Partida Rol por web

Antima

SANDRA LYONS

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22/03/2016, 17:09
Director

El hombre sigue mirando el arma mientras respondes a sus preguntas. Cuando conviertes el extraño artefacto en una moneda de cambio sus ojos centellean y una media sonrisa aparece en su rostro.

- De acuerdo, nos encargaremos de que puedas llegar a un asentamiento.

Se gira y da unos pasos hacia la puerta, varios metros sobre esta el ballestero continúa apuntándote como si fueses una pantera a punto de saltar sobre su compañero.

- Traed suministros para un día de viaje, algo de abrigo y un arma.

Al mencionar el arma hace un gesto con la mano que no llegas a ver. No parece haber respuesta del interior hasta que aparece un adolescente con un bolso bandolera, se acerca a ti y te lo entrega.
En el interior puedes ver un par de botellas de cristal cerradas con un corcho, contienen agua bastante limpia en comparación con lo sucio que parece estar todo en este lugar.
Ademas de las botellas hay una hogaza de pan con algún tipo de semillas o cereales y lo que parece ser cecina de origen desconocido.
Tapando todo hay lo que parece ser una túnica negra de lana, apuestas a que abriga bastante.

En cuanto tomas el bolso el muchacho te tiende un machete, la hoja esta roma y el oxido ha invadido casi todo el metal, pero servirá como defensa y herramienta.
El chico vuelve corriendo al interior y el hombre con el que has negociado te habla casi desde la puerta.

- Continúa andando en esa dirección, - señala hacia lo que crees es el Este - y encontrarás un camino. Lo sigas en la dirección que lo sigas te llevará a pueblos libres. No deberías tardar mas de un día, no te alejes del camino o lo perderás, hay muchos tramos en los que no es del todo visible. Buen viaje, extranjera.

El hombre se queda en la puerta, tanto él como el tipo de la ballesta se quedan esperando tu respuesta y/o tu marcha.

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22/03/2016, 23:29
Sandra Lyons
Sólo para el director

 

Mm… Al parecer el trato no había sido tan ventajoso como ella creía. Según recordaba de lo que había dicho aquel hombre, el arma que había intercambiando, “no era un arma cualquiera, incluso dentro de un clan”. Sandra se imagino que significaba que se trataba de algún tipo de arma especial, probablemente de buena calidad o quizá algo rara de ver, pero a fin de cuentas las cosas no habían salido nada mal.

 

Para empezar, la habían dejado ir. Tenia agua, comida y un bolso, además de indicaciones hacia “pueblos libres” y le habían dado un machete. Claro que parecía que lo habían sacado de un bote de basura, pero no importaba mucho. De cualquier forma, no habría sido capaz de darle buen uso al bate aquel. Demasiado pesado y difícil de maniobrar para ella. Un machete, oxidado y todo, era mas de su estilo. Ligero, fácil de utilizar. Quizá con algo de limpieza, raspándole todo el oxido y sacándole filo, podría servirse mejor de el. Y si no, ya encontraría algo mejor con que reemplazarlo.

 

O al menos eso esperaba. Ya no estaba en su mundo, por lo que a menos que ese objeto que llevaba colgando alrededor del cuello valiera una fortuna, tendría que trabajar para ganarse la vida. Probablemente como sirvienta o campesina o algo por el estilo. Valiente destino para la supuesta “salvadora”, aunque en realidad nunca se había considerado como tal, así que dadas como estaban las cosas…

 

Sandra dejo de pensar para si misma, sonrío ligeramente y de medio lado a los desconocidos, como queriendo decirles “ya se que me han estafado vilmente con este machete de porquería, pero me da igual”.  Enseguida se envaino la hoja en el cinturón, tomo su bolso/camisa con las bayas que había recogido y empezó a andar siguiendo el rumbo que le habían indicado, diciendo simplemente:

 

- De acuerdo. Gracias su ayuda. 

 

Seguramente los tipos se estarían riendo por dentro de la tonta extranjera, pero eso le importaba poco a la chica. Lo único que esperaba era que no la hubieran engañado respecto al rumbo a seguir y fuera a parar a alguna región llena de criaturas peligrosas o de saqueadores.

