo a preguntar con voz debil.
Muevo la cabeza ce un lado a otro repetidamente para ver si encuentro algo que me pueda decir dónde estamos. Tras una búsqueda nada satisfactoria me giro hacia mis compañeros.
-¿Dónde estamos? ¿Qué ha pasado? – tras una pequeña pausa sigo preguntando - ¿Y la batalla? ¿Los demonios?
Tras las preguntas que todos nos hacíamos en este momento, y que ahora no parecían tener respuesta, miro a Imamiah y pienso en las sabias palabras que dijo.
-Tienes razón, Imamiah, son los únicos seres que nos han podido traer aquí, pero ¿para qué? No me gustaría sólo pensar en el mero hecho de que se quiera divertir. Tiene que haber algo más. – respaldando la pregunta de Sheldenpon le hablo - ¿Qué es lo que podemos hacer?
Despierto Miro a mi alrededor y veo a todos, igual que a mi, descolocados y preguntandose.
Me levanto lentamente sacudiendo la cabeza, intentando pensar...¿Donde estamos?¿Que nos trajo aquí?
Asiento lo que dijeron los anteriores parlantes.
¿Todos están bien?
¿Alguien ya hizo reconocimiento de terreno? Digo,intentando dar una respuesta ante los planteos de Sheldenpon y lumiel.
Medita unos instantes, tomándose el mentón. No sé puede reflexionar mucho en tan poco tiempo, más intenta recordar los hechos previos a estar en esta nueva "dimensión". Un ataque de los demonios, una ruptura en el firmamento, un lugar desconocido, y al menos 24 ángeles*... ¿atrapados? Imamiah, quién era quizá el más sabio, o eso parecía demostrar, había hecho pública una observación que él había considerado. Sin embargo, dudaba que conocer el origen de esto le ayudase a encontrar una salida a este problema.
Extendió sus alas, y luego de clavar su enorme espada en el suelo, una silla de cristal se materializó a sus espaldas, tomo asiento, y luego un libro, tan grueso como magnífico, se formó de una esfera luminosa que apareció en la palma de su mano. Cogió una pluma de una de sus alas, y comenzó a escribir en aquél libro, cumpliendo a su función como escriba.
*Somos 24, ¿no?
Mebael había sido de las primeras en recuperar la conciencia pero había permanecido con los ojos cerrados un tiempo más, como si estuviera en trance. Estaba meditando sobre lo ocurría. No necesitaba abrir los ojos para percibir que algo había cambiado, que se encontraban de pronto en otro lugar.
Luego de unos segundos abrió los ojos y se incorporó. Ya muchos habían revisado si sus compañeros estaban bien, y así era. Escuchó entonces a Jofiel.
_No Jofiel, pero si quieres puedo acompañarte a hacerla. De todos modos no creo que eso nos diga demasiado. Ese lugar no se parece a nada que conzoca.
Al ver cómo Somiel oculta su rostro tras sus cabellos, me desplazo calmado y solemne hasta su espalda, dejando mis alas medio extendidas y observando a los presentes.
-Por ahora parece que todos estamos bien físicamente, aunque parece que la hermana Somiel está compungida.
Y tras mis palabras, guardo silencio, sin moverme de mi posición, como un custodio.