Partida Rol por web

Herido de muerte con ese tuvo clavado en tu cuerpo, con mucho dolor apuntas al sujeto mientras ves como el bicho enorme y feo ataca a la mujer, la cual, cuando la vez no puedes creer lo que ocurre. Esta chica  casi no la puedes ver, ataca tan rápido que verla pelear junto  al sujeto es como ver un rayo de luz. Disparas al mismo tiempo impactando al sujeto en la cabeza, pero cuando crees que tu disparo  ha acabado con él ves algo que tardas en entender, como las balas salen de su cuerpo y comienza a sanar.

De manera casi demente por el miedo sigues disparandole, mientras la mujer con algo que  no sabes diferenciar que es le golpea con mucha velocidad.

Es entonces que casi como si  se tratara de una licuadora ves como este ser esta siendo cortado, hasta qué de un golpe seco que a penas alcanzas a distinguir  la mujer lo degolla.

La mujer estaba con las ropas llenas de sangre pero casi sin rasguños. Mira el cuerpo del sujeto en el suelo y patea su cabeza con fuerza, luego se te acerca.

Mmmm no te ves bien...

Y evidentemente no lo estabas, te sentias morir.

Fue una gran satisfacción ver como el... ¿doctor? caía al suelo y empezaba a empaparlo con su sangre mientras boqueaba buscando aire en medio de su agonía.

Lo más desagradable era ver como su sangre y la mía, se mezclaban en un inmenso charco en el suelo. Aún en mi estado, me resultaba nauseabundo: ¡Qué desperdicio de sangre!

¡En fin! Al menos antes de morir, creí haber recuperado algo de mi dignidad perdida habiendo ayudado a aquella muchacha a derrotar a aquel engendro.

Dejando aparte el insignificante detalle de que me estaba muriendo, mi situación era de lo más incómodo: Atravesado por aquel enorme trozo de cristal, lo que quiera que dentro de mi cuerpo se había destrozado me dolía terriblemente y luchaba por mantenerme en pie para que el cristal no acabara partiéndome por la mitad... Pero también notaba como cada vez estaba más débil. Sin duda la pérdida de sangre, tenía bastante que ver en ello.

Intenté "desclavarme" de aquel horrible trozo de muerte pero cada vez que me movía, los dolores se hacían insoportables.

La muchacha se acercó a mí e hizo gala de un ácido humor muy parecido al mío:

- Mmmm... No te ves bien... -me dijo-

La miré a los ojos y sonreí, lo cual me provocó algo de tos que me hizo esputar sangre.

-Si... He tenido días mejores -acerté a decirle- Creo que en muy poquito, dejaré de molestarte ¡cof! ¡cof!... para siempre... ¡COF! ¡COF! ... Aún así... Te agradezco que intentaras ayudarme y al menos hayas podido evitar que... -tuve que parar de hablar para permitirme expulsar un vómito de sangre- haya acabado de cobaya de esa gentuza -el sabor a sangre inundaba mi paladar- Gracias por todo...

Sentía que me mareaba y que las piernas me fallaban: Ya no quedaba demasiado para bajar el telón definitivamente.

Puedo ayudarte- dice ella- estas muriendo, y podría ayudarte a continuar tu vida de manera diferente, mis amigos y yo  buscamos atacar a seres como este  hijo puta, pero para hacerlo hemos tenido  que hacer sacrificios, ya te diste cuenta que no somos normales, el problema es que tu vida cambiará para siempre, y no sé si tienes cosas pendientes que solucionar o  decides morir ahora...

Sientes que el piso tiembla como si hubiera existido una explosión

Decide pronto.... te queda poco tiempo.

La miré con unos ojos que cada vez me costaba más mantener abiertos:

- ¿Acaso eres una bruja o algo así? -Le dije recordando como se había movido en su lucha con aquel bicho con forma de doctor- ...Porque me parece que esta mierda no la soluciona ningún médico por muy virguero que sea.

Humedecí mi lengua. Tenía la boca como un estropajo: Mi pérdida de sangre comenzaba a ser excesiva y de un momento a otro, mi organismo podía fallar por completo.

Escucha nena... Como puedes ver, yo ya no tengo nada más que hacer aquí. Estoy bien jodido, así que si tienes unas tiritas y algo de agua oxigenada para curarme este rasguño, te lo agradeceré infinitamente.

Resultaba curioso que aquel humor cínico que siempre había practicado, siguiera absolutamente intacto y gozando de buena salud. Quizás era lo único que me quedaba incolume. Miré a la muchacha y le sonreí mientras sentía que poco a poco iba perdiendo la conciencia. Las heridas empezaban a dejar de doler y el cansancio... Desaparecía lentamente... Recordé que a morir desangrado, lo llamaban "la muerte dulce"... Parecía que esa era "la china" que me habia tocado a mí.

Bueno, pero primero de eso- te sonríe un poco, hay que hacer algo necesario- y al decir esto sientes un  gran dolor producto de que ella con una fuerza sobrehumana  te halara y te sacara el tubo del cuerpo.

Un grito agudo sale de tu ser  sintiéndote morir, pues evidentemente podías ver la sangre que  recorría el suelo signo de una hemorragia.

Recuerda que tú lo has pedido

Dice la mujer mirándote a los ojos, y luego abrazandote, en ese momento sientes como algo se clava en tu cuello, más que ser una experiencia dolorosa es una sensación muy agradable, pero a la vez, por la hemorragia y todo sientes que estas perdiendo, que te estas muriendo, ella te mantiene, mientras el dolor poco a poco se va haciendo nulo, pero a la vez débil..

Justo cuando piensas que estas viendo lo último de lo que queda de vida ella te da de sus propia sangre cortándose la muñeca.

En ese momento sientes dolor en el cuerpo, es generalizado, algo que nunca pensaste vivir y  caes inconsciente.

Despiertas, y a tu lado hay un hombre muerto. Es uno de los guardias que les cuidaban, entre confusos recuerdos  sientes que fuiste tú quien le diste muerte, quien en un ataque animal te alimentaste de él.

YA despertó!- dice un hombre  que para ti es desconocido-es mejor que nos vayamos Zirena, ya tu nuevo chiquillo esta moviéndose y necesitamos salir de aquí antes de que las tuberías del gas exploten…

Ya sé- Dice ella  levantándote- Vamos,  sé que estas cansado pero deberás hacer un esfuerzo para salir, luego te explicaré todo.

Y   andando por  un pasillo,  ves a más hombres y mujeres que te ayudan a salir y entrar en un camión. Estaba pronto amanecer, pero tú no verías el sol de ese día, ni de los próximos,  había comenzado tu no vida, ahora eres un caminante de la noche.

FIN