 

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24/03/2016, 11:31
Director

Recoges tu recién adquirido botín y te marchas. Escuchas a tu espalda como se cierran las ventanas y el pesado sonido de la puerta regresando a su posición original.
Puede que el trato de haya sido del todo justo, pero ahora tienes agua y comida para poder viajar. Cosa que haces de inmediato.

Durante tu camino observas cada montaña y colina en busca de ventanas o puertas o cualquier signo de civilización, sin embargo ese lugar parece ser el único en aprovechar la geografía de la zona.
Caminas varias horas y el calor comienza a ser un problema, tu ropa no está hecha para viajar por un lugar desértico con escasas sombras. Administras el agua que te han dado, la primera vez que lo pruebas notas una pureza muy superior a las mejores aguas embotelladas de tu mundo. Aún así no solucionará tus problemas si se acaba.

Encuentras algunos lagartos, pequeños y escurridizos, que se esconden debajo de las piedras o se ocultan en las grietas del suelo. Apuestas a que si sacudes uno de los escasos matorrales saldrán todo tipo de insectos, aunque te tienta hacer la prueba lo desestimas al observar lo que parece ser una especie de escorpión con dos colas y dos aguijones.
Desde entonces miras menos el paisaje y prestas más atención a donde pisas.

El sol comienza su descenso cuando llegas al camino que te dijo el hombre de la montaña. Va de norte a sur, y viceversa, para perderse entre las colinas y los distintos desniveles de la zona.
Se trata de una carretera, el asfalto está abierto y casi borrado por la erosión. Muchas partes directamente no son visibles y cualquier rastro de pintura ha desaparecido.
A medida que te acercas comienzas a oír un ruido, se va haciendo mas fuerte mientras se aproxima y jurarías que se trata de un motor.
De repente aparece una moto, o lo que se podría considerar una moto, procedente del sur. Por cada lado sobresalen un par de alforjas llenas de chatarra y donde debería haber un foco ves una lanza de metal de poco mas de metro y medio.
Es pilotada por una figura de negro, parece ser una de esas armaduras de un material desconocido. No ves su cara a causa del casco con cuernos que lleva.
En cuanto se percata de tu presencia acelera y saca de un lado de la moto una espada. En unos segundos llegará a ti.

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26/03/2016, 18:00
Sandra Lyons
Sólo para el director

 

Caminar y caminar. Sandra ya llevaba la mayor parte del día haciendo eso y comenzaba a sentirse bastante cansada, sobre todo porque rara vez había tenido que andar tanto, llevando consigo una carga que, por más ligera que fuera parecía aumentar de peso con cada hora que pasaba y sobre todo, con ese calor infernal.

 

Cada vez estaba más convencida de que aquellos cretinos de la torre, bunker o lo que fuera en la cima de la colina la habían enviado en la dirección que menos le convenía. Algo así como:  “Vamos a decirle a esta estúpida extranjera que vaya por el desierto, a ver cuanto dura”.

 

 

¡Si ya lo suponía ella, al ver como el territorio se iba volviendo cada vez más seco y árido! ¡Tendría que haber seguido su corazonada y haber ido en otra dirección! Pero eso ya no tenia remedio. Por el momento, seguiría aquella maldita carretera semienterrada y agrietada, con la esperanza de que al final si existieran los dichosos “pueblos libres”. Pero si al final del día resultaba que no era así, no habría mas remedio que volver sobre sus pasos y encaminarse hacia otro rumbo.

 

Por lo poco que podía ver de los animalejos, las personas y el mundo en general, este se parecía bastante al suyo. Claro que después de una guerra nuclear o algo por el estilo. Las vestimentas más acorazadas, los transportes de chatarra, las plantas y animales, semejantes pero a la vez con sutiles cambios. Como que los escorpiones tuvieran dos colas. Al menos no eran gigantes como en fallout, o ya estaría muerta…

 

Y hablando de morir… Ahí venia por el camino un saqueador. El corazón de Sandra volvió a dispararse, pero el cansancio acumulado durante el día y las funestas perspectivas de seguir en aquel mundo le hicieron dudar. ¿Por qué no simplemente dejar que aquel salvaje la matara y ya? No es que le esperara algo mucho mejor, después de todo. Errar de un sitio a otro, conseguir algún trabajo en un pueblo primitivo y terminar sus días ahí…

 

- Bah, que mas da… - se dijo Sandra con desanimo, quedándose quieta y esperando el tajo del saqueador. Pero en el fondo, era demasiado cobarde para dejarse matar, así que cuando el tipo en la motocicleta estuvo mas cerca, hizo lo único que se le ocurrió y le arrojo su “costal” con bayas a la cara con toda su fuerza. 

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27/03/2016, 13:04
Director

Cuando el motorista se encuentra a escasos metros de ti arrojas tu improvisado costal contra él. La velocidad se encarga de hacer el resto y tu bolsa de comida impide su visión lo justo como para que no pueda terminar su ataque.
Aún así pasa a escasos centímetros de ti y en lugar de golpearte con la espada lo hace con el brazo, su codo impacta con violencia contra tu rostro tirándote al suelo.

Un fuerte dolor invade tu cabeza, no solo por el golpe que te ha dado si no también por la caída. Te sientes mareada durante unos segundos y te quedas en la arena, mirando hacia un cielo increíblemente azul y sin una sola nube.
Cuando logras estabilizarte te llevas la mano a la ceja izquierda, en cuanto te tocas sabes que tienes una herida abierta y la sangre en tus dedos lo confirma.
No posees un espejo para mirarte pero te imaginas el aspecto que debes tener.

Al ver que el motorista no viene a rematarte te levantas. Lo encuentras tirado en el suelo, inmóvil y boca abajo. Su moto parece haberse arrastrado varios metros más que él en vista del rastro que ha dejado.
Supones que el impacto lo ha desestabilizado a él también y ha terminado cayendo, en su caso la velocidad ha jugado en su contra llevándose la peor parte.

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28/03/2016, 01:09
Sandra Lyons
Sólo para el director

Generalmente Sandra no era una persona que recurriera a la violencia. De hecho, se podría decir que toda su vida se la había pasado evitando riesgos, tomando precauciones, dejando que los bullys la fastidiaran, permitiendo que la gente le viera la cara de tonta… Todo con tal de evitar entrar en conflictos y llevada por el miedo. Toda su vida saturada de miedo. Al dolor, a la muerte, a la violencia, al ridículo, a la gente…

 

 

Pero había ocasiones en las que Sandra no podía más. Situaciones que la hacían estallar y asombraban a quienes la conocían, al ponerse totalmente rebelde y fuera de control, como si fuera otra persona. La ira le nublaba la cabeza y entonces solo podía hacer una cosa. Gritar y destrozar hasta que se le pasaba.

 

 

Fue así que la chica se levanto del suelo sintiendo como crecía esa sensación en su pecho y cabeza, el calor latiéndole en las sienes, la furia, las ganas de hacer que aquel maldito se arrepintiera de haberla fastidiado. El dolor de la herida o la sangre le importaban poco en ese momento. Todo lo que quería era su venganza.

 

 

 Sin detenerse a pensarlo demasiado, Sandra saco su oxidado machete del cinturón y corrió hasta donde estaba el saqueador. Aunque completamente furiosa, no era del todo estúpida. Primero se aseguro de quitarle aquella espada y de empuñarla ella, buscando con la mirada otras armas en el cuerpo del tipo, antes de comenzar a patear con toda la saña y rabia del mundo a aquel infeliz, haciendo que le llovieran golpes en las costillas, el estomago y la entrepierna, mientras gritaba enloquecida:

 

 

- ¡Grandísimo hijo de puta!  ¡Perro asqueroso!  ¡Mierda!  ¡Pedazo de porquería!  ¡Animal!

 

 

Cada insulto iba seguido de una serie de patadas, hasta que Sandra se canso lo suficiente para recobrar un poco el sentido. No sabia si ese tipo tenia amigos por ahí o si se repondría, así que en cuanto pudo pensar con un poco de claridad, corto a machetazos y espadazos algunos tubos de la motocicleta, pinchándole también los neumáticos.

 

 

Después se aseguraría de que el tipo no podía atacarla. Si el saqueador estaba inconsciente lo ataría con su propio cinturón, cables o lo que encontrara. Si estaba solo herido, revisaría sus cosas a ver si algo le era de utilidad antes de largarse de ahí. Y si estaba muerto, podría desvalijarlo con más tranquilidad. 

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29/03/2016, 01:34
Director

Los golpes parecen sacar de la inconsciencia al motorista, quien parece realmente herido pese a no tener heridas visibles.
Te haces con la espada, su manufactura no es precisamente exquisita y su estado es ligeramente mejor que el machete que posees.
Finalmente el hombre, a tenor de los gemidos de dolor que ha emitido, vuelve a perder el sentido y se queda inmóvil. Lo atas con su propio cinturón y te dedicas a saquear tanto a él como a su moto.

En las alforjas de la pesada moto encuentras una cantidad ingente de chatarra de todo tipo. Muchas piezas mecánicas y engranajes, tornillos por decenas y lo que parecen ser puntas de flecha de acero. Nada de lo que lleva parece moderno, aunque algunas cosas si lucen como nuevas. El peso total es demasiado como para llevarlo encima y no eres capaz de determinar si algo de eso tiene valor y, de tenerlo, qué es lo mas valioso.
Lo que si encuentras útil es una botella con agua algo turbia y lo que, por el olor, se podría considerar una cuña de queso.

El hombre, además de algunos huesos rotos, lleva un casco con cuernos. Los cuernos realmente parece ser de algún animal parecido a una vaca, aunque han sido pulidos y afilados.
Bajo el casco encuentras el rostro de un hombre que alcanza por poco la treintena, su pelo es tan oscuro como sucio y su cara está afeitada de forma bastante tosca.
La armadura negra, ahora rayada y manchada de polvo, está hecha de un material duro y flexible al mismo tiempo. Se compone de dos piezas para el torso, delantera y trasera, y otras dos por cada brazo separadas por el codo.

No parece llevar nada mas hasta que ves algo en su muñeca. Atado con un improvisado cable porta lo que parece ser una pequeña esfera azulada, como si fuese una canica pero de un tono mate que impide ver el interior. Desconoces si es un simple abalorio o realmente se trata de algún tipo de tecnología.

Cuando terminas de sabotear la moto te percatas de que carece de deposito de combustible, en su lugar lleva un extraño tubo plateado que emite un ligero zumbido cada vez más débil. Seguramente era lo que sonaba como un motor, aunque ahora el ruido es muy diferente. Desmontarlo sin herramientas es imposible, aunque si se trata de un tipo de fuente de energía de poca utilidad podría serte en este momento.

Una vez has concluido te sigue esperando la carretera. Puedes optar entre norte y sur. La única información que posees es que en ambas direcciones hay algo denominado pueblos libres y que el agresivo motorista vino del sur.

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30/03/2016, 21:38
Sandra Lyons
Sólo para el director

 

Después de atar al tipo aquel y de haber sacado su furia y frustración con el, Sandra se puso a trabajar rápidamente, revisando todo el equipo del saqueador luego de haberse asegurado de que estuviera bien sujeto y desarmarlo para que no pudiera atacarla, aunque en su estado, eso no parecía muy probable.

 

 

- A ver, a ver.  Puntas de flecha y tornillos, me los llevo. Deben valer algo en esos pueblos. La esfera azulada atada a su muñeca, también. Además de su espada, el agua y las protecciones para los brazos. El resto, que se lo quede – iba diciendo la chica para si, seleccionando solo unas pocas cosas de las que llevaba aquel sujeto para no sobrecargarse demasiado, si realmente iba a tener que cruzar un desierto para llegar a alguna parte.

 

 

Una vez concluida su tarea, Sandra fue a recoger lo que quedara de sus bayas, tirando el resto al suelo y volviendo a ponerse la camisa, manchada y todo. Era mejor que llevar puesta la chamarra con aquel calor, aunque quizá dentro de poco, al anochecer, la necesitaría, junto con la manta. Guardo todo lo que pudo en su bolsa y si podía, usaría alguna de las alforjas del bandido.

 

- Muy bien. Ahora solo queda ver hacia donde ir – pensó en voz alta la muchacha, tratando de poner sus pensamientos en orden y de recordar todo lo que había visto y escuchado desde el momento en el que había sido traída a este extraño mundo.

 

 

- Primero el castillo en la montaña. Montañas y más desiertos alrededor. Dijeron algo de llegar a una fortaleza, pero no se donde esta. Baje por el cañón laberintico. A la izquierda, un valle con enemigos…

 

 

- La montaña rocosa quedo detrás. La colina casi desértica con el bunker. He ido caminando hacia el… ¿este? Y a un día de camino… Los pueblos libres. La carretera va de norte a sur y este saqueador vino del sur... O sea… - concluyo Sandra, mirando hacia el norte. Debía seguir el camino, eso se lo habían dejado claro. Si se salía, lo perdería. Así que iría por la ruta hacia el norte.

 

- ¿Y que hago con este tipo? ¿Matarlo? Obviamente el no tenia problemas con rajarme la garganta, pero… No me veo capaz de matar a alguien así, a sangre fría – pensó Sandra.

 

- Quizá podría tratar de sacarle algo de información, pero no creo que pudiera creer lo que me dijera. Y puede que tenga amigos que lo busquen. No. Mejor me largo de aquí cuanto antes y busco un sitio elevado donde dormir – concluyo la muchacha, limpiándose la herida con un poco de agua y un trozo de tela arrancada de las ropas del saqueador a punta de espada, antes de reiniciar su viaje, procurando alejarse deprisa de aquel sitio y no dejar huellas, siguiendo el asfalto. 

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01/04/2016, 11:35
Director

Con el motorista inmóvil e inconsciente coges todo lo que puedes de sus posesiones. La chatarra pesa bastante de modo que solo llevas aquello que crees es valioso.
Una vez cargada optas por ir hacia el norte, alejándote así del punto de origen de tu frustrado agresor.

El camino se hace largo y aburrido, a tu alrededor el paisaje apenas cambia aunque poco a poco ves más plantas diseminadas por el terreno y algún que otro animal al que logras encontrar la similitud con los de tu mundo.
El golpe en la ceja te duele y cuando te tocas tienes la impresión de que está ligeramente hinchada, aunque no tienes un espejo para mirarte. Al menos no sangra más.

El sol comienza a ocultarse tras las erosionadas montañas y comienzas a buscar un lugar donde pasar la noche. Mientras te acercas a una pequeña montaña observas una bandada de aves sobrevolar una zona en círculos. No ves el suelo debido al desnivel, pero cuando alcanzas el cambio de rasante de la carretera descubres lo que crees que estabas buscando.

A un par de kilómetros, justo donde lleva la carretera, se encuentra lo que podría considerarse una ciudad. No es precisamente una gran urbe pero desde luego no se trata de unas ruinas o una cueva en la montaña.
Parece que la carretera atraviesa el lugar y después continúa hacia el norte, el asfalto llega hasta una gran puerta de metal montada sobre lo que parece el chasis de un autocar.
Formando un perímetro casi cuadrado la ciudad está rodeada por un muro mezcla de chatarra y enormes carteles publicitarios de carretera.
Gracias a tu posición elevada puedes intuir el interior por encima de los muros. A cada lado de la carretera hay muchos edificios de ladrillo de apenas un par de pisos, la mayoría parecen tiendas a tenor de las ventanas y escaparates que poseen.
A ambos lados y por detrás de esas tiendas se ha formado un asentamiento con chabolas de chapa y madera, tiendas de campaña, remolques de camión y contenedores rehabilitados como viviendas.

Aunque el movimiento por la ciudad es escaso, al menos lo que puedes ver, calculas que deben vivir unas cien personas en el lugar.
Junto a la puerta hay una torre de vigilancia, puedes ver a una persona allí con un arma que no logras identificar pero que, por lógica, debe poder atacar a distancia.

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01/04/2016, 22:59
Sandra Lyons
Sólo para el director

-¡Por fin!  Después de uno de los peores días de su vida y de la que bien podía ser la caminata mas larga y extenuante de su existencia, (al menos hasta el momento) Sandra avisto lo que tenía que ser uno de esos pueblos libres.

 

 

La sola idea de poder sentarse en algún sitio, beber uno o dos litros de agua y llevarse algo a su estomago hambriento la hicieron apresurar el paso. Pero después de todo lo que le había ocurrido en las últimas horas, la joven se obligo a aminorar el paso y tomárselo con cautela.

 

 

Estas gentes seguramente serian tan paranoicas como las que había encontrado antes, así que debía proceder con mucho cuidado si no quería ser abatida por aquel guardia. Por lo tanto, después de pensarlo un poco Sandra decidió utilizar la estrategia más “inofensiva” que pudo concebir.

 

 

Avanzo por el centro de la carretera, caminando lentamente y manteniendo las manos ligeramente levantadas y separadas de su cuerpo, dejando claramente a la vista que no portaba ningún arma en ellas. Después, en cuanto pensó estar al alcance del odio, grito en voz alta:

 

 

-¡Hey!  ¡Aquí!  - para llamar la atención, añadiendo enseguida:

 

-¡Si, ya se!  ¡Extranjera y con ropa extraña!  ¡Pero no soy saqueadora, ladrona, mercenaria ni nada de eso y no tengo intenciones de hacer ningún daño!  ¡Solo busco un sitio donde dormir  y hacer algo de trueque!  ¿Vale?

 

Después de eso, la joven se paro a cierta distancia todavía, esperando la respuesta de la gente de aquel lugar. 

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03/04/2016, 00:34
Director

A medida que te acercas vas viendo que las murallas son mas altas de lo que parecía desde lejos. Calculas que miden entre cuatro y cinco metros de altura, de hecho al no ser recta seguramente haya zonas con un metro de diferencia entre sí.

Anuncias tu llegada y tus intenciones a lo que el guardia te responde encogiéndose de hombros.

- No me preocupa el daño que puedas hacer, de hecho es más bien al revés.

Tras su comentario se gira negándote cualquier opción a réplica, hace un gesto a alguien que no ves y las ruedas del chasis que sostiene la puerta comienzan a moverse lentamente. Apenas se desplaza un metro, lo justo para que pases.
En cuanto entras comienzan a cerrar la puerta, aunque tu estás mas atenta al lugar que acabas de descubrir.

Tal y como se veía desde la lejanía el asentamiento se aglomera a lo largo de un tramo de carretera. Tiene aspecto de ser un viejo pueblo en mitad de la nada, algo así como un punto de descanso para viajeros. El resto se añadió después usando chatarra y el material que irían encontrando por la zona.

En un primer vistazo identificas un par de bares, por el ruido que sale del local parece están concurridos.
Los demás locales son tiendas cuyos carteles hechos a mano especifican claramente su negocio más que su nombre. Es entonces cuando te das cuenta de que puedes entender lo que pone, algo que no te extraña tanto cuando todo el mundo parece hablar tu idioma.

Hay una sastrería con un maniquí parcialmente quemado luciendo lo que parece ser un mono de trabajo remendado.
También ves una herrería, un empleado está fabricando puntas de lanza frente al establecimiento a base de martillazos sobre un yunque.
Sobre un local oscuro pone literalmente "tienda de trastos". Aunque te haces una idea de lo que puede albergar no lo descubrirás hasta que entres.
Casi seguidos hay tres puestos de comida, uno vende carne procedente de la caza. Otro frutas y verduras sacadas de quién sabe donde y con un aspecto bastante malo. El tercer puesto ofrece cecina y un alcohol que destilan en un local cercano.
Al fondo ves una cruz de color verde, entiendes que se trata de algún tipo de médico o farmacia o algo relacionado con la salud.

Al estar anocheciendo muchas tiendas están empezando a recoger para cerrar. La hora tampoco ayuda a que la gente pasee por la calle, la cual está apenas iluminada por las velas y lamparas de aceite de las tiendas y las escasas que hay repartidas por las fachadas.
La única seguridad que ves se encuentra en las entradas, en ambas hay un guardia vigilando y otros dos encargados de abrir y cerrar la puerta. Todos armados y atentos.

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05/04/2016, 21:13
Sandra Lyons
Sólo para el director

 

Todo un pueblo vaquero. Peligroso para los forasteros – se dijo Sandra, equiparando lo que había visto desde afuera y lo que ahora tenia ante si, con esos pueblos de las películas del Oeste, en los cuales el camino pasaba por la mitad y a los costados se encontraban los negocios principales. Así que lo que estaba detrás de ellos debían ser las casas de los habitantes de aquel sitio.

 

Al menos por una vez, no le habían dado ninguna importancia a su aspecto, asi que eso le hacia suponer que mucha gente pasaba por ahí y estaban mas acostumbrados a los extraños. Pero la advertencia del guardia no le paso desapercibida. Probablemente, nadie ahí movería un dedo si se veía en problemas y una espada no seria demasiada disuasión en sus manos frente a alguna banda de maleantes o busca pleitos locales, sobre todo si se daban cuenta de que no era ninguna guerrera o asesina. Aunque quizá el golpe en su rostro y su camisa sucia le dieran mas aspecto de tipa ruda. O de pordiosera. ¿Quién podía saber como pensaban estas gentes?

 

 

Pero al parecer, no conocían la electricidad, aunque si habían existido carteles publicitarios en las carreteras y vehículos. O sea, que quizá la habían tenido en algún momento. Pero en fin, lo primero era conseguirse un arma a distancia fácil de usar. Una pistola o un revolver, por ejemplo.

 

 

La primera parada de Sandra fue por tanto, la armería. Vio al sujeto que fabricaba puntas de lanza y echo un vistazo a su local. Si todos tenían espadas, hachas, ballestas, lanzas y demás, quizá su idea de un arma de fuego no tenía fundamentos. Pero había que intentar. La chica rebusco con la mirada, esperando ver algún objeto del tipo que deseaba encontrar. Si no lo había, le diría al herrero, armero o lo que fuera:

 

 

-¿Qué tiene para atacar a distancia? No quiero un arco ni una jabalina. Una ballesta ligera o algo con… ¿balas? – dijo, casi musitando la ultima palabra. - ¿Y que pide a cambio?

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08/04/2016, 18:01
Director

Al aproximarte a la herrería descubres un peculiar olor a hierro fundido, algo que nunca habías tenido al ver un comercio así en películas o libros.
El hombre en el yunque no está lejos del típico herrero, debido a su trabajo luce unos brazos fuertes y un torso ancho, pero el resto de su cuerpo es delgado como el de la mayoría de habitantes. Desde luego la comida no abunda o todos se mantienen en forma de alguna manera.

- ¿Algo con balas? Por supuesto, cómo no. Solo serán veinte mil monedas ¿Desea entrar y elegir el modelo?

Antes de que puedas responder el hombre vuelve a hablar, dejando claro que hablaba de forma irónica.

- Por cien monedas puedes llevarte una ballesta, - dice más serio sin dejar de hacer su trabajo - no es la mejor que tengo pero apuesto a que no llevas mucho más encima.

Termina una punta de lanza y la pone a la escasa luz que queda para verla mejor. Después entra en la tienda y la arroja a un cubo llena de ellas.
Dentro puedes ver cajas enteras llenas de flechas y virotes, parece que se venden mucho. También hay diversas herramientas, algunas con mejor acabado que otras, y una colección de espadas de distintos tamaños.
Detrás del mostrador, lejos del alcance de los clientes, hay una vitrina exponiendo lo que parece ser un arma de fuego. Si bien es más parecido a un mosquete, tiene algunos añadidos en su mecanismo que no terminas de comprender.

Con más calma, y preparando todo para cerrar la tienda, el herrero vuelve a hablarte.

- Dime cuanto tienes y veré que puedo ofrecerte. Si me traes algún arma valiosa podemos hacer un trueque, aunque te recomiendo un cuchillo para las distancias cortas.

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09/04/2016, 01:14
Sandra Lyons
Sólo para el director

 

- Vaya… ¿Con que así de escasos están de armas de fuego y pólvora, eh? Mm… En Fallout todo el mundo tiene armas y balas para comerciar. No puede ser tan difícil fabricar una. ¡Si hasta los saqueadores tenían esas pistolas de tubo y demás…! - comienza a decir Sandra, distraída con la visión de tantas armas juntas, la novedad del olor del metal siendo trabajado y el aspecto de esa arma rara en la vitrina.

 

 

- ¿Qué es eso? ¿Algún tipo de fusil Steam-Punk? – inquiere la chica, aunque no es que espere una respuesta satisfactoria del herrero. Como el hombre se ve dispuesto a cerrar muy pronto, Sandra se encogió de hombros y saco todo lo que quería cambiar, las puntas de flechas, el machete oxidado, los tornillos y las tuercas. Aun no sabía si quería cambiar esa pulsera con la esfera azul que le había quitado al tipo de la motocicleta.

 

 

Todavía no tenia idea de que era, si los locales aceptaban eso como moneda o si con solo verla se pondrían locos, así que primero reviso al hombre discretamente de pies a cabeza para ver si el tenia alguna cosa parecida.

 

 

- Olvídelo. No quiero una ballesta. Muy lenta de recargar y además, no tengo mucha experiencia con ellas. Mejor un par de cuchillos y dígame que podría darme por lo demás – respondió al herrero. 

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10/04/2016, 14:49
Director

El herrero te mira indignado tras tu comentario sobre su arsenal.

- No se donde está ese Fallout del que hablas, pero aquí solo hay metal. Sin pólvora no hay balas, ¿y si no hay balas para que demonios quieres un arma de fuego? La munición costaría más que todo lo que tengo aquí.

El hombre entra y sale de la tienda para guardar todo el material que tiene en la calle. En cada viaje te va respondiendo.

- ¿Steam-que? Es un rifle de iones, ya sabes, de esos que empezaron a fabricar cuando se terminó la pólvora. Aunque no eligieron un modelo muy actual para ser adaptado, pero al menos sirve como reliquia.

Cuando termina de recoger se acerca al mostrador para ver todo el material que ofreces. Lo separa con la mano y después lo pesa en una vieja bascula de aguja. Mientras tanto revisas su aspecto, carece de cualquier cosa parecida a la pulsera que recuperaste del motorista. A priori no parece nada común.

- Aquí hay mucho material mezclado, algunas aleaciones son pobres y no podré sacar mucho de ellas. Las puntas están bien, el machete está hecho una mierda y servirá de mucho.

Se da la vuelta y saca de un cajón un par de puñales con la hoja curva de un palmo de largo.

- Ligeros, fáciles de ocultar y rápidos de usar. Servirán para defenderte. Te los cambio por todo esta morralla y salgo perdiendo, valen veinticinco monedas cada uno, si no los quieres te doy cuarenta por todo lo que has traído.

El herrero te mira con impaciencia, está claro que quiere cerrar la tienda cuanto antes.

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11/04/2016, 00:07
Sandra Lyons
Sólo para el director

 

- ¡Joder, un rifle de iones! ¡Como los que usan esos pirados de la Hermandad del Acero! - replica Sandra atonita al escuchar la respuesta del herrero. Habia creido que esta gente estaba por debajo del nivel tecnologico de su propio mundo, pero quiza era justo lo contrario. Como fuera, tenia que cerrar el trato y preguntarle algunas cosas al hombre antes de que este cerrara del todo su negocio.

 

- Disculpe, no pretendia ofenderlo - intento calmar al hombre para continuar con su negocio. - Me llevo una de las dagas, se ve que me sera util. Quisiera las dos, claro, pero no tengo mucho y aun tengo que encontrar un sitio para pasar la noche. A menos que esta cosa, que no tengo idea de que es, valga algo para usted - decidio arriesgarse la chica, mostrandole disimuladamente la gema azul que llevaba el saqueador de la motocicleta.